REFLEXIONES LIBERTARIAS
Ricardo Valenzuela Torres
Hace ya más de 30 años tuve la oportunidad de asistir
a una charla que ofreció esa gran mente, Milton Friedman, en las oficinas
corporativas de Bank of America en San Francisco, California. El tema era los
gigantescos problemas que enfrentaban los bancos americanos en esos momentos,
por lo cual se culpaba a la grave situación que la economía de EU vivía,
herencia de Jimmy Carter. En cierto momento la plática dio un vuelco
interesante. El Dr. Friedman, ante el reparto de culpas de los banqueros,
afirmó ése no era el principal motivo de los pesares de la banca, sino los
préstamos otorgados a países en bancarrota. Con gran asertividad señaló: “Los
cinco bancos más grandes de los EU tienen prestados más de su capital y
reservas a países técnicamente en quiebra.”
La sala de consejo del banco se estremeció y de
inmediato surgía el reclamo para que identificara tales países. Tranquilamente
el premio Nobel responde: “No hay que ir muy lejos, tenemos dos ejemplos muy
cercanos, Brasil y México.” Recordemos eran en los años 80. En México no
terminaba la docena trágica, todavía no se expropiaba la banca, no se producían
las devaluaciones del 82—88 y 94, Silva Herzog tampoco había aparecido en
Washington para declarar al país en quiebra. Ante la asertividad de Milton
Friedman, ahora la sala del banco temblaba de pánico ante la realidad que se estaba
develando.
Alguien exigía explicara por qué afirmaba que ambos
países estaban en bancarrota. En esos momentos tuve oportunidad de escuchar una
de las exposiciones más brillantes de mi vida. El líder de la escuela
monetarista de Chicago, exponía la cruda realidad de los dos “titanes”
latinoamericanos que, aun nadando en mares de petróleo, sufrían estertores
agónicos y ni siquiera el banco más grande del mundo lo había detectado. El
ambiente de la sala ahora era sombrío. Los ejecutivos de la División Internacional
estaban al punto de la histeria sobre todo cuando Friedman, al final de su
descripción, contestando la pregunta de cuál era la diferencia entre México y
Brasil respondiera: “La diferencia es que Brasil la va hacer y México es muy
probable que no la haga.”
Los financieros que participaban en la reunión, ahora
con humildad preguntaban al Dr. Friedman: ¿Que va a pasar? ¿Qué hacer? En esos
momentos, luciendo sus activos intelectuales que le hicieron acreedor a un
premio Nobel, inicia una exposición de posibles estrategias ante tan seria
problemática. Al final de su exposición planteó la urgencia que nuestro país
abriera sus fronteras a los productos, al capital, a las ideas, y participara
en el Tratado de Libre Comercio de EU y Canadá. Recalcó la necesidad de que
Mexico estableciera una verdadera libertad económica y olvidarse de las
venenosas pociones de la CEPAL.
Ante tal atrevimiento, la sala se convirtió en jurado
y casi una cámara de linchamiento. ¿Cómo era posible que Milton Friedman expusiera
tales absurdos? El espíritu mercantilista de los grandes capitales americanos
emergía en forma de una agresiva protesta. Alguien comentó que el Dr. Friedman
ya estaba senil y los representantes de América Latina, casi con rabia
afirmaban el desconocimiento de la región que este hombre exhibía. Chile
iniciaba el proyecto que lo rescatara del infierno del socialismo de Allende y
lo llevara a la grandeza, cortesía de los Chicago Boys liderados por Alito, con
participación del Dr. Friedman.
En esos momentos Margaret Thatcher, primer ministro de
Inglaterra, con receta similar a lo expresado derribaba frenos y barreras de la
economía que oprimía a su país, pero furiosamente peleaba para que no se
entregara al socialismo que siempre había identificado a Europa y que ella
temía fuera la firma de la nueva UE, lucha que finalmente le costara su
identidad como líder político de Britania.
Al terminar la charla, tuve la oportunidad de
acercarme a ese legendario hombre, Milton Friedman.
Ante mi avalancha de preguntas y en especial ¿Mexico
no la hará? Con tranquilidad me responde: “Lo que he querido manifestar es que,
si dentro de 20 o 30 años, los problemas que encadenan al país a su pasado
populista no se han resuelto, para generaciones presentes y aun para las que
están naciendo, Mexico no la hizo. El país tiene que tocar fondo como
consecuencia de recetas tan equivocadas que se le han aplicado desde su
nacimiento. Pero sobre todo, ante una raquítica sociedad civil y partidos
políticos controlados, se requiere un líder valiente, honesto que con gran
seguridad ejecute la magia para que esos cambios y reformas tan urgentes, se
implementen sin ser bloqueados o saboteados.” Cuando en los años 90 me sumergía
a estudiar el proceso de Chile, pude entender lo que uno de los líderes
chilenos me afirmara: “Los mercados libres en América Latina, solamente se
podrán establecer a punta de bayoneta”.
Meses después, Milton Friedman, en una carta que
guardo con gran orgullo, me aconsejaba visitar y estudiar la historia económica
de Hong Kong el que, en su opinión, debería ser el modelo a seguir para México.
Lo hice y más se ampliaba mi visión y el amor por la libertad.
¿Qué ha sucedido durante estos 30 años? Brasil,
después de una tibia ronda de reformas, se entregaba a ese nuevo socialismo
para abortar su despegue.
Mexico sufriría la devaluada administración de
Miguel de la Madrid, las agresivas reformas de Salinas que fueran saboteadas.
Iniciamos nuestra participación en el TLC pero, como siempre, a medias tintas.
Llegó el soñado cambio democrático de la mano con la mediocridad de Fox, un
Calderón neutralizado por la plebecracia para, como el burro de la noria,
regresar en busca del mismo arnés con el que nos han fajado durante más de un
siglo; el nuevo PRI con las mismas ideas, las mismas mañas, los mismos
resultados. En estos años las únicas buenas calificaciones se deben dar al
manejo de Hacienda y el Banco de Mexico, liderados por brillantes liberales
algunos formados bajo el cobijo de Friedman y, por supuesto, Alito.
El mundo ha sufrido cambios de proporciones bíblicas
estos últimos 30 años. Mexico no es el mismo país que impunemente oprimiera y
explotara la dictadura perfecta. Lo siguen haciendo pero las respuestas no
serán las mismas que en los 80s pues ya emerge una sociedad civil rebelde.
Durante estos 30 años hemos navegado sin mapa ni compas, sin destino, y
por ello, de nuevo caemos en manos de piratas depredadores. Y como el marino
de Guaymas, partimos llevando como ave piloto la dulce esperanza. Para luego
arrendarnos con las velas rasgadas y la muerte en el alma. Pero cuando a un
país le oprimen el alma, reaccionará de una forma que muy pocos visualizan.
Estoy seguro que en estos momentos Milton Friedman
afirmaría, “Mexico no la hizo”…..pero tampoco Brasil.
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