Tuesday, November 8, 2016

Deberíamos estar construyendo puentes en vez de muros

Vicente Fox considera que México y EE.UU. se han beneficiado mutuamente con su relación comercial y la inmigración.

Vicente Fox fue presidente de México (2000-2006).
Muchas gracias, buenas noches, good night. Bon appétit. Déjenme comenzar haciendo un reconocimiento a los Pedros, Robertos y otros que están sirviendo nuestras mesas. Muchos de ellos, como aquellos que están atrás en la cocina, se convertirán en exitosos emprendedores. Esta ciudad realmente colapsaría sin su contribución. Así que para ellos: mi respeto, mi aprecio, mi cariño. Ellos son mis héroes.
Al igual que mi abuelo, Joe Fox, quien nació en Cincinnati, Ohio y emigró a México en 1985 en busca de su sueño americano. De manera que la migración es una calle con doble sentido. Afortunadamente, no se encontró con muro alguno. A ellos, a mis paisanos que han sido ofendidos, les digo, como Santa Teresa, todo pasa. Todas las cosas son pasajeras. No dejen que nada los perturbe, que nada los asuste. Dios no cambia. La paciencia lo consigue todo.



Si nos echa de aquí nuestro viejo amigo y socio, no se preocupen. Buscaremos otros amigos y socios. Somos una gran nación. La libertad es la reina de todos los valores, incluso por sobre el Estado de Derecho. Dios creó a todos los hombres libres e iguales. Tan libres que podemos ofenderlo, contradecirlo y Él respeta nuestra libertad. La libertad, en el pensamiento de los Padres Fundadores, era también la tierra de los libres, la tierra de las mismas oportunidades para todos. La libertad fue su sueño más importante. Eso es lo que Cato está haciendo —contribuciones extremadamente maravillosas a nivel mundial en lugares donde la libertad no es respetada—. La libertad, según Milton Friedman, la libertad de comerciar, no de guerras. La libertad de la economía de mercado. ¡Qué contraste con lo que le están proponiendo a esta nación! Construir muros no es algo que se hace por la libertad. Viene del miedo y del aislamiento.
Deberíamos estar construyendo puentes en vez de muros. Y, por si acaso, serían puentes por los que felizmente pagaríamos.
Darle el botón rojo de la bomba atómica a una persona impulsiva es peligroso. Esto puede matar. Esto puede asesinar la libertad y la democracia.
EE.UU., el campeón de la libertad, el campeón de los mercados libres, el campeón del comercio, no puede abandonar sus responsabilidades. El espacio será inmediatamente tomado por otros. Eso es lo que ellos están dispuestos a permitir que suceda, si esta nación se aísla tras muros. Líderes inteligentes y con compasión están construyendo el mundo que veremos en los próximos 10 años. Esta es la tarea. Para eso están los líderes. Esto es compasión, compromiso y pasión —compartir este amor con ocho mil millones de personas —. Es un regalo de Dios para todos nosotros. Nadie puede adueñarse de este. Ni siquiera construyendo muros o fronteras.   
Esto no es una broma. El sillón presidencial de EE.UU. debe ser ocupado por ese tipo de liderazgo. Compasión, firmeza y liderazgo, como lo vimos en los presidentes Washington, Jefferson, Lincoln, Roosevelt, Kennedy, Reagan —descendientes de inmigrantes todos ellos —. Inmigrantes, sus familias. Y junto con los inmigrantes y sus familias, con la herencia de los inmigrantes, esta nación fue construida para liderar el mundo y mantenerlo en paz y harmonía, y para trabajar hombro a hombro con todos los demás. Esta es una gran nación. Ya lo es. Esta es una economía exitosa. Ya lo es. Y esta nación ha sacado de la pobreza a millones y millones y millones de familias invirtiendo, creando trabajos, comerciando, trayendo ideas, administración, y tecnología. Este es el EE.UU. que conocemos. Este es el EE.UU. que amamos. Este es el EE.UU. con el que queremos seguir siendo socios.
Permítame decirles que EE.UU. no solo es grande, sino que también tenemos un gran futuro juntos. Sí tenemos un reto común que proviene del Este.
Están creciendo bastante rápido, crecimiento basado en parte en talento humano, tecnología y educación. Y algunos prevén que el cambio ocurrirá del Oeste hacia el Este. Debemos preguntarnos: ese nuevo liderazgo, si sucede, ¿operará bajo qué valores? ¿Bajo qué creencias? Y, ¿qué tipo de liderazgo ejercerán?
