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Sunday, July 17, 2016

La libertad, la ley y Leoni (parte 1)

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Escribir acerca del pensamiento jurídico de Bruno Leoni fue un reto autoimpuesto con el fin de que mis compañeros libertarios fuesen sensibilizados acerca de la importancia de la ley y el derecho con relación a la libertad. No pretendo en este escrito hablar de la biografía de Leoni, pues al interesado le basta con teclear en algún buscador de internet el nombre del jurista para enterarse de su vida y obra. Lo que sí busco es  acercar al curioso las ideas que con respecto a la libertad y su relación con la ley tenía el pensador, para que juntos reflexionemos sobre estos temas. Me concentraré exclusivamente en la obra La libertad y la ley, escrita en 1961 por Leoni, la cual al principio nos muestra algo que el pensador creía sinceramente y es que para él, en ese tiempo, parecía ser que la libertad era mayormente defendida por economistas que por juristas, y es que los juristas hablan como si estuviesen atados. Bueno, lo mismo sigue pasando en esta época y para muestra estoy yo mismo que soy economista y en efecto, antes de estudiar derecho ya sentía el deber de defender la libertad, aunque con el sólo conocimiento económico, mi aproximación a la libertad fuese más parcial, más inacabada, más precaria, que la que obtuve después de estudiar derecho en la universidad.



Mas he de decir que no fueron mis estudios formales de derecho los que me motivaron a estudiar a Leoni, sino mi instinto sobre la libertad, la ley y la justicia, que gracias, eso sí, a mi exposición en la facultad a lecturas jurídicas, me hizo buscar y hallar a Bruno. Al igual que Leoni, creo que, en efecto, los juristas hablan como si estuviesen atados, pues toda la jerga jurídica y el constante estudio de la ley positiva representan demasiado peso y tiempo en la mente de estos especialistas, que necesitan desenvolverse en un mundo competido y oscuro que deja poco tiempo para la reflexión. Puedo decir porque me consta que en todo el tiempo que estuve estudiando derecho en la facultad, jamás, en ninguno de esos días escuché alguna reflexión acerca de la justicia (ya no digamos acerca de la libertad)  salvo la discusión que implícitamente estaba en las incontables lecturas acerca de la filosofía del derecho que tuve que leer para acreditar algunas asignaturas.

