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Sunday, July 17, 2016

Repúblicas de libertad 2

por

La semana pasada di a conocer la inspiradora historia de la Republica de Cospaia, su nacimiento, su increíble desarrollo y prosperidad, finalmente su fallecimiento a manos del estado destructor. Quien haya leído esta reseña pueda pensar; “eso sucedió hace muchos años y ahora vivimos otra época.” Sin embargo, podemos informar de un extraordinario suceso que ocurre en estos momentos en la ex-Yugoslavia. Una autodenominada “micro nación” ha surgido y está atrayendo el interés mundial. Liberland es un territorio de 3 millas cuadradas (unos 5 km.) en las riberas del Danubio, entre Croacia y Serbia. La pequeña parcela no ha sido reclamada por ninguna de estas dos naciones y el político libertario, Vít Jedlička, ha puesto su bandera en ella bautizándola como Liberland.

 
Vit Jedicka, primer presidente de Liberland, es un economista liberal-libertario de 31 años de edad, graduado de la universidad de Praga con maestría en economía por CEVRO Institute, en donde se han formado economistas del calibre de Hans-Hermann Hoppe, sucesor de Rothbard como el economista libertario de EEUU. Hay gente que identifica a Jedicka como el Thomas Jefferson europeo.
Esta nueva micro nación atrajo ya 160 mil solicitudes de ciudadanía. Todavía no tiene Constitución y no podemos ignorar que Croacia o Serbia pudieran intentar reclamarla como parte de sus territorios. Pero a pesar de infinidad de problemas, la respuesta mundial ha sido gigantesca. En este momento siguen recibiendo miles de solicitudes de ciudadanía, en apenas cinco días de inicio de la recepción. Juzgando el gran interés internacional, esperan las solicitudes sigan fluyendo al mismo ritmo y ya empresas internacionales exploran la posibilidad.
Los expertos en mercados a nivel mundial, han ya identificado una interesante oportunidad; un crecimiento expansivo del interés por un  producto, debe indicar la existencia de una gran demanda reprimida. Y si hay una demanda reprimida, debe haber potencial para ese producto; si el producto no existe, hay que fabricarlo. Y es claro que existe una gran demanda reprimida por libertad.
El entusiasmo que provoca Liberland nos indica que, si  los modelos actuales de Estado-Nación están irresponsablemente endeudados, son abusivos, draconianos, opresivos, o, simplemente son ineptamente administrados, ciudadanos de todo el mundo buscan otras alternativas. Lo que es más: Algunos de ellos están dispuestos a invertir tiempo, dinero y esfuerzos en estas alternativas, y estos 160 mil son los pioneros—son los precursores y exploradores.
En esta nueva nación los impuestos serán voluntarios y no habrá ejército ni fuerza militar alguna. Vít Jedlička tiene pensado redactar una constitución inspirada en la del gobierno suizo, una constitución liberadora. El objetivo es establecerse como la #1 en el escalón de libertad económica mundial y acelerar su desarrollo. Cualquier persona podría solicitar la ciudadanía, a excepción de aquellos con pasado extremista, nazi o comunista. Los fundadores son miembros del partido checo, Ciudadanos Libres, cuyos valores se basan en el liberalismo clásico. Hay planes para establecer un sistema de cryptocurrency, pero habrá libertad para que circulen otras monedas. Los políticos estarán controlados con pesadas cadenas constitucionales para no endeudar al país.
El comunicado anunciando al mundo la creación de Liberland reza lo siguiente: “El objetivo de los fundadores de este nuevo estado, es construir un país donde las personas honestas puedan vivir y prosperar sin las opresiones de gobiernos que, alrededor del mundo, hacen la vida imposible a través de restricciones, regulaciones, leyes arbitrarias e impuestos draconianos.” El lema del país es: “Vive y dejar vivir”.
El área que Vít Jedlička está reclamando no es un pedazo de tierra cualquiera.
Es un territorio que disputan ambas naciones. Si alguna de ellas tratara de intervenir de forma agresiva, probablemente levantaría la ira de su oponente lo cual encendería los ánimos, creando la posibilidad de un conflicto derivado del que llevó a la desintegración de Yugoslavia en los años 90. La opinión general es que un pedazo de tierra tan pequeño, no vale la pena otra guerra.
Además, hay algunos precedentes históricos de este tipo de rebeliones en busca de libertad.
Siempre que hay una disputa fronteriza entre dos naciones, se crea un vacío donde la gente puede construir un enclave informal dentro del territorio. El mayor ejemplo de esto en el siglo XX, fue la ciudad amurallada de Kowloon, construida por  delincuentes, refugiados y los ocupantes ilegales en un trozo de 6,4 hectáreas de tierra después de la Segunda Guerra Mundial.
Debido a que el territorio estaba en disputa entre China y Hong Kong, entonces bajo mando británico, existía una especie de limbo político desde hace varias décadas. Ninguna de las partes estaba dispuesta a iniciar una conflagración por un pedazo de tierra tan pequeño y la dejaron sola. Conforme pasó el tiempo y más gente se trasladó allí, se hizo muy costoso evacuarlos y sus asentamientos improvisados, por lo que ningún país estaba dispuesto a intervenir. Finalmente fue demolida en el año 1993 y pasó a formar parte de Hong Kong.
Hay otro precedente similar que tomó forma como, Freetown Christiania, situada en los suburbios de Copenhague. Esta comunidad autónoma fue formada por okupas y anarquistas en una base militar abandonada en los años 70, llamada Bådmandsstræde. A pesar de los esfuerzos del gobierno para desalojarlos, persisten en sus asentamientos. Nunca han obtenido reconocimiento internacional, pero han sido exitosos para mantener una comunidad independiente, sin un gobierno establecido y regida por asambleas.
Un caso interesante es la frontera Sonora-Arizona en donde la tribu Tohono O’odham, resultado de la última venta de territorio mexicano conocida como Gadsden Purchase, quedó dividida y separada entre México y los EE.UU. En ambos lados de la frontera mantienen cientos de miles de hectáreas. En el espacio arizonense, la tribu es considerada como nación soberana y de esa forma operan. Se han tenido conversaciones con la etnia y han mostrado un interés inesperado. Con sus hermanos sonorenses no se ha tenido el mismo resultado. Pero ¿No sería algo realmente revolucionario establecer una región soberana en este punto de la frontera? ¿Una zona libre estilo Hong Kong?
Todas estas iniciativas parecieran sueños imposibles. Pero ¿qué sucedería si cada vez mayor cantidad de gente en todo el mundo se agruparan, ignoraran a sus gobiernos corruptos, sus viejas fronteras y se organizaran para crear sus propias naciones libres, soberanas y auto gestionadas? Recordemos las palabras de Albert Einstein:
“Los grandes espíritus siempre encuentran violenta oposición de las mentes mediocres.”
Si proliferaran iniciativas de este tipo, pronto seremos testigos del auténtico “carácter democrático, tolerante y afín a la libertad” de la mayoría de gobiernos del mundo…image002

