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Thursday, December 15, 2016

Moralidad y crimen en la nueva economía




“En esta nueva economía a medida que las barreras para trasmitir información se derrumban, emergen infinidad de consecuencias positivas. Pero esta avalancha ha provocado también una serie de confusiones. La tecnología moderna liberando información tradicionalmente reprimida, tiende a revaluar el viejo estilo conservador para reflexionar y emitir juicios de toda una sociedad.”


RICARDO VALENZUELA
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A riesgo de asumir notas del viejo cliché manoseado, repetido y eternamente utilizado para provocar las apocalípticas expectativas racionales, lo hago porque con profunda convicción creo en lo afirmado en el resto de mi escrito. Pienso que, desde los albores de la segunda guerra mundial, el mundo no presentaba un rostro que delata la extrema violencia que lo invade para convertirlo en un enorme polvorín acosado por bandas de piromaniacos.

 
Pero la segunda guerra fue un conflicto entre naciones, ejércitos, regiones definidas para detener ambiciones territoriales de fascistas. El conflicto hoy día es contra un enemigo sin país, sin ejército regular, catapultado por un enfermizo odio producto de su fanatismo religioso. Si a este potaje le agregamos el resto de los ingredientes: petróleo a niveles record, el narcotráfico con ganancias de $500,000 millones de dólares, armas nucleares y, finalmente, el mas perfecto de los idiotas latinoamericanos, Chávez, portador de una chequera infinita, su odio indescriptible y un coeficiente intelectual inferior a la inflación japonesa, tenemos el cuadro completo.

A medida que el concepto moderno de estado se descompone, los grupos bárbaros están adquiriendo el liberado poder para ejercerlo con despiadada violencia y tras bambalinas. Grupos como las mafias rusas, herencia del fracaso comunista, nomenclaturas y, de forma especial, el narcotráfico, son ya los propietarios de ese poder en transito. De forma que pocos imaginan, estos bárbaros han infiltrado las estructuras de la nación-estado con la precaución para no modificar su apariencia. Con magnitud similar a la violencia de un estado en guerra, utilizan tácticas aun más sanguinarias y su incontrolable poder es parte de la debilitación de la política.

Los micro procesos han reducido la necesidad de tamaño que tales grupos requerían para ser efectivos en el uso y control de la violencia. Y a medida que esta revolución tecnológica avanza, la violencia depredadora será cada vez más organizada y ubicada lejos de controles centrales. Ahora, los esfuerzos para contener esta plaga, igualmente se deberán desarrollar en formas que dependan más de la eficiencia que la magnitud del poder y, de forma especial, con la participación de la sociedad civil.

El surgimiento de esta actividad criminal y renovada corrupción dentro de la nación-estado, es parte importante de un sub plano en el transitar del mundo hacia su nuevo horizonte. Estamos atestiguando una siniestra versión de la vieja película: Invasión of the Body Snatchers y, antes que la mayoría de naciones colapsen, serán dominadas por estos bárbaros. Pero a diferencia de la cinta, los vampiros del futuro no serán extraterrestres sino criminales de todo tipo y filiación ocupando posiciones oficiales, al mismo tiempo que, en los pasillos de la burocracia, estructuran esquemas fuera del orden constitucional para ejecutar su toma total.

El final de toda era usualmente es un período de intensa corrupción. Mientras las bandas del viejo sistema se desmoronan, el tejido social se desmorona junto con ellas creando un ambiente en el cual, esos benditos seres ubicados en las altas esferas, pueden combinar propósitos públicos con actividades criminales privadas con la representación debida para crear fusiones diabólicas y continuar succionando la sangre de la sociedad.

Desgraciadamente la gente no puede depender de los canales tradicionales de información para entender, claramente y a tiempo, esta descomposición de la nación-estado ya iniciada. La propaganda similar a la que distinguió la caída del Imperio Romano, se repite participando en la descomposición de las grandes entidades políticas. La media tradicional no puede ser fuente confiable pues pocos informan la verdad. Otros son reliquias que promueven el conservador pasado. Hay quienes, con gran ceguera provocada por el anacronismo ideológico, le apuestan al socialismo y a la moribunda nación-estado. Finalmente, marchan quienes tienen miedo de exhibir lo muy visible pues ellos ven poco y exponen menos.

En esta nueva economía a medida que las barreras para trasmitir información se derrumban, emergen infinidad de consecuencias positivas. Pero esta avalancha ha provocado también una serie de confusiones. La tecnología moderna liberando información tradicionalmente reprimida, tiende a revaluar el viejo estilo conservador para reflexionar y emitir juicios de toda una sociedad.

