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Sunday, July 24, 2016

'Clinton violador': los partidarios de Trump lanzan una polémica camiseta

La prenda muestra una foto del expresidente de EE.UU. junto a la palabra 'violar' en alusión a los escándalos sexuales relacionados con Bill Clinton.
Ex presidente de EE.UU. Bill Clinton
Ex presidente de EE.UU. Bill Clinton Mike SegarReuters

Rostro sonriente del expresidente Clinton y la palabra 'violar'. Es el último elemento de 'merchandising' electoral ideado por los republicanos en la carrera hacia la presidencia. La prenda es obra de dos partidarios de Donald Trump,  Alex Jones y Roger Stone, fundadores de la página web Infowars. La prenda fue presentada este jueves durante la Convención Nacional Republicana como parte de la línea de accesorios para la campaña electoral del candidato Donald Trump.



Sneak Preview of the Next Big Fashion Statement.

Además, Jones y Stone han lanzado una serie de objetos de recuerdo con carácter ofensivo en los que figura el rostro de Hillary Clinton y con los que se pretende atacar a la ex primera dama. Por ejemplo, uno de los diseños, un pin, representa a la rival de Trump en la carrera hacia la Casa Blanca con la inscripción "La vida es una perra. No voten por una", informa la revista 'Time'. La insignia juega con la multiplicidad de significados de la voz inglesa 'bitch'.

'Clinton violador': los partidarios de Trump lanzan una polémica camiseta

La prenda muestra una foto del expresidente de EE.UU. junto a la palabra 'violar' en alusión a los escándalos sexuales relacionados con Bill Clinton.
Ex presidente de EE.UU. Bill Clinton
Ex presidente de EE.UU. Bill Clinton Mike SegarReuters

Rostro sonriente del expresidente Clinton y la palabra 'violar'. Es el último elemento de 'merchandising' electoral ideado por los republicanos en la carrera hacia la presidencia. La prenda es obra de dos partidarios de Donald Trump,  Alex Jones y Roger Stone, fundadores de la página web Infowars. La prenda fue presentada este jueves durante la Convención Nacional Republicana como parte de la línea de accesorios para la campaña electoral del candidato Donald Trump.


Monday, June 20, 2016

ÁLVARO VARGAS LLOSA ¿Puede Trump ganarle a Clinton?

 

Clinton es favorita a pesar de todos sus defectos electorales. Pero en el año de las cosas raras nadie puede descartar que la más rara de todas acabe sucediendo.
Primero dijeron los entendidos que Donald Trump era una golondrina de verano. Luego, que tenía un techo de 30%. Finalmente, que Ted Cruz había logrado hacerse querer por el establishment republicano al que tanto ha denostado porque el objetivo común de parar a esa bala perdida que es Trump prevalecía sobre lo demás. Hasta que Trump -como esta columna vaticina desde hace semanas- se ha convertido en el candidato de facto. Llegará a la Convención con los delegados suficientes para ser nominado en primera votación.
Ahora se dice que no hay forma de que Trump derrote a Hillary Clinton y de que es el rival ideal para la demócrata, a la que cualquier otro republicano, visto el descrédito de la pareja Clinton, a la que se percibe como parte de un tinglado de intereses politico-financieros ajeno a la experiencia cotidiana de la gente, habría derrotado. Pero ¿podemos estar seguros?



