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Wednesday, December 21, 2016

Dos años de deshielo solo han servido para fortalecer la dictadura cubana


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Por Emilio J. López
Miami.- El inicio de normalización de relaciones entre EE.UU. y Cuba cumple hoy dos años oscurecido por la represión virulenta de la disidencia y la falta de derechos en la isla.
Los primeros frutos del histórico deshielo bilateral tiene un marcado sabor amargo al confrontar las medidas de mano tendida promovidas por el presidente estadounidense, Barack Obama, con la falta de espacios para la libre expresión, pluralidad política y de avances en el terreno de los derechos laborales en la isla.
“Lamentablemente, la política cubana del presidente Obama sólo ha servido para contribuir al fortalecimiento de la dictadura” en la isla, afirmó a Efe el periodista e intelectual cubano Carlos Alberto Montaner.


A juicio de Montaner, los expertos del Departamento de Estado o de los servicios de inteligencia estadounidenses le podían haber advertido a Obama de este más que previsible desenlace, pero el presidente “les ocultó las negociaciones con La Habana para seguir su ingenuo instinto”.
Para el escritor y ensayista cubano, la realidad es que Obama no quería escuchar lo obvio: “que Cuba y Venezuela son enemigos de Estados Unidos, tanto de sus intereses como de sus valores, y como tal había que tratar a esos países”.
En términos parecidos se expresó el exanalista de la CIA Brian Latell, quien aprecia cómo en estos dos años de normalización de relaciones entre Washington y La Habana el “régimen castrista ha trazado una línea más dura contra aquellos que teme”, por la preocupación de que “la situación se les vaya de las manos”.
Una preocupación creciente entre la nomenclatura del régimen que tiene que ver mucho con la “generación más joven de cubanos” en la isla, en este nuevo contexto y marco de relaciones bilaterales.
De hecho, apuntó a Efe Latell, que acaba de publicar el ensayo “History Will Absolve me: Fidel Castro, Life and Legacy” (“La historia me absolverá: Fidel Castro, Vida y Legado”), el Congreso de abril pasado del Partido Comunista Cubano (PCC) “confirmó esta línea dura ahora dominante en la esfera política”.
Desde el 17 de diciembre de 2014, fecha en que Obama y el presidente cubano, Raúl Castro, anunciaron el deshielo de las relaciones, EE.UU. ha mostrado su voluntad de “levantar restricciones a la dictadura de Castro”, pero no así el régimen cubano a su población, privada de derechos civiles, humanos y laborales, dijo a Efe Ramón Saúl Sánchez, presidente del Movimiento Democracia.
Opinó Sánchez que el “gran fallo” de la gestión de Obama en su política hacia la isla fue “confundir al pueblo de Cuba con la dictadura de Cuba”, además del error que supuso no condicionar el avance en las negociaciones a la “cuestión del respeto a los derechos humanos”.
Pero el horizonte próximo que se abre ante el régimen cubano es “muy preocupante”, con la “pérdida de aliados en la región”, una situación muy negativa de la economía cubana y en peligro su subsistencia sin el crudo venezolano que recibe en condiciones muy ventajosas, añadió el activista.
La legisladora cubano-estadounidense Ileana Ros-Lehtinen calificó, por su parte, de “desastrosa” y “fracasada” la política hacia Cuba de Obama, una normalización de relaciones que “solo ha resultado en altos niveles de represión y más cubanos desesperados por escapar del régimen de Castro”.
La republicana por Florida cree que, después de dos años de relaciones, “ninguna de las concesiones unilaterales” del mandatario estadounidense, tales como unos mayores lazos comerciales, “han producido significativos resultados para quienes siguen viviendo bajo la opresión de Castro”.
En esa misma línea, el congresista Mario Díaz-Balart se mostró convencido de que en estos dos años de política de “apaciguamiento” de Obama hacia la “dictadura de Castro” las condiciones en la isla “no han hecho más que empeorar” y los “arrestos políticos” suman 9.484 en lo que va de año.
Sin embargo, en opinión de Emilio Morales, presidente del influyente Havana Consulting Group, radicado en EE.UU., Obama “hizo lo más difícil que podía hacer un presidente con respecto a Cuba, cambió la política hacia la isla 180 grados con el riesgo de un alto costo político”.
Un cambio de perspectiva política gracias al cual hoy las aerolíneas más importantes de EE.UU. vuelan a Cuba y el turismo estadounidense ha tenido un “aumento meteórico”

