Wikipedia

Search results

Showing posts with label Confusión política. Show all posts
Showing posts with label Confusión política. Show all posts

Tuesday, November 29, 2016

Confusión política y deterioro económico


"Nuestro país se destacó en el pasado por superar a Latinoamérica y ello le permitió un salto en el bienestar general. Hoy está entre el montón, sobrepasado o a la par con países como Colombia, Perú, Uruguay y México..."









Image result for cowboys and cattle

Las marchas y contramarchas de las políticas del Gobierno y la opinión unánime respecto del lento avance de nuestra economía hoy y en el futuro próximo son los dos elementos que han marcado las últimas semanas.

Luego que el ministro de Hacienda sincerara las cifras y calculara un crecimiento anual cercano al 2,5%, al Banco Central le tocó el turno en su informe de septiembre de rebajar las proyecciones a un rango de 2 a 2,5%. Hace solo un año estimaba un valor de 3% a 4% para 2015. Que el Imacec de julio, de 2,5%, haya sido visto como algo esperanzador por algunos es indicativo de lo poco que esperamos de nuestro progreso. Incluso, el propio ministro tuvo que llamarlos al realismo.



Pero más novedosa es la visión del Banco Central respecto del futuro. Rebajó sus estimaciones del producto tendencial a un rango de 3,3% a 3,7%, pero además destacó un concepto distinto -el producto potencial- con un valor de solo 3,1%. Es precisamente ese número el que considera relevante para las decisiones monetarias, y en la práctica implica que hay poca holgura en la economía. Ese dato, mirado en conjunto con la proyección de inflación de 4,6% a diciembre, ya superada con el IPC de agosto, que acumula en 12 meses 5%, muestra que el espacio para una política monetaria expansiva se estrechó. No es extraño que las expectativas del mercado muestren que el próximo movimiento de tasa será al alza y en un futuro no tan lejano.

Es cierto que las condiciones externas no son ventajosas para los países productores de materias primas. Pero Chile tiene la condición especial de beneficiarse por la caída del precio del petróleo, que compensa en parte el menor precio del cobre. Nuestro país se destacó en el pasado por superar a Latinoamérica y ello le permitió un salto en el bienestar general. Hoy está entre el montón, sobrepasado o a la par con países como Colombia, Perú, Uruguay y México.

Si miramos el mundo, China se modera más allá de lo previsto, pero otros, en particular EE.UU. y Europa, están más dinámicos. La combinación de cifras estadounidenses hace posible que el próximo 17 de septiembre la Reserva Federal inicie un alza de las tasas de interés. El mercado estima esta posibilidad solo en un 30%, pero si analizamos declaraciones recientes y datos de su economía es más probable de lo que parece. Los problemas de China no tienen prácticamente impacto en ese país y además se beneficia por la búsqueda de los inversionistas de lugares más seguros.

Una economía flexible y vigorosa como la del pasado en Chile rápidamente se adaptaría a esta nueva situación absorbiendo los golpes y aprovechando las oportunidades. A comienzos de los 90, con un precio del cobre deprimido, el país creció como no la había hecho nunca.

Pero el entorno interno no hace esto posible ahora. Existe reconocimiento del error de las políticas, sea en su concepción, implementación u oportunidad. Sin embargo, el Gobierno persevera en un camino zigzagueante y confuso de idas y venidas. La reforma constitucional sigue latente y -aunque prime el silencio sobre su objetivo- para cualquier observador solo puede significar derechos de propiedad más débiles, mayor poder discrecional de los burócratas y políticos de turno e inestabilidad institucional. Las inseguridades no hacen sino acentuarse cuando el ministro Eyzaguirre hace un análisis descarnado de lo vivido con las reformas a la fecha, con énfasis en su desempeño en Educación; al día siguiente la ministra del área plantea un plan acelerado para profundizar las reformas que al día subsiguiente es moderado por nuevas declaraciones contradictorias. En el instante en que el realismo y sensatez que tanto ayudaron a Chile a dar su salto de progreso parecen florecer, aparecen con igual ímpetu visiones rupturistas, con un marcado tinte ideológico de corte setentero.

