“La única organización en el mundo que tiene la base legal para intervenir en los sistemas económicos de la sociedad es el Estado. De esa forma interviene en contra de todos los principios de la ley natural que rigen los mercados provocando su desbalance. Totalmente distorsiona el escenario económico escogiendo ganadores y perdedores, cuando los ciudadanos lo permitimos. El liberalismo es la doctrina de la buena relación entre los miembros de la sociedad. Es la ideología de la libertad, de la responsabilidad del individuo.”
RICARDO VALENZUELA
Los “neo intelectuales” ahora hablan de una tercera
y mágica avenida ajena al neoliberalismo y socialismo. No hay una tercera
avenida, el socialismo ha fracasado y lo que ellos llaman neoliberalismo es lo
que el gran economista von Mises bautizó como
intervencionismo. A lo que el mundo está regresando en estos momentos es
intervencionismo Keynesiano. Clinton, Bush, Calderón, Brown, el FMI, el
Banco Mundial, la OMC
etc., son los grandes interventores y controladores de los mercados y sus
resultados. La visible mano de los interventores del FMI inició la última
debacle de Asia. Los interventores son los que promovieron la devaluación de
México en 1994 con todas sus consecuencias. Los grandes interventores son los
que no permiten que el sistema monetario mundial regrese a su sanidad, porque
se les acaba la fuente de ganancias más importante e interesante, la
especulación de monedas.
Los grandes interventores son los que nos heredaron
el famoso problema del FOBAPROA, la quiebra de la banca, la ineficiencia del
ejido y los ejidatarios sin tierra, los precios ridículos de la gasolina y sus
derivados en el cuarto país en reservas petroleras del mundo, la inflación, la
pobreza, el ingreso per cápita que apenas llega a 6
mil dólares. Nos regalaron la “guerrilla de Chiapas,” la corrupción de PEMEX,
al subcomandante Marcos y comparsa de payasos, las
devaluaciones constantes en los 80s, los que provocan que miles de mexicanos
arriesguen sus vidas tratando de encontrar oportunidades en los EU. Son los
interventores los que nos engañaron con las míticas bondades del desarrollo
sostenido, los que nos han arrullado con el romanticismo de la revolución
mexicana cuando ya nadie quiere saber de ella, son los que se acabaron el
cuerno de la abundancia.
Los grandes interventores son los que recorren el
mundo provocando “problemas de desbalance” para
después enviar las hordas del FMI con sus recetas devaluatorias
y de ajuste, y de esa forma poder absorber a través de sus rescates la ridícula
cantidad de dólares que el FED sigue emitiendo sin respaldo, al mismo tiempo
que mantienen la inflación lejos de las costas americanas. Son los que después
apuestan a esos resultados a través de los elegantes derivativos, pero en
carreras arregladas, ah, si se equivocan, hay rescates elegantemente llamados bail outs. Son los
interventores los inventores de la red social a nivel mundial para tener a la
gente aprisionada con su propia dependencia prometiéndoles lograr su redención.
Son los grandes interventores los que manejan los sistemas educativos de
nuestros países para de esa forma seguir adoctrinando y domesticando a nuestros
ciudadanos en la cultura de la dependencia.
Señores intelectuales, el neoliberalismo no existe,
lo que tenemos es el control de la visible mano del grupo en el poder. Señores,
no hay una tercera avenida, nos quedamos con lo que hemos tenido y tenemos; EL
INTERVENCIONISMO, o empezamos nuestra lucha para establecer una sociedad
verdaderamente libre, una sociedad basada en la “verdadera democracia” y los
verdaderos “mercados libres”. La única organización en el mundo que tiene la
base legal para intervenir en los sistemas económicos de la sociedad es el
Estado. De esa forma interviene en contra de todos los principios de la ley
natural que rigen los mercados provocando su desbalance,
interviene en precios, salarios, emisión de dinero, intereses, importaciones,
exportaciones, productos, áreas de siembra, cantidades de agua a recibir.
Totalmente distorsiona el escenario económico escogiendo ganadores y
perdedores, cuando los ciudadanos lo permitimos.
El liberalismo no es religión, no es una visión del
mundo, no es partido político. No es religión porque no demanda fe o devoción,
no tiene dogmas. No es la visión del mundo físico porque no trata de explicar
el cosmos y otros fenómenos similares, no tiene nada que afirmar acerca del
significado y propósito de la existencia humana. No es un partido porque no
busca beneficiar a un grupo especial o algún individuo. Es una ideología, es la
doctrina de la buena relación entre los miembros de la sociedad. Es la
ideología de la libertad, de la responsabilidad del individuo.
El liberalismo busca el dar al ser humano una sola
cosa, el desarrollo del bienestar material en un ambiente de paz y libertad.
Los países que en un momento adoptaron las políticas liberales, principalmente
el Siglo pasado, es en los cuales la parte superior de la pirámide social es
ahora compuesta no por los que sólo por haber nacido eran ya individuos
privilegiados, sino ahora también por aquellos que han trabajado en desarrollar
y mejorar sus condiciones económicas y sociales. Las barreras que separaban a
los “señores” y los siervos han caído bajo el peso del liberalismo de una
manera natural, no por decreto del Estado o por mandato del Politburó. Ahora en
esos países hay solo ciudadanos con los mismos derechos producto del
liberalismo.
Siendo el liberalismo una doctrina que tiene su base
en el mercado, al verdadero liberal le interesa el bienestar de muchos, el
bienestar de las masas puesto que las masas son las que configuran el mercado.
La revolución industrial del Siglo pasado fue una revolución liberal con el propósito
de satisfacer las necesidades de las masas. El liberalismo del Siglo pasado fue
también orientado hacia la abolición de la servidumbre y de la esclavitud en
los EU. Hubo sin embargo cuestionamientos de tal propósito, especialmente de
aquellos esclavizados. Es por lo mismo que a veces el liberalismo tiene que
actuar aun ante la oposición las críticas y la agresión de los liberados. El
liberalismo no promete que todos lleguemos a la meta al mismo tiempo, ni
siquiera que todos lleguemos, promete que todos tengamos la misma salida.
Tampoco promete darle un palo en la cabeza al que va de líder en la carrera,
para que el resto lo alcance y sea una carrera “mas justa.”
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