Dos años de deshielo solo han servido para fortalecer la dictadura cubana


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Por Emilio J. López
Miami.- El inicio de normalización de relaciones entre EE.UU. y Cuba cumple hoy dos años oscurecido por la represión virulenta de la disidencia y la falta de derechos en la isla.
Los primeros frutos del histórico deshielo bilateral tiene un marcado sabor amargo al confrontar las medidas de mano tendida promovidas por el presidente estadounidense, Barack Obama, con la falta de espacios para la libre expresión, pluralidad política y de avances en el terreno de los derechos laborales en la isla.
“Lamentablemente, la política cubana del presidente Obama sólo ha servido para contribuir al fortalecimiento de la dictadura” en la isla, afirmó a Efe el periodista e intelectual cubano Carlos Alberto Montaner.

Wednesday, June 15, 2016

Fortalecer el anticolectivismo


Si no existiera Podemos, alguien en Génova habría tenido que “inventarlo” para hundir al PSOE, como Mitterrand “inventó” el Frente Nacional para dividir al centroderecha. Lo que pasa es que en política las coincidencias no suelen ser tales, y el “si” condicional normalmente camufla certidumbres. El movimiento de recomposición de la extrema izquierda jamás habría pasado de una masa electoral algo superior a la habitual en ese segmento ideológico, si no fuera porque recibió un apoyo mediático sostenido, que cabe valorar en muchos millones de euros. Y así, cualquiera.
La jugada pasaría por maestra si no exigiera una asunción de riesgos absolutamente temeraria, como ilustra el mismo ejemplo de lo sucedido en Francia.



