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Sunday, August 28, 2016

Al mercado no le importa, y eso es algo maravilloso

Al mercado no le importa, y eso es algo maravilloso

Mercado
Por Jason Kuznicki
Al mercado no le importan en  lo más mínimo tus sentimientos. Por la misma razón, no se preocupa por tus creencias políticas. Tampoco se preocupa por tu equipo de béisbol favorito, pero estará encantado de venderte algo de mercadería de este. (Incluso haría lo mismo para los fanáticos de los Yankees). El mercado sólo se preocupa por lo que tu tienes, por lo que tu quieres y por los diferentes precios que te interesan.
En gran parte, la indiferencia despreocupada del mercado es una tranquila y casi inadvertida bendición. Permite que cada uno de nosotros consigamos lo que queremos, con relativa facilidad y eficiencia, a pesar de nuestros vastos desacuerdos; desacuerdos que de otro modo nos causarían un daño severo.


De vez en cuando, sin embargo, y sobre todo en las batallas entre tradicionalistas y progresistas, esto no es cierto. Ambas partes han tenido sus quejas últimamente.
Por un lado, la queja es que a algunos panaderos, fotógrafos, propietarios de la capillas y otros en la industria de la boda (valuada en US$53 mil millones en EE.UU.) ahora se les pide servir a clientes del mismo sexo. Una cuestión que estos profesionales tradicionalistas prefieren no hacer. (Las quejas sobre la sinceridad de sus denuncias son fácilmente desacreditables: Nadie puede decirles lo que manda o no manda su religión).
Al mercado no le importa en lo más mínimo la postura política de estos tradicionalistas; simplemente impondrá costos bien definidos en ellos en forma de pérdidas de ventas y tal vez una reputación dañada. Los tradicionalistas, por su parte,  están conformes al absorber dichos costos. Las parejas gay, por la suya, no se enfrentan a una  escasez  de proveedores para elegir  el servicio pues es una inmensa industrial de US$ 53 mil millones la de la boda y tampoco es como si los servicios de la boda se proporcionan con carácter de emergencia.
En resumen, los problemas éticos son excepcionalmente pocos y los asuntos deben llegar hasta allí. Pero a veces, a los tradicionalistas no se les pregunta tan amablemente. Mientras que al mercado no le importa ni un poco nuestra postura política, sí responde, a veces, a las imposiciones de la política pública. Y aquí es donde las quejas de la izquierda comienzan: El mercado debería preocuparse por la postura política de la gente, dicen. Y si no lo hace, entonces tenemos que hacer que lo haga, en particular cuando se refiera a una cuestión de cómo se trata a los clientes  gays y lesbianas. ¡Todos deben tener el mismo derecho a su pastel!
En cuanto a mí, me gustaría pensar que los gays y las lesbianas pueden superar los prejuicios, e incluso la discriminación abierta, sin el privilegio de leyes de no discriminación.
Me gustaría pensar esto porque eso es más o menos la forma en que realmente ocurrió. No es una fantasía libertaria. Es una historia real del mundo real. La historia de la integración de las personas gays y lesbianas en la vida estadounidense tuvo lugar en millones de decisiones privadas, no anunciadas, en unos pocos miles de políticas corporativas y – en gran medida en el último momento – en un par de docenas de leyes estatales altamente visibles pero inconsecuentes. El sector privado mostró el camino y no obtuvo crédito. El gobierno siguió  después a regañadientes, y todo el mundo lo trató como si hubiese hecho algo valiente.
Ya en 2003, cuando no habían estados que aprobaran el matrimonio del mismo sexo y cuando más de una docena de estados todavía tenían leyes de sodomía (!), casi 300 de las compañías Fortune 500 tenían políticas de no discriminación formales y escritas, y casi 200 de ellas ofrecían beneficios para parejas de hecho. Y las cosas han mejorado en el ínterin. El sector privado siempre ha tomado la delantera.
Esto se debe a que independientemente de nuestra postura política, todos cosechamos beneficios de la existencia de un orden de mercado que es groseramente indiferente a todo lo que nos importa en nuestra vida privada. El mercado simplemente no tiene el tiempo para estas cosas sin relación, y gracias a Dios es así. Todos nos lamentaríamos si la pureza ideológica – o la pureza sexual, o la pureza de cualquier tipo – se convirtiera en el precio de hacer negocios, o si nos paramos a preguntar demasiado a menudo acerca de las visiones del mundo, los compañeros de cama y ​​las debilidades de aquellos con los que negociamos.
A los tradicionalistas que quieran discriminar a gays y lesbianas, se les debe permitir que lo hagan. No es que estén haciendo algo noble o eficiente. Se están comportando despreciablemente y hasta cierto punto de manera ineficiente cuando discriminan. (Tenga en cuenta que imponen externalidades en los demás, en aras de un beneficio que sólo ellos consumen, es decir, la satisfacción que se toman en la discriminación. Si pudieran tener esta satisfacción de algún otro acto, la externalidad podría desaparecer. Podrían también ser mejores vecinos). En un mundo mejor, no existirían este tipo de comportamientos. Pero por el mismo motivo, no debemos prohibido pues  al hacerlo también se reduciría el orden económico prolongado, aquel del que todos nos beneficiamos, independientemente de las creencias.
Todos estamos locos en la percepción de alguien más. Pero en nuestra propia percepción, a veces podríamos parecer exiliados en un planeta lleno de locos. Debemos tener cuidado, entonces, en no comprar una pequeña cantidad de protesta simbólica al precio de una gran cantidad de beneficios del comercio. Podemos estar hoy a la ofensiva, en contra de lo que vemos como políticas absurdas de nuestros vecinos intolerantes. Pero mañana, alguien va a venir preguntando por nosotros, y tal vez nos boicoteará así, por razones que no podemos comprender.
Las barreras a la entrada en el mercado no deben ser tan fácilmente obtenidas: gran parte de lo que hacemos en el camino de la coordinación social consiste en ignorar de forma estratégica lo extraño, indefendible, reaccionario, intolerante, o de otro modo, totalmente inexcusable en las creencias o prácticas de los demás. El mercado es la forma como todos nosotros, locos, nos llevamos en paz a pesar de nosotros mismos.

