“Ante los fracasos ya en puerta de los repetidos populismos, el globo entero se apunta hacia el liberalismo económico, político y social.”
En 1992 el legendario editor del Wall Street
Journal, Robert Bartley, publicó un extraordinario libro titulado: “Los
Siete Años Gordos.” Inicia su obra con un simpático toque de ficción
narrando el arribo de un extraterrestre a uno de los impresionantes
centros comerciales que existen en los EU. La criatura al observar los
confusos cambios activados en los años 80 y 90, no puede entender lo
sucedido pues su última visita a nuestro planeta había sido en la
década de la Estanflación. Es exactamente el soponcio de los
economistas en estos momentos.
A pesar de haber declarado terminada la recesión que azotó a los EU,
se encuentran ahora como un bronco de Soyopa que acaba de adquirir un
nuevo auto inteligente pero, al sentarse al volante, se espanta con el
tablero invadido de las cósmicas señales de computadoras. La deflación
toca a la puerta aún con intereses a niveles históricos. La economía
crece poco y con tasas de desempleo desconcertantes. Las expectativas
racionales ya no lo son tanto, y los pitonisos se jalan las mechas sin
entender lo que sucede.
Parte de la explicación está en la pérdida de empleos en el sector manufacturero. De Enero del 2011 a Mayo del 2013 este sector tuvo un declive de un 14%. La mayoría se han esfumado porque las empresas emigran en busca de los bajos costos de mano de obra, y en estos momentos empieza a flotar algo que se asemeja a una jugosa sociedad entre los EU, la India y especialmente China.
EU con una población de más de 300 millones, ocupa sólo 20 millones de gentes en el área industrial y la tendencia continúa. Entonces: ¿deben los EU permitir tal dependencia? ¡Arremeten los preocupados!: Al consumir más productos del exterior, el déficit comercial se incrementa de forma peligrosa. Los americanos al pagar por esos bienes están perdiendo el dominio de sus activos como bonos, acciones, empresas. De esa forma los extranjeros no solamente obtienen ingresos producto de los trabajos exportados, sino también utilidades, ganancias de capital, dividendos, intereses de esos activos.
¡Continúan los preocupados!: Un país que pierde flujo de ingresos debido a la evaporación de empleos y a la fuga de trillones de dólares de sus activos, está generando peligrosos faltantes. Supuestamente esas pérdidas se compensan con los bajos precios de sus importaciones. Pero cuando el déficit de la balanza comercial provoca la depreciación del dólar, esos productos ya no son la apetitosa ganga. En esos momentos los EU confrontan lo que los preocupados bautizan como los gemelos diabólicos: Precios elevados y pérdida de activos e ingresos.
El “problema” no existía cuando la nueva economía creaba empleos mejor pagados y, como en los asientos contables, cada cargo era correspondido con un abono. Pero con la emergencia del Internet esos empleos están también emigrando a países como la India, China o las Filipinas. Los profesionales extranjeros están desplazando a los ingenieros, diseñadores, investigadores e inclusive empleados de servicio a clientes. En Europa como en EU, el desempleo entre los nuevos graduados de Universidades aumenta. Pero no entre graduados del IIT de India o la Universidad de Pekín.
El gran cambio de la economía mundial es un evento anunciado. Los países del bloque comunista, China y la India, algún día tendrían que encontrar el camino para incorporarse a la economía de la sanidad. Ello presagiaba una sobreoferta de mano de obra, que en algún momento podría llegar a provocar deflación. El capital y la tecnología antes escasos y matreros, hoy día invaden todos los rincones del mundo en segundos y China, al igual que la ex Unión Soviética y la India, han abrazado al mercado. Entonces, nos encontramos ante un manto adicional de más de 2,000 millones de seres humanos ahora sí produciendo—y muy pronto consumiendo.
Este cuadro presenta dos visiones. Una pesimista encabezada por ese gran economista; Paul Craig Roberts, la otra es la optimista girando alrededor de las ideas del maestro Art Laffer. Roberts denuncia cómo la globalización se ha convertido en una amenaza para los niveles de vida en los EU. Revira Laffer afirmando el que los déficits en la balanza comercial se convierten en superávit de capital y “prosperidad.” Para los que entienden la economía internacional, los déficits en la balanza comercial, son una forma de adquirir el capital requerido por los países. Es la historia de los EU.