Es cierto que las elecciones son, desde hace algunas décadas, mucho más fáciles para los demócratas, que tienen el control de 18 estados y la capital, que para los republicanos, que sólo tienen 13 estados seguros. También es cierto que Trump tendría que arrebatarle a Clinton, digamos, Colorado y Virginia, así como Pennsylvania y Michigan, para dar un golpe de timón parecido al que dio Ronald Reagan en 1980. Recordemos que las victorias de George W. Bush fueron por puesta de mano.
Para más dificultad, Trump, que carga con un voto negativo de 65% por ciento, nueve puntos superior al de la demócrata, tendría que ampliar su base considerablemente, captando mujeres con educación superior, hispanos y afroamericanos, tres segmentos que huyen de él como el gato del agua.
Pero este análisis, con ser cierto, pierde de vista tres factores de esta elección: la recomposición del electorado, la revolución al interior del Partido Republicano y la apatía del votante demócrata que no está con Sanders, ese hueso que Clinton sigue tratando de roer para acabar de resolver las primarias demócratas.
La recomposición del electorado hace que hoy muchos independientes proteccionistas y asistencialistas se hayan inscrito en el Partido Republicano o hayan participado en las primarias de algunos estados sin inscribirse como tales. Votantes blancos, con escasa educación académica, generalmente varones, receptivos al mensaje nacionalista y aislacionista, se han volcado con Trump. Curiosamente, la sociología del voto de Sanders, nada desdeñable en el Partido Demócrata, es parecida. El odio de este electorado por Clinton puede ser superior a su renuencia a votar por un candidato republicano.
En cuanto a la revolución del partido de Reagan: el triunfo de un discurso proteccionista, intervencionista, aislacionista y nacionalista es la negación lo que Goldwater, primero, y Reagan después, inculcaron a las huestes republicanas. Se trata de una reacción al trastorno que ha supuesto en ciertos sectores la globalización, a la multiplicación de amenazas mundiales y los embrollos continuos en que la política exterior participativa coloca a Estados Unidos y, por supuesto, la crisis de 2008, que hizo surgir una clase de indignados contra le elite político-financiera.
Por último está la apatía del votante demócrata, excepto el de Sanders. Hay casi 30% menos de electores demócratas en las primarias de algunos estados de los que hubo hace cuatro años. Quedarse en casa el día de las elecciones es, en la política estadounidense, una de las armas más potentes de protesta social. Un enemigo que Clinton teme tanto o más que a Trump.
Resumo: Clinton es favorita a pesar de todos sus defectos electorales. Pero en el año de las cosas raras nadie puede descartar que la más rara de todas acabe sucediendo.

ÁLVARO VARGAS LLOSA ¿Puede Trump ganarle a Clinton?

 

Clinton es favorita a pesar de todos sus defectos electorales. Pero en el año de las cosas raras nadie puede descartar que la más rara de todas acabe sucediendo.
Primero dijeron los entendidos que Donald Trump era una golondrina de verano. Luego, que tenía un techo de 30%. Finalmente, que Ted Cruz había logrado hacerse querer por el establishment republicano al que tanto ha denostado porque el objetivo común de parar a esa bala perdida que es Trump prevalecía sobre lo demás. Hasta que Trump -como esta columna vaticina desde hace semanas- se ha convertido en el candidato de facto. Llegará a la Convención con los delegados suficientes para ser nominado en primera votación.
Ahora se dice que no hay forma de que Trump derrote a Hillary Clinton y de que es el rival ideal para la demócrata, a la que cualquier otro republicano, visto el descrédito de la pareja Clinton, a la que se percibe como parte de un tinglado de intereses politico-financieros ajeno a la experiencia cotidiana de la gente, habría derrotado. Pero ¿podemos estar seguros?


Thursday, June 16, 2016

Trump vs. Clinton: una contienda que será histórica

En la antigua Roma, los gladiadores mataban a los bárbaros para entretener al público. Sin embargo, en este caso, un bárbaro tiene muchas posibilidades de convertirse en el emperador.
Edward Luce Financial Times
 
Los debates van a ser muy vistos ante las personalidades que tienen ambos. (El Financiero)
En un momento en el que se han desacreditado la mayoría de los pronósticos sobre la política, hay uno que es totalmente seguro. Los debates presidenciales entre Hillary Clinton y Donald Trump van a romper el récord de porcentaje de audiencia hasta la fecha. Esto no va a suceder debido a los temas de los debates. Millones de personas van a verlos para observar cómo el “insultador” más compulsivo de nuestra época intenta denigrar a una de las mujeres más famosas del mundo.

En la antigua Roma, los gladiadores mataban a los bárbaros para entretener al público. Sin embargo, en este caso, un bárbaro tiene muchas posibilidades de convertirse en el emperador. A pesar del resultado final, la democracia estadounidense cambiará para siempre.

Lo que transcurra en los debates le ofrecerá a Trump su mejor oportunidad de ganar el premio. Si usamos medidas convencionales, la campaña de Clinton.