¿Por qué en lugar de una propuesta educacional estatista y corporativista no se buscan soluciones que aprovechen la iniciativa de las personas y las nuevas tecnologías? ¿Por qué se insiste en un sistema tributario politizado, con facultades discrecionales, confrontacional y poco amigable con la creación de riqueza y de premio a la innovación? ¿Por qué insistir con una ley laboral basada en el añejo concepto de lucha de clases y contra el empleo?

¿Por qué sucede esto? ¿Es solo temor al ala de extrema izquierda de la Nueva Mayoría y a su vocación de que todo vale para imponerse? ¿O hay algo más profundo en el corazón del Gobierno?

Es iluminador al respecto atender a lo que hace y dice la Presidenta Bachelet. En El Salvador alabó y recordó con nostalgia su experiencia en la Alemania comunista y su red de protección social. El problema no es solo que estas experiencias se daban en el contexto de los peores y más crueles totalitarismos de la historia, donde las élites se eternizaban en el poder con privilegios de los que la gran mayoría carecía. Peor aún es que esos supuestos beneficios sociales tenían pies de barro, y por ello sin que los líderes entendieran lo que pasaba se desmoronó el edificio comunista que habían armado. No pudieron lograr un sustento económico sólido que creara e innovara. Por el contrario, el denostado capitalismo, aún en momentos difíciles como los vividos desde el 2008, crea y avanza. La tecnología de las comunicaciones hace que hoy la mayoría interactúe como era impensado siete años atrás. La revolución en gas y petróleo promete energía barata nuevamente. De todo esto y de mucho más era incapaz el comunismo. Una red social, que además no era buena en la mayoría de los países comunistas, no puede ir separada de un genuino progreso y ello se da solo con grados importantes de libertad.

Si la primera autoridad no entiende esa realidad, o los moderados que la acompañen no la empujan en esa dirección, el riesgo es que los grupos más extremos -cuya agenda es simplemente la del poder y no la del progreso- continúen con su estrategia de "vamos por todo". Pocas esperanzas quedarán con ello de nuestro soñado despegue hacia el desarrollo.

Confusión política y deterioro económico


"Nuestro país se destacó en el pasado por superar a Latinoamérica y ello le permitió un salto en el bienestar general. Hoy está entre el montón, sobrepasado o a la par con países como Colombia, Perú, Uruguay y México..."









Image result for cowboys and cattle

Las marchas y contramarchas de las políticas del Gobierno y la opinión unánime respecto del lento avance de nuestra economía hoy y en el futuro próximo son los dos elementos que han marcado las últimas semanas.

Luego que el ministro de Hacienda sincerara las cifras y calculara un crecimiento anual cercano al 2,5%, al Banco Central le tocó el turno en su informe de septiembre de rebajar las proyecciones a un rango de 2 a 2,5%. Hace solo un año estimaba un valor de 3% a 4% para 2015. Que el Imacec de julio, de 2,5%, haya sido visto como algo esperanzador por algunos es indicativo de lo poco que esperamos de nuestro progreso. Incluso, el propio ministro tuvo que llamarlos al realismo.

Friday, July 29, 2016

Manlio y Cuauhtémoc: 30 años después

Razones

Jorge Fernández Menéndez
 

Manlio y Cuauhtémoc: 30 años después

Era el 14 de agosto de 1986 cuando la primera plana del unomásuno, donde entonces trabajaba, dio a conocer la existencia de lo que se llamaría la Corriente Democrática. Recuerdo que su entonces director, Manuel Becerra Acosta, llegó eufórico y apresurado de una comida que había tenido con Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y Rodolfo González Guevara. Le habían autorizado hacer oficial la existencia de la corriente que desde junio venía trabajando, luego de dejar la gubernatura de Michoacán, Cuauhtémoc Cárdenas. No recuerdo quién redactó la nota, pero fue casi dictada por Becerra. El subdirector editorial, Huberto Batis, me pidió que escribiera el editorial institucional que era francamente positivo hacia la nueva corriente.



