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Tuesday, September 6, 2016

¿En qué beneficia un nuevo gobierno al crecimiento?

Juan Ramón Rallo afirma que el gobierno que surge del pacto entre el Partido Popular y Ciudadanos carece de ambición de liberalizar al economía aunque no constituye algo que vaya a espantar inversiones.

Juan Ramón Rallo es Director del Instituto Juan de Mariana (España) y columnista de ElCato.org. Juan Ramón obtuvo el tercer lugar en nuestro primer concurso de ensayos, Voces de Libertad 2008.
España lleva nueve meses sin gobierno y, de momento, no parece que le haya ido mal: el primer semestre de este año ha sido el mejor de toda la crisis económica (el mayor ritmo de crecimiento y de creación de empleo desde 2008). Sin embargo, es verdad que como ayer manifestó Rajoy “la situación puede cambiar”: si uno examina de cerca el comportamiento del PIB durante el segundo trimestre, comprobará que la inversión privada comienza a desacelerarse a un ritmo, como poco, inquietante: su ritmo de expansión fue el menor en los dos últimos años y medio.



Es difícil conocer todavía a qué se debe este progresivo estancamiento del ritmo de inversión, aunque de persistir en el tiempo no es complicado anticipar sus implicaciones: la inversión es el motor del crecimiento económico a largo plazo; si se paraliza, el crecimiento —y nuestro muy necesario cambio de modelo productivo— también lo hará.
Y, ciertamente, una hipótesis verosímil de por qué se está frenando la inversión es la tan afamada “incertidumbre política”: a saber, las dudas sobre quién y con qué principios gobernará España durante los próximos años. Otra hipótesis, igualmente relevante, es que el patrón actual de crecimiento de nuestro país (basado en el rebote desde lo más hondo de la crisis auxiliado por los famosos “vientos de cola”) pueda estar tocando a su fin a falta de mayores reformas estructurales que permitan la generación de nuevos modelos de negocio hoy penalizados por el exceso de regulación y de fiscalidad. Es cierto que hemos pasado de “la parálisis económica a un modelo más sólido”, pero esa solidez todavía es relativa: dista de abarcar al conjunto de la economía y de ser irreversible.
Ya sea una razón u otra, contar con un gobierno sería potencialmente ventajoso para la economía española: primero, un Ejecutivo estable —y previsible— que explicite cuáles serán sus principios de actuación proporcionaría certidumbre institucional a la inversión; segundo, un Ejecutivo con margen de maniobra parlamentario dedicado a, por un lado, cumplir con nuestros compromisos con Bruselas (elaborar los presupuestos de 2017 con las miras puestas en reducir de verdad el déficit) y, por otro, impulsar una agenda reformista que abriera nuevas oportunidades económicas dentro de nuestro país proporcionaría nuevos estímulos a esa inversión (Rajoy justamente apeló a mejorar la eficiencia del mercado de bienes, servicios e impulsar la empresarialidad o reformar la educación para adaptarla al siglo XXI). De hecho, si se conjugaran ambos enfoques —previsibilidad en la liberalización económica a medio plazo— a buen seguro nuestra economía saldría beneficiada con nuevos bríos expansivos.
Sin embargo, tengamos presente que un eventual nuevo gobierno en España no contaría probablemente con ninguna de esas características. Primero, el acuerdo PP-Ciudadanos contiene una preocupante falta de ambición liberalizadora: se trata de un pacto dirigido a garantizar el sistema institucional tal cual existe hoy en lugar de a reformarlo en la dirección de una mayor libertad económica (ni menos regulaciones, ni menos impuestos, ni mayor libertad educativa). Segundo, aun cuando Rajoy termine saliendo investido presidente, no parece que vaya a contar con una mayoría parlamentaria sólida como para aprobar cambios de calado. Ni voluntad, ni oportunidad.
Por ello, el único beneficio que de verdad aportaría un nuevo Ejecutivo frente a la provisionalidad actual sería actuar como un tapón frente a otras opciones gubernamentales netamente peores: esto es, frente al mentado “gobierno de mil colores, radical e ineficaz”. Y es que, aun cuando el acuerdo PP-Ciudadanos no sea para echar cohetes, tampoco constituye una catástrofe que vaya a ahuyentar a ningún inversor. En cambio, el programa de máximos de otras formaciones, y muy en particular de Unidos Podemos, sí representa una amenaza desestabilizadora en el horizonte (una amenaza que, gracias a la aritmética parlamentaria, es a día de hoy mucho menos fiera que hace unos meses).
Dicho de otra forma, en las condiciones actuales, y con el poco ambicioso acuerdo PP-Ciudadanos encima de la mesa, la mayor contribución en favor del crecimiento económico que podría efectuar la investidura de un nuevo gobierno sería la de despejar cualquier posibilidad a medio plazo de que se constituya un Ejecutivo de izquierdas inspirado en el populismo de Podemos. No es poco para una economía como la española, pero deberíamos aspirar a mucho más.

¿En qué beneficia un nuevo gobierno al crecimiento?

Juan Ramón Rallo afirma que el gobierno que surge del pacto entre el Partido Popular y Ciudadanos carece de ambición de liberalizar al economía aunque no constituye algo que vaya a espantar inversiones.

