“SERÁ CUANDO EL PLAN PREPARADO POR LA INFLUYENTE FUNDACIÓN CUBANO AMERICANA SE IMPLEMENTE Y EJECUTE. TENDREMOS ASÍ EL PRIMER PAÍS LATINO LIBERTARIO A IMAGEN Y SEMEJANZA DE HONG KONG, DUBÁI O SINGAPUR, Y EL SEGUNDO DESARROLLADO, RICO Y PRÓSPERO DE LA MANO CON CHILE.”
RICARDO VALENZUELA. Mayo 2011
Mucho se dice sobre la actividad política, las más de las veces con cierto desprecio. Queda claro que ha hecho méritos suficientes para gozar de ese desprestigio, y que ese resultado no es circunstancial ni aleatorio, sino la esperable consecuencia de tanta mala tarea y de sus aberrantes prácticas.
Buena parte de esa baja reputación tiene que ver con el modo de ejercerla y no con la actividad en sí misma. Sería bueno que quienes la han abrazado como vocación, asuman ese costo en vez de ofenderse con quienes hostigan a sus protagonistas. Algún famoso ex presidente dijo alguna vez “Se supone que la política es la segunda profesión más antigua de la Tierra. He llegado a la conclusión de que guarda una gran semejanza con la primera."
Pero de todos los defectos que caracterizan a este oficio, tal vez uno de ellos sobresalga por su importancia, impacto y siempre sombría explicación. Se trata del origen de los dineros con los que se financian los partidos, con los que se hace viable la actividad política de modo cotidiano.
Si los partidos, si los dirigentes, no pueden explicar con transparencia y honestidad de donde salen los fondos que financian su actividad, mal pueden ser los motores del cambio, al menos no sin ser sospechados.
Preocupa la perversa relación entre dineros públicos y acción política, porque la sensación generalizada de la sociedad es que quien maneja el poder, quien detenta la caja del sector estatal, cuenta con una enorme ventaja, y esto pocas veces se contradice con la realidad percibida.
Durante los años 60 la etiqueta “hecho en Japón”, era sinónimo de la escasa calidad del producto portador. Los japoneses, después de la segunda guerra mundial, de acuerdo al plan de rehabilitación se dedicaban a inundar al mundo con réplicas de manufacturas que ya cabalgaban los mercados, pero con el atractivo de ser infinitamente más baratos. Era el inicio de la segunda fase de una historia que ya en la década de los 80s se convertía en la admiración de la comunidad internacional.
Mc Arthur sería el arquitecto de un nuevo país que abrazaba la democracia y los mercados libres, convergiendo así la historia del ave Fénix de la segunda parte del siglo XX. Siendo Japón, al igual que México, un país en el cual no se había permitido el desarrollo de una saludable sociedad civil, era entendible al inicio una participación especial del Estado con el propósito de acelerar el desarrollo requerido por el destrozado país. Fue cuando su gobierno, mediante un agresivo activismo, desarrollara el concepto de Japón Inc.
Para el inicio de la década de los años 80 el experimento japonés no sólo había demostrado su eficacia, amenazaba con arrebatar el liderazgo a los EU como la economía más grande del planeta. Surgirían así los famosos revisionistas; un grupo de intelectuales advirtiendo que si los EU no adoptaban el modelo Japón Inc, estaban condenados a ser desplazados por los nipones. Sin embargo, pocos se daban cuenta de que en la isla el Estado nunca había abandonado ese papel interventor, y su capitalismo de estado mostraba la fatiga que siempre llega.
Cuando Reagan en EU desmantelaba el edificio keynesiano que los asfixiaba, los japoneses invadían los mercados mundiales no sólo con productos, invadían los mismos EU adquiriendo activos símbolos como edificios en Nueva York, bancos, campos de golf, compañías cinematográficas y, sobre todo, eran los propietarios de bonos del gobierno americano más importantes del globo. Los bancos japoneses eran ya los más grandes del mundo y sus mercados financieros se aproximaban con prisa a los niveles de Wall Street. Sin embargo, al inicio de la década de los 90s, la burbuja que sólo unos cuantos economistas detectaron, explotaba en una grave recesión de la cual todavía no se reponen.