Al mercado no le importa, y eso es algo maravilloso

Al mercado no le importa, y eso es algo maravilloso

Mercado
Por Jason Kuznicki
Al mercado no le importan en  lo más mínimo tus sentimientos. Por la misma razón, no se preocupa por tus creencias políticas. Tampoco se preocupa por tu equipo de béisbol favorito, pero estará encantado de venderte algo de mercadería de este. (Incluso haría lo mismo para los fanáticos de los Yankees). El mercado sólo se preocupa por lo que tu tienes, por lo que tu quieres y por los diferentes precios que te interesan.
En gran parte, la indiferencia despreocupada del mercado es una tranquila y casi inadvertida bendición. Permite que cada uno de nosotros consigamos lo que queremos, con relativa facilidad y eficiencia, a pesar de nuestros vastos desacuerdos; desacuerdos que de otro modo nos causarían un daño severo.

Economía convencional

Por Manuel F. Ayau Cordón

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“Mainstream economics”,que podría traducirse como “economía convencional”, ha estado equivocada muchas veces, en distintas épocas, causando mucha pobreza. Como resultado, han perdido credibilidad los economistas “mainstrean”.
Recientemente, los Ph.D.’s “mainstream” de las prestigiosas universidades no anticiparon las consecuencias de la burbuja crediticia del mercado inmobiliario, producto de la política económica del gobierno de EE. UU., diseñada, por cierto, por economistas “mainstrean”.


