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Tuesday, August 23, 2016

El dinero fiduciario y la crisis del euro

 
En septiembre participé en la magnífica Cumbre de Simpatizantes, realizada en la prestigiosa Academia Nacional de Ciencias de Viena, donde en su tiempo dio clases Eugen von Böhm-Bawerk. Después de mi visita a Austria, aproveché para hacer una excursión a Eslovaquia donde me sorprendió descubrir una gran cantidad de fans del Instituto Mises y Ron Paul. Peter Gonda, trabajando en Conservative Economic Quarterly Lecture Series, se las arregló para que yo pudiera dar una conferencia: “Dinero y banca: El Estado frente al Mercado”, a dos audiencias distintas. (Los vídeos de la conferencia y las preguntas y respuestas están aquí). Mi conferencia fue bastente teórica, explicando la perspectiva de Menger/Mises en la evolución del dinero y la banca, así como la perspectiva de Rothbard de los peligros de la banca centralizada y el dinero fiduciario.



Sin embargo, en el turno de preguntas y respuestas de la conferencia y durante mis entrevistas con periodistas locales, la mayoría de la gente quería discutir la crisis de la deuda griega y el destino del euro. Incluso aquí mostré la relevancia de las ideas austriacas: Alemania, Eslovaquia y los demás países frugales estaban en este embrollo solo porque el euro era una moneda fiduciaria. Si hubiera estado respaldado al 100% por una materia prima como el oro, entonces las deudas del gobierno griego serían irrelevantes para los demás.

La crisis de deuda soberana de los PIIGS

Los inversores están muy alarmados ante la posibilidad de que los gobiernos de los llamados PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España) impaguen sus bonos. Al momento de escribir esto, la crisis se centra en Grecia, pero puede extenderse pronto a otros países. El siguiente gráfico muestra cómo los locos rescates y el gasto en estímulo, junto con las decrecientes recaudaciones por impuestos, ponen a los gobiernos en problemas fiscales:
Deuda pública en porcentaje del PIB, medias anuales
Cuando estaba en Eslovaquia, el asunto candente era si su gobierno debería contribuir al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), una entidad de 440.000 millones de euros que compraría bonos, daría avales y realizaría otras transacciones para reducir la incertidumbre sobre la deuda emitida por los atribulados PIIGS. Los eslovacos eran históricamente un pueblo pobre pero frugal y a muchos les dolía rescatar a los griegos que eran unos derrochadores a pesar de tener un mayor nivel de vida. (A quienes no les gustan los estereotipos, no me manda correos electrónicos irritados: solo repito lo que me dijeron los eslovacos).
El eslovaco medio estaba en la misma desgraciada posición que el estadounidense medio en el otoño de 2008: se le decía que tenía que pagar impuestos más altos para rescatar a ricos que habían tomado malas decisiones financieras. Cuando se dijo a los estadounidenses que tenían que pagar los 700.000 millones de dólares del TARP, el secretario del Tesoro Paulson y otros advertían que no hacerlo llevaría a un desplome del sistema bancario. En la misma línea, hoy se advierte a los europeos que necesitan rescatar a los gobiernos de los PIIGS si no quieren que se desplome el euro, arrastrando con él a los bancos.

