REFLEXIONES LIBERTARIAS
Ricardo Valenzuela Torres
Apuntando hacia el final de este complicado año, el mundo se estremece
ante acontecimientos que cimbran sociedades; El Brexit rompe el equilibrio de
la UE, invasión masiva de musulmanes en Europa, aromas de proteccionismo en los
mercados, ataques terroristas por todo el mundo, y el rey de todos los dolores
de cabeza, Donald Trump y Hillary Clinton. Es hora de sumergirnos en este
océano de aguas borrascosas para llevar a cabo una reflexión que nos ayude a
entender lo que sucede.
Es un hecho que atestiguamos una feroz lucha entre las elites promotoras
de un gobierno mundial, liderados por Soros, el financiero de Hillary, dueño
del partido demócrata y un caso raro de billonario marxista— y aquellos
abanderados de la libertad, autonomía regional y el control de su propio
destino. El último golpe de los globalistas casi destruye a Grecia, con ello
preparan el terreno para apretar las cadenas de una Europa considerada
gravemente enferma.
Pero la Unión Europea sufre debido a la interdependencia forzosa, y un
sistema de moneda única centralizado. Y aprovechando su mala salud, las
instituciones globalistas, como el Fondo Monetario Internacional, se preparan
para iniciar su linchamiento. Cuando Europa toque el fondo, las élites globales
emergerán argumentando la raíz de la crisis fue la anticuada institución de la
soberanía nacional. Nos dirán que habitamos una aldea global y debemos aceptar
que, triunfamos o fracasamos todos juntos. Tratarán de convencernos los
mercados libres y la innovación individual, no son la fórmula que ha producido
economías prósperas. Nos gritaran la urgente necesidad de cincelar una mente
colectiva, que nos convierta en piezas reemplazables de una máquina dedicada
“al bien global”.
La caída de la Unión Europea es parte de la estrategia globalista.
Las elites sacrificarán cualquier nación, si ello contribuye a impulsar
su objetivo de dominación política y económica mundial, por eso se preparan
para la caza del mayor de los trofeos, los EU. Y cuando se inicie ese declive,
los mercenarios emergerán ahora amonestando la codicia producto de la soberanía
nacional, y las aspiraciones de poder que deben ser destruidas para crear un
sistema político global más “justo e imparcial”.
Si llevamos a cabo una auscultación de EU, nos daremos cuenta que la
presa está lista para el cazador. El dólar se encuentra sostenido con
alfileres. Su deuda supera la totalidad de compromisos de las naciones de la
UE. Pero a diferencia de otros países, tienen la opción de imprimir moneda sin
controles para prolongar la agonía. Es aquí donde Soros cabalga libremente su
pradera. Él ha sido el verdugo de innumerables bancos centrales con su juego
especulativo de monedas, y preguntamos: ¿Cómo es que su fortuna viajó de 9
trillones a 25 en los años de Obama? Es el kapitalismo crony que tan bien
aplican los socialistas.
Soros lo sabe muy bien y quiere provocar una versión administrada de la
explosión. Quiere destruir el sistema actual en Estados Unidos, porque con ello
llegará la oportunidad de un “reajuste económico mundial” para amasar billones
con las penurias del dólar. Esto será una repetición de lo sucedido
después de la Gran Depresión de 1929, resultando el New Deal sazonado con los
acuerdos de Bretton Woods, el Banco Mundial y la OMC. Los oligarcas habían dado
ya un importante paso cuando, en 1913, fundaran el Fondo de la Reserva Federal
evento que, en opinión de expertos, 50 años después le costaría la vida a John
Kennedy.
Una herramienta fundamental del establishment para lograr el engrane de
su maquinaria global, ha sido crear la mentalidad de rebaño para luego pasar
al establecimiento de la democracia mundial la que, ante las demandas de las
masas que usan el voto para presionar el reparto de dulces, ha mutado para
convertir los gobiernos en gigantescos monstruos devoradores y propietarios de
un poder ilimitado. Esa mentalidad de rebaño la desarrollan provocando crisis y
guerras, es cuando la sociedad busca protección y Soros les abre los brazos.
En la capirotada ideológica de hoy día, libertad y
democracia se consideran equivalentes; pero son totalmente opuestos. La
libertad es totalmente incompatible con la democracia. La libertad se basa en
el Individualismo: el principio que cada hombre es un ser independiente y
soberano; no es un fragmento intercambiable de la tribu; su vida, su libertad y
sus posesiones son suyas por derecho moral, no por permiso de ningún grupo. Es
el mandato de la ley natural. Y esa libertad es odiada por los globalistas.
La democracia es el mandato de las masas y ello ha
provocado que los gobiernos hayan crecido de forma incontrolable, invadiendo
campos que tradicionalmente fueran de la sociedad civil. Su educación, su
salud, sus bancos, sus ahorros, su moneda, sus mercados. Pero al mismo ritmo
que crecen los gobiernos, las políticas económicas votadas por las masas se
convierten en pesadas cargas para el desarrollo y prosperidad. ¡Crisis!
La libertad es un valor de gran significado porque
para producir alimentos, cultivar la tierra, ganarse la vida– el hombre tiene
que pensar y actuar usando el juicio de su mente racional. Para que pueda hacerlo
debe ser libre; ello significa que ni el gobierno ni otros individuos pueden
iniciar la fuerza física contra él para oprimirlo o esclavizarlo.
Dado que la libertad es indispensable para que el
hombre viva y progrese, el gobierno ideal es aquel que reconoce y protege sus
derechos a la vida, la libertad, la propiedad, y la busca de la felicidad. Debe
castigar severamente a quienes los violan. Pero más importante es limitar el
poder del gobierno de forma estricta y precisa, para que el gobierno, oligarcas
ni turba alguna que pretenda adquirir el poder estatal, pueda pisotear esa
libertad estableciendo dictaduras de hombres o de partidos.
Bryan Caplan, en su libro “The Myth of the Rational
Voter”, define al votante medio como el gran ignorante: es irracional y exige
políticas en base a creencias erróneas que tiene sobre infinidad de temas, y
estas políticas son poderosos frenos para lograr la prosperidad. El precio de
satisfacer creencias erróneas, es la reducción del bienestar general y por
ello, en su irracionalidad, esos mismos votantes piden más de lo mismo y el
gobierno crece.
¿Hay alguna forma de lidiar con tal problema? Se
requiere un cambio cultural para reducir el ámbito de decisión democrática
tanto como sea posible. Cuantas menos decisiones colectivas se tomen y más sean
entregadas al mercado, menos necesaria será la ilusión del “ poder del
voto". Porque lo que llamamos mercado son simplemente
millones de individuos que constantemente toman decisiones en libertad
(sociedad civil). Debemos regresar el Estado
a sus orígenes de protector de vida, libertad y propiedad, de esa forma
capturar el poder no será tan atractivo, pues no habrá ningún poder que
capturar, y así será mayor el bienestar social fruto de una política económica
de libertad.
La alternativa a la democracia es el mercado.
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