La noche que nos envuelve y el amanecer de una nueva epoca
Hugo Salinas Price
Conferencia ante la Asociación de Ingenieros de Minas, Metalurgistas y Geólogos de México A.C. Distrito Durango, el 25 de agosto de 2016.
¿En qué punto se encuentra ahora la humanidad? ¿Dónde estamos? Durante los últimos siglos, el enorme éxito logrado en el estudio de las ciencias físicas, que nace en el Siglo XVI con el establecimiento del “Método Científico” por el inglés, Francis Bacon, ha impactado a tal grado a la humanidad que podemos afirmar que la Ciencia se ha vuelto una religión mundial.
El problema central de nuestros tiempos es que los economistas oficiales intentan aplicar el “método científico” en sus decisiones de gobierno, y este método no es aplicable en al ámbito de la actividad humana - la economía. El “método científico” no puede aplicarse al tratar los asuntos sociales, porque la materia y los seres humanos se comportan de forma totalmente distinta.
La materia no tiene capacidad de elegir, y los seres humanos sí tienen capacidad de elegir. Así, mientras la acción sobre la materia produce resultados predecibles, la acción sobre seres humanos debe considerar el hecho que los seres humanos eligen opciones, por lo cual su comportamiento no puede predecirse, cuantificarse ni expresarse en ecuaciones. Los economistas del mundo actual ignoran este hecho fundamental, y por consiguiente, formulan planificación económica para el Estado que siempre es contraproducente, al dar resultados que son precisamente lo contrario de lo que se quería lograr.
Sin embargo, el impacto de las ciencias físicas sobre la imaginación humana ha sido tan grande, que en forma universal se enseña en todas las universidades importantes del planeta una falsa ciencia económica; ésta aplica los procedimientos de las ciencias físicas, al estudio de la economía y a la formulación de políticas económicas. ¡Gravísimo error, que ha sumido al mundo en la profunda noche en que nos encontramos!
Confundidos por la falsa ciencia económica que se ha posesionado de la humanidad, los sistemas financieros del mundo, todos basados en último término sobre el dólar de EU, han creado gigantescas cantidades de deuda que hacen tambalear a los bancos más importantes del mundo ante la insolvencia. La insolvencia significa pérdidas para los acreedores de los bancos y los depositantes forman parte de los acreedores. Por esta razón, ante la amenaza de la insolvencia, los metales preciosos han iniciado un alza de precio paralela a la crisis del sistema financiero mundial existente. El público tiene creciente temor respecto a sus depósitos en bancos y respecto a la cobrabilidad de los bonos gubernamentales que representan la deuda mundial.
Hoy, el poderío combinado de Rusia y China finalmente obligará a EU a abandonar su política de influencia militar alrededor del mundo. EU tendrá que dejar de soñar en dominar el mundo.
La disminución de la influencia militar de parte de EU, redundará en mayor cuestionamiento de la conveniencia de que el sistema monetario mundial se base en el dólar, hasta ahora omnipotente.
Por consiguiente, veremos cada día más discusión respecto a un retorno al patrón oro, único sistema monetario que no requiere de la fuerza militar para su implantación, ya que el oro es dinero con sustancia, políticamente neutral y por lo tanto conducente a la paz entre naciones.
No sabemos cómo se dará el retorno al uso del oro como moneda mundial; posiblemente ocurra en forma desordenada; sea como sea, el retorno al oro necesariamente implicará cambios muy dolorosos en todas las economías nacionales del mundo, porque el oro impondrá candados fuertes sobre la posibilidad de endeudamiento de los gobiernos del mundo. Y sin gobiernos que se endeuden por cantidades de dinero cada vez mayores, desaparece el mundo que hemos conocido.
Conviene reflexionar sobre la íntima conexión que ha existido entre la conducta de la humanidad en todos sus aspectos y la política monetaria mundial, desde que se abandonó el patrón oro mundialmente, a raíz de los costos financieros excesivos del conflicto bélico de la Primera Guerra Mundial de 1914. En 1914, el oro de los países que entraron en guerra no les fue suficiente para pagar los costos bélicos, así que recurrieron a la creación de papel dinero para dizque “pagar” esos costos.