Reglas de deuda y moneda fiduciaria

Cuando se introdujo inicialmente el euro, la gente era consciente de este gran peligro. Por eso el Tratado de Maastricht contenía reglas para los países que desearan incorporarse a la unión monetaria del euro. En concreto los déficits presupuestarios públicos no debían exceder el 3% del PIB y la deuda pública total no debía exceder del 60% del PIB.
Evidentemente, las reglas del Tratado de Maastricht eran tan obligatorias como la Declaración de Derechos en Estados Unidos. Ayudado en parte por manipulaciones que incluían swaps de moneda diseñados por Goldman Sachs, el gobierno griego incumplió los límites de los déficits durante años. Y así estamos donde estamos, en el mismo escenario de pesadilla del que advirtieron algunos economistas (como Milton Friedman) en el momento de la concepción del euro.
Perdidas entre todos los análisis de la teoría del “área monetaria óptima”, las posibilidades de un impago estructurado, las consecuencias de un desplome del euro, etc., hay dos preguntas sencillas: ¿Por qué el comportamiento del gobierno griego tiene algo que ver con los contribuyentes en Alemania? ¿Por qué tenía el Tratado de Maastricht original reglas acerca de la política fiscal como parte de los criterios para la unión monetaria?
La respuesta es que el euro es una divisa fiduciaria y, como tal, siempre generará gobernantes con la tentación de monetizar déficits fiscales. Por eso los ciudadanos de la tradicionalmente halconera Alemania (que crecieron con cuentos de terror sobre hiperinflación) serían muy cautelosos a la hora de incorporarse a una unión monetaria con gente que elige a gobiernos derrochadores y tiene banqueros centrales que son palomas inflacionistas.
Traté de explicarme a mis audiencias eslovacas con un experimento mental: Supongamos que en lugar de la aproximación fiduciaria, el euro se hubiera respaldado desde el primer día l 100% con reservas de oro. En este caso, una organización en Bruselas tendría una impresora y una gran caja fuerte. Cualquiera en todo el mundo (ya fueran ciudadanos privados o bancos centrales extranjeros) podría obtener euros siempre que depositara en la caja fuerte la cantidad de oro fijada. Así que, en cualquier momento, cada euro en circulación estaría respaldado por el oro correspondiente en la caja de Bruselas.
En este escenario, la gente que emitiera los euros no tendría que hacer una verificación del perfil de la gente que pida billetes nuevos. Mientras las solicitudes se hagan en oro real, a la gente que imprima euros no le preocupará si el solicitante es el gobierno alemán o Bernie Madoff. Incluso si algún país hubiera adoptado el euro (respaldado por oro) como su propia divisa y luego el gobierno impagada sus bonos, no habría repercusiones en las demás regiones que utilicen el euro como moneda. La gente sabría que sus propios euros están respaldados al 100% por oro en la caja de Bruselas, igual que siempre.
Para una audiencia estadounidense, tengo otra forma de explicar esto. Ahora mismo hay una posibilidad de que estados como California e Illinois impaguen sus bonos. Aún así, esto actualmente no supone ningún problema para otros estados, ni hace que los inversores se preocupen acerca del “destino de la dolarzona”. Porque poca gente espera que la Fed realice una intervención masiva para impedir impagos a nivel estatal.
Sin embargo, supongamos que la Fed  actúa y empieza a comprar cantidades masivas de bonos emitidos por California, Illinois, Michigan, etc. En ese momento (una vez que quede claro que los déficits a nivel estatal influirían en la política de la Reserva Federal) bien podríamos ver algo similar a la crisis actual en Europa. Podríamos ver cómo el tipo de cambio del dólar varía en relación con otras divisas en respuesta a los informes de cambio en las condiciones fiscales de los gobiernos estatales estadounidenses.

Conclusión

Desde que el mundo abandonó los últimos vestigios del patrón oro en 1971, la economía global ha ido a la deriva. Los tecnócratas siguen asegurándonos que pueden dirigir la economía mucho más eficientemente que con el “obsoleto” patrón oro, aunque una serie continua de crisis sugieren otra cosa. Podemos alcanzar el sueño del euro (una unión monetaria integrada en la que personas y negocios planean sus actividades abarcando varios países sin miedo a un riesgo de tipo de cambio) sin sus correspondientes escollos, pero solo si la gente vuelve a usar un dinero genuinamente metálico.

