REFLEXIONES LIBERTARIAS
Ricardo Valenzuela
Estaba ya de regreso en casa y todavía no me reponía
de la excitación que me causaba el haber tenido la oportunidad de pasar esos días
inolvidables en el rancho de don Antonio. Los documentos que ese hombre me
había obsequiado eran un gran tesoro. Desfilaban ante mi vista, desde cartas
escritas por el propio don Gilberto, artículos de periódicos de diferentes
épocas de su vida y la del país, e inclusive, algo que fue lo que más sorpresa
me causaba, algunas cartas de correspondencia que don Antonio había mantenido
con mi padre, develando no sólo rasgos de su personalidad que ni yo le conocía,
develando tal vez a un hombre que no conocía.
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