En sus inicios, el abandono del patrón oro tuvo efectos relativamente moderados, porque la necesidad de tener oro en sus reservas, de parte de los bancos centrales del mundo, continuó siendo un freno a la expansión de crédito efectuada por los bancos centrales.
Sin embargo, a partir del 15 de agosto de 1971, cuando EU rompió unilateralmente el Acuerdo de Bretton Woods de 1944, dejó de ser importante para los bancos centrales del mundo la tenencia de oro. Lo importante se volvió tener dólares -irredimibles en oro- como reservas. Así funciona nuestro Banco de México.
Liberada la política americana de la necesidad de restringir la expansión de crédito en dólares, por temor a perder oro, la expansión irrestricta de crédito por parte de los EU dio inicio a una orgía de expansión mundial de deuda que a estas fechas asciende a números inconcebibles.
La expansión de deuda por un lado, significó como contraparte, la expansión de los montos de dinero de papel o digital, en correspondientes cantidades en todo el mundo.
En efecto, la humanidad ha vivido en los últimos decenios, una verdadera borrachera basada en deuda.
Los gobiernos del mundo entero se han vuelto pródigos en gastar porque no ha existido límite a su endeudamiento, endeudamiento que era estrictamente limitado bajo el patrón oro.
La posibilidad de endeudarse afecta la conducta del ser humano. El deudor consuetudinario gasta hasta que llega a la quiebra total. Su conducta mientras tanto, se vuelve desordenada y libertina.
Comportándose como deudores consuetudinarios, los gastos ilimitados de los gobiernos del mundo han provocado que la humanidad no se conduzca como antes. Prevalece el desorden individual, la desfachatez en lucir vicios; el quebranto de la familia porque el padre, que antes era el sostén de la familia ya no tiene la autoridad de antaño, pues la esposa tiene la oportunidad de salir de la casa a trabajar y obtener sus propios ingresos, y los hijos pueden ignorar la autoridad paterna y viven ociosos en casa, cuando antaño por necesidad tenían que salir a trabajar. En el mundo ha desaparecido el consenso social sobre la forma de vestir, una expresión clara de la transformación social que ha padecido la humanidad en los últimos cincuenta años. ¿Cuántos cientos de millones de jovencitos tienen sus teléfonos electrónicos, que cuestan bastante dinero? ¿Cuántos cientos de millones de automóviles atestan las calles de las ciudades del mundo? ¿Cuántos cientos de millones de aparatos electrónicos domésticos mantienen en estado hipnótico a los seres humanos del mundo? El amplio crédito que ofrece el comercio para adquirir estas cosas, nace de la capacidad de endeudarse de los gobiernos, cuyos gastos siempre aumentan y derraman fondos sobre sus poblaciones. También véase el auge del turismo mundial. Millones de turistas viajan por todo el mundo cada año. ¿Significa esto que el mundo es más rico? No, el mundo no es tan rico; tenemos la impresión de que el mundo es más rico, y que las condiciones de estrechez económica son cosa de antaño, porque todos los gobiernos viven pidiendo prestado, y en efecto, con sus políticas de gastos derraman dinero sobre la sociedad, y así subsidian el ocio.
Por otra parte, los programas gubernamentales de apoyo social que tanto se aplauden - fondeados gracias a mayor endeudamiento del gobierno - tienen la consecuencia de reducir la responsabilidad personal. Antaño, la caridad personal aliviaba el sufrimiento de los menos afortunados en esta vida. Hoy, el gasto del gobierno quiere mantener a todos contentos.
El destino del deudor habitual, es la quiebra. El mismo destino aguarda, inevitablemente, a nuestro mundo.
Durante incontables siglos, la humanidad vivió bajo la amenaza del hambre. Dios dijo a Adán, cuando lo expulsó del Paraíso: “Te ganarás el pan con el sudor de tu frente.” Desde hace cuando menos medio siglo la humanidad ha ido perdiendo el temor al hambre, porque gobiernos gastadores de dinero prestado, han ofrecido toda clase de apoyos para que la gente no tenga que ganarse el pan con el sudor de su frente.
El cambio en conducta de los mexicanos que se observa en el transcurso de años recientes, origina en que nuestro gobierno puede pedir prestado, siempre más, para sostener programas de gastos.