Imposible olvidar la excitación del momento, primero, porque se trataba de una exclusiva muy importante, pero, sobre todo, porque esa corriente, por primera vez en décadas, se proponía no sólo intervenir en la línea del priismo de cara a la sucesión de 1988, sino que también en la elección del candidato: desafiaba el dedazo.
No se planteó de inicio como una ruptura: la idea era crear una corriente interna en el PRI que se podría definir como antineoliberal, rescatando las posiciones nacionalistas y revolucionarias. Había nacido, decíamos, en junio, con una serie de reuniones y encuentros, muy similar a lo que años después y para impulsar, también, una alternativa al PRI pero en el año 2000, fue el Grupo San Ángel.
Por supuesto, fueron muchos los que estuvieron en esos encuentros convocados por Cárdenas y Muñoz Ledo y no todos se sumaron a la naciente corriente, decidida como tal apenas unos días antes de su oficialización. Con el tiempo llegaron muchos más y otros se fueron, incluso, uno de sus fundadores, González Guevara decidió abandonarla cuando hizo eclosión la ruptura con el PRI que se escenificó un año después, cuando fue evidente la candidatura de Carlos Salinas de Gortari. De ahí, en una alianza con partidos pequeños como el PARM, el PPS y el PFCRN (el ferrocarril de donde saldría buena parte de lo que hoy es Nueva Izquierda) surgió la candidatura de Cuauhtémoc, a pesar de que la izquierda en torno al PSUM y el PMT, postulaba a Heberto Castillo. Fue hasta un mes antes de los comicios cuando Heberto decidió resignar su candidatura para apoyar a Cárdenas.
Fue un movimiento tan vertiginoso el de aquellos dos años entre la aparición de la corriente democrática y las elecciones de 1988, que es imposible olvidarlo. Después de esos comicios ya nada fue igual. Fue, como reconoció el propio Salinas de Gortari, el fin del sistema del partido prácticamente único.
Todo esto viene a cuento porque ayer, por segunda vez en los últimos días, desayunaron Manlio Fabio Beltrones y Cuauhtémoc Cárdenas. En aquel escenario de 1986-88, estaban en los lados contrarios de la mesa. Ayer hablaron de la situación política del país, de los partidos, de la ausencia de opciones claras y de lo que anunciará hoy Beltrones: la creación de una suerte de corriente, de un movimiento interno en su partido que tiene muchos lazos en común con aquel de hace ya 30 años.
Manlio, me dicen, quiere crear un grupo de reflexión, de opinión, de intercambio de ideas, que adopte posiciones claras hacia el futuro. Mañana se anunciará la creación de una Asociación Civil conformada por legisladores que impulsaron las recientes reformas, para darles continuidad y profundizarlas, reflexionando y trabajando sobre ellas. No será, necesariamente, un grupo de sólo priistas. Para nadie debería ser un secreto que se buscará influir en el proceso del 2018 e incluso no es nada descabellado pensar que el propio Manlio, u otro personaje ligado a ese grupo, pueda buscar una precandidatura.
Se debe recordar que la corriente democrática no rompió con el PRI hasta que se dio la sucesión. Alguna vez González Guevara declaró que si el candidato hubiera sido, por ejemplo, Manuel Bartlett, no habría habido ruptura y tampoco candidatura de Cárdenas, no hubiera nacido el PRD. Sin embargo, en política el hubiera no existe, y lo cierto es que el escenario de entonces estaba planteado, de forma clara, hacia la ruptura: había cerebro y visiones estratégicas contrapuestas, pero también pasiones y animadversiones, que muchas veces son las que terminan configurando los procesos políticos reales.
Han pasado muchos años desde entonces, pero me imagino que hoy puede haber muchas más cosas que acerquen a Cuauhtémoc y Manlio que hace tres décadas. Me imagino que el propio Manlio, luego de su paso por la presidencia del PRI tiene claro qué quiere y puede hacer. Sinceramente no lo veo en una posición menor o burocrática dentro del equipo presidencial y se supone que hoy, en su reaparición pública, hablará de esa corriente, de esas mesas de reflexión que ha decidido lanzar.
Nadie, por cierto, en los ámbitos del poder se puede decir sorprendido por ello. Tengo entendido que Beltrones le informó al presidente Peña el camino que tomaría y fue uno de los temas que platicaron Manlio y su sucesor Enrique Ochoa, en la comida que compartieron la semana pasada. Las cartas están sobre la mesa.

