REFLEXIONES LIBERTARIAS
Ricardo Valenzuela
“Cuando le pegues a un Rey, no lo dejes
herido, remátalo.”
Ralph Waldo Emerson
Amén,
amén, amén, en México la imberbe democracia y su prometido cambio han muerto.
Yo no los maté, murieron por falta de nutrientes pues, como el caso de Terry
Schiavo en EU, ante el pavor del cirujano de incrustar el bisturí en lo
profundo de la carne del enfermo, los interesados en su muerte les han
desconectado los tubos de nutrientes, y lentamente iniciaron su expiración.
Pero, al igual que Terry, su agonía ha sido larga y dolorosa, ha durado cinco
años en los cuales atestiguamos la forma tan cruel cómo se provocaba su
fallecimiento. Pero lo más grave de tal acontecimiento, es que el médico de
cabecera aparenta no darse cuenta de que ya no hay vida en su paciente, y aun peor,
con ceguera sigue afirmando su evolución es muy satisfactoria cuando ya el
rictus de muerte ha iniciado la invasión del averiado cuerpo.
Los
acontecimientos políticos de México durante los últimos cinco años, son algo
para verdaderamente dejar con la boca abierta a los especialistas más filosos
del mundo. Jamás en nuestra historia, incluyendo Guadalupe Victoria, Juárez y Madero,
había alguien arribado a la presidencia frente a un enemigo tan feroz, pero con
tantas armas de tan grueso calibre, para luego proceder a su archivo y salir al
campo de batalla con ramos de flores y una vara de olivo gritando, “mexicanos y
mexicanas, peace and love.”
La
presidencia de Vicente Fox, me recuerda a un clásico bully (abusón) que
campeaba las calles de mi ciudad natal de Hermosillo, quien con su sola
presencia de más de 1.90 Mts de estatura, sus 100 Kg. de peso, además la
reputación de ser un experto karateca, hacia temblar a toda la concurrencia de
los lugares en que aparecía, independientemente de sus agresivas bravatas
verbales con las que bastaba para dominar sus auditorios. Sin embargo, cierto
día se encontró ante una desconocida situación cuando luego de tratar de intimidar
con sus gritos a un grupo de concurrentes en un fandango, —como siempre lo
hacía con gran éxito—ante su sorpresa, uno de ellos decidió enfrentarlo. De
inmediato, en la cara del bully se dibujaba ese desconcierto ante lo
inesperado.
Cuando
abandonaban el lugar para iniciar la pelea, el bully continuaba utilizando su,
hasta entonces, muy eficaz táctica de gritar describiendo la forma en que
destazaría a su atrevido contrincante. Sin embargo, de reojo miraba que su
potencial victima no mostraba el acostumbrado pánico. Ya en la calle, el bully
se deshace de su camisa para mostrar su musculatura, pero eso tampoco
impresiona a su rival. Cuando se plantan frente a frente para iniciar la pelea,
se notaban algunas gotas de sudor en la frente del matón. Luego que su
desahuciada victima asume una postura que, delataba la gran seguridad en lo que
se proponía hacer, el grandulón despavorido sale corriendo ante el asombro de
la multitud concentrada para atestiguar la masacre. Ahí terminó la leyenda de
ese clásico abusón.
Las
elecciones del domingo pasado en el estado de México y Nayarit, entre muchas
cosas, nos muestran que el muy entendible temor que la gavilla política
mostraba ante el impresionante vaquero de las víboras prietas, ha desaparecido
y los ratones se han dado cuenta de que el gato está molacho (como dicen en mi
tierra), chimuelo (como dicen en el sur) guavesi (como dicen los yaquis) se le
han caído sus filosas uñas por lo cual, ahora sólo se alimenta con calditos de
verdura y pollo, pero sin carne, puesto que no la puede triturar. O tal vez lo describe
mejor el dicho en inglés: “When the cat is away, the mice go play,” que se
traduce; “cuando el gato desaparece, los ratones salen a jugar” y a ocupar los
espacios desertados, o tal vez nunca ocupados por el supuestamente feroz gato.
Pero
peor, el gato de vez en cuando emite su muy prudente y respetuoso “miau,”
asegurando todo está en orden, bajo control, y declara la casa libre de plagas.
Así como en la película de Danny de Vito, “Con el dinero de otra gente,” cuando
en la asamblea de accionistas de una empresa quebrada luego de que el dueño,
ciego ante la evidente realidad, advirtiera del peligro que representaba que un
hombre como de Vito tomara su control puesto que, lo describía como pirata
corporativo. De Vito se dirige a los accionista e inicia con: “Amén, amén,
amén,” burlándose de la perorata del derrotado dueño, para luego proseguir,
“este negocio está muerto y este señor no se ha dado cuenta, yo no lo maté,
simplemente lo dejaron morir.” Así ha muerto la democracia de la mano con el
cambio, por su abandono, por la falta de valor para enfrentar a sus enemigos y
el responsable de su guarda, parece no enterado.
Ahora
me pregunto, ¿el PAN está liquidado? A primera vista así pareciera puesto que,
no ha surgido alguien con los tamaños que ha mostrado un Demetrio Sodi, para
abiertamente criticar a su partido y a sus miembros esgrimiendo no sólo esa
mercancía tan escasa en la política, valor y honestidad ante lo deplorable,
sino que, inteligencia y sentido común pueden ir de la mano con el quehacer político
ético y valiente. El ignorar lo evidente, es aceptarlo como algo que nunca
debería ser aceptable, y eso, es la filosofía que le daba vida a la obra de
Mises: “La Acción Humana.” El ser hombre actúa ante situaciones que identifica
como inaceptables, para ir en busca de cambiarlas y lograr su progreso. De otra
manera, la afirmación de que: “El problema de los seres humanos no es que
apunten alto y fallen, sino que apunten muy bajo y, con gran puntería, le den a
su blanco,” pasa a ser muy cierta, cuando menos en el caso del presidente
conformista.
Amén,
Amén, Amén, Señor Presidente, si abordó el tren equivocado, no tiene sentido
correr por los pasillos en la dirección opuesta, hay que apearse para tomar
otro, y si el tren no hace una parada, pos brinque aunque se quiebre una
canilla, se despalete, o, como decía mi tío Manuel Torres, “se quede lunanco.”
La democracia y el cambio han muerto en mi país. Yo no los maté, los dejamos
morir todos los mexicanos permitiendo la falta de acción de su responsable y ejecutor.
Nunca le recordamos las palabras de aquel valiente patriota, Barry Goldwater:
“Extremismo en defensa de la libertad, no es vicio. Y moderación en la procuración
de justicia, no es una virtud,” y por ello, en lugar de la democracia liberal,
hemos conquistado la “plebecracia revolucionaria nacional.”
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