Siempre que se quiere opinar sobre el pensamiento de un hombre se corre el riesgo de malinterpretarlo, o mejor dicho, siempre que se opina sobre el pensamiento de un hombre, se malinterpreta necesariamente, esto es así y no hay nada qué hacer. Lo mismo pasará con lo que yo creo con respecto a lo que escribió Bruno Leoni en La libertad y la ley pues, aunque trate, no podré prescindir de mis particulares puntos de vista acerca de la justicia, la libertad, la igualdad, el derecho, pero, también es cierto que mi lectura de la obra de Leoni habrá de modificar mis puntos de vista, y el análisis que hago, habrá de modificar (es lo que deseo) los puntos de vista de aquel que se dé el tiempo de leer este pequeño homenaje al gran pensador.
Creo que todos los que somos en mayor o menor medida estudiosos del derecho nos hemos preguntado cosas similares acerca de eso con lo que tenemos contacto y sentimos como una realidad muy cercana, muy viva e importante, esa realidad que se topa con nosotros día con día y que es una mezcla de todos esos fenómenos interrelacionados tan mentados pero tan poco conocidos en sus relaciones y en su propio significado: la ley, el derecho, la libertad, la justicia, etcétera.
Esta reflexión, instintiva, fue la misma que planteó Roscoe Pound en Law and Liberty (1914) en la cual el autor comienza con las preguntas que enlisto a continuación:
–          ¿Cuál es el fin del orden legal existente?
–           ¿Qué buscamos lograr a través de la organización política?
–          ¿Cuál es el objetivo último de la creación de leyes?
Desde el punto de vista libertario yo tengo otras preguntas: ¿Cómo se relaciona la libertad con la ley y con el derecho?, ¿Cómo se relaciona la libertad con la justicia? ¿Es posible sistematizar de tal modo la relación de la libertad con los demás valores jurídicos como para poder dar respuesta contundente a las situaciones controvertidas que se nos presentan un día tras otro?, ¿Cuál es el deber de un libertario con respecto al estudio de la libertad y su defensa? Y no menos importante ¿qué es la libertad?
Hay muchas otras preguntas que podemos llegar a hacernos y tal vez escuchando a Bruno Leoni podamos adelantar alguna respuesta o como en algún escrito pasado dejé entrever, podamos tener la respuesta a preguntas que ni siquiera nos hemos planteado.
A medida que se vaya desarrollando el contenido de esta obra, iré citando textualmente fragmentos de La libertad y la ley para después dar mi punto de vista, muchas veces limitado, acerca de lo que creo que Leoni trataba de explicar, así como mi crítica o el aporte personal que crea que puedo plasmar. Seguiremos, para facilidad de aquel que pudiera acceder a la obra de Leoni, el capitulado que propuso el mismo autor en la medida de lo posible.
Introducción
Leoni, tal como apuntábamos en el prólogo, comienza su obra declarando que: “Parece ser destino de la libertad individual en nuestro tiempo que sea defendida principalmente por economistas más bien que por juristas o científicos de la política”. Pasa el autor a explicar inmediatamente las razones de esta conducta en estas dos clases de estudiosos, comenzando por los juristas:
“[ ]…la razón es quizá que, de alguna manera, se ven obligados a hablar basados en su conocimiento profesional, y, por tanto, en términos de los sistemas legales contemporáneos. Como dijo lord Bacon, «hablan como si estuvieran atados». Los sistemas jurídicos contemporáneos a los que se sienten ligados parece como si fueran reduciendo paulatinamente el terreno de la libertad individual”.
Algo ya apuntábamos al respecto en líneas anteriores y es que, en efecto, el mundo del jurista, más ahora que en la época de Leoni, se ve constreñido a un discurso archiconocido con límites estrechos y temas igualmente estrechos. El jurista, atado a su campo de estudio y a su sistema jurídico termina por ser discutidor de los temas acuciantes de su propia época y olvida las reflexiones fundamentales, como ¿qué es la justicia? (y de la libertad ni hablar), pues puede llegar a sentir, por un lado, que esos debates ya están finiquitados o por otro lado, sentir que ese no es su trabajo ya que él está especializado en, por ejemplo, el debate actual con respecto a los Derechos Humanos o la igualdad de género, etcétera. Lo que es más, aun cuando se llegara a interesar por algunos temas fundamentales resulta que todos esos juristas terminan por basar sus estudios en los autores de siempre. En mi paso por la facultad de Derecho jamás escuché el nombre de Bruno Leoni, a pesar de la importancia enorme de este autor. En suma, que el mundo del jurista es tan estático, tan predecible, tan limitado, que no es de extrañar que los debates en torno a la libertad, principalmente, no existan o estén demasiado atados a un reducido ámbito.
Continua Leoni, opinando ahora con respecto a los científicos de la política:
“Por su parte, los científicos políticos a menudo parecen inclinados a pensar en la política como si fuera una especie de técnica, comparable, por decirlo así, a la ingeniería, y que implica la idea de que los científicos políticos pueden tratar a la gente de una manera parecida a como los ingenieros manipulan las máquinas o las fábricas. Esa idea ingenieril de la ciencia política tiene, de hecho, poco o nada en común con la causa de la libertad individual”.
Tiene razón Leoni pero a mi parecer queda corto en su reflexión. En efecto hay “científicos políticos” que piensan en la política como una especie de técnica, pero, también están los que tienen un desprecio por la ley y el estudio del derecho pues lo consideran si acaso como un mero accidente, como apenas un obstáculo, como sólo un montón de letras escritas en libros que más que ayudar, estorban. Lo mismo pasa con los economistas, muchos tienen igual desprecio por las cuestiones jurídicas, pero tal como apunta Leoni, la libertad es ante todo un concepto jurídico, algo que hace que ciertas cosas jurídicas pasen o no pasen, en palabras de Leoni “[ ]…la libertad no es sólo un concepto económico o político, sino también, y probablemente por encima de todo, un concepto legal, ya que implica necesariamente todo un complejo de consecuencias legales.” Yo mismo he sido testigo de cómo compañeros libertarios han menospreciado el debate jurídico por sentir que ya saben qué es la libertad cuando lo que tienen son meras fórmulas verbales que cualquiera puede aprender pero que son tan difíciles o imposibles de aplicar sin el debido conocimiento jurídico. El conocimiento de la libertad, de la justicia, de la igualdad y su relación entre sí, es tan importante que estoy convencido que es mucho más importante este conocimiento (que se relaciona con los principios éticos de un mundo libre) para la causa de la libertad que el conocimiento de la economía, y lo digo yo, un economista.
En esta parte del libro, Leoni ataca especialmente a los abogados, ya que subraya que un abogado con suficiente conocimiento de la ley sabe qué funciona y qué no funciona en el sistema jurídico de su país y puede hacer comparaciones con otros países, y si sabe un poco de historia puede comparar como se han comportado diferentes sistemas jurídicos en un mismo país (y en el mundo). Esto, apunta Leoni, generalmente está fuera del alcance del economista o del científico político y es, lo que yo creo que hacía a Leoni sentir una responsabilidad doble al tratar de explicar sus teorías. Esta misma responsabilidad es la que sienten muchos otros (tal vez no muchos) como un servidor y nos lleva a estudiar economía, pero también derecho. Al igual que Leoni, siento que los abogados fallan en su responsabilidad de proteger la libertad así como los economistas también fallan en procurar hacer de su ciencia una herramienta verdaderamente eficaz para la consecución de un mundo mejor. Ambos, la economía y el derecho tienen su origen en la escasez y su combinación nos lleva a un sólo fin: traer libertad y racionalidad al mundo.

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