Los “expertos” M.B.A.s de los bancos, casas de bolsa y agencias acreditadoras, cuya función es, irónicamente, evaluar riesgos, impulsaron con mágicas fórmulas financieras el fracaso en cadena de grandes bancos y empresas “demasiado grandes para fallar”. Quienes confiaron en los modelos sofisticados de los economistas “convencionales” perdieron considerable patrimonio. Solo los economistas “Austriacos” vieron venir la actual crisis financiera, pues ofrecen una teoría lógica, confirmada empíricamente por experiencia de siglos, La Teoría del Ciclo, que explica tanto la crisis actual como las anteriores.
En la segunda mitad del siglo pasado los errores “mainstream” fueron empobrecedores. Se creó el Fondo Monetario para mantener por decreto paridades fijas irreales y fracasó en su misión; pero como las burocracias nunca mueren, se inventaron nueva misión y se autotransformaron en banco de desarrollo. Hoy tambalea y pide más aportes. Otro error fue la teoría que la inflación era necesaria para mantener alto nivel de empleo (la curva de Phillips). Otro fue el modelo de sustitución de importaciones propiciada por los siete sabios de la Alianza Para El Progreso, (mercantilismo que había refutado Adam Smith).
Pero el más caro error, evidente en los textos de economía “convencional” (ej. texto de Paul Samuelson), fue el de presentar el sistema socialista y la economía planificada como una opción factible. Lamentablemente, el solo intento de implementarla costó más de cien millones de muertos (Ver The Black Book of Communism, S. Courtois, ed., Harvard).
Hoy goza de popularidad en la “economía convencional” la idea de que la redistribución de la riqueza ayuda a disminuir pobreza como si la riqueza de unos causara la pobreza de otros, lo cual es cierto en el mercantilismo pero no en la economía de mercado.
La única escuela económica que ha comprobado validez desde el siglo XV, la economía liberal, de mercado, tiene una prestigiosa genealogía. Entre sus precursores, basándose en el derecho natural de Tomás de Aquino, surgieron en Italia y Francia del siglo XIV teólogos Católicos, como Jean Burdan y Nicolás Oresme; en España, la Escuela de Salamanca del siglo XV al XVII con Jesuitas, Franciscanos, Dominicos y Benedictinos, como Francisco de Vitoria, Martin de Azpilcueta, Tomás de Mercado, Luis de Molina, Francisco Juárez, Juan de Mariana; seguidos en Holanda en el siglo XVIII por Leonardo Lessio; en Francia, Ricardo Cantillon, y en Escocia, Adam Smith. En Inglaterra, en el siglo XIX, David Ricardo, W. Stanley Jevons e Irving Fisher; y en Austria, Carl Menger y Eungen Boehm Bawerk. En el siglo XX la “economía de mercado” se conoce —con sus diferencias epistemológicas— como escuela Austriaca, personificada en L.von Mises y F.A. Hayek, y como escuela de Chicago personificada en Frank Knight y Milton Friedman.

Economía convencional

Por Manuel F. Ayau Cordón

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“Mainstream economics”,que podría traducirse como “economía convencional”, ha estado equivocada muchas veces, en distintas épocas, causando mucha pobreza. Como resultado, han perdido credibilidad los economistas “mainstrean”.
Recientemente, los Ph.D.’s “mainstream” de las prestigiosas universidades no anticiparon las consecuencias de la burbuja crediticia del mercado inmobiliario, producto de la política económica del gobierno de EE. UU., diseñada, por cierto, por economistas “mainstrean”.

Wednesday, August 17, 2016

CÓMO FUNCIONAN LOS 28 BANCOS QUE DOMINAN LA ECONOMÍA GLOBAL

El estallido financiero de 2008 y la gran recesión mundial cambiaron poco y nada en la escena de la economía mundial.