Fue tal el desencanto con ese modelo que produjo sagaces observadores dirigieran su mirada hacia otro país oriental que, de forma silenciosa, cocinaba otro milagro: China. Habiendo lucrado de la experiencia japonesa y sobre todo de la rusa, China iniciaba una admirable transformación dándole la bienvenida a los mercados y, con medida precisión, desplazaban al Estado como el gran Zar económico con la genial creación de su visionario líder: Un país con dos sistemas.
El milagro chino emerge y deba convertirse en la gran historia del siglo XXI. Pero en el país de las excusas, ahora las autoridades mexicanas culpan a China de nuestras desgracias económicas. La lista es larga pero va desde el contrabando, la ilegal mano de obra, la mal intencionada manipulación del yuan, hasta los hechizos de Confucio en contra de la humanidad. En los EU se culpa a China por la pérdida de empleos en la rama de la manufactura. La realidad es que debido al aumento en productividad las manufacturas, en estos momentos, como porcentaje del PIB, son más altas que hace 30 años.
En EU, al igual que a finales del siglo XIX el empleo de la agricultura se desplazaba a la industria, ahora la economía de servicios lo importa de la manufactura. Pero en el caso de México la realidad es otra. Mientras los chinos agresivamente liberan su economía, nosotros seguimos atrapados por la misma tramitología y la voraz burocracia. China en su costa mantiene cerca de veinte zonas de libertad económica tipo Hong Kong y la creación de riqueza ha sido tal, que no pueden dilatar el ampliarlas hacia el interior del país. Han establecido ya su primera zona libre interior en la ciudad de Chongqing a orillas del río Yangtze, donde conjunta una población de más de 300 millones.
Este proceso liberatorio ha convertido a China en la segunda economía del mundo arrebatando el título a Japón. Chongjin es ya el centro de la mayor inversión internacional en China: Una sociedad entre BPPLC, China Petroleum, y Chemical Corporation.
Si México no inicia un proceso de agresiva liberación de su economía, estamos condenados a perder otra histórica oportunidad y, más triste, perder otro siglo sumergidos en la miseria. Milton Friedman lo aconsejaba hace veinte años: “El ejemplo de México a seguir no debe ser los EU, debe ser Hong Kong.” Pero seguimos inmersos en el aparatismo y la burocracia mientras China como aspiradora recibe la mayor parte de la inversión internacional y nosotros nos consolamos quejándonos de sus abusivas tácticas y pidiendo protección.
“Durante todos los años cincuenta, Cuba ocupaba EL SEGUNDO LUGAR EN INGRESO PER CÁPITA de Iberoamérica superando a Italia y más del doble de España. A pesar de su pequeña geografía y con sólo 6 millones de habitantes, en 1958 ocupaba la posición 29 entre las economías mayores del mundo”.
Dentro de muy poco tiempo México enfrentará otro reto y, aunque no de tal magnitud, será letal para algunas actividades de nuestra economía; Cuba. Los cubanos sólo esperan la muerte de Fidel para corregir ese histórico error que les hiciera perder medio siglo hundiéndolos en la miseria. Pero los cubanos cuentan con un feroz ejército de verdaderos capitalistas formados en las costas de Florida en un ambiente de lucha, riesgo e independencia. Un ejército que ha acumulado capital financiero—son dueños de varios bancos en EU--, pero sobre todo, capital humano. Cuba tiene además el antecedente de una vigorosa sociedad civil formada en los años de ocupación americana.
Una de las actividades que más deberá sufrir al momento que Cuba emerja abandonando el socialismo, es la agricultura de Sonora y Sinaloa. Seremos entonces testigos de la “Bacardí Produce Corporation” surtiendo el mercado de los EU con grandes ventajas sobre los agricultores mexicanos: Capital del exilio abundante, agresivo y disponible, mercados libres, un esquema legal de libertad y protección, costos inferiores y una nueva cultura del cubano isleño contagiado por la nueva generación libertaria en la Florida, lista para abrazar el desembarco con su hambre de libertad. Guantánamo, la primera ciudad libre de Cuba, succionará como un enorme embudo todas las maquiladoras del norte de México sufriendo de las extorsiones del narco y los burócratas.