El bando liberal lo integran científicos, jóvenes empresarios, audaces inversionistas. El de los tradicionales filósofos, clérigos, políticos e intelectuales. Los primeros basan sus estrategias en el tecno capitalismo, y presionan para que los EU se convierta en un estado virtual. Un estado que mantenga el cerebro en casa transfiriendo su producción al extranjero, y cambie la base de su economía a servicios de alto nivel y tecnología. Surge luego la empresa virtual; una empresa con amplio capital humano dedicada al diseño, mercadotecnia, financiamientos y diseminando su producción en todo el mundo.
Ante el aterrado extraterrestre los EU generan el 80% de su PIB vía sector servicios, y menos del 20% por la manufactura. Durante el siglo XIX la Gran Bretaña, con el propósito de activar sus economías, invirtió cantidades importantes de capital en EU, Australia, Nueva Zelanda, Argentina, convertirlos así en clientes para abrirles sus mercados, provocando superávit en sus balanzas comerciales. De esa forma aun cuando su propia balanza era deficitaria, la de pagos generaba sobrantes. Mantuvo ese superávit vía exportaciones invisibles como servicios financieros, seguros, transporte y rendimiento de sus inversiones.
El superávit de China con los EU se debe básicamente a que compañías americanas operando en ese país, y de los casi 100 billones de dólares de inversión extranjera que cada año recibe, la mayor parte es americana. Ante la amenaza del terrorismo, los EU reduce los tentáculos de su globalización para dibujar el mapa virtual cercano a casa. Pero la sociedad con una China moderna, liberal, accesible y menos burocrática que México, nos arrebata la gran oportunidad. Un país ex comunista a 10,000 Km. de distancia, le come su almuerzo al nuestro sentado enseguida del cocinero.
La profecía de Toffler se ha desrielado. La del México convertido en el gran proveedor de los EU pero ya no sólo como maquila, sino como una potencia industrial. Un México receptor de inversiones y tecnología planeadas para otros países. Ante esa visión, el norte se debía convertir en una zona libre similar a Hong Kong y las otras provincias que tiene ya China chorreando riqueza—pero el verdadero liderazgo y visión de estadistas de los nuevos centuriones, ha brillado por su ausencia.
El impresionado extraterrestre, regresa a su mundo sideral sabiendo que, ante los fracasos ya en puerta de los repetidos populismos, el globo entero se apunta hacia el liberalismo económico, político y social.
Parte de la explicación está en la pérdida de empleos en el sector manufacturero. De Enero del 2011 a Mayo del 2013 este sector tuvo un declive de un 14%. La mayoría se han esfumado porque las empresas emigran en busca de los bajos costos de mano de obra, y en estos momentos empieza a flotar algo que se asemeja a una jugosa sociedad entre los EU, la India y especialmente China.
EU con una población de más de 300 millones, ocupa sólo 20 millones de gentes en el área industrial y la tendencia continúa. Entonces: ¿deben los EU permitir tal dependencia? ¡Arremeten los preocupados!: Al consumir más productos del exterior, el déficit comercial se incrementa de forma peligrosa. Los americanos al pagar por esos bienes están perdiendo el dominio de sus activos como bonos, acciones, empresas. De esa forma los extranjeros no solamente obtienen ingresos producto de los trabajos exportados, sino también utilidades, ganancias de capital, dividendos, intereses de esos activos.
¡Continúan los preocupados!: Un país que pierde flujo de ingresos debido a la evaporación de empleos y a la fuga de trillones de dólares de sus activos, está generando peligrosos faltantes. Supuestamente esas pérdidas se compensan con los bajos precios de sus importaciones. Pero cuando el déficit de la balanza comercial provoca la depreciación del dólar, esos productos ya no son la apetitosa ganga. En esos momentos los EU confrontan lo que los preocupados bautizan como los gemelos diabólicos: Precios elevados y pérdida de activos e ingresos.