A casi ocho años de la crisis y en medio de un estancamiento global, el mundo sigue dominado por 28 grandes bancos internacionales (mira cuáles son al final de esta nota), denominados por algunos de sus críticos más acérrimos como “la hidra mundial”.
Estas entidades manejan las grandes variables económicas globales, imponen condiciones a gobiernos democráticos y, en busca de ganancias rápidas y estratosféricas, apuestan en una ruleta cada vez más vertiginosa que puede volver a estallar en cualquier momento.
Las grandes entidades siguen dominando muchas de las grandes variables de la economía.
Las grandes entidades siguen dominando muchas de las grandes variables de la economía.
François Morin, autor del recientemente publicado “La hidra mundial, el oligopolio bancario” es profesor emérito de ciencias económicas en la Universidad de Toulouse y ex miembro del consejo general del Banco de Francia.



“Los grandes bancos detentaban los productos tóxicos responsables de la crisis pero, en vez de reestructurar los bancos, los Estados terminaron asumiendo sus obligaciones y la deuda privada se transformó en deuda pública”, señala Morin.
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El investigador francés pone el foco sobre cinco mecanismos que permiten esta hegemonía financiera, económica y política:
1. Activos (bienes, dinero, clientes, préstamos, etc)
Los 28 bancos detentan recursos superiores a los de la deuda pública de 200 Estados del planeta.
Mientras que estas entidades tienen activos por US$50.341 billones, la deuda pública mundial asciende a US$48.957 billones.
Otra manera de dimensionarlo: hay cientos de miles de bancos en todo el mundo, pero estas 28 entidades concentran el 90% de los activos financieros.
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En este escenario de hiperconcentración, la caída de uno o varios de estos bancos tiene un potencial devastador no solo sobre el sector financiero sino sobre la economía en general.
Es la base del argumento en el centro de los debates post 2008: el riesgo de entidades “too big to fail” (tan grandes, que no se puede permitir que vayan a la bancarrota)
La caída de Lehman Brothers, en 2008, marcó el inicio de la crisis económica mundial.
La caída de Lehman Brothers, en 2008, marcó el inicio de la crisis económica mundial.
Según Oscar Ugarteche, economista de la UNAM de México y autor de “La gran mutación”, que estudia este nuevo sistema financiero mundial, con este nivel de concentración del poder financiero hay “todas las posibilidades” de repetición de una crisis como la del 2007-2008.
“Estos mercados crecieron con la liberalización financiera de los últimos 30 años, que les permitió salir de su lugar de intermediario financiero con la producción y el consumo, es decir, de correa de transmisión para proyectos productivos y compras”, señaló a BBC Mundo.
“Con su participación en los mercados especulativos, desde divisas y tasas de interés hasta commodities y derivados, con un crecimiento explosivo de su crédito para financiar esta expansión, se llegó a 2008”, añadió.
“La situación no ha cambiado y hoy estamos viendo que muchos de estos bancos están en serios problemas”.
Chinas currency reserves may hit record US$2.5 trillion, stoking tensions
2. Creación de Moneda
El sistema clásico de emisión monetaria es el de una Casa de la Moneda que imprime los billetes que necesita un Banco Central situado en el centro de la escena financiera.
Pero hoy el 90% de la moneda es creada por estos 28 bancos: solo el 10% es responsabilidad de los bancos centrales.
El paso del dinero físico al dinero crediticio está cambiando esta ecuación.
“Estamos cerrando el círculo. En un principio, había bancos que hacían operaciones de comercio exterior e interno. Era dinero-crédito. Pero no había control y centralización de esta función”, explicó Ugarteche.
“Esto solo empieza a suceder con la creación de un Banco Central responsable de la emisión monetaria. El primero es el de Inglaterra en el siglo XVII. Pero con la desregulación bancaria de los 90 estamos volviendo al principio. Los bancos emiten crédito y no hay mucho control al respecto”, señaló.
La situación ha cambiado poco desde el año 2008.
La situación ha cambiado poco desde el año 2008.
Si antes la expansión de dinero guardaba cierta proporción con el nivel de reserva monetaria de un país, hoy en día ese límite ha perdido relevancia.
En este marco de total flexibilización crediticia, la Consultora Global Mc Kinsey estima que la deuda total -es decir la suma de deuda pública, privada e individual – creció en más de US$57 billones en los últimos siete años y hoy roza los US$200 billones, unas tres veces el PIB mundial.
3. Manejo del mercado cambiario
El mercado cambiario es uno de los más grandes del mundo: US$6.000 millones diarios.