Será cuando el plan preparado por la influyente Fundación Cubano Americana se implemente y ejecute, en donde se habla de Carlos Alberto Montaner o Lincoln Diaz— Balart como posible presidente de la Cuba Libre. Tendremos así el primer país latino libertario a imagen y semejanza de Hong Kong, Dubái o Singapur, y el segundo desarrollado, rico y próspero de la mano con Chile.
Mucho se dice sobre la actividad política, las más de las veces con cierto desprecio. Queda claro que ha hecho méritos suficientes para gozar de ese desprestigio, y que ese resultado no es circunstancial ni aleatorio, sino la esperable consecuencia de tanta mala tarea y de sus aberrantes prácticas.
Buena parte de esa baja reputación tiene que ver con el modo de ejercerla y no con la actividad en sí misma. Sería bueno que quienes la han abrazado como vocación, asuman ese costo en vez de ofenderse con quienes hostigan a sus protagonistas. Algún famoso ex presidente dijo alguna vez “Se supone que la política es la segunda profesión más antigua de la Tierra. He llegado a la conclusión de que guarda una gran semejanza con la primera."
Pero de todos los defectos que caracterizan a este oficio, tal vez uno de ellos sobresalga por su importancia, impacto y siempre sombría explicación. Se trata del origen de los dineros con los que se financian los partidos, con los que se hace viable la actividad política de modo cotidiano.
Si los partidos, si los dirigentes, no pueden explicar con transparencia y honestidad de donde salen los fondos que financian su actividad, mal pueden ser los motores del cambio, al menos no sin ser sospechados.
Preocupa la perversa relación entre dineros públicos y acción política, porque la sensación generalizada de la sociedad es que quien maneja el poder, quien detenta la caja del sector estatal, cuenta con una enorme ventaja, y esto pocas veces se contradice con la realidad percibida.
Durante los años 60 la etiqueta “hecho en Japón”, era sinónimo de la escasa calidad del producto portador. Los japoneses, después de la segunda guerra mundial, de acuerdo al plan de rehabilitación se dedicaban a inundar al mundo con réplicas de manufacturas que ya cabalgaban los mercados, pero con el atractivo de ser infinitamente más baratos. Era el inicio de la segunda fase de una historia que ya en la década de los 80s se convertía en la admiración de la comunidad internacional.
Mc Arthur sería el arquitecto de un nuevo país que abrazaba la democracia y los mercados libres, convergiendo así la historia del ave Fénix de la segunda parte del siglo XX. Siendo Japón, al igual que México, un país en el cual no se había permitido el desarrollo de una saludable sociedad civil, era entendible al inicio una participación especial del Estado con el propósito de acelerar el desarrollo requerido por el destrozado país. Fue cuando su gobierno, mediante un agresivo activismo, desarrollara el concepto de Japón Inc.
Para el inicio de la década de los años 80 el experimento japonés no sólo había demostrado su eficacia, amenazaba con arrebatar el liderazgo a los EU como la economía más grande del planeta. Surgirían así los famosos revisionistas; un grupo de intelectuales advirtiendo que si los EU no adoptaban el modelo Japón Inc, estaban condenados a ser desplazados por los nipones. Sin embargo, pocos se daban cuenta de que en la isla el Estado nunca había abandonado ese papel interventor, y su capitalismo de estado mostraba la fatiga que siempre llega.
Cuando Reagan en EU desmantelaba el edificio keynesiano que los asfixiaba, los japoneses invadían los mercados mundiales no sólo con productos, invadían los mismos EU adquiriendo activos símbolos como edificios en Nueva York, bancos, campos de golf, compañías cinematográficas y, sobre todo, eran los propietarios de bonos del gobierno americano más importantes del globo. Los bancos japoneses eran ya los más grandes del mundo y sus mercados financieros se aproximaban con prisa a los niveles de Wall Street. Sin embargo, al inicio de la década de los 90s, la burbuja que sólo unos cuantos economistas detectaron, explotaba en una grave recesión de la cual todavía no se reponen.
Fue tal el desencanto con ese modelo que produjo sagaces observadores dirigieran su mirada hacia otro país oriental que, de forma silenciosa, cocinaba otro milagro: China. Habiendo lucrado de la experiencia japonesa y sobre todo de la rusa, China iniciaba una admirable transformación dándole la bienvenida a los mercados y, con medida precisión, desplazaban al Estado como el gran Zar económico con la genial creación de su visionario líder: Un país con dos sistemas.