Repúblicas de libertad 2

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La semana pasada di a conocer la inspiradora historia de la Republica de Cospaia, su nacimiento, su increíble desarrollo y prosperidad, finalmente su fallecimiento a manos del estado destructor. Quien haya leído esta reseña pueda pensar; “eso sucedió hace muchos años y ahora vivimos otra época.” Sin embargo, podemos informar de un extraordinario suceso que ocurre en estos momentos en la ex-Yugoslavia. Una autodenominada “micro nación” ha surgido y está atrayendo el interés mundial. Liberland es un territorio de 3 millas cuadradas (unos 5 km.) en las riberas del Danubio, entre Croacia y Serbia. La pequeña parcela no ha sido reclamada por ninguna de estas dos naciones y el político libertario, Vít Jedlička, ha puesto su bandera en ella bautizándola como Liberland.

Friday, July 15, 2016

Hackeando la ley y la gobernanza con ciudades startup

Hackeando la ley y la gobernanza con ciudades startup

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Cómo la innovación puede solucionar nuestro árbol de tecnología social. Escrito por Zachary Caceres,
En las afueras de Estocolmo, son los vándalos y las enredaderas los que reinan sobre las grandes factorías ya marchitas de la Eastman Kodak. Se trata de edificios fríos asentados en cáscaras de hierro y vencidos por la naturaleza y el paso inexorable del tiempo. Los muros se encuentran recubiertos de coloridas pinturas (que en ocasiones rozan la vulgaridad) hechas con espray. En palabras de un artista de grafiti: se trata de un “momento Kodak.”
Tras su fundación en 1888, la Eastman Kodak se convirtió en la incontestable ganadora frente a sus competidores en el ámbito de la fotografía durante casi más de 100 años. Pero a principios del 2012, la misma compañía que una vez tuvo un valor capital de treinta mil millones de dólares y que daba trabajo a unos ciento cuarenta mil empleados, presentó la bancarrota.



