El presente artículo fue escrito por Martin Krause, Académico
Asociado del Cato Institute y profesor de Economía de la Universidad de
Buenos Aires. Fue publicado originalmente en el blog El Foro y el Bazar.
Como parte del Índice de Calidad Institucional 2016, que preparé con
la Fundación Libertad y Progreso, presentamos un informe sobre un tema
de suma actualidad mundial: las migraciones. Una breve consideración
primero y luego una evaluación de los temas que se debaten:
2. La inmigración indiscriminada perjudica al empleo local
Es interesante que, nuevamente según la encuesta de Gallup citada, un
58% de los residentes de países de altos ingresos señalan que los
inmigrantes ocupan empleos que esos mismos residentes no desean ocupar y
un 18% lo opuesto. Esto mismo se repite en los diez principales países
receptores de inmigrantes. (op. cit., p. 2).
Julian Simon (1989, p. 357) hace referencia a un estudio realizado
con Stephen Moore en el que entrevistaron a 27 economistas de alto
prestigio, que habían sido presidentes de la Asociación Americana de
Economía o del Consejo de Asesores Económicos del Presidente, mostrando
que veintidós de ellos habían respondido que los efectos de inmigración
en el siglo XX habían sido muy positivos y los otros cinco que levemente
favorable, sin ninguno que dijera que la considerara negativa.
Huemer (2010) cita un trabajo evaluando el impacto de la inmigración
en los años 1980s en los salarios de los trabajadores nativos mostrando
que sería del 1 al 2% en las industrias más fuertemente impactadas (un
5% para los que no completaran el secundario).
Un estudio de la OCDE (2014) informa que en los diez años hasta 2012
los inmigrantes representaron un 47% del aumento de la fuerza laboral en
los Estados Unidos y un 70% en Europa y que fueron alrededor de un
cuarto de todos los ingresos en las ocupaciones que más han declinado en
los Estados Unidos (28%) y Europa (24%), básicamente operarios,
ocupando funciones que, como lo confirma la encuesta de Gallup antes
citada, no son considerados atractivos por los locales. La proporción de
inmigrantes con educación superior en los países de la OCDE ha crecido
mucho, un 70% en la última década, alcanzando casi 30 millones en
2010/11, en particular debido a la inmigración asiática.
Dalmia (2012) señala que “un informe del Banco Mundial del 2005
encontró que si los treinta países de la OCDE permitieran un crecimiento
del 3% en el tamaño de su fuerza laboral a través de reducir las
restricciones a la inmigración, los beneficios para los ciudadanos de
los países pobres serían de unos 300.000 millones de dólares. Esto es
230.000 millones más que la ayuda internacional que estos países
destinan a los países pobres. Si hubiera fronteras abiertas por completo
se duplicaría el PIB mundial en pocas décadas, virtualmente eliminando
la pobreza
global”. También afirma que los economistas están de acuerdo en que los
inmigrantes aumentan los ingresos de los trabajadores nativos entre
6.000 y 22.000 millones de dólares (dólares del 2003) anualmente.
Los inmigrantes serían también más emprendedores que los locales.
Dalma (op cit) cita un estudio de la Káuffman Foundation según el cual
los emprendimientos iniciados por inmigrantes en los Estados Unidos
produjeron ventas por 52.000 millones de dólares y emplearon 450.000
trabajadores en 2005. Un 25% de las empresas de alta tecnología fundadas
entre 1995 y 2005 tienen al menos un fundador inmigrante. Más del 40%
de las empresas de la lista Fortune 500 de 2010 fueron fundadas por
inmigrantes o sus hijos. Los inmigrantes obtienen patentes a una tasa
doble que los locales. Un reciente estudio de banco alemán KFW (Bank aus
Verantwortung) señala que una alta proporción de los inmigrantes son
emprendedores, de una u otra forma. La proporción de estos que inicia
emprendimientos ha sido de 1,86% entre 2009 y 2014, cifra que es
superior a la de los ciudadanos alemanes, 1,68%. En 2014 unos 179.000
inmigrantes (KfW 2015).
Esto no solamente ocurre con los migrantes laborales, también con los
refugiados. Comenta la revista The Economist (2016): “Cuando más de un
millón de “personas en botes” huyeron de Vietnam desde que los
comunistas tomaran el poder en 1975, se ubicaron inicialmente en campos
para refugiados en Hong Kong
y otras partes de Asia antes de ser enviados a Norteamérica, Europa,
Australia o dondequiera que los aceptaran. Llegaron sin nada pero se
adaptaron sorprendentemente rápido: el ingreso familiar promedio de los
vietnamitas-norteamericanos, por ejemplo, es ya superior al promedio
nacional”.
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