Cinco de los 28 bancos controlan el 51% de ese mercado.
“El tipo de cambio se maneja en Estados Unidos y el Reino Unido, es decir, no sólo depende de las variables económicas de un país”, afirmó Ugarteche.
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“Basta con que estos operadores, vinculados a los bancos de estas naciones, decidan que el valor de una moneda no se sostiene para que la ataquen especulativamente por medio del mercado de futuros”, señaló el experto.
“Con compras o ventas masivas arrastran al resto de los actores provocando una modificación del tipo de cambio que no tiene nada que ver con la salud económica de un país”.
El caso de Brasil ilustra este fenómeno.
En septiembre de 2014 Brasil tenía un altísimo nivel de reservas -el más alto a nivel regional- que resultó insuficiente para contener el ataque sobre la moneda.
El gobierno adoptó una serie de medidas como el aumento de las tasas de interés para estimular el ingreso de divisas y evitar la fuga de capitales, pero estas medidas ahogaron el crédito que necesitaba el aparato productivo y condujeron a la profunda recesión actual.
“Fue una crisis inducida. Y no es un caso aislado. En México el valor de la moneda pasó de 14 a 20 sin que mediara un déficit fiscal importante, una crisis de balanza de pagos o inflacionaria, una caída de las reservas o la actividad económica”, dijo Ugarteche.
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4. Manejo de las tasas de interés
Con su potencial financiero, estas 28 entidades tienen una gravitación fundamental sobre las tasas de interés.
Dado el estratosférico nivel de circulación diario de activos financieros y deuda, cualquier variación de la tasa de interés mueve automáticamente enormes cantidades de dinero.
La investigación que iniciaron en 2012 Estados Unidos, Gran Bretaña y la Comisión Europea mostró cómo este nivel de concentración de los bancos termina en manipulación del mercado.
Según la investigación, 11 de los 28 (Bank of America, BNP-Paribas, Barclays, Citigroup, Crédit Suisse, Deutsche Bank, Goldman Sachs, HSBC, JP Morgan Chase, Royal Bank of Scotland, UBS) se comportaron como “entidades o bandas organizadas” para manipular las tasas de interés Libor.
11 grandes bancos manipularon las tasas de interés Líbor.
11 grandes bancos manipularon las tasas de interés Líbor.
El Libor se acuerda diariamente en el mercado de Londres, determina la tasa a la que prestan los bancos y tiene un impacto directo en el mercado de derivados y en lo que pagan consumidores y productores por sus préstamos.
“Las cosas no han cambiado. Un escándalo similar ha ocurrido recientemente con Goldman Sachs, Morgan Stanley y JP Morgan en el mercado de commodities”, indicó Ugarteche.
5. Los derivados
La mitad de los 28 bancos producen derivados por US$710.000 millones, es decir, el equivalente a diez veces el Producto Bruto Interno mundial.
En su libro “La gran mutación”, Ugarteche ilustra el funcionamiento del mercado de los derivados con el caso de un modesto activo financiero: una vaca.
¿Qué se puede hacer si queremos convertir a la vaca en dinero?
En otras épocas se vendía para recibir a cambio una determinada cantidad de efectivo.
En 2008 desaparecieron miles de millones de dólares debido a mecanismos económicos ficticios.
En 2008 desaparecieron miles de millones de dólares debido a mecanismos económicos ficticios.
Pero hoy se puede vender su valor a futuro.
Como no es una transacción presente sino futura, el valor se multiplica muchas veces. Por ejemplo:
-se vende el probable ingreso futuro por la leche de la vaca
-se vende los terneros que parirá la vaca
-se vende la eventual leche de estos probables terneros, o el queso y la manteca que produzcan.
“A partir de una vaca real, se crea una economía ficticia construida mediante el uso de distintas operaciones financieras. Es un mundo de probabilidades. El ternero es un futuro posible, nada más que eso. Lo mismo el rendimiento de una vaca. ¿Qué pasa si la vaca se enferma?”, dijo Ugarteche.
En este caso, las operaciones efectuadas se van por un agujero negro.
Así, en 2008 desaparecieron, más de US$200.000 millones, algo que arrastró en su caída a las aseguradoras que supuestamente garantizaban todo este flujo de valor financiero.
Nada ha cambiado.
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Los 28 bancos más grandes
J. P. Morgan Chase
Bank of America
Citigroup
HSBC
Deutsches Bank
Groupe Crédit Agricole
BNP Paribas
Barclays PLC
Mitsubishi Ufjfg
Bank of China
Royal Bank of Scotland
Morgan Stanley
Goldman Sachs
Mizuho FG
Santander
Société Générale
ING Bank
BPCE
Wells Fargo
Sumitomo Mitsui FG
UBS
Unicrédit Group
Crédit Suisse
Nordea
BBVA
Standart Chartered
Bank of New York Mekon
State Street
El balance total de estos bancos es de US$50.341 millones.