Kodak fue víctima de la innovación-un proceso que el economista Joseph Schumpeter ya caracterizaba como “esos vendavales de destrucción creativa.” Kodak sólo podía dominar el mercado en la medida en que no existiera una alternativa mejor y más estable en el mercado. Una vez esa alternativa fue creada (la fotografía digital), ello trajo consigo la firma de muerte para la empresa. El gigante de las cámaras de fotos comenzó a perder cuotas de mercado frente a empresas como Sony o Nikon hasta llegar a una situación donde, de pronto, “todo el mundo” necesitaba una cámara digital y Kodak sólo se veía en shows de antiguallas.
¿Cómo pasó esto? Christian Sandstrom, un tecnólogo del Instituto Ratio de Suecia, mantiene que las mejores innovaciones siguen un patrón común.
De mercados marginales a principales
Las tecnologías disruptivas siempre surgen en “mercados alternativos,” y normalmente se presentan como de menor calidad en prácticamente todos los sentidos. Las primeras cámaras digitales eras aparatosas, caras, pesadas y sólo conseguían hacer fotos de baja calidad. Sin embargo, toda innovación posee una ventaja frente a la tecnología dominante: en el caso de la cámara digital se trata del hecho de no necesitar film. Esta ventaja permite que la innovación satisfaga la demanda en determinados nichos del mercado. Lo normal es que una empresa dominante como Kodak obvie los pequeños nichos de demanda que se crean entre los primeros usuarios que comienzan a usar esa tecnología, y ello, por su posición dominante en el mercado.
Y, sin embargo, la nueva tecnología rara vez se queda aislada en los confines de los mercados alternativos. Al final, el funcionamiento de la misma empieza a mejorar y, de repente, comienza a rivalizar frente a la tecnología dominante. Las cámaras digitales, que permitían olvidarse del fastidio de tener que contar con film, con el tiempo, lograron resoluciones de pantalla incluso mejores que la cámara tradicional, simplificar su uso y reducir el precio. Kodak tanteo y trató de entrar en el mercado de la fotografía digital, pero ya fue demasiado tarde. La innovación barre todos los mercados y la firma dominante se hunde bajo las olas del cambio tecnológico.
Las innovaciones de tipo disruptivo hacen del mundo un lugar mejor desafiando monopolios como el de Kodak. Ésta sacude casi todos los mercados con excepción de uno: la ley y la gobernanza.
Tecnología social
El derecho británico de tradición oral, la democracia parlamentaria, el patrón oro: se nos haría extraño llamar a estas cosas “tecnologías.” Pero W. Brian Arthur, un economista del Instituto de Santa Fe y autor de The Nature of Technology, sugiere que lo son. “Las organizaciones empresariales, los sistemas legales, los sistemas monetarios y los contratros…,” escribe, “…poseen las mismas características que la tecnología,”
La tecnología hace uso de determinados fenómenos con un fin. Aunque pudiera pensarse que la tecnología debería dedicarse sólo a lo físico, como los electrones y las ondas de radio, la ley y el gobierno hacen uso de fenómenos sociales en su lugar. Es así que no sería descabellado decir que la tradición oral del derecho británico, o sus instituciones parlamentarias, constituyen “tecnologías sociales.”
Hablar de innovación en “tecnología social” podría parecer algo inverosímil. Pero la gente también consideraba un día que el control que Kodak ejercía sobre el mercado de la fotografía era un dado (en algunos países “cámara de fotos” se dice “Kodak”). Sin embargo, tras el surgimiento de esta disrupción innovadora, ya nos parece que Kodak queda como algo obsoleto y que el cambio fue para mejor. Nuestros sistemas legales y políticos, entendidos como tecnologías, están tan abiertos a cambios de tipo disruptivo como cualquier otra. Como el ritmo de innovación en lo tocante a la ley y el gobierno es tan lento, lo normal es que tomemos nuestros aparatos tecnológicos sociales como algo que ya nos es dado y no resulta tan fácil de socavar a través de este tipo de disrupciones innovadoras.