Un día no lejano, nos vamos a amanecer con la inevitable quiebra financiera del mundo y entonces, ¿qué harán los acostumbrados a vivir del gasto gubernamental, ya sea directamente o en forma indirecta, que somos prácticamente todos? Solamente los aborígenes del Amazonas, de Nueva Guinea o de Borneo pasarán la crisis que viene sin sentir la quiebra. Desafortunadamente, un buen número de los más de siete mil millones de seres humanos sobre el planeta padecerán el dolor y hasta la muerte.
La deuda mundial se ha documentado en bonos, que son contratos que prometen el pago de una deuda. Por lo que toca a los ricos que son grandes dueños de bonos, tras la quiebra que viene, los bonos se volverán papeles inútiles. Esa es la desagradable sorpresa que les espera a los ricos.
Las políticas que pudieran hacer de México un país fuerte y próspero, se conocen desde hace mucho: gobierno que cobra impuestos bajos; gobierno que vive dentro de un presupuesto, sin pedir prestado para cubrir sus erogaciones; gobierno que evita la “reglamentitis” y la “tramitologitis”; libre comercio; moneda sólida; seguridad jurídica para la propiedad privada; obras de infraestructura dentro de un presupuesto gubernamental. Esa fue la política de nuestro Presidente Gustavo Díaz Ordaz. Al término de su Presidencia, en 1970, la deuda externa total de México sumaba ¡$4 mil millones de dólares! Cifra que tenía en Caja, el Banco de México.
Es difícil imaginar que a futuro volvamos a disfrutar de alguna de esas políticas. Por consiguiente, los mexicanos tenemos por delante un panorama sombrío.
Previendo el gran caos que sufrirá el mundo entero cuando ocurra el colapso en el valor de la gigantesca deuda que pende sobre él, no me queda más que recomendar a todos, formar ahorros privados de monedas de oro y plata en su posesión personal, ya que estos metales siempre han sido, al través de la historia humana, los salvavidas de quienes los han poseído.
Tal es mi visión del amanecer que le espera al mundo.
Les doy a todos, las gracias por su atención.
Hugo Salinas Price
Presidente, Asociación Cívica Mexicana Pro Plata, A.C.
¿En qué punto se encuentra ahora la humanidad? ¿Dónde estamos? Durante los últimos siglos, el enorme éxito logrado en el estudio de las ciencias físicas, que nace en el Siglo XVI con el establecimiento del “Método Científico” por el inglés, Francis Bacon, ha impactado a tal grado a la humanidad que podemos afirmar que la Ciencia se ha vuelto una religión mundial.
El problema central de nuestros tiempos es que los economistas oficiales intentan aplicar el “método científico” en sus decisiones de gobierno, y este método no es aplicable en al ámbito de la actividad humana - la economía. El “método científico” no puede aplicarse al tratar los asuntos sociales, porque la materia y los seres humanos se comportan de forma totalmente distinta.
La materia no tiene capacidad de elegir, y los seres humanos sí tienen capacidad de elegir. Así, mientras la acción sobre la materia produce resultados predecibles, la acción sobre seres humanos debe considerar el hecho que los seres humanos eligen opciones, por lo cual su comportamiento no puede predecirse, cuantificarse ni expresarse en ecuaciones. Los economistas del mundo actual ignoran este hecho fundamental, y por consiguiente, formulan planificación económica para el Estado que siempre es contraproducente, al dar resultados que son precisamente lo contrario de lo que se quería lograr.
Sin embargo, el impacto de las ciencias físicas sobre la imaginación humana ha sido tan grande, que en forma universal se enseña en todas las universidades importantes del planeta una falsa ciencia económica; ésta aplica los procedimientos de las ciencias físicas, al estudio de la economía y a la formulación de políticas económicas. ¡Gravísimo error, que ha sumido al mundo en la profunda noche en que nos encontramos!