El dinero fiduciario y la crisis del euro

 
En septiembre participé en la magnífica Cumbre de Simpatizantes, realizada en la prestigiosa Academia Nacional de Ciencias de Viena, donde en su tiempo dio clases Eugen von Böhm-Bawerk. Después de mi visita a Austria, aproveché para hacer una excursión a Eslovaquia donde me sorprendió descubrir una gran cantidad de fans del Instituto Mises y Ron Paul. Peter Gonda, trabajando en Conservative Economic Quarterly Lecture Series, se las arregló para que yo pudiera dar una conferencia: “Dinero y banca: El Estado frente al Mercado”, a dos audiencias distintas. (Los vídeos de la conferencia y las preguntas y respuestas están aquí). Mi conferencia fue bastente teórica, explicando la perspectiva de Menger/Mises en la evolución del dinero y la banca, así como la perspectiva de Rothbard de los peligros de la banca centralizada y el dinero fiduciario.


Saturday, June 25, 2016

Peso mexicano cae por efecto Brexit: mercados en alerta

El peso se hundió frente al dólar en los mercados internacionales depreciándose 7.21%

depreciación del peso
El Secretario de Hacienda dijo esta mañana que la relación comercial con Gran Bretaña representa menos del 1% para México y que la depreciación del peso será temporal y no tendría mayor impacto en la economía mexicana. (Vox Populi)
El peso mexicano se depreció el viernes a un nuevo mínimo histórico luego de que el Reino Unido votó por abandonar la Unión Europea.
La moneda mexicana se hundió a 19.5225 por dólar en operaciones poco después de la medianoche hora local, una caída de 7.15 por ciento frente a los 18.22 pesos del precio referencial del jueves.
Posteriormente, el peso -que ha caído más de un 10 por ciento en lo que va del año- recortó parte de sus pérdidas y cotizaba en 19.09 unidades por divisa estadounidense, una baja de 4.77 por ciento.



Después de conocer el resultado del referéndum en Reino Unido, el tipo de cambio saltó a un nuevo máximo de 19.55 pesos por dólar. Dicho movimiento implica una depreciación de 7.25 por ciento, la más grande desde la quiebra del banco estadounidense Lehman Brothers, en octubre de 2008.
Esta caída de la moneda mexicana se acerca a las mayores devaluaciones ocurridas en la historia reciente, entre estas la ocurrida en 1994 tras el denominado “error de diciembre” cuando se dio una de las peores salidas de capitales de los últimos años y el peso se derrumbó 17% en solo dos días en los primeros días de la administración de Ernesto Zedillo.
Probablemente la devaluación más recordada es la que ocurrió en el sexenio de José López Portillo, cuando una caída en los precios del petróleo en 1981 agravó la salud de las finanzas públicas y pese a acuñar la frase de “defenderé el peso como un perro”, ante la salida de capitales, el gobierno se vio obligado a declararse en moratoria de pagos y devaluó la moneda de 27 a 38 pesos por dólar.

En ese momento, intentando controlar la situación, el gobierno decidió disminuir el gasto público, imponer controles a las importaciones, elevar las tasas de interés y decretar un aumento de los salarios. En su último informe de gobierno, acusó a los banqueros de gestar la crisis. Días después se presentaría una nueva devaluación para llegar a alrededor de 70 pesos por dolar.
Después de la salida de López Portillo, en el sexenio de Miguel de la Madrid, problemas de inflación y medidas para disminuir la deuda nacional llevaron al tipo de cambio a alcanzar la desorbitante cifra de 2,300 pesos por dólar.
Fuente: El Universal

Peso mexicano cae por efecto Brexit: mercados en alerta

El peso se hundió frente al dólar en los mercados internacionales depreciándose 7.21%

depreciación del peso
El Secretario de Hacienda dijo esta mañana que la relación comercial con Gran Bretaña representa menos del 1% para México y que la depreciación del peso será temporal y no tendría mayor impacto en la economía mexicana. (Vox Populi)
El peso mexicano se depreció el viernes a un nuevo mínimo histórico luego de que el Reino Unido votó por abandonar la Unión Europea.
La moneda mexicana se hundió a 19.5225 por dólar en operaciones poco después de la medianoche hora local, una caída de 7.15 por ciento frente a los 18.22 pesos del precio referencial del jueves.
Posteriormente, el peso -que ha caído más de un 10 por ciento en lo que va del año- recortó parte de sus pérdidas y cotizaba en 19.09 unidades por divisa estadounidense, una baja de 4.77 por ciento.