Para poder entender la forma en que uno podría crear innovaciones disruptivas en el ámbito de la ley y el gobierno, primero necesitamos encontrar, tal y como Nikon hizo con Kodak, un área donde las tecnologías dominantes pudieran ser mejoradas.
Donde los mercados sociales de hoy fallan
Existe una cantidad incontable de servicios que los actuales sistemas de ley y gobierno no son capaces de proveer en el mercado por todo el mundo. En muchos países en vías de desarrollo, la mayoría de la población habita en los márgenes de la ley.
Existe la dificultad de registrar determinados negocios. Lo normal es que los tribunales no reconozcan tales contratos. Muchos no pueden obtener permisos para construir una casa. Otros viven en el peligro y miedo constante debido a la imposibilidad de que tales sistemas de gobiernos fallen a la hora de otorgar los servicios de seguridad y orden público más básicos. La habilidad de empezar un negocio, construir una casa, ir al colegio, vivir en una comunidad libre de peligros -todas estas “funciones” de la tecnología social simplemente no están disponibles mara millones de personas.
Estos fallos de la tecnología social crean bastante pobreza y violencia. Los negocios que tienen éxito lo logran sirviendo a los intereses del poderoso, encontrándose así protegidos frente a la competición por decreto. Las redes de cooperación necesarias para el crecimiento económico no pueden formarse en entornos tan restrictivos. La falta de herramientas legales que lo permitan hace que los pobres carezcan de la capacidad para volverse emprendedores. Esto hace que los mayores inútiles puedan reinar sin rival en estos ámbitos.
Este es nuestro mercado paralelo.
Si pudiéramos encontrar una manera mejor de proveer alguno de estos servicios (incluso si no fuéramos capaces de realizar todas las funciones mejor que nuestro actual sistema político), podríamos encontrarnos en una posición similar a la de Nikon antes del colapso de Kodak. Desde esta posición, podríamos expandirnos y crecer hacia algo mucho más grande.
Hackeando la ley y la gobernanza con ciudades startup
Un movimiento creciente que se está dando por todo el mundo para construir comunidades nuevas nos ofrece una manera de piratear nuestra tecnología social actual. La nación anfitriona crea multitud de pequeñas jurisdicciones con gobiernos y sistemas legales independientes. Los ciudadanos son libres de ir de un lugar para otro y vivir en el ámbito jurisdiccional de su elección. Como cualquier tecnología nueva, estas ciudades tipo startup compiten entre sí para proporcionar funciones nuevas y mejores -en este caso, proveer a los ciudadanos con los servicios y bienes que estos desean.
Una de estas zonas podría albergar a una de estas nuevas ciudades que sea pionera en algún tipo de ley sobre el medioambiente, ley o política que difiera con el resto. Otras, sin embargo, podrían ofrecer normativas medioambientales al gusto del consumidor financiero o universitario. Y otras también podrían tratar de introducir nuevos modelos de financiación de los servicios sociales.
Este tipo de ciudades constituyen poderosas alternativas frente a las arriesgadas e improbables políticas de cambio o reforma social. Las ciudades startup representan prototipos tecnológicos sociales nuevos. Y esos sistemas que cumplan las expectativas y sean provechosos podrán ser integrados en los sistemas nacionales.