Confundidos por la falsa ciencia económica que se ha posesionado de la humanidad, los sistemas financieros del mundo, todos basados en último término sobre el dólar de EU, han creado gigantescas cantidades de deuda que hacen tambalear a los bancos más importantes del mundo ante la insolvencia. La insolvencia significa pérdidas para los acreedores de los bancos y los depositantes forman parte de los acreedores. Por esta razón, ante la amenaza de la insolvencia, los metales preciosos han iniciado un alza de precio paralela a la crisis del sistema financiero mundial existente. El público tiene creciente temor respecto a sus depósitos en bancos y respecto a la cobrabilidad de los bonos gubernamentales que representan la deuda mundial.
Hoy, el poderío combinado de Rusia y China finalmente obligará a EU a abandonar su política de influencia militar alrededor del mundo. EU tendrá que dejar de soñar en dominar el mundo.
La disminución de la influencia militar de parte de EU, redundará en mayor cuestionamiento de la conveniencia de que el sistema monetario mundial se base en el dólar, hasta ahora omnipotente.
Por consiguiente, veremos cada día más discusión respecto a un retorno al patrón oro, único sistema monetario que no requiere de la fuerza militar para su implantación, ya que el oro es dinero con sustancia, políticamente neutral y por lo tanto conducente a la paz entre naciones.
No sabemos cómo se dará el retorno al uso del oro como moneda mundial; posiblemente ocurra en forma desordenada; sea como sea, el retorno al oro necesariamente implicará cambios muy dolorosos en todas las economías nacionales del mundo, porque el oro impondrá candados fuertes sobre la posibilidad de endeudamiento de los gobiernos del mundo. Y sin gobiernos que se endeuden por cantidades de dinero cada vez mayores, desaparece el mundo que hemos conocido.
Conviene reflexionar sobre la íntima conexión que ha existido entre la conducta de la humanidad en todos sus aspectos y la política monetaria mundial, desde que se abandonó el patrón oro mundialmente, a raíz de los costos financieros excesivos del conflicto bélico de la Primera Guerra Mundial de 1914. En 1914, el oro de los países que entraron en guerra no les fue suficiente para pagar los costos bélicos, así que recurrieron a la creación de papel dinero para dizque “pagar” esos costos.
En sus inicios, el abandono del patrón oro tuvo efectos relativamente moderados, porque la necesidad de tener oro en sus reservas, de parte de los bancos centrales del mundo, continuó siendo un freno a la expansión de crédito efectuada por los bancos centrales.
Sin embargo, a partir del 15 de agosto de 1971, cuando EU rompió unilateralmente el Acuerdo de Bretton Woods de 1944, dejó de ser importante para los bancos centrales del mundo la tenencia de oro. Lo importante se volvió tener dólares -irredimibles en oro- como reservas. Así funciona nuestro Banco de México.
Liberada la política americana de la necesidad de restringir la expansión de crédito en dólares, por temor a perder oro, la expansión irrestricta de crédito por parte de los EU dio inicio a una orgía de expansión mundial de deuda que a estas fechas asciende a números inconcebibles.
La expansión de deuda por un lado, significó como contraparte, la expansión de los montos de dinero de papel o digital, en correspondientes cantidades en todo el mundo.
En efecto, la humanidad ha vivido en los últimos decenios, una verdadera borrachera basada en deuda.
Los gobiernos del mundo entero se han vuelto pródigos en gastar porque no ha existido límite a su endeudamiento, endeudamiento que era estrictamente limitado bajo el patrón oro.
La posibilidad de endeudarse afecta la conducta del ser humano. El deudor consuetudinario gasta hasta que llega a la quiebra total. Su conducta mientras tanto, se vuelve desordenada y libertina.
