Ricardo Valenzuela
El día de ayer, Biden fue de nuevo protagonista de un ya lamentable espectáculo ahora en una entrevista con uno de los leales soldados del NOM, George Stephanopoulos, quien fuera uno de los más cercanos asesores de Bill Clinton y, como el presidente, estudiante en Oxford becado por la nefasta Fundacion Rhodes, que la fundara Cecil Rhodes inspirador de las ideas de Hitler de la raza superior. Pero, aun con esa protección, Biden mostraría que está totalmente incapacitado, no para manejar el pais, nunca lo ha hecho, ni siquiera para continuar recibiendo ordenes de Obama y Cia.
Pero, me parece que esto fue un acto intencional y parte de un plan para, usando los medios necesarios, retirarlo de la contienda. De esta forma la gente pueda aceptar lo que claramente sería su siguiente paso, que lo deben manejar con inteligencia ante lo que se podría confundir con un golpe de estado, negarle la candidatura, aunque patalee como niño de Kínder. Y, el que haya sido Stephanopoulos el director de esta orquesta, me ha hecho pensar del siguiente paso que ya deben tener listo y alguien lleva ya la ventaja.
Y ante el posible linchamiento final de Biden cortesía de su propia gente, de inmediato una gran nube negra aparecería en el cielos de este bendito pais, ante la posibilidad que el poder caiga en manos de una plaga peor que los mongoles atacando a Europa. Pues ya con fuerza surgen los nombres de Michele Obama y Hillary Clinton. Pero, expirando su enfermiza ambición y sabemos no tiene principios ni moral, Clinton, al ver esta segunda oportunidad, hará lo imposible para que no se le escape de nuevo y llegar a la presidencia para darle el tiro de gracia al mundo entero.
Es verdaderamente patético que, ante una situación tan grave como esta, se estén considerando estas dos mujeres al clásico estilo de nuestras repúblicas bananeras. Un caso similar de un Perón en Argentina que, en su primera presidencia, le daría todo el poder a su Evita después de haberla sacado de un salón de baile. Pero, en su segunda presidencia, para seguir la misma letra, con su muerte le heredaba el poder a su nueva esposa, Maria Estela Martinez, quien habia ocupado la vicepresidencia, alguien que también rescatara de un salón de baile en un viaje a Panamá.
Pero, no sería el único, Cristina Fernandez esposa de Nestor Kirchner, después del mandato de su esposo, ella sería electa presidente de la Argentina para revolucionar la política de ese pais con unas uñas tan largas como la deuda de ese pais, pero sería reelecta a pesar de grandes desmanes. Luego tenemos a otro controversial elemento, Manuel Zelaya, quien fuera presidente de Honduras en 2006 pero, cuando forjara alianza con Hugo Chavez, seria expulsado de la presidencia. Sin embargo, desde el 2022 ahora la ocupante de la presidencia sería su esposa Xiomara Castro y él ahora despacha como Primer Caballero de Honduras.
Tenemos también en Nicaragua a Daniel Ortega, un guerrillero con “grandes ideales” que derrocara la dictadura de Somoza, solo para instalar la suya en sociedad con su mujer, Rosario Murillo, en un espectáculo fellinesco que da risa y ya han celebrado un aniversario de 40 años. En Mexico es un hecho conocido que Vicente Fox tuvo en la mente algo similar e, inclusive, iniciaría lo que parecía preparación del terreno afirmando muy seguido era hora de que Mexico tuviera una presidenta. Y no se refería precisamente a Josefina Vazquez. Surgiría después el fuerte murmullo de Felipe Calderon que parecía tener la intención que su esposa lo siguiera.
Yo pienso que cualquier mujer, con las credenciales necesarias, debería de llegar a manejar estos gobiernos latinoamericanos con una advertencia. En estos paises la gente entrega sus destinos a los políticos que manejan los gobiernos, pues aquel bello concepto liberal de gobiernos solo para la protección de los derechos individuales ya no existe. Porque confundimos los gobiernos con ese padre que debe llevar a su hijo de la mano para prepararlo y que él mismo el constructor de su vida. Y pareciera que, cuando sentimos ese padre ha fallado, buscamos esa protección tan especial de la madre.
Pero ¡cuidado! Buscar ese amor maternal en la figura de Hillary Clinton, sería como entregar vidas y futuro a Lucrecia Borgia, a Maria la Sangrienta (bloody Mary) a la Medusa o Irma Grese, el ángel de la Muerte en campos de concentración Nazi.
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