Manlio y Cuauhtémoc: 30 años después

Razones

Jorge Fernández Menéndez
 

Manlio y Cuauhtémoc: 30 años después

Era el 14 de agosto de 1986 cuando la primera plana del unomásuno, donde entonces trabajaba, dio a conocer la existencia de lo que se llamaría la Corriente Democrática. Recuerdo que su entonces director, Manuel Becerra Acosta, llegó eufórico y apresurado de una comida que había tenido con Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y Rodolfo González Guevara. Le habían autorizado hacer oficial la existencia de la corriente que desde junio venía trabajando, luego de dejar la gubernatura de Michoacán, Cuauhtémoc Cárdenas. No recuerdo quién redactó la nota, pero fue casi dictada por Becerra. El subdirector editorial, Huberto Batis, me pidió que escribiera el editorial institucional que era francamente positivo hacia la nueva corriente.


Thursday, July 14, 2016

Un relato en torno al igualitarismo

Un relato en torno al igualitarismo

Por Alberto Benegas Lynch (h)
La otra noche un matrimonio amigo nos invitó a mi mujer y a mí a comer a un restaurante. Muy agradable resultó el convite y los temas fueron muchos y muy jugosos, pero hubo un asunto que pasó desapercibido y quedó oculto debido a que inmediatamente se superpusieron otros temas que coparon los intercambios de ideas.
Ese asunto a que me refiero trata de un relato que fue contado brevemente a raíz de otro comentario de los anfitriones de la jornada. El cuento se refería a que en un pueblito africano se estableció un concurso deportivo en el que participaban varios niños, el cual consistía en correr una carrera con el anuncio de que quien llegara primero obtendría un premio. Los niños a poco de deliberar y cuchillar graciosamente se agarraron todos de la mano y corrieron a la par todos juntos hacia la línea de llegada (por mi parte agrego que a los efectos podrían haber ido caminando con el mismo resultado final).