Thursday, June 23, 2016

Rusia: la relación entre Keynes y el rublo

Steve Hanke
 
Steve H. Hanke es profesor de economía aplicada en la Johns Hopkins University en Baltimore. Hanke se desempeña como presidente del Toronto Trust Argentina en Buenos Aires, el fondo mutual con el mejor desempeño en el mundo en 1995. Ha sido asesor de varios gobiernos en un diverso conjunto de temas políticos. Actualmente es consejero estatal y asesor del presidente de Montenegro y asesor del ministro de economía y finanzas de Ecuador. En 1998. Hanke fue nombrado una de las 25 personas más influyentes en el mundo por la revista World Trade, y un Asociado Distinguido de la International Atlantic Economic Society.
El 3 de marzo de 2014 EE.UU. inició una guerra contra Rusia. Esto sucedió cuando EE.UU. impuso sanciones por primera vez. Y si, las sanciones no son nada más que guerra a través de medios no militares. Dicho esto, el 11 de noviembre Rusia cometió un gran error. Dejó que el rublo flote. Desde ese entonces, el rublo no ha flotado en un mar de tranquilidad. Ha caído marcadamente junto con el petróleo —en alrededor de 25% y su volatilidad se ha disparado a alrededor de 65%.



La caída del rublo significa que las importaciones rusas serán más caras y sus exportaciones más competitivas. Esta combinación ayudará a mantener positivo el saldo de la cuenta corriente de Rusia, lo cual compensará en algo la masiva fuga de capitales.
Es hora de que Putin aprenda una lección de Keynes y haga lo que ya hacen la mayoría de los grandes productores de petróleo: atar el rublo al dólar.
Además, las cuentas fiscales de Rusia están denominadas en rublos que se están depreciando y sus exportaciones se cobran en dólares que se están apreciando. Siendo así las cosas, el impacto fiscal debido a los precios más bajos del petróleo será amortiguado por un rublo débil.
Pero hay límites a cualquier beneficio temporal de una devaluación del rublo. Cuando una moneda se devalúa, el fantasma de la inflación siempre está a la vuelta de la esquina. ¿Cómo puede Rusia evitar un mayor daño y corregir su error del 11 de noviembre? Rusia debería abandonar su régimen de tipo de cambio flotante, que adoptó el 10 de noviembre. El petróleo y otras materias primas que Rusia exporta están denominadas en dólares. Al adoptar un régimen de tipo de cambio flotante, Rusia está invitando la inestabilidad. El tipo de cambio nominal del rublo fluctuará junto con el petróleo y otras materias primas. Cuando el precio del petróleo aumenta (cae) el rublo se apreciará (depreciará), y Rusia experimentará un paseo en montaña rusa distinguido por bajos deflacionarios y altos inflacionarios. Para evitar estos paseos salvajes, la mayoría de los grandes productores de petróleo —Arabia Saudita, Kuwait, Qatar, y Emiratos Árabes Unidos— atan sus monedas al dólar. Rusia debería hacer lo mismo.
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Para hacer las cosas bien, Rusia debería aprender de la estrategia que John Maynard Keynes utilizó en Rusia y establecer una caja de convertibilidad.
Bajo una caja de convertibilidad el banco central emite billetes y monedas. Estos son convertibles a moneda extranjera de reserva a un tipo de cambio fijo y a libre demanda. Como reservas, la autoridad monetaria tiene títulos y valores de alta calidad denominados en la moneda de reserva. Sus reservas son iguales al 100 por ciento, o más, de sus notas y billetes en circulación, conforme lo determine la ley. Un banco central que opera bajo las normas de una caja de convertibilidad no acepta depósitos y genera ingresos por la diferencia entre el interés pagado por los títulos y valores y el gasto de mantener sus notas y billetes en circulación. No tiene política monetaria discrecional. En cambio, las fuerzas del mercado por sí solas determinan la oferta del dinero.
Hay un precedente histórico en Rusia de una caja de convertibilidad. Luego de la Revolución Bolchevique, cuando las tropas de Gran Bretaña y otras naciones aliadas invadieron el norte de Rusia, la moneda estaba en caos. La guerra civil de Rusia había empezado, y cada parte involucrada en el conflicto estaba emitiendo una moneda que valía casi nada. Hubo más de 2.000 emisores distintos de rublos fiduciarios.
Para facilitar el comercio, los británicos establecieron la Caja Nacional de Emisión para el norte de Rusia en 1918. La Caja emitía notas de “rublos británicos”. Estos estaban respaldados por libras esterlinas y eran convertibles a libras a un tipo de cambio fijo. Kurt Schuler y yo descubrimos documentos en los archivos de la Oficina Británica de Asuntos Exteriores que demuestran que el padre del rublo británico fue John Maynard Keynes, quien era en ese entonces funcionario de la Tesorería Británica.
A pesar de la guerra civil, el rublo británico fue un gran éxito. La moneda nunca se desvió de su tipo de cambio fijo en relación a la libra británica. A diferencia de otros rublos rusos, el rublo británico fue un depósito de valor confiable. Naturalmente, el rublo británico sacó de circulación a los demás rublos.
Desafortunadamente, la vida del rublo británico fue breve: la Caja Nacional de Emisión cesó sus operaciones en la década de 1920, luego de que las tropas de los aliados se retiraran de Rusia.
Siendo esto así, es hora de que Putin aprenda una lección de Keynes y haga lo que ya hacen la mayoría de los grandes productores de petróleo: atar el rublo al dólar.

