Por: Adán Expósito
En 1998, DC Comics publicó una tira de
comics escrita por Paul Pope en el que se narran las historias de Batman
ambientadas en otros mundos. De aquí surge el Batman de Berlin (The
Berlin Batman como se titula la historia) en el que nuestro héroe deja
de ser el señor Bruce Wayne para convertirse en Herr Baruch Wane, un
judío de altas esferas que vive en la Alemania nazi y que cuenta con la
ayuda de Robin, su, en este caso, atractiva secretaria.
En la historia, el comisario de policía
Garten avisa al señor Wane de que el partido nacionalsocialista alemán,
el partido nazi, está planeando confiscar la biblioteca particular del
economista austríaco Ludwig von Mises, debido a que tenían la sospecha
de que éste estaba escribiendo en contra de las políticas del partido.
Nada más lejos de la realidad, Mises
estaba escribiendo por aquel entonces, la que muchos consideran su obra
predilecta, la acción humana. En ella, y por hacer una breve
introducción, Mises defiende la acción individual del hombre como medio
para conseguir uno o varios fines, y sabiendo que los medios son, por
naturaleza, escasos, se hace necesaria la colaboración entre personas
para mejorar la eficiencia del sistema y volver los fines más
satisfactorios o accesibles a más personas.
Mises defendía la libertad de cualquier
hombre para decidir qué fin quería satisfacer o conseguir, y criticaba
la intromisión estatal en los factores productivos nacionales. Por esta
razón, reprendía cómo el partido nacional socialista obrero alemán se
adjudicaba la propiedad de los medios productivos del país,
arrebatándoselo a sus legítimos propietarios privados, de manera que
pudiesen decidir qué producir, cuándo hacerlo y en qué cantidad.
La lógica de las políticas nazis, al
igual que las políticas socialistas, reside en la defensa del bien común
por encima de cualquier cosa, lo cual implica que la propiedad
individual es tan solo un medio para lograr los fines colectivos y
nacionales, y por ende, debe ser propiedad del gobierno.
Siguiendo el argumento del comic, el
comisario Garten, ya en casa de Baruch Wane, le advierte a éste de que
el gobierno nazi está vigilando la nueva obra de Mises con el objetivo
de “mantener las ideas populares lejos del alcance del pueblo”. Ante
esto, Wane decide enfundarse su traje de, en esta historia, demonio rojo
– no sabemos si por alusión al comunismo – y acudir a la estación de
trenes de Berlín, dónde los nazis están catalogando las obras de Ludwig
von Mises para decidir cuáles de ellas deben ser censuradas y
destruidas.
El resultado – spoilers aparte- es de
esperar, nuestro héroe consigue acabar con los nazis y salvar la
biblioteca particular de Mises, biblioteca que por otra parte sí que fue
confiscada en la historia real por el ejército soviético y que no se
recuperó hasta 1996.
Personalmente me quedo con las últimas
palabras de esta historia que resumen y combinan a la perfección la
relación que este Batman de Berlín y el liberalismo mantienen:
“Las ideas anti-autoritarias de von
Mises fueron primero una amenaza para los nazis, luego para los
soviéticos y para todos los crecientes gobiernos regulatorios en
nuestros tiempos. Él fue contra el socialismo en todas sus formas. Fue
un defensor de la libertad individual, libertad de palabra y de
pensamiento, y así, debo agregar, fue el Batman de Berlín”.
No comments:
Post a Comment