Ese fue el relato y quedó en el aire la interpretación o las interpretaciones y moralejas puesto que, como digo, se pasó a otro tema pisando lo anterior, como a veces suele ocurrir en reuniones sociales por más armónicas y amigables que resulten.
Cuando llegamos a mi casa esa noche me disponía a leer mis correos electrónicos cuando henos aquí que súbitamente me vino a la memoria el cuento de los niños en África. Abandoné entonces el cometido de revisar mi correspondencia y me puse a anotar mis ocurrencias sobre el cuento al efecto de escribir una columna sobre el tema que me pareció con aristas de interés aunque no lo advirtiera durante la comida de marras, operación que estoy haciendo en este momento puesto que no hay nada mejor para aclarar ideas que escribirlas.
Independientemente de cual fue el sentido del relato por parte de quien lo expuso tan telegráficamente, quiero explayarme sobre los sentidos y las facetas que le encuentro a este inocente comportamiento, aunque no tan inocente la interpretación más corriente si se la coloca en el contexto de nuestro mundo, sin descartar otra en un plano bien distinto.
Las inclinaciones que hoy dominan nuestro mundo se traducen en constantes críticas a un capitalismo inexistente debido precisamente a las referidas críticas y embates que han convertido a los gobiernos en aparatos infernales que intervienen en los más mínimos detalles de las vidas y haciendas ajenas, lo cual se refleja en gastos públicos siderales, en deudas estatales mayúsculas, en impuestos insoportables y regulaciones asfixiantes.
Dada esta situación que abarca los más diversos ámbitos, no es de sorprender que la moraleja del cuento apunte a una embestida contra la competencia. La idea obtusa estriba en que la competencia provoca la lucha de todos contra todos en lugar de la cooperación amable y despojada de todo vestigio de rivalidad.
No parece comprenderse que la competencia en el mercado, empuja la emulación recíproca por satisfacer las preferencias y deseos del prójimo y constituye el estímulo y los incentivos para mejorar bienes y servicios en el contexto de un proceso de cooperación voluntaria y pacífica.
Al contrario, la guillotina horizontal  y el consiguiente igualitarismo arranca esos incentivos para bien y los convierte en conflictos insalvables entre los que se sienten desposeídos y los que disponen con prepotencia del fruto del trabajo ajeno.
Los mejores en la competencia en el rubro de que se trate no adquieren posiciones irrevocables. Antes al contrario, tienen que esforzarse permanentemente si no quieren  ser sustituidos por otros que prestan mejores servicios. El que acierta en las preferencias de los demás obtiene ganancias y el que yerra incurre en quebrantos. El cuadro de resultados es el termómetro que indica la calidad de lo ofrecido a juicio de los consumidores.
Desde luego que esto no sucede cuando operan ladrones de guante blanco mal llamados empresarios quienes obtienen sus riquezas como consecuencia del latrocinio, es decir, fruto de sus alianzas con el poder de turno de los que obtienen prebendas, dádivas, privilegios y mercados cautivos de diversa naturaleza.
Obsérvese los esfuerzos de quienes operan en competencia abierta, en contraste con la desidia de quienes tienen  sus espaldas cubiertas de que compitan otros en  sus reglones, provengan éstos del exterior o del mismo país en el  que se desenvuelven.
En los deportes ocurre el mismo fenómeno. Imaginemos que sentido tendrían los eventos deportivos si cada cual estaría bloqueado de mostrar sus habilidades y talentos. Más aun, si se impusiera el sistema que emplearon los niños del cuento habría que eliminar los deportes porque carecerían de sentido (un certamen de cien metros llanos con el procedimiento de no permitir que se obtenga el primer lugar es tan ridículo como vender una máquina de lavar que no  lave).
La competencia abre caminos para mejorar la marca cada vez más, siempre a criterio  de la gente. Esto no quiere decir que nos deba gustar lo que las mayorías deciden. Por ejemplo, personalmente no me gustan algunos de los cantantes de moda y todo lo que los rodea, pero eso de ningún modo me autoriza a recurrir a la fuerza para cambiar hábitos y preferencias que no lesionan derechos de terceros. En todo caso, puede haber un tema axiológico para lo cual  eventualmente puede recurrirse a la persuasión.
