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Monday, June 27, 2016

Brexit: el Reino Unido abandonó una Unión Europea insostenible

El Brexit es la bofetada que el intervencionismo elitista de Bruselas debía recibir

(Flickr) Brexit
La relación que los británicos desearían con la Unión Europea es parecida a la de Suiza, muy distinta de la que sus políticos negociaron. (Flickr)
Por Guillermo Rodríguez González
El Brexit sorprendió a todos. Apostaron en contra encuestadoras y grandes medios británicos, americanos y europeos, la banca internacional, los jefes de Estado de occidente, y los líderes partidistas de Gobierno y oposición del Reino Unido. Los mercados reaccionan e inversores impacientes y asustadizos pierden hoy lo que los especuladores fríos y pacientes ganarán mañana.
Pero lo histórico es que los británicos de a pie abofetearon a la alianza de políticos, burócratas y capitales privilegiados del intervencionismo globalizado. Buena noticia.



Aunque los “euroburócratas” y sus tontos útiles de todo el espectro político profeticen la caída de la civilización, no es para tanto. Ernesto Selman, vicepresidente del Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (CREES), en República Dominicana aclaró que “aunque élites y expertos enloquezcan pintando el fin del mundo, lo cierto es que la salida tomará años y el comercio e inversiones seguirán”.
Ciertamente, desde la canciller alemana hasta el embajador francés en Washington, voces sensatas privilegian el flujo de comercio e inversiones entre la Europa comunitaria y el Reino Unido, y la  desincorporación requerirá hasta dos años. El castigo político al Brexit sería costoso para Europa, arriesgaría una guerra arancelaria impredecible que no se limitaría al canal de la mancha cuando la amenaza populista crece en los extremos de su espectro político.
Entre los liberales de España y América Latina, prevalece que, por buenas o malas razones, los británicos rechazaron una Europa que perdió el rumbo. Ya el economista alemán Philipp Bagus, que explicó en su libro La tragedia del Euro, en 2012 recordaba que hay dos visiones de Europa, la de Adenauer, Schumann y De Gaspari, eliminar aranceles e impulsar el libre comercio para el crecimiento económico mediante el mercado, y la opuesta de una superestructura política intervencionista para un consenso socialdemócrata económicamente insostenible.
“La clave de todo es que el Estado de bienestar europeo es financieramente insostenible, los números son indiscutibles, y aunque los británicos tengan problemas similares, temen más a que burócratas de Bruselas que no han elegido como representantes sean los que los manejen, que a las amenazas de la campaña de miedo del remain”, afirma Osmel Brito, Director General de la consultora estratégica DatAnalitica.
Coincido y agrego que ciertas encuestas mostraban que muchos más británicos serían partidarios del brexit de no temer por el  comercio con la eurozona. La relación que los  británicos desearían con la Unión Europea es parecida a la de Suiza, muy distinta de la que sus políticos negociaron.
El filosofo argentino, Gabriel Zanotti, considera que acertaron los que votaron Brexit, quien ironiza sobre el intervencionismo de Bruselas: “hay que estar vacunado con el estudio de Mises, Hayek y Rothbard para entender que ésta Unión Europea es un soviet. Sólo beneficios puede traer separarse en un Estado central planificador de esa escala. Ningún problema para Inglaterra en la medida que su propio Gobierno deje de intervenir en la economía y reconozca el derecho de sus ciudadanos a comerciar libremente, sin aranceles, con quien quieran”. Además, agregó que “no se entiende eso si piensa hobbesianamente en la necesidad de soviets, unos educaditos, como el Parlamento Europeo, otros más bestias, como el que gobierna Venezuela, pero todos soviets”.
Por su parte, el economista Willians Ruiz, investigador jefe del Instituto Mises Venezuela, estima que el peligro mayor del lado británico no es tanto económico como político, ya que impulsará el independentismo regional en Escocia y Gibraltar.  Coincido, se que Escocia es más europeísta  porque es más izquierdista y para ese independentismo la oportunidad de separarse de Inglaterra y unirse a una Unión Europea proclive a facilitárselos como “castigo político” a Inglaterra está servida. Fuera de los yacimientos petrolíferos del norte para el fisco británico, Inglaterra es la que menos pierde en una separación política de la Gran Bretaña.
En un punto vital que la gran prensa ha ignorado, lo señala el jurista y autor argentino Ricardo Manuel Rojas:  “la base de las dificultades del Reino Unido para integrarse con la UE es el derecho. Los británicos desarrollaron un derecho basado en el respeto por la voluntad individual, el contrato, y la decisión del juez en el caso concreto. El continente desarrolló un sistema jurídico basado en la aplicación de la fuerza, en la decisión de la autoridad política impuesta a los individuos, en la regulación y la reglamentación. El espíritu emprendedor británico fue nutrido por un derecho consecuente. El derecho continental, el mismo que padecemos en Latinoamérica, es una de las fuentes de aquellos males por los cuáles los británicos no quieren seguir asociados a la Unión Europea”.
En el mismo orden de ideas, el chileno Axel Kaiser, abogado, autor y director ejecutivo de la Fundación para el Progreso, observando el Brexit desde Bruselas donde realizaba una presentación en el Parlamento Europeo sobre el Socialismo del Siglo XXI, afirma que el triunfo del Brexit es una buena noticia para Europa y el mundo, porque refuerza la tradición británica contraria al intervencionismo.
A los “demócratas” ofendidos por perder que ahora acusan a “los campesinos, los viejos y los pobres” pretendiendo que el voto de un profesor de Oxford valga por el de cien pueblos, recordémosles que algunos profesores de Oxford crearon la teoría del fascismo que copio Mussolini, y apoyaron la eugenesia racista que el nacionalsocialismo alemán aplicó hasta sus últimas consecuencias, saber más no hace a los hombres moralmente mejores.
Personalmente creo que el Brexit es la bofetada que el intervencionismo elitista de Bruselas debía recibir, los riesgos económicos son manejables si los políticos se manejan con un mínimo de sensatez, pero no confío en que finalmente los dirigentes europeos respondan a esta crisis de otra forma que la acostumbrada “más Europa”, no la de Adenauer y Churchill, sino la del consenso socialdemócrata, lo que fortalecerá los extremismos populistas de izquierda y derecha.
Quien mejor lo ha resumido es el economista español, Juan Ramón Rallo, director del Instituto Juan de Mariana y profesor de la Universidad Rey Juan Carlos:
“Ahora mismo hay tres posibles modelos para la Unión Europea: socialismo supraestatal (el modelo actual: unificación estatal), fascismos nacionalistas (sustitución de la UE por autarquías nacionales) o liberalismo cosmopolita (descentralización política y libertad de movimientos de personas, capitales y mercancías entre los ciudadanos de entidades políticas distintas). Espero que el Brexit evolucione hacia la tercera que apoyo, y no hacia la segunda”.
No hay que ser liberal para coincidir con Rallo, basta con un mínimo de conocimiento económico, sensatez política y sentido común. Sentido común que puede hacer del Brexit una oportunidad en lugar de un peligro para una Europa cuya mayor amenaza no es el Brexit, sino la torpeza y el fanatismo del elitismo socialista ofendido en su burocrática torre de marfil supranacional.
El futuro de Europa está por hacerse y será lo que de él hagan los europeos en ambos lados del canal ingles.

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