Rusia: la relación entre Keynes y el rublo

Steve Hanke
 
Steve H. Hanke es profesor de economía aplicada en la Johns Hopkins University en Baltimore. Hanke se desempeña como presidente del Toronto Trust Argentina en Buenos Aires, el fondo mutual con el mejor desempeño en el mundo en 1995. Ha sido asesor de varios gobiernos en un diverso conjunto de temas políticos. Actualmente es consejero estatal y asesor del presidente de Montenegro y asesor del ministro de economía y finanzas de Ecuador. En 1998. Hanke fue nombrado una de las 25 personas más influyentes en el mundo por la revista World Trade, y un Asociado Distinguido de la International Atlantic Economic Society.
El 3 de marzo de 2014 EE.UU. inició una guerra contra Rusia. Esto sucedió cuando EE.UU. impuso sanciones por primera vez. Y si, las sanciones no son nada más que guerra a través de medios no militares. Dicho esto, el 11 de noviembre Rusia cometió un gran error. Dejó que el rublo flote. Desde ese entonces, el rublo no ha flotado en un mar de tranquilidad. Ha caído marcadamente junto con el petróleo —en alrededor de 25% y su volatilidad se ha disparado a alrededor de 65%.


Wednesday, June 22, 2016

Como y Por que Usted Debería Parar de Pensar en Dólares y Comenzar a Pensar en Oro

Como y Porque Usted Debería Parar de Pensar en Dólares y Comenzar a Pensar en Oro

Dickson Buchanan
Este artículo fue escrito por Dickson Buchanan, Especialista en Metales Precisos. Todas las opiniones expresadas son personales y no reflejan necesariamente los puntos de vista de Peter Schiff o SchiffOro.
Ya sea intuitiva o analíticamente, todos sabemos que el dólar no es gran cosa como forma de dinero. Sim embargo eso está generando que nos lo tomemos a la ligera. El dólar es una terrible forma de dinero cuando se mira más de cerca. Los que han vivido más tiempo en esta tierra tienden a captar esta realidad con mayor claridad. Como si se tratara de subir una escalera mecánica en movimiento hacia abajo, el impulso de la caída del dólar es siempre en contra de usted. Esto se hace más claro cuando se involucra en la planificación económica. Si se trata de iniciar un negocio, hacer una inversión, el ahorro para la jubilación, reunirse con alguien un día lluvioso, o simplemente cuando el dinero no alcanza al fin del mes o de la semana, todos nosotros tenemos que trabajar contra la caída del dólar (o llenar el espacio en blanco con su moneda fiduciaria de elección).
Si esto es cierto, ¿por qué seguimos usándolo?


