Friday, September 30, 2016

Los economistas de Pinochet (II)

“El doloroso proceso al cual Chile fue sometido después del fracaso del experimento socialista de Allende, es considerado como los cimientos sobre los cuales descansa la libertad y el progreso a tantos años de distancia.”


RICARDO VALENZUELA
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Hace un par de años publiqué una nota titulada, “Los Economistas de Pinochet”, en la cual describía cómo se fue gestando y desarrollando el milagro chileno que ha convertido a ese país en el único en toda América Latina que alcanza el desarrollo y prosperidad. El ingreso per cápita chileno se ubica en estos momentos en el doble del mexicano y tres, cuatro veces superior al de otros países de la región. El secreto: Chile ocupa el lugar #7 en el Índice de Libertad Económica, México el #60, Venezuela el #128, penúltimo en la lista.



He decidido retomar el tema básicamente por dos motivos. El primero es porque en las reuniones de La Alianza Álamos, tuve la gran oportunidad de conocer a uno de esos economistas bautizados como, “Los Chicago Boys de Chile”, Rolf Luders. Portan la etiqueta porque la mayoría de ellos obtuvieron su educación económica en esa universidad templo del liberalismo, La Universidad de Chicago. En la reunión del 2013 por primera vez conocí a Rolf. Un hombre impresionante, serio pero agradable, y cada vez que abría la boca para expresar una opinión, dejaba a todo el auditorio petrificado con el contenido de sus sabias palabras.
Lo volví a ver la pasada reunión en Álamos en la cual, tuve la oportunidad de seguir escuchando sus impactantes ideas. Sin embargo, la amplia ventana hacia el intelecto de este hombre, se me abría en el último coloquio en el que ambos participamos en la ciudad de Guatemala el pasado mes de junio, promovido por la Universidad Francisco Marroquín. Rolf y yo establecimos una relación personal que, en nuestras conversaciones uno a uno, me despejaban infinidad de incógnitas acerca del milagro chileno. Rolf fue Ministro de Hacienda en Chile y sabe bien de lo que hablábamos. Este encuentro me permitió también conocer con más profundidad al economista, al hombre, al amigo.
El segundo motivo es que, aunque parezca increíble, el nuevo gobierno de Chile, con una ceguera irracional, se ha dado, en un proceso que justifica el nuevo libro de Montaner y Vargas Llosa, “El Regreso del Idiota Latinoamericano”, a la destrucción de lo que a los liberales les tomó cuarenta años construir. El pasado mes de septiembre, Hernán Buchi, otro ex Ministro de Hacienda y, aunque su educación fue en Columbia University, siempre se le ha considerado como otro más de los Chicago Boys, publicó un artículo titulado, “La desaceleración se acentúa” en el cual, activa una alarma espeluznante ante las gestiones del nuevo gobierno.
Informa Buchi cómo el banco central de nuevo rebaja la estimación de crecimiento económico a 1.7%, cuando en marzo se hubiera estimado el 4%. En medio de esta desaceleración, el cáncer de las economías, la inflación, asoma sus afilados colmillos alcanzando casi un 5%. Pero lo más impactante, el mismo banco central lleva a cabo otra estimación del crecimiento a largo plazo rebajándolo al 0.50%. Aun cuando para el ciudadano común estas cifras no signifiquen mucho puesto que ni las conoce, tienen una importancia dramática en su vida diaria: empleo, ingreso, capacidad de compra, nivel de vida, etc. 
Las reformas implementadas por los Chicago Boys en la era de Pinochet, aunque duras, son consideradas admirables y las bases sobre las cuales ha descansado el milagro chileno de los últimos 40 años. El doloroso proceso al cual Chile fue sometido después del fracaso del experimento socialista de Allende, es considerado como los cimientos sobre los cuales descansa la libertad y el progreso a tantos años de distancia. Chile se adelantó casi dos décadas a otros procesos en América Latina los que, al no haberse implementado de la forma correcta, fracasaron rotundamente. Pero más impresionante, Chile se anticipó con sus reformas libertarias, inclusive a las tan famosas de EEUU e Inglaterra encabezadas por Reagan y la Thatcher.
Hay intelectuales que, inclusive, se atreven afirmando el exitoso experimento de los Chicago Boys en Chile, fue lo que provocó el mundo entero regresara a los mercados, y hoy día, países como China, Rusia, Polonia, Australia, Nueva Zelanda, todos los ex satélites de la URSS y los países del norte de Europa, exitosamente estén implementando la misma receta —al pie de la letra— y veloces en la carrera hacia la prosperidad, pasan a las mulas latino americanas en su amodorrado trote.
Después de 1974 el régimen de Pinochet desarrolló un radical programa de liberación económica basado en el uso indiscriminado de los mecanismos de mercado, el desmantelamiento y reducción del obeso estado, desregulación del sector financiero, y un discurso en el que se permitía a las habilidades del mercado resolver prácticamente cualquier problema que enfrentara la sociedad. Porque ¿qué es o quién es ese misterioso ser conocido como el mercado? Muy sencillo, somos todos nosotros, la sociedad civil en pleno.
El grupo de economistas seleccionados por Pinochet para la reconstrucción de las ruinas, de inmediato se dieron a la tarea distinguiéndose, no solo por audacia de su revolución económica, sino también por su fe inquebrantable de la ciencia económica como base legitima de sus medidas draconianas (nada de medias tintas) y la habilidad del mercado para resolver el caos heredado del sueño socialista. De inmediato también, rechazaron el papel intervencionista que el estado había siempre representado en el desarrollo del país. El caso chileno realmente se convirtió en un modelo, un fenómeno especial que no hubiera nacido de alguna experiencia histórica.
Regreso a Guatemala. Era ya el final del coloquio y debía yo de exprimir las últimas horas que pasaría con Rolf Luders. Al terminar las actividades del coloquio y ya listos para abordar el camioncito que nos llevaría al lugar de la cena de despedida, decidí no separarme de Rolf y tener finalmente la visión completa del milagro chileno. Platicamos largo en el lobby del hotel. Viajamos juntos en el camioncito, nos sentamos en la misma mesa junto con la bella Lucy. Durante toda la noche lo fusilaba con mis preguntas. Al final de la velada casi con rabia le afirmaba preguntando ¿Cómo es posible que “la democracia” chilena derrumbe todo lo construido?
Finalmente nos despedíamos en la entrada del hotel con el propósito de seguir en contacto y, sobre todo, continuar la lucha por la libertad y la prosperidad de nuestros pueblos. Recostado en mi cama pensaba, no cabe duda que América Latina es el burro de la noria.

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