““EL NOROESTE DE MÉXICO, Y SONORA EN ESPECIAL, SE DEBEN PREPARAR PARA APROVECHAR LAS GRANDES OPORTUNIDADES QUE EMERGEN PRODUCTO DE LOS ERRORES QUE SE ESTÁN COMETIENDO EN CALIFORNIA”. ARTHUR LAFFER.”
RICARDO VALENZUELA
Hace más de veinte años, decidí hacerme miembro de un gimnasio en la ciudad de Tucson ubicado en una de las barriadas en las que solamente la policía, muy bien armada, se atrevía a penetrar. Era en especial atractivo, porque el dueño fuera el legendario Carlos Rodríguez, un puertorriqueño que había obtenido el título de Mr. Universo.
El día de mí incursión a tal olimpo, quedo paralizado al observar algo que, más que ser humano, se asemejaba a una montaña de músculos y nervios. Sin abandonar mi asombro, me dirijo al escritorio que Carlos mantenía en una de las esquinas del recinto, y le pregunto ¿Qué es esa mole? Carlos, con su eterna sonrisa, me responde, “ven, te lo voy a presentar.”
Nos ubicábamos al lado de la banca en la cual este espécimen ejecutaba su benchpress. Se incorpora y Carlos le dice: “hey kid, quiero presentarte a un amigo.” En esos momentos el buldózer humano, esbozando una cautivadora sonrisa, me tiende la mano y en pésimo inglés me dice; “me llamo Arnold Schwarzenegger.” Carlos me explicaba su recién arribo a los EU y, siendo el propio Carlos su héroe de la niñez, se entrenaba ahí para el concurso de Mr. Olimpia.
Jamás cruzó por mi mente me encontraba ante la personificación del verdadero sueño americano. El resto de la historia es conocida. Arnold, además de triunfar en el deporte, se convirtió en uno de los actores más taquilleros de Hollywood, recibió título universitario en economía y su MBA, pasó luego a identificarse como un exitoso hombre de negocios. Confeso libertario, contrajo matrimonio con una de las princesas del clan Kennedy y, finalmente, se convirtió en gobernador de un estado que, considerado independiente, se clasificaría entre las diez economías mas grandes del mundo.
Pero California, al igual que Europa, se enfermaba de corrección política y de un asfixiante estatismo. Cayó presa de los demagogos, de actores que, cargando complejo de culpa por sus millonarios ingresos, inventaron el perfecto idiota californiano. El estado sería secuestrado por sindicatos feroces y billonarios que, estilo la vieja mafia, han comprado la estructura política para mantener el status quo que tan bien les reditúa. Habiendo enfrentado un infierno similar en los años 60s, ante el mundo Arnoldpersonificaba la reencarnación de aquel potente chapulín colorado, Ronald Reagan, quien rescatara primero el estado y después el país entero.
Sin embargo, la similitud de las historias ha terminado. Hace unos días participé en una tele-conferencia en la cual, mi maestro, Art Laffer, actuaba como el director de tan singular sinfónica. El economista, inventor de su famosa curva invertida, se quejaba amargamente de la media americana que, exhibiendo un odio visceral en contra del presidente Bush, tiene años dedicada a exponer un panorama apocalíptico con lo que, sin lugar a dudas, intenta activar las expectativas racionales.
Pero Laffer resume su visión de la economía de los EU así: “La estructura fiscal ha mejorado y si los recortes de impuestos permanecen, el problema desaparecerá. Tomará un año mas para consolidar oferta—demanda, y el precio del petróleo se derrumbará. Ambos lados de la ecuación inflacionaria, oferta de dinero y producción de bienes, mantienen clara su armonía. PIB, utilidades corporativas, empleo, consumo y productividad, revelan una economía no solo sana, sino brillante.”
No hablaremos de la forma en que este hombre, súper dotado, describe cómo los déficit comerciales se convierten en superávit de capital, puesto que nadie lo entiende y prefieren mofarse.
Mientras escuchamos los agónicos gritos; ¡déficit! Nadie habla de los enormes superávit que reportan 43 de los 50 estados de la Unión. Pasa a exponer su decepción cuando, hace sólo dos años, en California el déficit era de casi 40 billones y el gobernador, con su estilo Reaganiano, lo convirtiera en superávit. Pero luego que, en recientes elecciones, sus cuatro propuestas para consolidar su obra, con una factura de 200 millones pagada por el sindicato de maestros, quedaran reducida ha cenizas, Arnoldmueve el timón.
Siendo California un estado que porta un PIB de más de 1.5 trillones de dólares, Lafferpiensa que este acontecimiento deba tener consecuencias internacionales. Afirma, “el gobernador ha llevado a cabo un viraje de 180 grados estructurando algo que se asemeja a su personal New Deal en el cual, abandona su tradición Reaganiana para abrazar la de Roosevelt. Ello, continua Laffer, estará ubicando a California como uno de los estados con ambiente más hostil y negativo para los negocios.”
Continúa afirmando que, en lugar de un monumental gasto keynesiano de más de 200 billones, el gobernador debería continuar reduciendo impuestos lo cual, es mucho más efectivo para detonar el desarrollo económico. Con ingresos proyectados de 10 billones anuales, producto del impuesto estatal a las empresas, Scharzenneger podía eliminarlo y provocar una explosión económica histórica. Pero luego se queja de la toma de la mansión del gobernador de parte de Hollywood, en lo que parece ser la Neoyorkisación de California.
Ante ese panorama, Laffer predice, en primer lugar, la explosión de la burbuja inmobiliaria del estado. Pero lo más interesante, es cuando pasa a predecir una desbandada de empresas buscando lugares más atractivos para sus operaciones. Uno de los participantes informa de una migración que ya beneficia a Nevada y Arizona. El maestro se dirige a mí para afirmar: “Esta puede ser la gran oportunidad para tu estado.”
Es aquí cuando, al menos para mí, emerge ese misterio de la política. En California, el discípulo de Milton Friedman y adorador de Reagan se prepara para iniciar su New Dealmientras que, en Arizona una gobernadora liberal—bajo el concepto americano—y demócrata, de forma sutil ha implementado una copia al carbón del plan Supply—Sideya probado en Irlanda provocando un boom económico en el estado…no entiendo.
Finaliza el maestro al desenfundar su nueva teoría. El federalismo que nos está surtiendo la tecnología con el cual, los estados serán más autónomos e independientes de las garras de los gobiernos centrales. Los estados serán finalmente arquitectos de su propio destino. Ya para desconectar la reunión, cierra el maestro aconsejando: “El noroeste de México, y Sonora en especial, se deben preparar para aprovechar las grandes oportunidades que emergen producto de los errores que se están cometiendo en California”.
En Venezuela, en los años 30 le dedicaron un monumento a Lázaro Cárdenas luego que, la expropiación petrolera expulsara esas empresas mundiales a su país, provocando su despegue del que ahora goza Chávez. ¿Le haremos uno en Sonora al gobernator?
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