La competencia en modo alguno autoriza a recurrir a procedimientos fraudulentos, la trampa y la lesión a los derechos de otros que indudablemente deben ser debidamente castigados. Eso si, se debe estar prevenido de falsas acusaciones de fraude basadas en la pura envidia respecto a los que se destacan en el proceso de mercado. Este es el caso del monopolio cuando surge como consecuencia del apoyo del prójimo. Como he  dicho antes, si hubiera habido una ley antimonopólica en la época de las cavernas y el garrote, no hubiera podido utilizarse el arco y la flecha porque el primero que lo manejó era monopolista y así con todos los inventos sean electrónicos, medicinales etc. Lo grave y peligroso es el monopolista que surge como consecuencia del apoyo gubernamental, sea privado o estatal puesto que siempre significa la explotación de sus congéneres a través de precios más elevados, calidad inferior o las dos cosas al mismo tiempo.
Este análisis me recuerda a la sandez de sostener que “nadie tiene derecho a lo superfluo mientra haya quienes carezcan de lo necesario”. ¿Es serio mantener esto, es decir que nadie puede ir a la universidad mientras alguien no tiene vitaminas suficientes para ingerir o que nadie puede tocar el piano mientras haya quienes no pueden ir a la escuela primaria?
Otra vez el espectro de la guillotina horizontal y la muy contraproducente e inconducente política de la “redistribución de ingresos”, a saber, volver al distribuir con el uso de la violencia lo que pacífica y voluntariamente distribuyó la gente con sus compras y abstenciones de comprar en el supermercado y afines. Y aquello con el agravante del derroche de los siempre escasos recursos con lo que los salarios e ingresos en términos reales inexorablemente disminuyen puesto que las tasas de capitalización se contraen.
Finalmente, la otra interpretación del cuento es que los niños se burlaron de los organizadores del evento puesto que si todos ganaban habría que darles un premio a cada uno sin que nadie perdiera (salvo los organizadores que debieron multiplicar los premios…a menos que se decidiera dividir el mismo premio anunciado entre todos los participantes-ganadores).
Pero esta interpretación tiene sus bemoles ya que, nuevamente, si ese procedimiento se generaliza, por un lado, desaparece el deporte, por lo menos ese tipo de carreras, pero por otro, la técnica de referencia no  puede aplicarse al mundo de los negocios ya que si todos ofrecen lo mismo queda amputada la posibilidad de mejora y de guía para el progreso.
No es infrecuente que se tilde a la competencia y a los mercados libres como “darwinismo social”. Gran error. Darwin se refería al proceso evolutivo en el campo biológico y tomó su idea de Mandeville quien aplicó la evolución al proceso cultural. En el primer campo hay selección de especies y los más aptos eliminan a los menos aptos, mientras que en el segundo territorio la selección es en cuanto a las normas y, sobre todo, los más fuertes trasmiten  su fortaleza a los más débiles como una consecuencia no buscada vía las tasas de capitalización que, como queda dicho, constituyen el único factor para elevar salarios.
No me quiero poner técnico en una columna periodística, pero en no pocas de las facultades de economía todavía se enseña “el modelo de competencia perfecta” que presupone conocimiento perfecto de los factores relevantes, lo cual, en la práctica, significa que no hay posibilidad de arbitraje y por ende tampoco de empresarios ni de competencia. Es una contradicción en los términos que induce a los alumnos a tener una versión completamente desfigurada de la competencia.
No se trata de imponer gustos y preferencia a los demás sino de competir por el aprecio de los consumidores. La falacia de que la publicidad determina la demanda no tiene en cuenta que influye pero no determina, de lo contrario, con suficiente publicidad podría convencerse a la gente que es mejor el monopatín que el automóvil y a precio mayor o que se suspenda la luz eléctrica y se retorne a la luz de las velas y también a precios más elevados. Igual que el  abogado intenta persuadir al juez de la razón de su cliente,  o el que intenta persuadir a su novia que contraiga nupcias, la publicidad intenta persuadir a consumidores de la calidad de su producto o de su servicio. En Estados Unidos, de cada diez productos que se lanzan con gran despliegue publicitario, siete fracasan en su intento.
Sin perjuicio del valor de la competencia como factor externo por las antedichas razones de peso, es muy fértil interiormente competir con uno mismo en el sentido de ser mejor persona hoy respecto de ayer y mañana mejorar la marca de hoy.
Ludwig von Mises en su obra La acción humana. Tratado de economía explica que la competencia (que aquí hemos denominado “exterior”) es el proceso de cooperación por excelencia, mientras que en sistemas autoritarios -y en la medida que lo sean- hay otro tipo de competencia de naturaleza bien distinta: se traduce en buscar y priorizar el favor del mandamás del momento.