El “problema” no existía cuando la nueva economía creaba empleos mejor pagados y, como en los asientos contables, cada cargo era correspondido con un abono. Pero con la emergencia del Internet esos empleos están también emigrando a países como la India, China o las Filipinas. Los profesionales extranjeros están desplazando a los ingenieros, diseñadores, investigadores e inclusive empleados de servicio a clientes. En Europa como en EU, el desempleo entre los nuevos graduados de Universidades aumenta. Pero no entre graduados del IIT de India o la Universidad de Pekín.
El gran cambio de la economía mundial es un evento anunciado. Los países del bloque comunista, China y la India, algún día tendrían que encontrar el camino para incorporarse a la economía de la sanidad. Ello presagiaba una sobreoferta de mano de obra, que en algún momento podría llegar a provocar deflación. El capital y la tecnología antes escasos y matreros, hoy día invaden todos los rincones del mundo en segundos y China, al igual que la ex Unión Soviética y la India, han abrazado al mercado. Entonces, nos encontramos ante un manto adicional de más de 2,000 millones de seres humanos ahora sí produciendo—y muy pronto consumiendo.
Este cuadro presenta dos visiones. Una pesimista encabezada por ese gran economista; Paul Craig Roberts, la otra es la optimista girando alrededor de las ideas del maestro Art Laffer. Roberts denuncia cómo la globalización se ha convertido en una amenaza para los niveles de vida en los EU. Revira Laffer afirmando el que los déficits en la balanza comercial se convierten en superávit de capital y “prosperidad.” Para los que entienden la economía internacional, los déficits en la balanza comercial, son una forma de adquirir el capital requerido por los países. Es la historia de los EU.
El bando liberal lo integran científicos, jóvenes empresarios, audaces inversionistas. El de los tradicionales filósofos, clérigos, políticos e intelectuales. Los primeros basan sus estrategias en el tecno capitalismo, y presionan para que los EU se convierta en un estado virtual. Un estado que mantenga el cerebro en casa transfiriendo su producción al extranjero, y cambie la base de su economía a servicios de alto nivel y tecnología. Surge luego la empresa virtual; una empresa con amplio capital humano dedicada al diseño, mercadotecnia, financiamientos y diseminando su producción en todo el mundo.
Ante el aterrado extraterrestre los EU generan el 80% de su PIB vía sector servicios, y menos del 20% por la manufactura. Durante el siglo XIX la Gran Bretaña, con el propósito de activar sus economías, invirtió cantidades importantes de capital en EU, Australia, Nueva Zelanda, Argentina, convertirlos así en clientes para abrirles sus mercados, provocando superávit en sus balanzas comerciales. De esa forma aun cuando su propia balanza era deficitaria, la de pagos generaba sobrantes. Mantuvo ese superávit vía exportaciones invisibles como servicios financieros, seguros, transporte y rendimiento de sus inversiones.
El superávit de China con los EU se debe básicamente a que compañías americanas operando en ese país, y de los casi 100 billones de dólares de inversión extranjera que cada año recibe, la mayor parte es americana. Ante la amenaza del terrorismo, los EU reduce los tentáculos de su globalización para dibujar el mapa virtual cercano a casa. Pero la sociedad con una China moderna, liberal, accesible y menos burocrática que México, nos arrebata la gran oportunidad. Un país ex comunista a 10,000 Km. de distancia, le come su almuerzo al nuestro sentado enseguida del cocinero.
La profecía de Toffler se ha desrielado. La del México convertido en el gran proveedor de los EU pero ya no sólo como maquila, sino como una potencia industrial. Un México receptor de inversiones y tecnología planeadas para otros países. Ante esa visión, el norte se debía convertir en una zona libre similar a Hong Kong y las otras provincias que tiene ya China chorreando riqueza—pero el verdadero liderazgo y visión de estadistas de los nuevos centuriones, ha brillado por su ausencia.
El impresionado extraterrestre, regresa a su mundo sideral sabiendo que, ante los fracasos ya en puerta de los repetidos populismos, el globo entero se apunta hacia el liberalismo económico, político y social.
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