Por supuesto, nos vemos obligados a pagar impuestos con dólares, al menos en US… Y sí, técnicamente es ilegal el uso de cualquier otra cosa para la “cancelación de la deuda.” Pero ninguno de esos apoyos artificiales realidad obliga a pensar en términos de dólares. Sin duda tienen un impacto en el condicionamiento que pensemos en dólares, pero hasta el momento, nuestra mente todavía no está totalmente esclavizada por el Estado. Usted es libre de pensar en términos de un mejor precio. Por supuesto, creemos que el oro es el mejor dinero. De hecho, aquí es por qué debería dejar de pensar en dólares y empezar a pensar en términos de oro.
El dinero es comúnmente e inadecuadamente definido como el “medio de intercambio común.” Pero cuando el momento de la verdad esta cerca, esta definición no nos dice nada acerca de si el medio común de intercambio es bueno o malo. Por bueno o malo queremos decir beneficia o perjudica a la prosperidad humana y la civilización. La planificación económica es necesaria para la prosperidad humana y la civilización. La planificación con una buena forma de dinero en comparación con una mala hace una gran diferencia.
Carl Menger, a menudo conocido como el padre de la Escuela Austriaca de Economía, prefiere definir dinero en términos de su “comerciabilidad” o relativa “comerciabilidad” de otros bienes económicos. Comercialidad se refiere a la relativa facilidad que bien particular se podría utilizar en un intercambio de mercado. Siempre hay un costo, para proporcionar e intercambiar productos en el mercado. Por lo tanto, podemos decir que el bien económico más comercial fue el que permitió el intercambio de beneficio mutuo con el menor coste posible.
El bien más comercializable en cualquier economía finalmente se convierte en dinero. Es importante en el paradigma de Menger recordar que precede a la comerciabilidad convertirse en el medio de intercambio común. El “buen dinero” sólo se convierte en el medio más común de intercambio debido a que más y más personas se abren al hecho de que funciona mejor que lo que estaban utilizando antes. Esto hace que sea más fácil de ejecutar la planificación económica más eficaz, más transparente, más precisa y exacta.
Además de sus características o propiedades (durabilidad, divisibilidad, portabilidad, un suministro suficiente, uniformidad, reconocible, historia o depósito de valor, etc.), el dinero tiene las siguientes tres funciones:
  1. Depósito de valor
  2. Unidad de cuenta
  3. Medios de intercambio
Nos gustaría añadir una cuarta función, que es el “extintor perfecto de deudas”. El oro con gracia y facilidad lleva a cabo esta función, pero el dólar, por desgracia, no puede. Pero ese es otro tema para otro momento.
El dólar de los Estados Unidos es sin duda muy comercial en la actualidad. Los dólares estadounidenses se exigen no sólo en toda nuestra economía nacional, sino en todo el mundo. No hay prácticamente ningún escenario en el que alguien podría decir: “¿Gracias señor, pero podría ser que no yo no tenga otro dólar?” Durante cortos períodos de tiempo, el dólar se mantiene muy bien como un medio de intercambio y depósito de valor. Sin embargo, si nos alejamos un poco, veremos que el dólar comienza a romperse como depósito de valor. Para ilustrar este punto, vamos a echar un vistazo a algunos gráficos que muestran el precio del dólar contrastado con el del oro. Sí, eso es correcto, no el precio del oro en dólares, pero el precio del dólar en oro. Es una distinción importante que debemos hacer. Aquí están algunos gráficos que muestran el dólar en miligramos (mg) de oro sobre varios marcos de tiempo gracias a pricedingold.com.
Parar de Pensar en Dólares