El milagro chino emerge y deba convertirse en la gran historia del siglo XXI. Pero en el país de las excusas, ahora las autoridades mexicanas culpan a China de nuestras desgracias económicas. La lista es larga pero va desde el contrabando, la ilegal mano de obra, la mal intencionada manipulación del yuan, hasta los hechizos de Confucio en contra de la humanidad. En los EU se culpa a China por la pérdida de empleos en la rama de la manufactura. La realidad es que debido al aumento en productividad las manufacturas, en estos momentos, como porcentaje del PIB, son más altas que hace 30 años.
En EU, al igual que a finales del siglo XIX el empleo de la agricultura se desplazaba a la industria, ahora la economía de servicios lo importa de la manufactura. Pero en el caso de México la realidad es otra. Mientras los chinos agresivamente liberan su economía, nosotros seguimos atrapados por la misma tramitología y la voraz burocracia. China en su costa mantiene cerca de veinte zonas de libertad económica tipo Hong Kong y la creación de riqueza ha sido tal, que no pueden dilatar el ampliarlas hacia el interior del país. Han establecido ya su primera zona libre interior en la ciudad de Chongqing a orillas del río Yangtze, donde conjunta una población de más de 300 millones.
Este proceso liberatorio ha convertido a China en la segunda economía del mundo arrebatando el título a Japón. Chongjin es ya el centro de la mayor inversión internacional en China: Una sociedad entre BPPLC, China Petroleum, y Chemical Corporation.
Si México no inicia un proceso de agresiva liberación de su economía, estamos condenados a perder otra histórica oportunidad y, más triste, perder otro siglo sumergidos en la miseria. Milton Friedman lo aconsejaba hace veinte años: “El ejemplo de México a seguir no debe ser los EU, debe ser Hong Kong.” Pero seguimos inmersos en el aparatismo y la burocracia mientras China como aspiradora recibe la mayor parte de la inversión internacional y nosotros nos consolamos quejándonos de sus abusivas tácticas y pidiendo protección.
“Durante todos los años cincuenta, Cuba ocupaba EL SEGUNDO LUGAR EN INGRESO PER CÁPITA de Iberoamérica superando a Italia y más del doble de España. A pesar de su pequeña geografía y con sólo 6 millones de habitantes, en 1958 ocupaba la posición 29 entre las economías mayores del mundo”.
Dentro de muy poco tiempo México enfrentará otro reto y, aunque no de tal magnitud, será letal para algunas actividades de nuestra economía; Cuba. Los cubanos sólo esperan la muerte de Fidel para corregir ese histórico error que les hiciera perder medio siglo hundiéndolos en la miseria. Pero los cubanos cuentan con un feroz ejército de verdaderos capitalistas formados en las costas de Florida en un ambiente de lucha, riesgo e independencia. Un ejército que ha acumulado capital financiero—son dueños de varios bancos en EU--, pero sobre todo, capital humano. Cuba tiene además el antecedente de una vigorosa sociedad civil formada en los años de ocupación americana.
Una de las actividades que más deberá sufrir al momento que Cuba emerja abandonando el socialismo, es la agricultura de Sonora y Sinaloa. Seremos entonces testigos de la “Bacardí Produce Corporation” surtiendo el mercado de los EU con grandes ventajas sobre los agricultores mexicanos: Capital del exilio abundante, agresivo y disponible, mercados libres, un esquema legal de libertad y protección, costos inferiores y una nueva cultura del cubano isleño contagiado por la nueva generación libertaria en la Florida, lista para abrazar el desembarco con su hambre de libertad. Guantánamo, la primera ciudad libre de Cuba, succionará como un enorme embudo todas las maquiladoras del norte de México sufriendo de las extorsiones del narco y los burócratas.
Será cuando el plan preparado por la influyente Fundación Cubano Americana se implemente y ejecute, en donde se habla de Carlos Alberto Montaner o Lincoln Diaz— Balart como posible presidente de la Cuba Libre. Tendremos así el primer país latino libertario a imagen y semejanza de Hong Kong, Dubái o Singapur, y el segundo desarrollado, rico y próspero de la mano con Chile.
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