Comportándose como deudores consuetudinarios, los gastos ilimitados de los gobiernos del mundo han provocado que la humanidad no se conduzca como antes. Prevalece el desorden individual, la desfachatez en lucir vicios; el quebranto de la familia porque el padre, que antes era el sostén de la familia ya no tiene la autoridad de antaño, pues la esposa tiene la oportunidad de salir de la casa a trabajar y obtener sus propios ingresos, y los hijos pueden ignorar la autoridad paterna y viven ociosos en casa, cuando antaño por necesidad tenían que salir a trabajar. En el mundo ha desaparecido el consenso social sobre la forma de vestir, una expresión clara de la transformación social que ha padecido la humanidad en los últimos cincuenta años. ¿Cuántos cientos de millones de jovencitos tienen sus teléfonos electrónicos, que cuestan bastante dinero? ¿Cuántos cientos de millones de automóviles atestan las calles de las ciudades del mundo? ¿Cuántos cientos de millones de aparatos electrónicos domésticos mantienen en estado hipnótico a los seres humanos del mundo? El amplio crédito que ofrece el comercio para adquirir estas cosas, nace de la capacidad de endeudarse de los gobiernos, cuyos gastos siempre aumentan y derraman fondos sobre sus poblaciones. También véase el auge del turismo mundial. Millones de turistas viajan por todo el mundo cada año. ¿Significa esto que el mundo es más rico? No, el mundo no es tan rico; tenemos la impresión de que el mundo es más rico, y que las condiciones de estrechez económica son cosa de antaño, porque todos los gobiernos viven pidiendo prestado, y en efecto, con sus políticas de gastos derraman dinero sobre la sociedad, y así subsidian el ocio.
Por otra parte, los programas gubernamentales de apoyo social que tanto se aplauden - fondeados gracias a mayor endeudamiento del gobierno - tienen la consecuencia de reducir la responsabilidad personal. Antaño, la caridad personal aliviaba el sufrimiento de los menos afortunados en esta vida. Hoy, el gasto del gobierno quiere mantener a todos contentos.
El destino del deudor habitual, es la quiebra. El mismo destino aguarda, inevitablemente, a nuestro mundo.
Durante incontables siglos, la humanidad vivió bajo la amenaza del hambre. Dios dijo a Adán, cuando lo expulsó del Paraíso: “Te ganarás el pan con el sudor de tu frente.” Desde hace cuando menos medio siglo la humanidad ha ido perdiendo el temor al hambre, porque gobiernos gastadores de dinero prestado, han ofrecido toda clase de apoyos para que la gente no tenga que ganarse el pan con el sudor de su frente.
El cambio en conducta de los mexicanos que se observa en el transcurso de años recientes, origina en que nuestro gobierno puede pedir prestado, siempre más, para sostener programas de gastos.
Un día no lejano, nos vamos a amanecer con la inevitable quiebra financiera del mundo y entonces, ¿qué harán los acostumbrados a vivir del gasto gubernamental, ya sea directamente o en forma indirecta, que somos prácticamente todos? Solamente los aborígenes del Amazonas, de Nueva Guinea o de Borneo pasarán la crisis que viene sin sentir la quiebra. Desafortunadamente, un buen número de los más de siete mil millones de seres humanos sobre el planeta padecerán el dolor y hasta la muerte.
La deuda mundial se ha documentado en bonos, que son contratos que prometen el pago de una deuda. Por lo que toca a los ricos que son grandes dueños de bonos, tras la quiebra que viene, los bonos se volverán papeles inútiles. Esa es la desagradable sorpresa que les espera a los ricos.
Las políticas que pudieran hacer de México un país fuerte y próspero, se conocen desde hace mucho: gobierno que cobra impuestos bajos; gobierno que vive dentro de un presupuesto, sin pedir prestado para cubrir sus erogaciones; gobierno que evita la “reglamentitis” y la “tramitologitis”; libre comercio; moneda sólida; seguridad jurídica para la propiedad privada; obras de infraestructura dentro de un presupuesto gubernamental. Esa fue la política de nuestro Presidente Gustavo Díaz Ordaz. Al término de su Presidencia, en 1970, la deuda externa total de México sumaba ¡$4 mil millones de dólares! Cifra que tenía en Caja, el Banco de México.
Es difícil imaginar que a futuro volvamos a disfrutar de alguna de esas políticas. Por consiguiente, los mexicanos tenemos por delante un panorama sombrío.
Previendo el gran caos que sufrirá el mundo entero cuando ocurra el colapso en el valor de la gigantesca deuda que pende sobre él, no me queda más que recomendar a todos, formar ahorros privados de monedas de oro y plata en su posesión personal, ya que estos metales siempre han sido, al través de la historia humana, los salvavidas de quienes los han poseído.
Tal es mi visión del amanecer que le espera al mundo.
Les doy a todos, las gracias por su atención.
Hugo Salinas Price
Presidente, Asociación Cívica Mexicana Pro Plata, A.C.