Las olas de información disponible hoy día, le dan un nuevo valor a la brevedad. La brevedad nos lleva a la abreviación evitando lo que no suene familiar. Desafortunadamente esa abreviación proporciona una pobre fundación para arribar al entendimiento. Los veloces cambios tecnológicos están devaluando las bases mega políticas de la organización social y económica. Como consecuencia, emergen silenciosas teorías para barnizar el mundo de antigüedades como nunca antes. Ello incrementa la importancia e influencia de visiones generales y disminuye el valor de datos individuales disponibles para todo mundo.

La creciente trivializacióny marginalización de la vida ha tenido efectos pilótales en el discurso y pensamiento social. Ello ha provocado el tejido de una sociedad superficial alejada de la lógica y el sentido común. Es por ello que la era de la información no ha mutado a la era del entendimiento. El mundo dispone de información como nunca, pero no encontramos voces morales para avalar el significado de los eventos afirmando su verdad, o, su engaño.

¿Cómo arribamos a esta situación? Por una sencilla razón, en nuestra sociedad el crimen paga. A diferencia de lo que prevaleció en el mundo occidental durante los últimos dos siglos, los criminales ya no son considerados tales y rechazados en sociedad, son admirados. Y cuando el crimen paga, emergen mejores criminales. Pero las sociedades sólidas requieren de sólidas bases morales. La historia nos demuestra la relación entre moralidad y prosperidad.

El ultimo párrafo de la magna obra de Adam Smith reza: “Lo diabólico existe no para crear desesperación, sino acciones. No es solamente el interés del individuo, sino su deber, el utilizar todos sus esfuerzos para remover lo diabólico de su ser y del círculo mas grande que pueda edificar. Y mientras más se de a cumplir con ese deber, podrá orientar su esfuerzo de forma más sabia; y mientras más éxito logre con sus acciones, más purificará su mente y de esa forma cumplir con el mandato de su creador.”

Mientras el “mercado mexicano y latinoamericano” continúe permitiendo que el crimen pague, seguiremos cayendo en la espiral de violencia que tanta ansiedad nos causa. Y en palabras de James: “un mundo donde las montañas se derrumban, no es habitable. Moralidad es hacer más que ser, es actuar en lugar de predicar. Es darle valor a la justicia, a la verdad y a la libertad”

Moralidad y crimen en la nueva economía




“En esta nueva economía a medida que las barreras para trasmitir información se derrumban, emergen infinidad de consecuencias positivas. Pero esta avalancha ha provocado también una serie de confusiones. La tecnología moderna liberando información tradicionalmente reprimida, tiende a revaluar el viejo estilo conservador para reflexionar y emitir juicios de toda una sociedad.”


RICARDO VALENZUELA
Image result for cattle ranches in canada
A riesgo de asumir notas del viejo cliché manoseado, repetido y eternamente utilizado para provocar las apocalípticas expectativas racionales, lo hago porque con profunda convicción creo en lo afirmado en el resto de mi escrito. Pienso que, desde los albores de la segunda guerra mundial, el mundo no presentaba un rostro que delata la extrema violencia que lo invade para convertirlo en un enorme polvorín acosado por bandas de piromaniacos.

Monday, September 26, 2016

¿Debería ser un crimen el lavado?

Ian Vásquez considera que las autoridades deberían enfocar sus esfuerzos y recursos en perseguir los crímenenes que anteceden al lavado de dinero, cuya persecución deriva en la violación de la privacidad de ciudadanos inocentes.

Ian Vásquez es Director del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Cato Institute.
Una vez organicé una presentación en Washington, DC titulada “¿Debería el lavado de dinero ser considerado un crimen?”, a la que invité a Lawrence Lindsey, uno de los gobernadores de la Reserva Federal de EE.UU. La respuesta del representante del Banco Central, el ente regulatorio financiero más importante del país, fue clara: no.
Según él y muchos expertos financieros, las regulaciones antilavado de activos están mal enfocadas, son altamente ineficientes y amenazan la privacidad de los ciudadanos, cosa de la que fácilmente pueden abusar los políticos inescrupulosos. A raíz de la hasta ahora negativa por parte del Congreso peruano de fortalecer la Unidad de Inteligencia Financiera, justamente para luchar contra el lavado, vale la pena tomar estas críticas en serio. No se trata pues de un tema tan simple en el que están los buenos de un lado y los malos corruptos del otro.



