Por Pui-Wing Tam y Cari Tuna
San José, California. - El parque tecnológico Edenvale ilustra lo que es el nuevo Silicon Valley.
La larga recesión apenas rozó las 930
hectáreas de oficinas que constituyen el centro neurálgico de la
tecnología de Estados Unidos. En el último año y medio, muchas empresas
recién creadas han expandido sus operaciones. Uno de los inquilinos más
prominentes es Nanosolar Inc., que empezó a producir paneles solares en
marzo y ahora planea mudarse a un espacio más grande y sumar más
empleados a su nómina de 350.
El fabricante de equipos científicos
Stratedigm Inc. se trasladó a una planta de 557 metros cuadrados en
Edenvale, casi el doble que su antigua sede, impulsada por sus fuertes
de ventas. Varias empresas nuevas del sector biomédico que empezaron
bajo un mismo techo han progresado también, instalándose en sus propias
oficinas en el área.
Edenvale muestra la transformación de la
"economía de creación de empresa" en Silicon Valley, la cual se ha
expandido silenciosamente más allá de la tecnología de la información.
Ahora, alberga una amplia variedad de firmas de biociencia y tecnología
limpia, presagiando una base económica más diversificada y catapultando
el estatus del valle como el semillero de la innovación mundial.
La fortaleza actual de Edenvale
contrasta con su declive durante la crisis anterior, hace diez años. En
aquel entonces, el parque estaba repleto de compañías tecnológicas
tradicionales como International Business Machines Corp. y la compañía
de redes ópticas ONI Systems. Cuando la burbuja tecnológica estalló en
2000, el parque se hundió. Decenas de firmas cerraron o redujeron sus
operaciones. La tasa de desocupación alcanzó 25%.
Tras la experiencia, las autoridades de
San José decidieron diversificar Edenvale para evitar otro desastre.
"San José atravesó un período de reflexión sobre las bases de nuestra
economía", dice Julie Amato, de la Agencia de Desarrollo de San José,
una organización gubernamental centrada en la creación de empleos y en
la lucha contra el deterioro urbano. "Comprendimos mejor cómo una
economía más diversa podría ayudarnos". Desde entonces, la composición
de las empresas nuevas en Edenvale ha cambiado.
En general, refleja con lo que está
pasando en todo Silicon Valley. Pese a que gigantes locales como
Hewlett-Packard Co. y Google Inc. siguen dominando los titulares y las
nóminas, las empresas nuevas se han diversificado significativamente en
los últimos años.
Estos cambios auguran cómo la
composición de grandes compañías en Silicon Valley puede cambiar en los
próximos 10 o 15 años, a medida que algunos de estos proyectos más
recientes despegan y triunfan, y otros no llegan muy lejos, dice Bill
Miller, un profesor emérito de informática y gestión de la Universidad
de Stanford. Todavía está por verse "si estas nuevas industrias jugarán
un papel pequeño o grande" en la economía general, apunta Miller. "Pero
mi impresión es que tendrán un rol bastante grande".
De momento, la abundancia de nuevas
empresas significa que Silicon Valley depende menos de la tecnología de
la información, aliviando los estragos de la reciente recesión.
En la actualidad, menos de un tercio de
la fuerza laboral de Silicon Valley trabaja en la fabricación de chips y
computadoras, en comparación con más de 50% en 1990, según la firma de
investigación Collaborative Economics. En su lugar, los trabajos del
área han empezado a expandirse a sectores emergentes. Entre 1995 y 2008,
el número de compañías de tecnología limpia y empleos relacionados en
el área de San Francisco aumentó a unos 44.000 puestos, según
Collaborative Economics. Pese a que esta clase de empleos siguen siendo
una fracción de la fuerza laboral total de 4,1 millones del área, este
crecimiento ha superado el del nivel de empleo general, de 8%, en la
región y en el mismo período, dice la firma de investigación.
La financiación se desvía
Hoy en día, menos de la mitad de las
inversiones de capital de riesgo en la región, que se utilizan para
lanzar empresas, se destina a compañías tecnológicas, frente a 70% hace
cinco años, según la firma de investigación VentureSource.
La diversificación de Silicon Valley
debería traducirse en una mayor estabilidad económica y en la creación
de trabajos mejor remunerados, señala Miller, que compara la base
económica más amplia del área a una reserva genética más diversa, que
ayuda a las especies a adaptarse a los grandes cambios medioambientales.
La ampliación también es necesaria para que Silicon Valley conserve su
reputación como centro de innovación, especialmente ahora que algunas
industrias clave como el software corporativo y el hardware maduran,
añade.
Al igual que muchas de las empresas
tecnológicas jóvenes que las precedieron, algunas de estas nuevas firmas
de tecnología limpia y biociencia desaparecerán antes de poder
afianzarse como grandes compañías. A diferencia de sus pares en el
sector tecnológico, que pueden empezar con poco presupuesto y unos
cuantos programadores, las firmas de tecnología limpia o relacionadas a
la biociencia requieren sustanciosas inversiones para construir
instalaciones de producción y financiar pruebas médicas. Tales costos
pueden hacer que las empresas tarden años en volverse rentables.
La industria solar y de la tecnología
verde también dependen de subsidios del gobierno y la demanda de sus
productos podría quedar en manos de políticas ambientalistas oficiales,
que están fuera del control de estas compañías.
Aun así, el funcionamiento de Silicon
Valley como plataforma de lanzamiento de nuevas empresas ha llevado a
menudo a giros generacionales en sus grandes industrias. En los 70,
pequeños fabricantes de chips presagiaron lo que sería su era dorada de
los años 80. Unos cuantos proyectos modestos de software se convirtieron
en gigantes como Oracle Corp., que protagonizaron los 90. Y el frenesí
de las puntocom, que caracterizó el fin de la década de los 90, anunció
el dominio actual en la industria de Internet de Google, eBay Inc. y
Facebook Inc.
Algunas de las empresas jóvenes de la
región ya están cerca de alcanzar el estatus de gran compañía. El
fabricante de autos eléctricos Tesla Motors Inc. salió a bolsa en junio y
desde entonces ha firmado un acuerdo para colaborar con Toyota Motor
Corp. A su vez, Codexis Inc., productor de biocombustibles, recaudó
US$78 millones en su oferta inicial de acciones en abril y espera
registrar US$100 millones en ingresos este año.
En cinco años, "nuestra visión es que
tendremos muchas fábricas y tendremos un impacto sobre el clima", dice
Chris Gronet, presidente de la junta directiva del fabricante de paneles
solares Solyndra Inc., en Fremont, California. Solyndra recaudó de
US$1.000 millones en financiación y estableció su nueva sede en una
planta que antes ocupaba un fabricante de discos duros. Con todo,
Solyndra ya enfrenta desafíos. Aplazó su salida a bolsa, citando
"condiciones adversas del mercado". Codexis, que aún no es rentable,
también ha visto cómo el precio de su acción ha declinado desde que
empezó a cotizar en bolsa. ¡
"Hace diez años, Silicon Valley estaba
formada por un base más simplista de industrias de tecnología de la
información... Ahora hay una gama más variada y parte de la
diversificación que tiene lugar en la primera fase ya está empezando a
lucir en los grandes jugadores", dice Paul Holland, un inversionista de
capital de riesgo de Foundation Capital, que se especializa en empresas
de tecnología limpia.
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