Un relato en torno al igualitarismo

Un relato en torno al igualitarismo

Por Alberto Benegas Lynch (h)
La otra noche un matrimonio amigo nos invitó a mi mujer y a mí a comer a un restaurante. Muy agradable resultó el convite y los temas fueron muchos y muy jugosos, pero hubo un asunto que pasó desapercibido y quedó oculto debido a que inmediatamente se superpusieron otros temas que coparon los intercambios de ideas.
Ese asunto a que me refiero trata de un relato que fue contado brevemente a raíz de otro comentario de los anfitriones de la jornada. El cuento se refería a que en un pueblito africano se estableció un concurso deportivo en el que participaban varios niños, el cual consistía en correr una carrera con el anuncio de que quien llegara primero obtendría un premio. Los niños a poco de deliberar y cuchillar graciosamente se agarraron todos de la mano y corrieron a la par todos juntos hacia la línea de llegada (por mi parte agrego que a los efectos podrían haber ido caminando con el mismo resultado final).

Friday, July 8, 2016

Chile: Confusión política y deterioro económico

Hernán Büchi advierte que "Si la primera autoridad no entiende esa realidad, o los moderados que la acompañen no la empujan en esa dirección, el riesgo es que los grupos más extremos --cuya agenda es simplemente la del poder y no la del progreso-- continúen con su estrategia de 'vamos por todo'".

Hernán Büchi fue Ministro de Hacienda de Chile.
Las marchas y contramarchas de las políticas del Gobierno y la opinión unánime respecto del lento avance de nuestra economía hoy y en el futuro próximo son los dos elementos que han marcado las últimas semanas.
Luego que el ministro de Hacienda sincerara las cifras y calculara un crecimiento anual cercano al 2,5%, al Banco Central de Chile le tocó el turno en su informe de septiembre de rebajar las proyecciones a un rango de 2 a 2,5%. Hace solo un año estimaba un valor de 3% a 4% para 2015. Que el Imacec de julio, de 2,5%, haya sido visto como algo esperanzador por algunos es indicativo de lo poco que esperamos de nuestro progreso. Incluso, el propio ministro tuvo que llamarlos al realismo.



