“La gente tiende a juzgar al mercado como si éste tuviera sus propios deseos, tomara sus propias decisiones y generara sus propias ganancias. Se le culpa de todas las desgracias ocurridas y por suceder. No es así. Solamente los individuos eligen y actúan. Es entonces cuando los verdugos tradicionales utilizan el Estado para dominar ese “peligroso ente”; el mercado, provocando las telarañas de mil cabezas con las que nos han oprimido durante generaciones. El mercado, señoras y señores, somos todos nosotros, ¡es el pueblo! ¿Es tan difícil comprender eso?”
RICARDO VALENZUELA
Las naciones modernas han podido
existir porque el mercado libre es la forma más eficiente de promover la vida
pacífica y la cooperación voluntaria entre los individuos. Utilizándolo, es
como las naciones desarrolladas han progresado. Hace menos de 200 años la
riqueza estaba concentrada en pocas manos. Hoy el cambio es enorme y ha sido
tan marcado que el ciudadano común y corriente de hoy es más rico, por la
variedad de cosas de que disfruta, que el legendario Midas, Creso o Luis XIV. ¿Cual es
la razón de esto?
El mercado es un fenómeno por demás
maravilloso aunque éste no sea apreciado y, sin embargo, nuestra vida depende
en gran medida de él. Para muestra un botón: Ninguno de nosotros tiene los
medios y el conocimiento tecnológico para hacer todo lo necesario y traer una
taza de café a la mesa del desayuno. Por ese motivo tampoco podemos encargarnos
de todos los demás bienes que utilizamos y consumimos cada día. Por esto,
necesitamos un mercado. Sin embargo, por simple y claro que esto parece
intelectuales, gente común y por sobre todo los políticos han olvidado que la
política partidista nada tiene que ver con producir bienes, alimentos, vestido,
automóviles, medicina, vivienda, etc. Olvidan que cuanto bien se encuentra
disponible en el mercado –y que hace nuestra vida mejor y más fácil- es
resultado de la laboriosidad e industria de los individuos que trabajan,
invierten, producen y comercian. Necesitamos entonces, más de éstos, y menos de
aquellos que lo más que producen son promesas y esperanzas fallidas… y regulaciones.
¿Es tan difícil comprender los
beneficios del mercado?
A lo que los liberales aspiramos es
a que el individuo sea capaz de encontrar su propio bienestar a su manera,
siempre que no se intente privar a los demás del mismo derecho o impida su
esfuerzo por alcanzarlo. En pocas palabras, la idea es que no existan
restricciones hechas por el hombre que limiten el desenvolvimiento de la
energía creadora del individuo. Lo cual significa que nadie tiene el derecho a
inhibir a ningún individuo en ningún sentido, excepto para impedir cualquier
acción destructiva hacia los derechos de otros.
Para el contexto de México la
situación es por demás diferente.
La gente tiende a juzgar al mercado
como si éste tuviera sus propios deseos, tomara sus propias decisiones,
generara sus propias ganancias, y se le culpa de todas las desgracias ocurridas
y por suceder. No es así. Solamente los individuos eligen y actúan.
Argumentando que "el mercado carece de compasión", que no entiende de
moral o caridad, que "el mercado causa desempleo" se confunde el
importante papel que juega el mercado, y provocan planes de acción que agravan
los problemas en lugar de resolverlos. Es entonces cuando los verdugos
tradicionales utilizan el Estado para dominar ese “peligroso ente”; el mercado,
provocando las telarañas de mil cabezas con las que nos han oprimido durante
generaciones. El mercado señoras y señores somos todos nosotros, es el pueblo.
¿Por qué nos cuesta entender el
camino del progreso?
Que maravilla es la sociedad libre y
el mercado!!!! Millones de individuos actúan motivados
por miles de razones diferentes, buscando miles de objetivos distintos, y a la
vez las acciones humanas pueden coordinarse perfectamente para mantener la
convivencia pacifica y como decía Adam Smith, “sin pretenderlo y buscando su interés personal,
provocan el bienestar común de la sociedad SIEMPRE GUIADOS POR ESA MANO
INVISIBLE”. Pero el México moderno poco ha entendido este proceso. ¿Es esto
realmente tan difícil de comprender?
En la actualidad, el espíritu
empresarial y visionario se encuentra agonizante. Ahora, es común, que
quienquiera que necesite ayuda acuda a las oficinas de gobierno, se pare en las
ventanillas del seguro social, inicie una guerrilla, se una a marchas de
cientos de personas para exigir un salario más justo, una vivienda digna, un
futuro próspero, que me salven mi banco, me cierren la frontera etc. Sí, la
vida en las democracias parece ser sencilla. Si no tienes, exige, si te falta
protesta, demándale al Estado, pues a fin de cuentas, la democracia moderna no
se obtiene si en los pueblos no impera la justicia social. He ahí la gran
falacia; “la justicia social la produce el Estado”. Después de 200 años de lo
contrario, no nos damos cuenta; “Lo que ha hecho del estado un infierno en la
tierra, es que el hombre ha pretendido hacerlo su cielo.”
Lo que en mucho ha destrozado a
México, es el intervencionismo estatal. Mientras otras naciones salen del
subdesarrollo y la pobreza, los mexicanos no hemos entendido los mecanismos tan
simples de la generación de la riqueza. Y por si esto fuera poco, desde la cuna
las nuevas generaciones de mexicanos son adoctrinados con la errónea idea de
que el interés colectivo se encuentra siempre por encima del interés
individual, y que todos nuestros anhelos, deseos, y metas personales han de ser
dejadas a un lado para conseguir el tan anhelado pacto social o el interés de
cualquier otra ilusa colectividad. ¿Por qué razón misteriosa estamos tan
cegados? ¿Herencias mentales? ¿Religiosas?
Pero lo más serio de todo es que esa
intromisión del Estado en los quehaceres de los ciudadanos, ha acostumbrado por
generaciones a millones y millones de mexicanos a vivir de la mano visible del
erario público, y hacerles escépticos de los beneficios del mercado para que
naturalmente alaben a políticos ineptos que con la “intención” de elevar el
nivel de vida de los habitantes, o en aras de la justicia social, o de la
liberación nacional, ateten contra la propiedad privada o adoptan otras medidas
antiliberales; y de esa manera condenan a la pobreza a los habitantes de un
continente que es potencialmente muy rico. Mientras, esos habitantes
esclavizados siguen pidiendo la intervención de ese estado destructor. Esa
dependencia es la que le interesa seguir manteniendo al estado, eso es control,
control a través de la dependencia de la sociedad.
Con un gobierno nuevo ¿Qué puede
hacerse? ¿Qué podríamos recomendarle al presidente de México y a su grupo de
colaboradores?
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