Thomas J. DiLorenzo
[Este artículo apareció originalmente en LewRockwell.com]
Una característica definitoria del socialismo en todas sus formas en todos los lugares y en todos los tiempos es una élite política relativamente pequeña (y sus compinches del “sector privado”) que vive instalada en el lujo saqueando a su población, destruyendo su economía, imponiendo un régimen de pobreza y miseria y convirtiendo a casi todos en dependientes del estado para su supervivencia. Joseph Stalin fue el hombre más rico del mundo en su tiempo, no los Rockefeller, Morgan o cualquier otro, como “dueño” de facto de toda la Unión Soviética. Los matones políticos socialistas africanos y latinoamericanos en la “época poscolonial” han sido conocidos por mucho tiempo por convertirse en millonarios o milmillonarios con abundancia de cuentas suizas, mientras que sus pueblos pasaban hambre y les pedían algo para sostenerse. Los unoporcenteros del socialismo hacen que los plutócratas de Wall Street parezcan pobres en comparación.
El último ejemplo flagrante de la corrupción desagradable e inmoral de los unoporcenteros del socialismo es Venezuela, un país que ha sido desde hace mucho el predilecto de la izquierda [socialista]”, según un artículo del 16 de junio en el Daily Mail. El artículo, escrito por Jake Wallis Simons, tenía por título: “Socialistas superricos beben champán en los country clubs de Venezuela mientras que las Madres de clase media buscan comida en los vertederos… e incluso los perros pasan hambre”.
El socialismo venezolano, lucido como “chavismo”, por el rico socialista unoporcentero Hugo Chávez, en realidad ha destruido la economía del país. Gracias a los controles de precios impuestos por el gobierno que mantienen los precios por debajo de los costes, los supermercados están vacíos, hay escasez o sencillamente indisponibilidad de todo y la gente de clase media está literalmente “buscando en montones malolientes de basura hojas de calabaza (…) y carne fétida”, según el artículo del Daily Mail, que incluye a docenas de fotografías de estas escenas patéticas. Entre las fotografías más perturbadoras están las de perros y otros animales muriendo de hambre en este “paraíso” socialista.
Nacionalizaciones, controles de precios y asfixiantes regulaciones públicas han ahogado tanto los restos del capitalismo que los hospitales no pueden conseguir papel higiénico, no digamos ya medicinas; la gente espera en colas en diez a doce horas diarias, igual que la antigua Unión Soviética, esperando comprar algo (lo que sea) que pueda ponerse a la venta con la esperanza de intercambiarlo por cosas que realmente necesitan; hay una hiperinflación desatada, ya que el gobierno trata de imprimir dinero como loco para continuar pagando sus fantasías socialistas y el crimen es el peor de cualquier lugar de la tierra. En el artículo se cita a una mujer de clase media diciendo: “El legado de Chávez es gente como yo buscando comida la basura”.
Predominan los mercados negros, también como en la vieja Unión Soviética, pero los ricos son los que más aprovechan esta situación porque sólo ellos pueden permitirse pagar precios astronómicamente superiores en el mercado negro o pagar los sobornos que se reclaman en dicho mercado negro. La élite socialista con relaciones políticas vive por todo lo alto, divirtiéndose muy espléndidamente en lugares como el Caracas Country Club, donde solo la cuota de entrada es casi 500 veces el salario anual medio de un trabajador venezolano de clase media. El artículo del Daily Mail está adornado con imágenes de “fiestas extravagantes y mesas abarrotadas de comida gourmet”. Cita a un compinche rico de Chávez diciendo: “¿Deberíamos dejar de divertirnos solo porque el país esté ardiendo?” Bueno, por supuesto que no. (estaba recuerda una escena de La loca historia del mundo en la que a Mel Brooks, interpretando al rey de Francia en la época revolucionaria, será próxima un lacayo alarmado que dice: “¡Señor, los campesinos se están revelando!” A lo que el “rey” responde: “Por supuesto que sí”).
“Esos ricos son ladrones”, dice la mujer citada por el Daily Mail. “Son compinches del gobierno y roban el dinero del país. (…) tuvimos una revolución socialista y estos son los resultados”. “Me siento engañado. Nuestro sueño socialista se está derrumbando”, decía otra víctima patéticamente engañada por el socialismo al estilo de Bernie Sanders/Hugo Chávez.
Entretanto, de acuerdo con una encuesta reciente, el 46% de los “millennials” estadounidenses dicen que podrían votar a un socialista como presidente, del que creen que podría acabar con el corporativismo político, “echar al dinero de la política” y redistribuir hacia ellos la riqueza de los unoporcenteros con conexiones políticas. Por supuesto, esto es un completo sinsentido y una expresión de extremada ignorancia. Como explicaba F.A. Hayek en su clásico Camino de servidumbre, la realidad es que bajo el socialismo “El único poder que merece la pena tener es el poder político”. Son el capitalismo, la propia privada y los mercados los que proporcionan las máximas posibilidades de oportunidades económicas y desarrollo económico basado en el mérito, el trabajo duro, el ahorro, el emprendimiento y la iniciativa individual. ¿Quién dice que las escuelas públicas no enseñan muchas cosas a los niños hoy en día?