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Sunday, July 24, 2016

¿Qué haría Ludwig von Mises en Venezuela?

 
La crisis en Venezuela es el ejemplo más moderno de las terribles consecuencias del socialismo y la devastadora realidad de la hiperinflación. Los que hace más exasperante a este desastre es que podría haberse evitado con una comprensión básica de la historia. Hemos visto el desastre del socialismo y el intervencionismo en distintas formas desarrollarse por todo el mundo una y otra vez con resultados similares y aún así nuevas generaciones de planificadores centrales (respaldados por intelectualmente alineados ideológicamente) son constantemente capaces de engañar a la gente para que crea que “esta vez es distinto”.
 
El propio Ludwig von Mises vivió uno de estos episodios históricos.
Tras la derrota en la Primera Guerra Mundial, el Imperio Austrohúngaro estaba en un estado de crisis. La monarquía de los Habsburgo acabó en 1918 y con ella llegó la disolución del imperio. La población de habla alemana formó lo que hoy conocemos como Austria y la nación pronto afrontó una grave crisis económica. El gobierno, liderado por una coalición de socialdemócratas, socialistas cristianos y un partido nacionalista, implantó un ambicioso programa económico de controles de precios, subvenciones a los alimentos, nacionalización de industrias, proteccionismo y bienestar y lo financió con una imprenta.
El resultado fue una catástrofe, tal y como predijo Mises.
Ante esta insoportable realidad, Mises usó su puesto como economista jefe de la Cámara de Comercio de Austria para impulsar una serie de reformas económicas. Dadas algunas similitudes entre la situación actual en Venezuela y la crisis que golpeó Austria, ver las recetas de Mises en el pasado puede mostrar una vía a la prosperidad para el futuro de Venezuela.

1.     Abandonar y condenar el socialismo

Esto es obvio, pero es un primer paso esencial. Venezuela es una nación abundante en recursos, incluyen la mayor reserva mundial de petróleo y una belleza tropical impresionante. La crisis en la que se encuentra Venezuela es puramente ideológica y no hay esperanza para el país hasta que no se entienda eso. Fue el mismo problema que vio Mises en Austria. Escribiendo en 1923, Mises lamentaba que:
Austria está sufriendo por un problema fundamental: el predominio de las ideas socialistas en el país. (…) Los socialdemócratas gobiernan porque tienen tras ellos a fuerzas armadas y porque en cualquier momento pueden imponer su voluntad sobre la población cerrando los servicios de transporte y las plantas de energía. Mientras continúe su predominio sin quiebra, todo intento de volver a poner en pie al país debe fracasar.
Hasta que no se quiebre el poder del Partido Socialista Unido de Venezuela de Nicolás Maduro. Venezuela no tiene ninguna esperanza.

2.     Debe abandonar el bolívar

Aunque las cifras oficiales ponen la inflación anual de Venezuela por encima del 180%, hay muchos que dicen que la cifra real de inflación es incluso superior. Sea cual sea la tasa “real”, hemos visto al bolívar literalmente reducido a papel higiénico al evaporarse su valor hasta el punto de que los ladrones ni siquiera se preocupan de robarlo.
En una situación similar, Mises priorizaba la reforma monetaria como primer paso para invertir la situación de Austria. Como escribía en 1922:
La continua depreciación de la corona austriaca destruye todas las perspectivas de restablecer el presupuesto estatal hasta que se funde un nuevo banco emisor. No es una suposición improbable que el estado se vea obligado a suspender todos los pagos una vez se haya hecho imposible aumentar la circulación de billetes, una posibilidad conlleva consecuencias sociales  casi impensables.
La solución ideal de Mises era que Austria adoptara el patrón oro, siendo la razón principal que si era “un medio estable de intercambio que es independiente de la corona”. Aunque estoy a favor de que cualquier país vuelva al patrón oro, merece la pena señalar que hay otras divisas que podrían usarse en un paquete venezolano de reformas.
Daniel Fernández Méndez ha escrito acerca de la posibilidad de que Venezuela adopte el dólar de EEUU y ciertamente hay bastante lógica en esta aproximación. Aunque hay muchas razones para tener dudas sobre la estabilidad a largo plazo del billete de la Reserva Federal, sigue siendo la divisa de reserva del mundo y representaría una gran fuente de estabilidad después de bolívar. Zimbabue adoptó el dólar tras su acceso de hiperinflación en 2008-2009.
Aunque adoptar el dólar tiene sentido sobre el papel, es justo preguntarse si esa acción sería aceptada por la población venezolana a la que se advertido durante años sobre el peligroso alcance del imperialismo estadounidense. Las reformas necesarias económicas serían bastante dolorosas, por lo que añadir la adopción del dólar podría ser demasiado para que el pueblo venezolano la acepte.
Una opción alternativa podría ser adoptar el yuan chino. China ya ha invertido mucho en Venezuela, con bancos chinos inyectando miles de millones en el país, incluso cuando se estaban desplomando los precios del petróleo. China ha hecho de la estabilidad del yuan una parte clave de la línea del Partido Comunista, consiguiendo que se incluyera el año pasado en la cesta de divisas del FMI.
Merce la pena señalarse que el ministro de finanzas de Zimbabue planteó la sugerencia de que Zimbabue pudiera adoptar el yuan a cambio de una condonación de deuda de miles de millones de dólares. Aunque esa sugerencia acabó siendo rechazada por el Banco de la Reserva de Zimbabue, es una idea que podría funcionar en Venezuela.

