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Thursday, August 11, 2016

El secreto del capital intangible

Ronald Bailey es académico asociado del Cato Institute y editor de Earth Report 2000: Revisiting the True State of the Planet (New York:McGraw Hill, 1999)
 
Un inmigrante mexicano es cinco veces más productivo que el mexicano que se quedó en su país. ¿Por qué sucede eso?
La respuesta no es obvia: este país tiene más maquinaria o herramientas o recursos naturales. De hecho, de acuerdo a algunas investigaciones notables pero en gran parte ignoradas —realizadas por el Banco Mundial irónicamente— es porque el estadounidense promedio tiene acceso a más de $418.000 en riqueza intangible, mientras que la riqueza intangible de los mexicanos que se quedaron en México es de apenas $34.000.



Pero, ¿qué es la riqueza intangible, y cómo se supone que uno la debe medir? Y, ¿qué significa para las personas del mundo —pobres o ricas? Ahí donde la historia se vuelve más interesante.
Hace dos años el departamento de economía ambiental del Banco Mundial se propuso determinar las contribuciones relativas de varios tipos de capitales al desarrollo económico. Su estudio, ¿Dónde está la Riqueza de las Naciones?: Midiendo el Capital para el Siglo XXI (Where is the Wealth of Nations: Measuring Capital for the 21st Centrury) comienza definiendo al capital natural como la suma de los recursos naturales no renovables (incluyendo al petróleo, el gas natural, el carbón y los recursos minerales), la tierra arable, la tierra apta para pasto, las áreas de bosque y las áreas protegidas. El capital producido o construido es el que muchos de nosotros consideramos como capital: la suma de la maquinaria, los equipos, y las estructuras (incluyendo la infraestructura) y la tierra urbana.
Pero una vez que el valor de todos estos es sumado, los economistas encontraron algo grande que todavía no estaba siendo considerando: ¡la gran mayoría de la riqueza del mundo! Si uno simplemente suma todo el valor actual de los recursos naturales de un país y el capital producido o construido no hay forma de que uno pueda explicar el nivel de ingresos de ese país.
El resto de la riqueza está constituida de factores “intangibles” —tales como la confianza entre las personas dentro de una sociedad, un sistema judicial eficiente, derechos de propiedad fortalecidos y un gobierno efectivo. Todo este capital intangible también aumenta la productividad del trabajo y aquello resulta en un nivel de riqueza más alto. De hecho, el Banco Mundial asevera que “El capital humano y el valor de las instituciones (considerado como el Estado de Derecho) constituyen la porción más grande de la riqueza en prácticamente todos los países”.
Una vez que uno considera todos los recursos naturales del mundo y el capital producido, 80% de la riqueza de los países ricos y 60% de la riqueza de los países pobres es de este tipo intangible. La simple realidad es que: “Los países ricos en gran parte lo son gracias a las habilidades de su población y a la calidad de las instituciones que apoyan la actividad económica”.
Lo que los economistas del Banco Mundial han hecho de manera brillante es cuantificar el valor intangible de la educación y las instituciones sociales. De acuerdo a los análisis de regresión realizados por ellos, por ejemplo, el Estado de Derecho explica 57% del capital intangible de los países. La educación explica 36%.
El índice de Estado de Derecho fue construido utilizando varios cientos de variables individuales que miden las percepciones de la gobernabilidad, tomadas de 25 fuentes distintas de información que a su vez son construidas por 18 organizaciones distintas. Las organizaciones incluyen a grupos de la sociedad civil (Freedom House), agencias calificadoras de riesgo político y de negocios (Economic Intelligence Unit) y centros de pensamiento (International Budget Project Open Budget Index).
Suiza obtiene un puntaje de 99,5 fuera de 100 en el índice de Estado de Derecho y EE.UU. obtiene 91,8. Nigeria, en cambio, logra un mísero puntaje de 5,8; Burundi 4,3; y Etiopía 16,4. Los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) —30 países desarrollados de ingresos altos— tienen un puntaje promedio de 90, mientras que África Sub-Sahariana tiene un bajo puntaje de 28.
La riqueza natural en los países ricos como EE.UU. es una pequeñísima porción de su riqueza total —tradicionalmente entre 1% y 3%— pero aún así aprovechan mucho mejor lo que tienen. La tierra arable, los pastos y los bosques son más valiosos en países ricos porque pueden ser combinados con otros capitales tales como las máquinas y los derechos de propiedad fortalecidos para producir más valor. La maquinaria, los edificios, las carreteras y demás constituyen 17% de la riqueza total de los países ricos.
En general, el ingreso per cápita promedio en los países ricos de OCDE es de $440.000, constituido por $10.000 en capital natural, $76.000 en capital producido, y un sorprendente $354.000 en capital intangible. (Suiza tiene el ingreso per cápita promedio más alto, $648.000. EE.UU. es el cuarto con un ingreso de $513.000).
A modo de comparación, el estudio del Banco Mundial descubre que la riqueza total para los países de ingresos bajos se ubica en un promedio por persona de $7.216. Eso está constituido por $2.075 en capital natural, $1.150 en capital producido y $3.991 en capital intangible. Los países con la riqueza per cápita más baja son Etiopía ($1.965), Nigeria ($2.748), y Burundi ($2.859).
De hecho, algunos países también son tan mal gobernados, que en realidad tienen capital intangible negativo. A través de la corrupción fuera de control y sistemas de educación fracasados, Nigeria y la República Democrática del Congo están destruyendo su capital intangible y asegurando que sus ciudadanos sean más pobres en el futuro.
En EE.UU., de acuerdo al estudio del Banco Mundial, el capital natural es de $15.000 por persona, el capital producido es de $80.000 y el capital intangible es de $418.000. No obstante, considerando la medida común para comparar países, su ingreso per cápita anual ajustado para el poder de compra a la paridad es de $43.800. Contraste eso con el hecho de que México, rico en petróleo, tiene un capital natural por persona de $8.500 ($6.000 por el petróleo), $19.000 en capital producido y $34.500 en capital intangible —un total de $62.000 por persona. Aún así su PIB per cápita es de $10.700. Cuando un mexicano, o un sur-asiático o africano, atraviesa nuestra frontera, ellos ganan acceso inmediato a un capital intangible de $418.000 por persona. ¿Quién no cruzaría la frontera bajo esas circunstancias?
El estudio del Banco Mundial fortalece los profundos argumentos del difunto economista de desarrollo Peter Bauer. En su brillante libro de 1972 Dissent on Development, Bauer escribió: “Si todas las condiciones para el desarrollo más allá del capital estuviesen presentes, el capital pronto será generado localmente o estará disponible…del extranjero…Si, sin embargo, las condiciones para el desarrollo no están presentes, entonces la ayuda externa…será necesariamente improductiva e inefectiva. Por lo tanto, si los elementos de desarrollo están presentes, el progreso material ocurrirá aún sin la ayuda externa. Si no están presentes, el progreso no ocurrirá aún con ayuda externa”.
El estudio que rompe esquemas del Banco Mundial ¿Dónde está la riqueza de las naciones? demuestra de manera convincente que “los elementos del desarrollo” son el estado de derecho y un buen sistema de educación. La gran pregunta es que los investigadores no contestan esto: ¿Cómo pueden las personas del mundo en vías de desarrollo librarse de los cleptócratas que saquean sus países y los mantienen pobres?

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