Juan Ramón Rallo es Director del Instituto Juan de Mariana (España) y columnista de ElCato.org. Juan Ramón obtuvo el tercer lugar en nuestro primer concurso de ensayos, Voces de Libertad 2008.
España lleva nueve meses sin gobierno y, de momento, no parece que le haya ido mal: el primer semestre de este año ha sido el mejor de toda la crisis económica (el mayor ritmo de crecimiento y de creación de empleo desde 2008). Sin embargo, es verdad que como ayer manifestó Rajoy “la situación puede cambiar”: si uno examina de cerca el comportamiento del PIB durante el segundo trimestre, comprobará que la inversión privada comienza a desacelerarse a un ritmo, como poco, inquietante: su ritmo de expansión fue el menor en los dos últimos años y medio.


Monday, July 25, 2016

México: Izquierdista López Obrador pide a Peña Nieto nuevo gobierno

El excandidato a la presidencia de México acusó al Gobierno Federal de mostrar un rostro dictatorial contra el movimiento magisterial

López Obrador
López Obrador también pidió la renuncia del Scretario de Gobernación, Osorio Chong, luego de los acontecimientos en Oaxaca. (Proceso)
Después de la Marcha del Silencio en la Ciudad de México, convocada ‘‘en defensa de los maestros ultrajados, heridos, perseguidos o que han perdido la vida’’, Andrés Manuel López Obrador, presidente nacional del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), propuso que en el último tercio de su mandato el presidente Enrique Peña Nieto integre y encabece un gobierno de transición que permita entregar el mando en 2018 en un ambiente de tranquilidad y paz social.
Este cambio, explicó, pasa por conformar un gabinete presidencial distinto, con una nueva actitud que incluya el diálogo y la reconciliación.



En una de las movilizaciones más numerosas que ha encabezado, y en un discurso que se escuchó a lo largo de Paseo de la Reforma gracias a bocinas montadas en grúas, el dirigente de Morena refirió que el país ha entrado en un proceso preocupante y riesgoso, pero consideró que todavía hay tiempo para una transición ordenada y pacífica, que permita en 2018 al pueblo no solo elegir a su próximo gobierno, sino la política que más convenga.
Morena declinó realizar un cálculo de los asistentes, mientras la Secretaría de Seguridad Pública capitalina consideró que entre esa marcha y la que encabezaron en paralelo los padres y madres de los 43 normalistas de Ayotzinapa, también en Reforma, se concentraron 40 mil personas.

“Que nos cuenten bien”

López Obrador dijo que la cifra la dejaba a los medios de comunicación: ‘‘Que ellos calculen cuántos somos, que nos cuenten bien’’. A su vez, desde el templete, la actriz Jesusa Rodríguez afirmó que colmaron todo Paseo de la Reforma –carriles centrales y laterales de la avenida, en ambos sentidos– y que su vista no alcanzaba a ver la retaguardia.

Para llegar al templete, una cuadra antes de la glorieta de Colón, los organizadores tuvieron que improvisar una valla para permitirle el paso y aun así Lopez Obrador tardó un tiempo considerable en ese tramo.
El excandidato presidencial comenzó a caminar acompañado por integrantes del comité ejecutivo nacional y diputados de su partido a las 11:40 am hora local y subió al templete hora y media después. Mientras, la concentración fue grabada con al menos cuatro drones y se informó que las imágenes se usarán para un video.
Ante gritos de los asistentes que pedían llegar al Zócalo, Jesusa Rodríguez intervino para aclarar que no pudieron hacerlo porque se los impidió ‘‘el traidorcete de (Miguel Ángel) Mancera’’, jefe de Gobierno de la Ciudad de México.
López Obrador presentó una serie de demandas relacionadas con el apoyo y defensa del magisterio. Destacó la destitución inmediata del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, ‘‘quien ordenó lanzar a la Policía Federal contra los profesores, padres de familia y población de Nochixtlán’’, Oaxaca, el pasado 19 de junio.
Estamos comenzando el acto de apoyo a los maestros de México. Mucha gente. pic.twitter.com/KkFiCODLsD
Cuando mencionó a Osorio Chong, la gente pidió a gritos la renuncia del secretario de Educación, Aurelio Nuño, y otros desde el arranque de la marcha, incluso con banderines, exigieron que dimita el jefe del Ejecutivo, Enrique Peña Nieto.
En su discurso, López Obrador subrayó que la movilización fue un homenaje para todos los maestros, y expresó su respeto a la autonomía e independencia del movimiento magisterial.
‘‘Nunca ha sido nuestra intención entrometernos en sus decisiones y estrategias. Estamos con ellos en la defensa de sus derechos laborales y de la educación pública. Los apoyamos en lo que signifique buscar el diálogo para solucionar sus demandas y evitar la represión y la violencia’’, indicó.
Fuentes: El Universal, Proceso

México: Izquierdista López Obrador pide a Peña Nieto nuevo gobierno

El excandidato a la presidencia de México acusó al Gobierno Federal de mostrar un rostro dictatorial contra el movimiento magisterial

López Obrador
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Después de la Marcha del Silencio en la Ciudad de México, convocada ‘‘en defensa de los maestros ultrajados, heridos, perseguidos o que han perdido la vida’’, Andrés Manuel López Obrador, presidente nacional del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), propuso que en el último tercio de su mandato el presidente Enrique Peña Nieto integre y encabece un gobierno de transición que permita entregar el mando en 2018 en un ambiente de tranquilidad y paz social.
Este cambio, explicó, pasa por conformar un gabinete presidencial distinto, con una nueva actitud que incluya el diálogo y la reconciliación.