El divide et impera del sanedrín monclovita ha funcionado. Manejando con soltura la recomposición del sector de medios de comunicación, salvando con el dinero de todos a algunos de sus integrantes y tal vez conteniendo temporalmente las investigaciones de Hacienda o de otros poderes del Estado sobre la presunta financiación exterior de Podemos, la cúpula del PP-Rajoy ha logrado lo que se proponía: hundir al PSOE aunque para ello tuviera que arruinar también su propia formación política y forzar al país entero a pagar un precio altísimo. ¿Merecía la pena? La jugada de apuñalar al PSOE le ha salido bien al PP de doña Maquiavela Sáenz de Santamaría, que ha contado además con la inestimable colaboración de la víctima, pero la victoria es pírrica.
Han demostrado que todo vale para tapar la barra libre de abultados y jugosos sobres que, al parecer, disfrutó durante décadas la cúpula pepera
No parece tener límites el cinismo del núcleo íntimo formado por Mariano, Soraya, Cristóbal y José Manuel. Han demostrado que todo vale para tapar la barra libre de abultados y jugosos sobres que, al parecer, disfrutó durante décadas la cúpula pepera, con descarada barcenía —excelsa y necesaria incorporación al diccionario que debemos a la genialidad de don Fernando Díaz Villanueva, y que Fundéu debería recoger de inmediato—.
Ahora resulta que hay que votar PP porque, de no hacerlo, se abatirá sobre nosotros el diluvio universal del totalitarismo… que ellos, principalmente ellos, nos han traído. Qué cara más dura, qué jeta inabarcable, qué poca vergüenza, qué chantaje tan tosco e indignante el de estos estudiantes de primero de ingeniería sociopolítica, que han jugado con fuego quemándonos a todos. Pues que venga la catástrofe telúrica con la que Mariano nos amenaza, que venga el tsunami, el terremoto, la lluvia de meteoritos, la tormenta solar, pero ceder a su chantaje psicológico, nunca. Pagarle rescate a Rajoy para que no nos secuestre Podemos, jamás. Antes que eso, vale más ir construyendo las trincheras para luchar contra el totalitarismo de extrema izquierda, poniendo en ellas retratos de Mariano y Soraya para no olvidarnos de los insensatos que lo desencadenaron deliberadamente. Rajoy siempre tendrá un lugar en nuestros hígados y una estatua de sal en el Hall of Shame de nuestra Historia.
Turarsi il naso e votare Democrazia Cristiana”, decían en la Italia de los setenta y ochenta mientras señalaban con gesto de horror al Partido Comunista rampante, el más potente por entonces a este lado del Telón de Acero. Pero taparse la nariz ante la corrupción extrema que señala presuntamente —siempre hay que poner eso de presuntamente— al mismísimo presidente y ante la gestión liberticida de estos cuatro años, ante las más de cincuenta subidas de impuestos, ante el rescate a algunos con el dinero de todos, ante un déficit superior al PIB, ante la Ley Mordaza, ante los privilegios descarados a los cárteles regulatorios… es mucho taparse. Es demasiado. Y rebelarse ante la inducción al voto del miedo es un acto de dignidad.
Además, ya no hay Guerra Fría, por más que los podemitas sigan anclados en sus resabios, demostrando que el tan cacareado socialismo del siglo XXI no es sino un clon del que fracasó en el XX. Por lo tanto, menos lobos, Caperucita barbuda… y si viene el lobo le tendremos que hacer frente entre todos los demás pero sin ti, sin el irresponsable que le abrió la jaula para que saliera a asustarnos con sus dentelladas de comunismo vintage. Que a ver ahora cómo vuelves a meterlo, listo, mientras tu propio público implora un cambio de domador.
Es el momento de fortalecer el anticolectivismo pleno, el libertarismo, para que a partir del 27 pueda plantar cara a lo que se nos viene encima
Ahora va a ser complicadísimo neutralizar a la extrema izquierda, y la ceguera cortoplacista de los demás partidos nos aboca al torpe cordón sanitario, al frente de todos contra Podemos después del 26-J. Y Coleta Morada se frota las manos ante esos planes de sus adversarios, porque su timing no es el de los demás y sabe que una breve pasada por el trono bis de Jefe de la Oposición, de premier en la sombra, es ideal para consumar el recorrido griego y alzarse con una amplia mayoría relativa, completable con socios periféricos, cuando esa débil coalición se desmorone. Y entre tanto, a tomar las calles y las plazas en un nuevo 15-M que debilite la concertación de los demás. No estaríamos en estas si se hubiera hecho meses atrás una coalición de Podemos, PSOE y Ciudadanos, dando al primero presupuesto y resonancia para conducirles a buen paso hacia su inexorable fracaso (son inexpertos) y para provocar su inevitable contagio de corrupción (tienen hambre), documentando ambos con tanta tele como han tenido para llegar hasta aquí y convocando nuevas elecciones una vez hundida su popularidad. Era la única vacuna posible, aunque arriesgadísima. El más que probable adelantamiento electoral de Podemos al PSOE la dificulta mucho en la nueva etapa.
De una forma o de otra, vamos hacia más colectivismo. O bien con un gobierno anti-Podemos que tendrá que hacer concesiones a la izquierda y cuyo programa será en gran medida el ya adelantado por el acuerdo entre Ciudadanos y el PSOE; o bien con un gobierno directamente participado por nuestros totalitarios, mucho más extremistas que Syriza e incluso más que Varoufakis. Es en cualquier caso, por lo tanto, el momento de fortalecer el anticolectivismo pleno, el libertarismo, para que a partir del 27 pueda plantar cara a lo que, en gran medida “gracias” a Rajoy, se nos viene encima.

Fortalecer el anticolectivismo


Si no existiera Podemos, alguien en Génova habría tenido que “inventarlo” para hundir al PSOE, como Mitterrand “inventó” el Frente Nacional para dividir al centroderecha. Lo que pasa es que en política las coincidencias no suelen ser tales, y el “si” condicional normalmente camufla certidumbres. El movimiento de recomposición de la extrema izquierda jamás habría pasado de una masa electoral algo superior a la habitual en ese segmento ideológico, si no fuera porque recibió un apoyo mediático sostenido, que cabe valorar en muchos millones de euros. Y así, cualquiera.
La jugada pasaría por maestra si no exigiera una asunción de riesgos absolutamente temeraria, como ilustra el mismo ejemplo de lo sucedido en Francia.