CÓMO FUNCIONAN LOS 28 BANCOS QUE DOMINAN LA ECONOMÍA GLOBAL

El estallido financiero de 2008 y la gran recesión mundial cambiaron poco y nada en la escena de la economía mundial.


A casi ocho años de la crisis y en medio de un estancamiento global, el mundo sigue dominado por 28 grandes bancos internacionales (mira cuáles son al final de esta nota), denominados por algunos de sus críticos más acérrimos como “la hidra mundial”.
Estas entidades manejan las grandes variables económicas globales, imponen condiciones a gobiernos democráticos y, en busca de ganancias rápidas y estratosféricas, apuestan en una ruleta cada vez más vertiginosa que puede volver a estallar en cualquier momento.
Las grandes entidades siguen dominando muchas de las grandes variables de la economía.
Las grandes entidades siguen dominando muchas de las grandes variables de la economía.
François Morin, autor del recientemente publicado “La hidra mundial, el oligopolio bancario” es profesor emérito de ciencias económicas en la Universidad de Toulouse y ex miembro del consejo general del Banco de Francia.


Tuesday, July 26, 2016

La elección estadounidense y la economía global

Michael J. Boskin is Professor of Economics at Stanford University and Senior Fellow at the Hoover Institution. He was Chairman of George H. W. Bush’s Council of Economic Advisers from 1989 to 1993, and headed the so-called Boskin Commission, a congressional advisory body that highlighted errors in … read more
 
STANFORD – En Estados Unidos se están gestando grandes cambios, en tanto el país se prepara para elegir un nuevo presidente, un tercio del Senado y toda la Cámara de Representantes en noviembre próximo. El resultado tendrá profundas consecuencias para la política económica estadounidense y, por ende, para la economía global.
Tal y como están las cosas, Hillary Clinton sigue siendo la favorita para la nominación demócrata, aunque todavía no logró distanciarse demasiado de su opositor socialista, el senador Bernie Sanders. El multimillonario rimbombante Donald Trump lidera el campo republicano, seguido por el senador provocador de Texas Ted Cruz, el senador Marco Rubio, un conservador tradicional talentoso de Florida y, más atrás, el popular gobernador de Ohio John Kasich y el neurocirujano Ben Carson.


