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Tuesday, November 22, 2016

Los caballos de Padrés

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Raymundo Riva Palacio 

Guillermo Padrés no podía contener su amor por los caballos. Presumía fotografías melosas con algunos de sus corceles más finos y se metió en problemas legales por presunto despojo de tierras en Hermosillo para construir clubes hípicos. Contrató a Nicolás Pizarro, un jinete mexicano multipremiado, para que entrenara a sus hijas y lo introdujera a los mercados de caballos en Alemania y Holanda, donde se mezclan el deporte y los negocios. Las obsesiones siempre generan problemas. La hipomanía, por ejemplo, la obsesión por los caballos que colocó a Padrés por primera vez al descubierto y sujeto de escrutinio público. Su descuido al salir del pequeño mundo de la equitación y socializar su amor por los animales le dio el primer empujón al despeñadero que hoy lo tiene en la cárcel, acusado por las autoridades federales por delitos de delincuencia organizada.



En mayo del año pasado, el líder del PRI en Sonora, Alfonso Elías Serrano, acusó al entonces gobernador Padrés de ser dueño de tres clubes hípicos donde tenía más de 120 caballos, pura sangre y hannoverianos, que como su nombre lo indica, son originarios de Hannover, Alemania, y es una de las razas templadas de mayor renombre en el mundo. Según Elías Serrano, pariente del ex gobernador y ante quien perdió la elección hace poco más de seis años, el costo de sus caballos fluctuaba entre 15 mil y 60 mil dólares cada uno, incluido un ejemplar de casi un millón de dólares, llamado “Mr. Pilot”, un ganador All American muy conocido en los estados del sur de Estados Unidos, que había sido propiedad de José Treviño Morales, hermano de Miguel Ángel, llamado “Z-40”, durante largos años jefe de Los Zetas.

Adicionalmente, Elías Serrano dijo que los tres clubes hípicos en donde estaban los caballos, San Juan de Italia, Mezquital Kino y el Club Hípico Internacional en Hermosillo, eran propiedad de familiares y amigos del entonces gobernador. El caso del Club Hípico Internacional se ventiló en tribunales prácticamente desde que se inauguró en mayo de 2014, porque hubo una demanda por despojo en contra del entonces gobernador que nunca procedió. La demanda fue interpuesta por Óscar Camou Cano, hijo de la propietaria del predio de 22 hectáreas, María de Jesús Cano Hermosillo. En la demanda explicó que Padrés intentó apoderarse del predio en un principio mediante una triquiñuela, al solicitar en 2013 a la Secretaría de Desarrollo Urbano y Territorial, la donación del predio, a fin de construir un parque botánico. La solicitud fue negada porque existían terceras personas en posesión y no podían hacer la afectación.

El segundo intento, describió Camou Cano, fue mediante una escritura falsa, avalada por un notario público sonorense, donde el predio aparecía como propiedad de José Luis Otañez Andrade. Con esa escritura falsa, añadió el afectado en aquél entonces, “vendió” el predio a Mauro López Madrid. Cuando el pleito terminó en tribunales, Otañez Andrade aceptó que él no era el propietario y que López Madrid lo había empujado a cometer el delito. López Madrid, quien era director del Departamento de Investigación de Accidentes de Tránsito Municipal de Hermosillo, era colaborador de Padrés pese a que había estado involucrado, como acusado, en causas penales en Sonora desde 2004. De cualquier forma, se consumó un segundo traspaso, del entonces funcionario, a David Tinajero, quien era vicepresidente del Fideicomiso Impulsor, que dependía de la Secretaría de Economía estatal.

El Club Hípico Internacional abrió sus puertas y se convirtió en el lugar preferido por Padrés. Ahí es donde el afamado jinete mexicano Nicolás Pizarro, comenzó a entrenar a sus hijas y donde estableció una fuerte relación que los llevó más adelante a viajar a Alemania y Holanda, grandes centros hípicos, en donde el ex gobernador se introdujo aún más en los negocios equinos. El nombre de Pizarro, quien también entrenó algún tiempo a Karime Macías, la esposa del prófugo gobernador de Veracruz con licencia, Javier Duarte, es mantenido con reserva. En todo caso, no se tiene conocimiento de que hubiera participado en ningún tramo de la red criminal que investigan la PGR y la Secretaría de Hacienda.

Tampoco hay información que su nombre se encuentre en la lista de investigaciones de la Fiscalía Anti Corrupción del gobierno de Sonora, dentro de su amplia indagatoria para conocer cómo llegaron a México decenas de caballos acreditados en propiedad a Padrés con un valor superior a los 100 millones de pesos, que sospechan las autoridades entraron a México de contrabando a través de la empresa Comercializadora V&A de Nogales, S.A. de C.V.

En las pesquisas se señala como operadora de la importación a Bella Aurora Valenzuela, esposa de Luis Sierra Jr., hijo de Luis Sierra Valenzuela, líder de la Unión Ganadera Regional de Sonora. Sierra Jr. es uno de los dueños de los clubes hípicos en Hermosillo, junto a los cuñados de Padrés, Roberto y José Dagnino, y ex funcionarios de su gobierno. Otro rancho, donde están las caballerizas en San Pedro El Saucito, aparece a nombre de Iveth Dagnino, esposa del ex gobernador.

Mucha familia involucrada en esta red presuntamente criminal, pero la defensa de Padrés la ha minimizado. Antonio Lozano Gracia, abogado defensor del ex gobernador, no le presta mucha atención pública. Afirma que no eran 120 o 450 caballos los que tenía, como se le acusa, sino escasos 30. No está en el radar de la defensa o de Padrés, quieren transmitir, pero sí de las autoridades.

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