Pero más novedosa es la visión del Banco Central respecto del futuro. Rebajó sus estimaciones del producto tendencial a un rango de 3,3% a 3,7%, pero además destacó un concepto distinto —el producto potencial— con un valor de solo 3,1%. Es precisamente ese número el que considera relevante para las decisiones monetarias, y en la práctica implica que hay poca holgura en la economía. Ese dato, mirado en conjunto con la proyección de inflación de 4,6% a diciembre, ya superada con el IPC de agosto, que acumula en 12 meses 5%, muestra que el espacio para una política monetaria expansiva se estrechó. No es extraño que las expectativas del mercado muestren que el próximo movimiento de tasa será al alza y en un futuro no tan lejano.
Es cierto que las condiciones externas no son ventajosas para los países productores de materias primas. Pero Chile tiene la condición especial de beneficiarse por la caída del precio del petróleo, que compensa en parte el menor precio del cobre. Nuestro país se destacó en el pasado por superar a Latinoamérica y ello le permitió un salto en el bienestar general. Hoy está entre el montón, sobrepasado o a la par con países como Colombia, Perú, Uruguay y México.
Si miramos el mundo, China se modera más allá de lo previsto, pero otros, en particular EE.UU. y Europa, están más dinámicos. La combinación de cifras estadounidenses hace posible que el próximo 17 de septiembre la Reserva Federal inicie un alza de las tasas de interés. El mercado estima esta posibilidad solo en un 30%, pero si analizamos declaraciones recientes y datos de su economía es más probable de lo que parece. Los problemas de China no tienen prácticamente impacto en ese país y además se beneficia por la búsqueda de los inversionistas de lugares más seguros.
Una economía flexible y vigorosa como la del pasado en Chile rápidamente se adaptaría a esta nueva situación absorbiendo los golpes y aprovechando las oportunidades. A comienzos de los 90, con un precio del cobre deprimido, el país creció como no la había hecho nunca.
Pero el entorno interno no hace esto posible ahora. Existe reconocimiento del error de las políticas, sea en su concepción, implementación u oportunidad. Sin embargo, el Gobierno persevera en un camino zigzagueante y confuso de idas y venidas. La reforma constitucional sigue latente y —aunque prime el silencio sobre su objetivo— para cualquier observador solo puede significar derechos de propiedad más débiles, mayor poder discrecional de los burócratas y políticos de turno e inestabilidad institucional. Las inseguridades no hacen sino acentuarse cuando el ministro Eyzaguirre hace un análisis descarnado de lo vivido con las reformas a la fecha, con énfasis en su desempeño en Educación; al día siguiente la ministra del área plantea un plan acelerado para profundizar las reformas que al día subsiguiente es moderado por nuevas declaraciones contradictorias. En el instante en que el realismo y sensatez que tanto ayudaron a Chile a dar su salto de progreso parecen florecer, aparecen con igual ímpetu visiones rupturistas, con un marcado tinte ideológico de corte setentero.
¿Por qué en lugar de una propuesta educacional estatista y corporativista no se buscan soluciones que aprovechen la iniciativa de las personas y las nuevas tecnologías? ¿Por qué se insiste en un sistema tributario politizado, con facultades discrecionales, confrontacional y poco amigable con la creación de riqueza y de premio a la innovación? ¿Por qué insistir con una ley laboral basada en el añejo concepto de lucha de clases y contra el empleo?
¿Por qué sucede esto? ¿Es solo temor al ala de extrema izquierda de la Nueva Mayoría y a su vocación de que todo vale para imponerse? ¿O hay algo más profundo en el corazón del Gobierno?
Es iluminador al respecto atender a lo que hace y dice la Presidenta Michelle Bachelet. En El Salvador alabó y recordó con nostalgia su experiencia en la Alemania comunista y su red de protección social. El problema no es solo que estas experiencias se daban en el contexto de los peores y más crueles totalitarismos de la historia, donde las élites se eternizaban en el poder con privilegios de los que la gran mayoría carecía. Peor aún es que esos supuestos beneficios sociales tenían pies de barro, y por ello sin que los líderes entendieran lo que pasaba se desmoronó el edificio comunista que habían armado. No pudieron lograr un sustento económico sólido que creara e innovara. Por el contrario, el denostado capitalismo, aún en momentos difíciles como los vividos desde el 2008, crea y avanza. La tecnología de las comunicaciones hace que hoy la mayoría interactúe como era impensado siete años atrás. La revolución en gas y petróleo promete energía barata nuevamente. De todo esto y de mucho más era incapaz el comunismo. Una red social, que además no era buena en la mayoría de los países comunistas, no puede ir separada de un genuino progreso y ello se da solo con grados importantes de libertad.
Si la primera autoridad no entiende esa realidad, o los moderados que la acompañen no la empujan en esa dirección, el riesgo es que los grupos más extremos —cuya agenda es simplemente la del poder y no la del progreso— continúen con su estrategia de "vamos por todo". Pocas esperanzas quedarán con ello de nuestro soñado despegue hacia el desarrollo.

Chile: Confusión política y deterioro económico

Hernán Büchi advierte que "Si la primera autoridad no entiende esa realidad, o los moderados que la acompañen no la empujan en esa dirección, el riesgo es que los grupos más extremos --cuya agenda es simplemente la del poder y no la del progreso-- continúen con su estrategia de 'vamos por todo'".

Hernán Büchi fue Ministro de Hacienda de Chile.
Las marchas y contramarchas de las políticas del Gobierno y la opinión unánime respecto del lento avance de nuestra economía hoy y en el futuro próximo son los dos elementos que han marcado las últimas semanas.
Luego que el ministro de Hacienda sincerara las cifras y calculara un crecimiento anual cercano al 2,5%, al Banco Central de Chile le tocó el turno en su informe de septiembre de rebajar las proyecciones a un rango de 2 a 2,5%. Hace solo un año estimaba un valor de 3% a 4% para 2015. Que el Imacec de julio, de 2,5%, haya sido visto como algo esperanzador por algunos es indicativo de lo poco que esperamos de nuestro progreso. Incluso, el propio ministro tuvo que llamarlos al realismo.