Debemos hacernos estas preguntas que pueden ser resueltas ahora. América del Norte es la región económica más grande del mundo. Somos tres socios y los tres contribuimos. México no es el niño pequeño en el patio trasero. Compramos de este país cerca de mil millones de dólares al día. Esto significa más de diez millones de trabajos para ciudadanos estadounidenses. El comercio es una situación en la que ambas partes ganan. El aislamiento es una situación en la que ambas pierden.
Debemos asegurarnos que el TLCAN haga más por nuestras tres economías. Necesitamos que General Motors sea competitivo, necesitamos que las Ford Motor Company, los Chrysler, los Googles, y los Microsofts sean competitivos. Y las tres naciones han creado este Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Y ellos han sobrevivido gracias a que se nutrieron de la competitividad de cada una de las tres economías nacionales. Sería bastante difícil para un país hacerlo solo.
Así que, los valores firmes de la libertad y la democracia son compartidos hoy alrededor del mundo. Tenemos nuestras excepciones, y todas ellas han fracasado. Venezuela está fracasando hoy. Venezuela echará al presidente Maduro porque ha destruido la economía, ha destruido la libertad y la democracia en esa nación. Esos jóvenes, como Leopoldo López y otros, conseguirán aquello por lo que están trabajando. Y lo harán por su creencia en la democracia.
América Latina está lista para seguir construyendo un futuro. América Latina está trabajando junto a esta gran nación líder, y nosotros, en este siglo XXI, mostraremos que la falta de democracia y libertad en el siglo XX –que las naciones latinoamericanas en manos de dictadores, en manos de líderes mesiánicos como Evita y Perón, como los Kirchner— nos probó que ese no es el camino. Afortunadamente nos deshicimos de los dictadores y hoy lideramos con la democracia.
Y nos mantendremos allí, pero necesitamos construir ese mundo en armonía, ese mundo en paz. Ese mundo que solo en esas circunstancias puede tener a cada ciudadano haciendo lo mejor que puede. Es solo en libertad, es solo en democracia que podemos dar lo mejor de nosotros.
Y finalmente, una palabra acerca del futuro. México es todavía el bloque manufacturero más fuerte en el mundo, más grande que todo el resto de América Latina junta. Tenemos una economía muy fuerte. Nos estamos moviendo hacia la economía del conocimiento. Queremos seguir siendo ese socio sólido, ese amigo sólido, de esta gran nación. Este es nuestro futuro. Esto es a lo que nos aferramos, y eso es lo que creemos.
Sé inteligente, EE.UU., despierta. Nosotros en América Latina tenemos la experiencia del lado malo del siglo XX. Así que tenemos la capacidad de ver el genio de esos candidatos. Tenemos la capacidad de ver cuando alguien habla suave pero tiene un genio autoritario por dentro. Créanme que no estoy aquí solo buscando un reconocimiento. Estoy aquí porque estoy sumamente preocupado de que si lo que ha sido propuesto ocurre, las cosas se van a poner muy difíciles. Uno hace lo que está a su alcance para corregir, para mejorar.
No es bueno ir en contra de Wall Street. Es el mejor, el mejor de los mejores mecanismos que el libre mercado ha desarrollado para compartir los beneficios y para asignar recursos. 60 millones de familias son accionistas en esta nación. Uno no puede destruir sus futuros tratando de construir su propia candidatura.
Por favor, espero que Dios ilumine a esta nación porque estamos muy, muy, muy preocupados afuera. Y gracias por invitarme a esta gran cena. Gracias a Cato y a todas las personas con quien ha trabajado para extender la libertad y la democracia alrededor del mundo. Sigamos construyendo y no destruyendo. Gracias.
Este es el texto del discurso que Vicente Fox dio en la cena del Premio Milton Friedman por la Libertad 2016 en Nueva York, 25 de mayo de 2016. Aquí puede encontrar el texto del mismo en inglés.

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