Es imposible saber si estas tendencias tempranas se mantendrán durante el resto de las primarias, que ahora se encaminan hacia el sur y el Medio Oeste. Los medios y los entusiastas de la política en Estados Unidos están obsesionados con las diversas posibilidades. ¿Rubio puede congregar una coalición amplia o Trump ganará la nominación republicana? ¿Una nominación de Trump ayudaría a Clinton a ganar una elección general?
En verdad, muchos republicanos le temen a una contienda que enfrente a Trump con Clinton. Si bien Clinton tiene muchos puntos débiles –los votantes, especialmente los jóvenes, no confían en ella y, además, Clinton puede enfrentar repercusiones legales por manejar información altamente clasificada a través de un servidor de correo electrónico privado cuando era secretaria de Estado-la desagradable disputa interna entre los republicanos puede ofrecerle una gran ventaja en noviembre. Muchos republicanos creen que la nominación de Trump les costaría el Senado y la Casa Blanca. 
Frente a tanta incertidumbre, existen varias direcciones que podría tomar la política estadounidense en los próximos años. Si bien se le ha prestado mucha atención a asuntos que capturan los titulares, como la inmigración y la seguridad nacional, los votantes norteamericanos están sumamente preocupados por las cuestiones económicas, que los principales candidatos abordarían de maneras muy diferentes.
En materia de comercio, las ideas de Trump son peligrosas y revertirían décadas de un ventajoso liderazgo bipartidario de Estados Unidos en materia de liberalización comercial, con importantes aranceles a las importaciones extranjeras, como las provenientes de China y México. Los otros candidatos republicanos apenas hablan del tema. Entre los demócratas, Sanders vitupera contra el libre comercio. Y Clinton ha dado un giro de 180 grados frente a este tema: ahora se opone al oleoducto Keystone XL de Canadá y a la Alianza Transpacífico, que promovió como secretaria de Estado. El riesgo de una guerra comercial es bajo, pero crece. 
Clinton también se ha acercado a la postura de Sanders en lo que se refiere a la reforma del sistema financiero, ya que los ataques que recibió del socialista por aceptar de manos de Wall Street grandes donaciones y honorarios por brindar conferencias claramente han tocado un punto sensible entre los votantes jóvenes. Confrontar al cuco de los grandes bancos ha sido un elemento central de la campaña de Sanders; Clinton ahora se hace eco en parte de sus posturas populistas y anti-bancos. Los demócratas están a favor de una política monetaria laxa, tasas de interés bajas y un dólar depreciado. Los republicanos también se oponen a los rescates, pero les preocupa una política monetaria excesivamente laxa y demasiada discreción para la Reserva Federal de Estados Unidos fuera de una situación de verdadera emergencia.
Estas diferencias tendrán un impacto de amplio alcance. Al designar un nuevo presidente de la Fed (o volver a nombrar a Janet Yellen), y posiblemente otros gobernadores de la Fed, el próximo presidente tendrá una influencia indirecta sobre las tasas de interés, los tipos de cambio y los mercados financieros globales. Si las presiones inflacionarias aumentan –algo poco probable en el corto plazo, pero posible cuando la economía global recupere fuerza-, la respuesta de la Fed será un factor determinante clave para la estabilidad económica.
Los candidatos también difieren, y de manera muy marcada, respecto de sus planes en materia de impuestos y gasto –y, por consiguiente, sus propuestas de déficit y deuda-. Sanders propone unos 18 billones de dólares de gasto adicional en los próximos diez años para cubrir un sistema de atención médica de pagador único, inversión en infraestructura y educación “gratuita” (es decir, pagada por los contribuyentes) en las universidades públicas. Durante ese período, impondría subas impositivas por 6,5 billones de dólares, que afectarían principalmente a los “ricos”. Pero hay una trampa: los demócratas definen como “ricos” a las personas con un ingreso anual por hogar superior a 250.000 dólares –aproximadamente el salario de arranque de una pareja urbana en su primer empleo después de egresar de la facultad de derecho-. El déficit de 11,5 billones de dólares finalmente tendría que ser cubierto por un incremento impositivo gigantesco en el futuro. Clinton tiene prioridades de gasto e impuestos similares, aunque con alzas menores.
