REFLEXIONES LIBERTARIAS
Ricardo Valenzuela
Inicié las visitas a casa de mi tío aunque
durante las primeras con el nerviosismo de todavía no haber asegurado un
trabajo que me interesara, me resultaba difícil el concentrarme y aprovechar de
esa forma los torrentes de sabiduría de ese gran hombre. Sin embrago, como el
mismo Don Gilberto lo develara, finalmente Banco de Comercio me daba la oportunidad
no solo de un trabajo, sino de pasar a formar parte de las filas de su grupo
elite conocido como; Desarrollo de Ejecutivos. Con esa noticia me presenté a la
siguiente reunión, la cual mi tío recibía con alegría pero como el mismo lo
manifestaba con su; lo sabía—sin sorpresa.
Cuéntame de tu vida en Sahuaripa tío, le pido
esa tarde. Me mira con algo de sorpresa e inicia. Mira hijo, me dice, yo nací a
finales del siglo pasado en un Mexico totalmente controlado por el Porfirismo,
después de largas guerras que azotaron al país durante todo el siglo XIX. Nuestra
guerra de independencia fue muy diferente a la de de los EU y, queramos o no,
somos vecinos y siempre existirán las comparaciones de ambos bandos, los que
admiran y los que odian a ese país. Porfirio Diaz llegaba al poder luego de
años de caos y desorden, de invasiones de parte de Francia, los mismos EU, de
una bacanal política que llevó a Santana a ocupar la presidencia durante 11
veces y, ya sabemos, a perder la mitad del territorio.
La revolución de independencia de los EU, la
iniciaron hombres totalmente convencidos de las ideas liberales que se expandían
en Inglaterra desde el siglo XVII, pero con gran resistencia de parte de las monarquías
del mundo y en especial, de parte de la iglesia católica. Inglaterra había
permitido que sus colonias se desarrollaran con gran autonomía en un
experimento que el mundo entero observaba con gran curiosidad. Inglaterra a
diferencia de España, no había trasplantado la monarquía a sus colonias.
Cuando Miguel Hidalgo iniciaba los movimientos rebeldes de independencia, era
ya un gran admirador de Jefferson y con voracidad leía a Rosseau, Locke,
Montesquieu e inclusive y Adam Smith.
Hidalgo prácticamente victorioso y a punto de
tomar la ciudad de Mexico con un ejército de campesinos, hirviendo en odio
contra las clases privilegiadas, cometía su gran error. Temiendo el saqueo y
destrucción que eso provocaría, vacilaba cambiando su estrategia. Inició así
una retirada que luego le costara no solo la derrota de su movimiento, sino el
juicio de la sagrada inquisición y, finalmente, el ser ejecutado por el
gobierno virreinal. Con la muerte de Hidalgo morían también esas ideas
liberales que ya le daban vida a los EU y, al continuar la lucha con Iturbide
al frente hasta la victoria final, se iniciaba el cuento de nunca acabar: Esa
enfermiza lucha de poder. Iturbide decide coronarse Emperador renegando de los
principios liberales de la independencia.
A ese punto lo interrumpo. Oye tío; me
describes un liberalismo muy diferente al que yo conocí en las clases de
historia. ¿Estudiaste en colegio católico? Me pregunta. Si claro le respondo.
Bueno ahí tenemos el primer problema, me revira. La iglesia le declaró la
guerra el liberalismo y no el liberalismo a la iglesia. En España y todas sus
colonias, la iglesia y el estado vivían en una íntima sociedad para controlar
sus pueblos en los cuales, la religión católica era única y obligatoria y uno
de los principios liberales, es precisamente la libertad de culto. El otro, la
separación de iglesia y estado. El liberalismo no es antirreligioso, pero en
Mexico lo convirtieron anticatólico. El principio que le daba vida y expresado
muy claramente, eran los derechos naturales del hombre heredados de Dios y, por
lo mismo, superiores y anteriores al estado. Ello creaba la oposición al
mandato divino de los monarcas.
Iturbide al ser coronado Emperador, surge esa
figura mítica de Antonio Lopez de Santana para de inmediato derrumbar el novel
imperio. A partir de esos momentos se inicia una etapa vergonzosa en la cual,
conservadores y liberales se disputan el poder en sangrientas guerras. Los
conservadores luego en un acto de desafió, deciden importar a Maximiliano y
establecer un nuevo imperio. Cuando Juarez los derrota, con ayuda de Don
Porfirio, era ya tanto el odio entre los dos grupos que, de forma sádica,
arremete contra la iglesia violando principios liberales básicos como; el de respeto
a la propiedad al expropiar sus bienes; el de libertad de culto, cuando les establece
una serie de límites a sus actividades y expulsa a cantidad de sus religiosos.
En esos años fue cuando el liberalismo en
Mexico se confundió con ese fervor antirreligioso que no es parte de su filosofía.
El siglo XIX corría con velocidad y la revolución industrial se expandía por
todos los países que abrazaban el verdadero liberalismo, creando enorme riqueza,
mientras en Mexico nos hundíamos en luchas intestinas por el poder. Aun con el
regreso de Juarez a la presidencia, luego de la ejecución de Maximiliano, el país
seguía en un estado de zozobra y guerra, hasta que finalmente llega Porfirio
Diaz y lo pacifica. Diaz era liberal no hay duda. De lo que hay duda, es cómo
es que su estilo tan personal de liberalismo se desarrolló.
En los EU ya se desarrollaban los mercados,
instituciones, un sistema judicial, su sociedad civil, un sistema bancario y,
desde su nacimiento; la declaración de independencia y su Constitución. Desarrollaban
una cultura de trabajo y recompensa con oportunidad para todos. Pero Mexico era
cincelado por ideas como: El fatalismo; la vida es moldeada por fuerzas fuera
de nuestro control. La herencia; la escalera social se estructura siendo parte
del grupo privilegiado por nacimiento. La dignidad; la persona tiene valor
independientemente de derechos, iniciativa, esfuerzo, o igualdad de
oportunidades. La superioridad del hombre sobre la mujer con sus derivados del
machismo y paternalismo.
Ante ese panorama Porfirio Diaz desde el famoso
grito de Gabino Barrera y con base al positivismo, dibujaba un liberalismo especial
con un estado fuerte e interventor, que luego lo harían igualitario. Es decir, Diaz
pensaba que los mexicanos no estábamos listos, preparados, ni queríamos decidir
nuestro propio destino. Carecíamos de los ingredientes básicos como; capital, educación, instituciones,
mercados, un sistema judicial, la sociedad civil. Luego, él mismo se
identificaba como el único que podía llevar al país de la mano hasta su vida
adulta y por ello, se apolillaba en el poder a pesar ya inclusive de su edad.
El mismo Diaz declaraba con sorna: “En los EU
la democracia funciona porque, una vez que el presidente es electo, todos se
suman y lo apoyan. En México todos se suman de inmediato, para quitarlo.”
Ese era el entorno que rodeaba mi vida en
Sahuaripa, un pueblo aleja do de la
civilización en lo alto de la sierra. Mi padre era un hombre que, a pesar de
haber admirado a Diaz, se había convertido en miembro de organizaciones
antireleccionistas que pensaban diferente; el que Mexico estaba listo para la
democracia. Desde muy chamaco absorbí esas ideas y me fui formando no tanto
anti reelecionista, sino como un demócrata muy influido por el Prof. Vieyra, un
gran liberal que arribara al pueblo y se hacía cargo de la secundaria. Con ese
cargamento fue que partí a continuar mis estudios en Guadalajara en 1908.
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