Alberto
Mansueti
En el fútbol, los jugadores se distribuyen: los
delanteros atacan; los del medio campo, según el caso atacan o defienden; y los
defensores atajan los pelotazos, como hace el portero en última instancia. ¿Y
si se concentran todos atrás, y nadie ataca? Pierden el juego.
Así los liberales: criticamos a los socialistas y
sus medidas puntuales de Gobierno, o al socialismo como sistema y sus políticas,
lo cual es mucho mejor; pero siempre atajando pelotazos, en la defensa, como
respuesta a la ofensiva de ellos. Poco vamos a la media cancha, a rehabilitar
moral y legalmente el capitalismo. Y casi nunca adelante, mirando ya no al corto
plazo sino más allá: señalando al público la vía específica y los pasos
concretos para el cambio de sistema, y el camino al capitalismo.
¿Por qué la estrategia sólo defensiva? Porque hemos
cometido tres graves fallos:
(1) Creer que el socialismo es un problema de
ignorancia, como creen muchos brillantes economistas. Si es sólo un error
intelectual, lo que cabe es “demostrar a los socialistas que están
equivocados”. Friedrich Hayek, Premio Nobel 1974, buen hijo de la Ilustración,
creía en la bondad intrínseca del ser humano, y que el mal sólo se puede hacer
por inconciencia. Aconsejó así a Sir Anthony Fisher para no postular al
Parlamento, y dedicarse al trabajo académico, enseñando los errores del
socialismo… como si eso no se pudiese hacer mucho mejor desde una banca en el
Congreso, que es una tribuna pública. ¿Y enseñar a quiénes? A los socialistas
pues, a los que dedicó “Camino hacia la servidumbre” (1944), uno de sus mejores
libros, creyendo que lo iban a leer y a convertirse.
No resultó: los sólidos argumentos que los
economistas predican contra el socialismo desde sus torres de marfil académicas
no son entendidos o conocidos por el público, y son rechazados e ignorados por
las izquierdas. Y es que las teorías socialistas son falaces, cierto, pero son
apenas el pretexto de sus jefes para hacerse con el poder absoluto, y así vivir
regiamente sin trabajar, y además controlando y adoctrinando a la gente. Más
que un error, el socialismo es una estafa masiva, groseramente inmoral: nos
empobrecen para esclavizarnos; y no por ignorancia, sino por un propósito deliberado
y perverso.
(2) Creer que el Estado es el problema, no el
estatismo. Es como confundir la hepatitis con el hígado. En los ’60 y ’70, cada
vez más Gobiernos y países caían en las garras del comunismo; y otro Profesor
de Economía se puso a hablar de política: Murray Rothbard y sus seguidores satanizaron
al Estado, a los partidos, las elecciones, la democracia, etc. En vez de estudiar
la política, y ver cómo podría servir para tener Gobierno limitado, “Rule of
Law” y justicia independiente, al estilo de los liberales clásicos, Rothbard
adhirió al lunático anarquismo del socialista alemán Franz Oppenheimer.
Los liberales se habían hecho apolíticos con Hayek;
y con Rothbard pasaron a “libertarios”: se hicieron anti-políticos. Negados al
ataque en el área parlamentaria, ya estaban en la media cancha, y se fueron más
atrás. Las izquierdas celebrarían mucho este segundo gol en contra.
(3) Creer que el problema es la religión, o parte
central, y en particular el cristianismo. La señora Ayn Rand hizo justa crítica
a Rothbard, y fue mucho más aguda. Ella vio que el problema no es de ciencia
económica sino de moral. Y detectó en el socialismo el “misticismo”, una irracionalidad
a la cual mucho cristiano desorientado adhiere, y supo del voto religioso por
la izquierda. Pero en vez de estudiar más a fondo la Biblia y la historia de las
Iglesias, para separar el cristianismo místico del verdadero, orientar así a
los cristianos y sacarlos del socialismo, satanizó la religión, y atacó al
cristianismo.
¿Cuál es su mensaje? ¿Qué debes ser ateo para ser
pro-capitalismo? Así lo puso la izquierda, sobre todo la religiosa, y lo hizo
saber a los cuatro vientos, festejando alborozada este otro autogol. Rothbard
escribió que Rand hizo una “secta”; y en eso tuvo razón. Muchos libertarios anti-políticos
se hicieron randistas anti-cristianos. Fue como si los 11 futbolistas se
encerrasen en el área chica de atrás, o dentro del arco.
Y parecen jugar en contra, agrediendo a los cristianos,
y a los políticos liberales, sean o no cristianos. Ahora adoptan casi todos los
“leading issues” del marxismo cultural, por ej. el aborto y el “matrimonio gay”,
tomados de la izquierda del siglo XXI, que ya ha aprendido a convivir con el
mercantilismo, y ha logrado imponer sus metas en la economía, que por ello ya
no pueden estar en el tope de su Agenda, como fue en el siglo pasado. Otras
consignas libertarias sí son liberales clásicas, por ej. libertades personales
en drogas y armas, pero no como “top issues” o puntos principales.
Porque más que “ideas de la libertad” (desafortunada
expresión), las nuestras son las de “Gobierno fuerte pero con límites”
(expresión de Mises), lucha contra las leyes malas, y reformas de fondo en áreas
claves, para abrir camino al capitalismo liberal, en la senda política: son las
únicas alternativas civilizadas y cristianas a la barbarie. Vea nuestra Website
del Foro Liberal de América Latina. Poco a poco sumamos a los cristianos que hasta
ahora dieron la victoria al socialismo, ya sea por acción, militando en la
izquierda, o sea por omisión, creyendo como libertario: que “la política es sucia”.
(1) No abandonamos el imprescindible juego defensivo;
seguimos “retrucando” al socialismo, pero más con hechos y simples razones
morales, que con sofisticados argumentos de la Economía.
(2) Y pasamos a la media cancha política,
reivindicando el capitalismo liberal como único sistema ético, viable, idóneo y
eficiente de hacer riqueza para todos. Como necesarios pasos iniciales, promovemos
partidos y congresistas liberales, para derogar las leyes malas que prohíben, castigan
o restringen las prácticas de libre mercado. Y reivindicamos las “leyes
viejas”, buenas, del capitalismo.
También reivindicamos y honramos las palabras
injustamente estigmatizadas por las izquierdas: liberalismo, privatización,
desregulación, “la derecha”, etc. ¿Para qué? Para quitarles el estigma, que es el
veneno en la punta de las flechas, evitando que esas palabras, que nos arrojan
de todos modos, conserven su capacidad letal. No nos anulan, porque ya no son
causa de vergüenza para nosotros sino de legítimo orgullo. Vamos por el
capitalismo, sí, por eso somos “de derechas”, y lo decimos sin miedo. ¡Vergüenza
que tengan ellos por ser socialistas parásitos de izquierda, y atreverse a
decirlo!
(3) Así también avanzamos
adelante: por primera vez en muchos años y años, los liberales clásicos hacemos
juego ofensivo con las Cinco Reformas: política, economía, educación, salud y
jubilaciones. Cinco potentes disparos al arco enemigo. ¡Que atajen ellos ahora!
Eso sí: miramos al mediano plazo; lo del fútbol es
una metáfora: la política no dura sólo 90 minutos. Pero con el inmediatismo y
el cortoplacismo nos llenaron de goles, así que ya era hora de cambiar el plan
de juego, ¿no te parece?
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