El Washington Post escribía “conmoción”, y el
New York Times, “crisis extrema”. También canales de televisión
liberales como MSNBC, y hasta CNN, hablan ahora sobre un solo tema:
todos se preguntan cómo Donald Trump pudo atreverse a atacar a unos
padres cuyo hijo perdio la vida durante la intervención militar de
Estados Unidos en Irak.
En este caso, la completa falta de empatía y de respeto del candidato presidencial republicano es en realidad fuera de serie, aún para su propio estándar. Quizás los ataques que le lanzaron los padres del soldado, los Khan, durante la Convención Demócrata, realmente le hayan afectado. La pareja arremetió contra Trump, reprochando que el magnate, quien en repetidas ocasiones ha pedido la prohibición de entrada de musulmanes, nunca ha sacrificado nada por el país, mientras que muchas familias musulmanas, y de inmigrantes en general, han tenido que hacer el mayor sacrifico de todos: ver a un hijo amado morir.
Todo parece indicar que Trump podría estar en problemas. Y no solo por su falta de tacto con los Khan, sino también por sus declaraciones en el campo de política exterior, donde demostró, la semana pasada, su completa ignorancia al respecto. En una entrevista televisiva dijo textualmente: “Putin no irá a Ucrania, lo digo para que entiendas. No irá a Ucrania, ¿de acuerdo?”. Es realmente embarazoso.
Descarrilamientos recurrentes. No son solo políticos del gobierno en Washington los que se alarman por los descarrilamientos de Trump, sino también figuras destacadas republicanas, quienes ahora se estarán preguntando quién es en realidad este hombre que intenta ir a la Casa Blanca bajo la bandera de su partido.
No obstante, es muy probable que nada de esto vaya a cambiar la aprobación de que goza Trump entre sus seguidores, principalmente porque la mayoría de los votantes nunca se van a enterar de lo que está sucediendo. Los medios de comunicación en Estados Unidos están tan estrictamente divididos que noticias como estas no le llegan a la gente que realmente debería escucharlas. En la televisión está el canal conservador de noticas Fox News, que a duras penas reporta sobre el escándalo con los Khan, y el resto de canales, mientras que en la radio está la estación liberal NPR y el resto de emisoras. Entretanto, los periódicos se enfrentar a la extinción o logran solo alcanzar a lectores educados, y justamente no a los que probablemente votarán por Trump, como es el caso del New York Times y del Washington Post.
Eco de la autorreferencia. Los usuarios de Facebook, Twitter, y otras redes sociales se mueven en los microcosmos que ellos mismos escogieron, que, a fin de cuentas, solo reflejan sus propias creencias. Sus esperanzas y angustias no son puestas en tela de juicio, sino más bien multiplicadas en el eco infinito de la autorreferencia. Un análisis crítico, en el heterogéneo mundo mediático actual, solo con nuestras propias creencias, es simplemente imposible.
Las elecciones de este año en Estados Unidos nos están empezando a mostrar qué sucede cuando un país se reduce a diferentes mundos paralelos: no existen plataformas comunes para discutir y exponer posturas políticas diferentes, que se concentren en buscar soluciones y no solo en escandalizar.
En este caso, la completa falta de empatía y de respeto del candidato presidencial republicano es en realidad fuera de serie, aún para su propio estándar. Quizás los ataques que le lanzaron los padres del soldado, los Khan, durante la Convención Demócrata, realmente le hayan afectado. La pareja arremetió contra Trump, reprochando que el magnate, quien en repetidas ocasiones ha pedido la prohibición de entrada de musulmanes, nunca ha sacrificado nada por el país, mientras que muchas familias musulmanas, y de inmigrantes en general, han tenido que hacer el mayor sacrifico de todos: ver a un hijo amado morir.
Las elecciones de este año en Estados Unidos nos están empezando a mostrar qué sucede cuando un país se reduce a diferentes mundos paralelos: no existen plataformas comunes para discutir y exponer posturas políticas diferentes, que se concentren en buscar soluciones y no solo en escandalizar.Críticas desde sus propias filas. La reacción de Trump corrobora lo irracional, descontrolado y poco calculado de sus declaraciones cuando se siente arrinconado. Inclusive para muchos republicanos sus tuits se han pasado de la raya. Desde el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, hasta el excandidato presidencial, John McCain, muchas figuras prominentes del partido se han mostrado a favor de los Khan y en contra de Trump. Y claro, Obama tampoco dejó pasar la oportunidad para criticar a su oponente político.
Todo parece indicar que Trump podría estar en problemas. Y no solo por su falta de tacto con los Khan, sino también por sus declaraciones en el campo de política exterior, donde demostró, la semana pasada, su completa ignorancia al respecto. En una entrevista televisiva dijo textualmente: “Putin no irá a Ucrania, lo digo para que entiendas. No irá a Ucrania, ¿de acuerdo?”. Es realmente embarazoso.
Descarrilamientos recurrentes. No son solo políticos del gobierno en Washington los que se alarman por los descarrilamientos de Trump, sino también figuras destacadas republicanas, quienes ahora se estarán preguntando quién es en realidad este hombre que intenta ir a la Casa Blanca bajo la bandera de su partido.
No obstante, es muy probable que nada de esto vaya a cambiar la aprobación de que goza Trump entre sus seguidores, principalmente porque la mayoría de los votantes nunca se van a enterar de lo que está sucediendo. Los medios de comunicación en Estados Unidos están tan estrictamente divididos que noticias como estas no le llegan a la gente que realmente debería escucharlas. En la televisión está el canal conservador de noticas Fox News, que a duras penas reporta sobre el escándalo con los Khan, y el resto de canales, mientras que en la radio está la estación liberal NPR y el resto de emisoras. Entretanto, los periódicos se enfrentar a la extinción o logran solo alcanzar a lectores educados, y justamente no a los que probablemente votarán por Trump, como es el caso del New York Times y del Washington Post.
Eco de la autorreferencia. Los usuarios de Facebook, Twitter, y otras redes sociales se mueven en los microcosmos que ellos mismos escogieron, que, a fin de cuentas, solo reflejan sus propias creencias. Sus esperanzas y angustias no son puestas en tela de juicio, sino más bien multiplicadas en el eco infinito de la autorreferencia. Un análisis crítico, en el heterogéneo mundo mediático actual, solo con nuestras propias creencias, es simplemente imposible.
Las elecciones de este año en Estados Unidos nos están empezando a mostrar qué sucede cuando un país se reduce a diferentes mundos paralelos: no existen plataformas comunes para discutir y exponer posturas políticas diferentes, que se concentren en buscar soluciones y no solo en escandalizar.
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