Los republicanos quieren reducir las tasas del impuesto al ingreso personal y ampliar la base tributaria. Reducirían la tasa del impuesto corporativo de Estados Unidos –la más alta en la OCDE- a un nivel mucho más competitivo. Algunos proponen reemplazar los impuestos actuales al ingreso personal y corporativo con un impuesto fijo al consumo. Los republicanos reducirían el aumento del gasto en la mayoría de las áreas, a la vez que incrementarían el gasto en defensa. Mientras que Trump propone importantes recortes impositivos de 10 billones de dólares y Cruz de unos 9 billones de dólares (aplicados de manera estática), Rubio y Kasich han ofrecido planes fiscales plausibles desde un punto de vista económico y aritmético. Las propuestas de campaña son, por supuesto, en cierta medida aspiracionales y tendrán que ser negociadas con el Congreso.
La evidencia empírica sugiere que un estímulo del crecimiento probablemente esté más impulsado por los recortes impositivos que por los aumentos del gasto, y que es más factible que una consolidación más efectiva de los presupuestos venga de la mano de una reducción del gasto que de alzas impositivas. Si bien la experiencia pasada indica que restringir el crecimiento del gasto no será fácil, especialmente porque la generación del "baby boom" posterior a 1945 está espoleando un incremento de los costos de la atención médica y las pensiones, muchos países –entre ellos Canadá, el Reino Unido, Suecia y hasta Estados Unidos- han logrado hacerlo en las últimas décadas.
Republicanos y demócratas difieren marcadamente en cuanto a la reforma de los crecientes costos de la ayuda social, que tienen pasivos no financiados que superan varias veces la deuda nacional. Los republicanos -con excepción de Trump, que rechaza futuros "recortes" a la Seguridad Social- frenarían gradualmente el crecimiento, mientras que los demócratas proponen aumentar los beneficios de la Seguridad Social. El próximo líder del mundo libre debería saber que cuando un barco empieza a tener filtraciones, la primera prioridad es tapar la filtración, no abrir nuevas.
En términos generales, las políticas propuestas por Sanders y Clinton colocarían a Estados Unidos más cerca de un estado de asistencia social al estilo europeo. Pero, como señalan los republicanos, el nivel de vida de Europa occidental es, en promedio, 30% más bajo que el de Estados Unidos; Europa también enfrenta un crecimiento más lento, un desempleo más alto y crecientes tensiones sociales. Es por ese motivo que los candidatos republicanos -para la presidencia, la Cámara y el Senado- quieren retrotraer los aumentos de los impuestos y del gasto, la costosa reforma de la atención médica y la extralimitación regulatoria del presidente Barack Obama.

La elección estadounidense y la economía global

Michael J. Boskin is Professor of Economics at Stanford University and Senior Fellow at the Hoover Institution. He was Chairman of George H. W. Bush’s Council of Economic Advisers from 1989 to 1993, and headed the so-called Boskin Commission, a congressional advisory body that highlighted errors in … read more
 
STANFORD – En Estados Unidos se están gestando grandes cambios, en tanto el país se prepara para elegir un nuevo presidente, un tercio del Senado y toda la Cámara de Representantes en noviembre próximo. El resultado tendrá profundas consecuencias para la política económica estadounidense y, por ende, para la economía global.
Tal y como están las cosas, Hillary Clinton sigue siendo la favorita para la nominación demócrata, aunque todavía no logró distanciarse demasiado de su opositor socialista, el senador Bernie Sanders. El multimillonario rimbombante Donald Trump lidera el campo republicano, seguido por el senador provocador de Texas Ted Cruz, el senador Marco Rubio, un conservador tradicional talentoso de Florida y, más atrás, el popular gobernador de Ohio John Kasich y el neurocirujano Ben Carson.