3.     Privatización masiva de la economía venezolana

En 1921, Mises escribía un memorando titulado Un programa de política económica para Austria. Después de destacar la importancia de la reforma monetaria, Mises dirigía su atención a los déficits públicos, escribiendo:
Los déficits presupuestarios federales, provinciales y municipales derivan principalmente de las mismas dos fuentes: la gestión ineficiente de las empresas públicas y del plan de subsidio a los alimentos. El objetivo debería ser transferir las empresas públicas a manos de empresarios privados y desmantelar los subsidios a los alimentos.
Mises dedicó la mayoría de su carrera a escribir sobre las ineficiencias de los burócratas públicos tratando de replicar la función social vital de los verdaderos emprendedores. Quizá no haya mejor ejemplo de que esto que Venezuela hoy, que  (a pesar de tener más petróleo que Arabia Saudita) tiene que racionar la energía e importar petróleo. Vendiendo las empresas petroleras de propiedad pública de Venezuela (y devolviendo los pozos de petróleo entes privados que fueron expropiados por el gobierno venezolano), Venezuela vería aumentar la producción de petróleo y restaurado un sector clave.
Igualmente, privatizar las telecomunicaciones de Venezuela resolvería los problemas que afronta actualmente ese sector. Las empresas internacionales de telecomunicaciones que trabajan con empresas de propiedad pública de Venezuela hn empezado a suspender los servicios al no poder pagar las facturas. Una de las mayores rémoras para estas empresas venezolanas es que los controles de precios han impedido que la empresa aumente las tarifas para compensar la inflación, obligando a los proveedores a asumir grandes pérdidas a lo largo del tiempo.

Otras recomendaciones de Mises

Por supuesto, las reformas necesarias que deben tener lugar en Venezuela no acaban con estas tres acciones generales. De hecho, varios puntos en el Programa de política económica de Mises también son aquí de aplicación. Sustituyendo por Venezuela donde Mises escribe Austria, incluyen:
  • Hay que desregular el cambio de divisas. (Acabando con su actual sistema de tipos extravagantes de cambio).
  • Hay que derogar todas las prohibiciones a la importación.
  • Hay que eliminar todos los impedimentos a la exportación y el tránsito.
  • Venezuela puede cubrir sus necesidades de materias primas y alimentos solo importándolos. Para pagar las importaciones debe exportar productos acabados, a partir de la base de que los negocios deben obtener beneficios. Venezuela necesita libre comercio.
  • Hay que acabar con la supervisión pública de la producción industrial de bienes manufacturados y del uso de materias primas.
  • Hay que abolir la gestión pública de los suministros de alimentos.
Adoptar estas soluciones, combinadas con un sistema legal dedicado a la protección de los derechos de propiedad, convertiría a Venezuela en una potencia económica en el mundo. Con la creación del Instituto Mises de Venezuela y la presencia de intelectuales austriacos en el país, hay esperanza de que las obras de Ludwig von Mises puedan obtener el mismo seguimiento que han obtenido en Brasil.
Menos Marx, más Mises.[1]

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