Pero si las nuevas tecnologías sociales llevan una zona al fracaso, tales modelos no se implementarían en toda la nación poniendo así en riesgo a la forma de vida de la comunidad en su conjunto. La gente puede abandonar estas ciudades startup en cualquier momento -poniendo así a todo el proyecto, de forma efectiva, “en bancarrota.” Si una nación escoge el uso de capital privado para crear una nueva infraestructura o servicio, se protege a los contribuyentes ante el atascamiento implícito por tener que pagar por el costo motivado derivado de las malas decisiones de otra persona. Las ciudades de tipo startup también mejoran la voz democrática de sus ciudadanos al darles la oportunidad de abandonarlas en cualquier momento.
Mirando nuestro mercado paralelo, una ciudad startup que se encuentre en una nación en vías de desarrollo podrían ofrecer la incorporación de leyes simplificadas y juzgados creíbles a los ciudadanos más pobres que quieran emprender alguna empresa. Otros proyectos podrían dedicarse a construir lugares seguros para vivir y el comercio a través de un sistema de seguridad y reforma policial. En realidad, muchas de estas funciones podrían (y deberían) combinarse de forma singular en un sólo proyecto en cada una de estas ciudades startup.
De la misma forma en que las tecnologías buenas de tipo incipiente, este tipo de ciudades serían pequeñas y ágiles al principio. Pero en la medida en que la gente tenga libertad para entrar y salir, las ciudades startup crecerán y mejorarán con el tiempo. Lo que empieza como algo pequeño y sin mayores glorias en uno de estos mercados aislados, puede convertirse en una idea que podría florecer como paradigma del cambio social.
Varios países ya se encuentran desarrollando este tipo de ciudades startup, y muchos otros se encuentran considerando su posibilidad. Los primeros estadios de este movimiento serán con toda seguridad tan poco susceptibles de impresionar a nadie como la aparatosidad y aspecto ridículo de las primeras cámaras digitales. Las ciudades preocupadas por el largo plazo invertirán de forma sabía al objeto de desarrollar sus propias tecnologías sociales disruptivas a través de distintos proyectos pioneros. Lo más probable es que otras naciones -las más ricas y establecidas- ignoren estas reformas que toman lugar en estos “mercados aislados” por todo el mundo. Y ello podría hacer que éstas acaben como Kodak -vencidas por mejores competidores en posesión de mejores tecnologías sociales desarrolladas en países pobres y desesperados.
El pirata tecnológico social explora las limitaciones de los sistemas sociales al uso para crear algo nuevo. En un sentido, toda innovación disruptiva es pirata por naturaleza al habitar ésta en mercados aislados y paralelos -o en los entresijos del sistema imperante. Su futuro no está haciendo más que empezar, pero aquí sólo hace falta recordar la suerte de Kodak -el monopolio monolítico e imparable- para descubrir un mundo de posibilidades.

Hackeando la ley y la gobernanza con ciudades startup

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Cómo la innovación puede solucionar nuestro árbol de tecnología social. Escrito por Zachary Caceres,
En las afueras de Estocolmo, son los vándalos y las enredaderas los que reinan sobre las grandes factorías ya marchitas de la Eastman Kodak. Se trata de edificios fríos asentados en cáscaras de hierro y vencidos por la naturaleza y el paso inexorable del tiempo. Los muros se encuentran recubiertos de coloridas pinturas (que en ocasiones rozan la vulgaridad) hechas con espray. En palabras de un artista de grafiti: se trata de un “momento Kodak.”
Tras su fundación en 1888, la Eastman Kodak se convirtió en la incontestable ganadora frente a sus competidores en el ámbito de la fotografía durante casi más de 100 años. Pero a principios del 2012, la misma compañía que una vez tuvo un valor capital de treinta mil millones de dólares y que daba trabajo a unos ciento cuarenta mil empleados, presentó la bancarrota.