Clinton está a años luz de distancia de su rival. Su operación de recaudación de fondos ha recaudado casi cinco veces más que Trump. Sus equipos de empadronamiento electoral ya están trabajando en todos los importantes “swing states”, o estados indecisos. Trump no tiene una operación similar. La oficina central de la Sra. Clinton en Brooklyn parece una pequeña corporación y cuenta con cientos de empleados de tiempo completo. La organización de Trump en Manhattan consiste de un pequeño grupo de seguidores fieles con muy poca experiencia electoral.

Desde su punto de vista, Trump es David y la Sra. Clinton es Goliat. En lugar de una honda él tiene una cuenta de Twitter. Su arma principal es su habilidad para identificar los puntos débiles de sus rivales y explotarlos despiadadamente.

Algunos comentaristas han descrito a Trump como un “hostigador escolar” que lanza insultos para salirse con la suya. Es un apto resumen de su carácter moral. Pero también es una desestimación peligrosa de sus habilidades. Lo que hemos aprendido de la campaña 2016 es que los votantes no valoran los hechos, la lógica y la consistencia como esperábamos. La campaña de Trump está basada en esa percepción. La civilidad está sobrevalorada. Los insultos funcionan.
¿Podría llevarlo esta estrategia a la Casa Blanca? La regla estándar de las campañas presidenciales estadounidenses es que los propios candidatos deberían evitar atacar el carácter de su oponente; ese tipo de trabajo sucio lo deberían de realizar los sucedáneos.

Trump ha cambiado las reglas. No pasa un día sin que describa a la Sra. Clinton con frases sin precedentes en la política moderna estadounidense. Según Trump, Clinton es una facilitadora de su esposo violador y una criminal que merece estar en la cárcel. Su familia llegó al poder en la década de 1990 a través de sobornos y asesinatos. Si no puede satisfacer a su esposo, ¿cómo puede satisfacer a EU?

Clinton está siguiendo cautelosamente su ejemplo. La semana pasada lo describió como un fraude cuya campaña consiste en una “serie de desvaríos bizarros, disputas personales y mentiras”. Él está tratando de estafar a los votantes estadounidenses de la misma manera en que la Universidad Trump estafó a miles de sus clientes crédulos.

Clinton tiene mucha evidencia para respaldar sus acusaciones. Sin embargo ha cruzado una línea y no puede dar marcha atrás. Si te involucras en una batalla con un delincuente callejero, debes estar seguro de llegar bien armado. Si tú usas los puños, él le pegará con nudillos de bronce. Clinton ha comenzado a jugar según las reglas de Trump. Él siempre responderá a sus insultos con algo peor.

Todavía faltan cinco meses para que llegue el día de las elecciones y, sin embargo, la carrera 2016 ya se ha convertido en una contienda entre “la chueca Hillary” y “el fraude Trump”. Hay muchos insultos por venir.

¿Podrá Clinton manejar la inevitable intensificación? ¿Podrá sobrevivir la democracia a este rencor?

Clinton es una candidata débil con graves vulnerabilidades. Después de haber buscado en vano un tema positivo, ha decidido utilizar uno negativo. Según todas las medidas convencionales, Clinton debería ganar fácilmente. Pero pienso que no será tan sencillo. Además aunque ganara, podría percibirse como una victoria hueca. Gobernar un país dividido debido a odios personales va a ser muy difícil.

Trump vs. Clinton: una contienda que será histórica

En la antigua Roma, los gladiadores mataban a los bárbaros para entretener al público. Sin embargo, en este caso, un bárbaro tiene muchas posibilidades de convertirse en el emperador.
Edward Luce Financial Times
 
Los debates van a ser muy vistos ante las personalidades que tienen ambos. (El Financiero)
En un momento en el que se han desacreditado la mayoría de los pronósticos sobre la política, hay uno que es totalmente seguro. Los debates presidenciales entre Hillary Clinton y Donald Trump van a romper el récord de porcentaje de audiencia hasta la fecha. Esto no va a suceder debido a los temas de los debates. Millones de personas van a verlos para observar cómo el “insultador” más compulsivo de nuestra época intenta denigrar a una de las mujeres más famosas del mundo.