Las autoridades, según Lindsey, han fallado en una de sus tareas principales de frenar o prevenir actos criminales que dan origen al lavado, como el secuestro o el narcotráfico, por lo que obligan a los banqueros a escrudiñar actos que en sí no son criminales (como la transferencia de dinero). El enfoque está mal. No corresponde a los empresarios convertirse en policías. Si los delitos originales realmente están fuera de control, es hora de poner más esfuerzo en luchar contra ellos o reformar las leyes que los afectan.
Dado que el uso de dinero no es un delito por sí mismo, es sumamente difícil detectar y comprobar el lavado de activos, así como no es tan fácil definirlo —como sí es, por ejemplo, definir el robo o el homicidio—. ¿Comprar una pintura por encima del valor de lo que muchos estiman que vale es legítimo o es lavado de dinero? Y así como ya hay muchas regulaciones en contra del lavado, hay un sinnúmero de maneras de evadirlas.
Las regulaciones antilavado terminan siendo una carga sobre los individuos y el sector privado, pero además son extremadamente ineficientes. En EE.UU., por ejemplo, se requiere que los bancos reporten transacciones financieras superiores a ciertos montos. Lindsey documenta lo siguiente: “Entre 1987 y 1995, el gobierno recolectó 77 millones de informes sobre transacciones, o sea unas 62 toneladas de papel. Con todo eso logró llevar a juicio 3 mil casos de lavado. Más o menos un caso por cada 25 mil informes... y se lograron apenas 580 veredictos de culpabilidad. En otras palabras, más de 100 mil informes fueron presentados por gente inocente para lograr cada condena. Esa proporción de 99.999 a 1 normalmente no se toleraría como un equilibrio razonable entre la privacidad y el fallo de culpabilidad”.
Dada esa ineficiencia, difícilmente se podría decir que, a pesar de la multitud de nuevas regulaciones, hoy hay menos lavado de dinero en el mundo que hace 20 años. El experto Jason Sharman resume lo que encuentran los estudios al respecto: “La conclusión general es que la expansión del régimen de lucha contra el lavado de dinero se debe más al imperativo político de ‘hacer algo’ en respuesta a cuestiones candentes, como el crimen o el terrorismo, que a cualquier historial de éxito”.
La guerra contra el lavado de activos es como otras tantas iniciativas de organizaciones internacionales que miden su impacto por cuánto hacen en vez de por cuánto cumplen: lo gastado o incautado en la guerra contra las drogas, en vez de su impacto en el consumo o disponibilidad de las drogas; o la cantidad de ayuda externa otorgada en vez del desarrollo económico que se logra.
Es el caso también de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). Según la ministra de Justicia, un motivo importante para fortalecer las leyes antilavado es poder acceder a esa organización. EE.UU. y otros países ricos no han podido controlar el lavado de dinero, por lo que quieren imponer sus reglas a los demás países. No debería ser una prioridad para el Perú. Viene con costos altos, especialmente si el plan consiste en que las autoridades compartan la información que recogen.
En vez de crear un sistema del que nuestros políticos fácilmente podrán abusar, el gobierno debería enfocar sus esfuerzos en combatir los crímenes reales que dan origen al lavado de dinero.

¿Debería ser un crimen el lavado?

Ian Vásquez considera que las autoridades deberían enfocar sus esfuerzos y recursos en perseguir los crímenenes que anteceden al lavado de dinero, cuya persecución deriva en la violación de la privacidad de ciudadanos inocentes.

Ian Vásquez es Director del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Cato Institute.
Una vez organicé una presentación en Washington, DC titulada “¿Debería el lavado de dinero ser considerado un crimen?”, a la que invité a Lawrence Lindsey, uno de los gobernadores de la Reserva Federal de EE.UU. La respuesta del representante del Banco Central, el ente regulatorio financiero más importante del país, fue clara: no.
Según él y muchos expertos financieros, las regulaciones antilavado de activos están mal enfocadas, son altamente ineficientes y amenazan la privacidad de los ciudadanos, cosa de la que fácilmente pueden abusar los políticos inescrupulosos. A raíz de la hasta ahora negativa por parte del Congreso peruano de fortalecer la Unidad de Inteligencia Financiera, justamente para luchar contra el lavado, vale la pena tomar estas críticas en serio. No se trata pues de un tema tan simple en el que están los buenos de un lado y los malos corruptos del otro.