REFLEXIONES
LIBERTARIAS
Ricardo
Valenzuela
Hace cien años, al
inicio de la segunda década del siglo 20, el mundo se convulsionaba ante los
estertores de la primera guerra mundial la cual tendería pesadas cadenas a la
humanidad, la revolución bolchevique devoraría a Rusia, la revolución mexicana
condenaba al país ante la dictadura perfecta. Toda América Latina se ahogaba
entre el caciquismo militar y el mercantilismo. Se dibujaba ante nosotros el
horizonte de un siglo de guerras y sufrimientos, pero, en estos cien años ¿Hemos
aprendido algo para lidiar con los siguientes?
El Siglo XX nos ha
heredado una serie de lecciones que deberíamos estudiar profundamente para
enfrentar los retos del tercer milenio. La desintegración de la Unión
Soviética, la depresión que ha envuelto a Japón por décadas, la transformación
de China al capitalismo, las recesiones y recuperación de los tigres asiáticos,
el saboteo constante del programa reformista para llevar a México hacia una economía
abierta y democrática, la consolidación y emergencia de los graves problemas
del mercado común europeo, la globalización del mercado de capitales, el
fantasma de Hugo Chávez cabalgando con su mortal guadaña por todo el continente
instalando su “democracia socialista”, todas, son señales que tenemos que
analizar.
El gran reto de las
naciones en este Siglo XXI estará en cinco áreas; Tecnología, comercio
internacional, demografía, política y finanzas. Sin embargo, el tema común para
individuos, corporaciones y economías será prosperar, siempre y cuando entiendan
que los dramáticos cambios que estaremos viviendo son las grandes oportunidades,
no grandes amenazas. Estos cambios se estarán presentando a velocidades
difíciles de describir. Pero esas oportunidades no podrán ser aprovechadas si
las naciones no portan algo especial y muy escaso: Capital humano.
Las nuevas
tecnologías están arribando a mercados más amplios y mucho más rápido. En los
EU el plazo desde la primera demostración de una nueva tecnología y después el
uso de la misma, por lo menos de un cuarto de la población, fue de 55 años para
el automóvil, 26 para la televisión, 13 años para el teléfono celular, y 7 para
el internet. Otro elemento que va a caracterizar este siglo, es esa velocidad
de los acontecimientos, de los conocimientos, de la información, de la toma de
decisiones. El mercado de capitales en el espacio cibernético está ya a
disposición del mundo, lo están aprovechando los que tienen la información.
Nos encontramos en
estos momentos ante el inicio de una nueva revolución aun sin nombre, la cuarta,
pero esta será basada en la dramática reducción en el costo de almacenamiento,
el reciclaje, procesamiento, transmisión de la información a la que tenemos
acceso y la cual ha sido posible obtener gracias a la tecnología digital. En
esta nueva revolución el poder será transferido a los propietarios de la
información y con ella acumularán el capital y el poder político, pero esa
información estará al alcance de todos, es decir, el poder será administrado
democráticamente para todos, cuando menos para los que quieran hacer el
esfuerzo para participar. Entonces; el poder tiende a democratizarse.
En el lugar de
trabajo las organizaciones se harán mucho más delgadas y, por lo mismo, más ágiles
y productivas. El Internet y otras redes de organizaciones especiales reducirán
el número de mandos medios y posiciones gerenciales. Por algún tiempo, tal vez
por una generación, los ingresos y la influencia de los especialistas en
computación se incrementarán dramáticamente. Cada día mas empleados circularán
en el espacio cibernético, mas tratos de negocios se cerrarán en ese mismo
espacio. Las organizaciones cada día subcontratarán mas tareas en otros países,
y los productos de las mismas se trasmitirán a través del espacio cibernético.
Una de las viejas
reglas cobrará aun más importancia: Información será poder para individuos
actuando solos, y también para aquellos que son parte de las organizaciones. A
medida que más información se siga generando y se haga disponible, las
ineficiencias, irresponsabilidades y los fracasos serán expuestos mucho más
rápido en los negocios, en actividades sociales, en la política, dándole así
una gran importancia al papel de sistemas de administración y control basados
en resultados muy medibles, al escrutinio de los accionistas, de los
ciudadanos. Esto será el fin de las excusas, el mercado laboral será mucho más
competitivo y, sobre todo, productivo, el capital humano será el activo más
valioso y se estará apreciando permanentemente.
El efecto en los
mercados de estas nuevas tendencias será la reducción de agentes
intermediarios: agentes inmobiliarios, de seguros, agentes de comercio en
general. Los vendedores encontrarán nuevos caminos para comunicarse
directamente con los compradores potenciales sin que alguien más actúe como el
enlace. Los consumidores hallarán nuevas fórmulas para llevar a cabo sus
compras explorando el Internet, para después pedir cotizaciones e iniciar una
negociación electrónica. Esto nos llevará a lograr precios mas uniformes y más
bajos, porque se estará reduciendo el costo de ventas y de inventarios, la
inflación pasará a ser parte de la historia. La eliminación del efecto de la
distancia en los costos de comunicación, acelerará la globalización del
comercio y de la política.
Las fronteras
económicas desaparecerán totalmente, la competencia será feroz y a nivel
mundial, en todas las áreas, en todas las actividades, en todas las regiones
del mundo. Compradores y vendedores de todo tipo de productos y servicio se
encontrarán en el espacio cibernético sin importar credo, raza, nacionalidad,
continente. Las constructoras Italianas estarán presentando sus ofertas en
México, los Bancos Alemanes estarán operando en Pekín, los money manager de los
EU licitarán en Chile, los agricultores mexicanos vendiendo sus productos en
Europa, los capitales internacionales estarán invadiendo los países sin que los
gobiernos “nacionalistas” lo puedan evitar. Los proveedores de información
serán los ganadores en este nuevo escenario en el que no habrá lugar para los
ineptos, por más apoyo gubernamental que traigan a la mesa.
El hogar, en
contraste con la corporación, será menos especializado, servirá como el lugar
en donde se llevarán a cabo una serie de actividades que antes se realizaban en
otras partes. Mas adultos estarán trabajando desde su casa; mas estudiantes lo
harán también desde su hogar, sus compañeros de carrera serán de todo el mundo
y lo harán con acceso a instrucciones de primera en el internet, tendrán las
mejores bibliotecas del mundo a su disposición, los mejores profesores. También
una gran variedad de diversiones estarán disponibles en casa a elección del
usuario.
Los obsoletos
gobiernos resistirán estas tendencias.
No comments:
Post a Comment