Richard Cantillon, comerciante y banquero franco irlandés de comienzos del siglo XVIII reverenciado como el verdadero ‘padre de la economía’ y autor del libro “Essai sur la Nature du Commerce en Général” (Ensayo sobre la naturaleza del comercio en general), observó los efectos que se podían generar sobre los tipos de interés, si aumentaba la oferta monetaria.
Como explica Angel Martín Oro, “si el nuevo dinero pasaba a las manos de los prestamistas, se aumentaba la oferta de fondos prestables, lo que contribuía a reducir los tipos de interés. Pero si ese dinero era gastado, generaría un estímulo en la producción de los sectores que ven incrementada su demanda, lo que podría llevar a que los agentes aumentaran la demanda de préstamos, y ello hacer subir los tipos de interés.”
Un tipo mayor de interés real reduce los recursos monetarios mientras que un tipo de interés menor aumenta la oferta monetaria y esto según la teoría cuantitativa del dinero, deriva en un aumento de la inflación. Los tipos de interés son una importante herramienta para la política monetaria de los Bancos Centrales, y se articulan en función de la tasa de inflación.
Tipo de interés Nominal
En la actualidad, el tipo de interés nominal (nominal interest rate) es el tanto por ciento en concepto de interés acordado entre el acreedor y el tomador de un préstamo, y que el tomador debe agregar al devolver el capital. El tipo de interés nominal engloba la tasa de inflación y el tipo de interés real.
Tipo de interés Real
El tipo de interés real (real interest rate) es la diferencia entre el tipo de interés nominal y la inflación, permite calcular las ganancias, ya que el aumento de la inflación hay que descontarlos de la ganancia en intereses. Es una pérdida de valor que hay que contar como si fuera un gasto.
La tasa de interés real mide el poder adquisitivo de los ingresos por intereses, es decir, tiene en cuenta la inflación y se calcula mediante el ajuste del tipo de interés nominal según la tasa de inflación.
Si se depositan en un banco a plazo fijo 100 euros durante un periodo de 12 meses y se reciben 10 euros de intereses por ese dinero al final del periodo pactado, el saldo será de 110€. Si ese fuera el caso, el tipo de interés nominal ascendería al 10% anual. Si la inflación ese año ha sido del 10%, los 110 euros que hay en la cuenta al final del año tienen exactamente el mismo poder adquisitivo que los 100 euros del año anterior, en este caso el tipo de interés real sería cero.
Tipo de Interés Negativo
Los tipos de interés negativos, también conocidos como NIRP (Negative Interest Rate Policy), son un mundo inexplorado y como dijo Draghi “no sabemos realmente las consecuencias que podrían tener.”
A diferencia de lo que pasa con los tipos de interés nominales, que siempre son positivos, el tipo de interés real puede llegar a ser negativo cuando la tasa de inflación real supera el tipo de interés nominal acordado entre el prestamista y el tomador. Los tipos de interés reales negativos son perjudiciales para los prestamistas y benefician a los que tienen préstamos. Una tasa de inflación superior al tipo de interés nominal implica un tipo de interés real negativo y, como consecuencia, una rentabilidad negativa para el inversor.
Cuando el tipo de interés nominal es igual a la tasa de inflación, el prestamista no obtiene ni beneficio ni pérdida, y el valor devuelto en el futuro es igual al valor del dinero en el presente.
En el año 2009, el Sveriges Riksbank que es el banco central de Suecia y el más antiguo del mundo, estableció un tipo de interés del -0,25%. Esta fue la primera vez en la historia que un banco central establecía un tipo de interés negativo.
La crisis de deuda pública en la Unión Europea asimismo también cuenta con ganadores y perdedores. En enero de 2013, el Tesoro alemán colocó más de 3.500 millones de euros en deuda a seis meses, a un interés negativo del 0,0091%, el Bundesbank no tuvo que pagar por colocar bonos con este vencimiento.
El profesor Albert Bartlett, de la Universidad de Colorado, resume de forma muy elegante la situación a que obliga cualquier actividad exponencial como el crédito con intereses: “La mayor deficiencia del ser humano es nuestra incapacidad para entender la función exponencial“.