Por supuesto, eso es un gráfico de más de 200 años, pero la realidad no puede ser más clara. Ha habido algunos baches en el camino, pero esto es lo más cercano a caer de un precipicio, que por cierto ya que viene. Si usted está planeando almacenar valor a través de generaciones (algo que solía ocurrir en este país con cierta frecuencia), entonces el dólar no va a conseguir que los bienes.
Parar de Pensar en Dólares
¡Valla, valla! Eso es cerca de una disminución del 80% en poco más de trece años. Esto resulta en alrededor de un año 6% la erosión del capital a lo largo del año. Desafortunadamente, esto implica que el dólar no es adecuado incluso para la planificación de diez años futuros.
Por eso, ¿cuándo será económicamente seguro usar el dólar como reserva de valor? No es un anuncio tan claro. Desde finales de 2012, el dólar, con relación al precio en oro, se había levantado. Tener dólares en mano a partir del 2013 ha sido una muy buena jugada, aunque el telón de fondo de la historia pinta un cuadro muy arriesgado. Basta con decir que con los dólares no se obtienen buenos resultados en la relación con el valor a lo largo del tiempo, especialmente durante el estiramiento más largo de plazos.
Hacer la transición de “reserva de valor” a “unidad de cuenta” parecería ser una transición muy natural. Si el dólar no es una buena reserva de valor con el tiempo, ¿por qué utilizarlo como unidad de cuenta? Unidad de cuenta se refiere de nuevo a la palabra francesa numerario. Profundizando, numerario se define como “un estándar básico por el cual se calcula el valor.”
Contabilidad y las unidades de cuenta utilizadas sólo funcionan si se informan con exactitud y precisión al ser reportadas a nosotros instantáneamente para decirnos donde está el valor. El meollo de la cuestión es que el dólar no se mide o no se toma en cuenta con exactitud o precisión su valor. Tal vez lo hace sobre una base a corto plazo. Pero con el tiempo se empieza a descomponerse. Este detalle es importante para cualquier persona que quiera ahorrar más de un par de meses a la vez. Una unidad diferente y mejor para las cuentas es necesario. Uno que refleje con precisión el estado actual de cambio de valor, ya que se produce con el tiempo. Aconsejamos el oro.
¿Cómo se puede empezar a pensar en términos de oro de nuevo? Aquí es una simple y práctica sugerencia: Inicie el cálculo y la medición de su valor neto en oro. En términos trimestrales, el cálculo de su valor neto en dólares y luego dividir ese número por el precio del oro en dólares actuales. Esto le dará, aproximadamente, su valor neto en onzas de oro. Si el número de onzas está aumentando cada trimestre a continuación, puede estar seguro de su valor neto está aumentando en valor.
Sin embargo, se recomienda convertir algunos de esos dólares en onzas físicas reales en algún momento. De lo contrario se corre el riesgo de aumentar su valor neto en dinero malo (dólares) mientras que está disminuyendo en un el buen dinero (onzas de oro). Esto terminaría, por supuesto, como una disminución neta del valor real, que los que aun piensan en dólares estarían completamente ajenos a. Esta es la razón por la que preferimos para medir el dólar (y otras monedas) en oro y no al revés. Nos muestra dónde está la verdadera volatilidad – en las monedas fiduciarias, no en el oro.
¿Alguna vez ha escuchado la frase, la perspectiva es todo? Así mismo es con el dinero, no es diferente. Mirando a través de la lente de niebla de dinero en dólares usted obtendrá una visión distorsionada y poco clara del mundo y sus asuntos. Caminar por la vida con lentes de dólares nublados podría llevar a un viaje muy accidentado. Mirando a través de los lentes de oro, sin embargo, pone todo preciso y claro. Usted será capaz de ver las cosas como son y hacer su camino.

Como y Por que Usted Debería Parar de Pensar en Dólares y Comenzar a Pensar en Oro

Como y Porque Usted Debería Parar de Pensar en Dólares y Comenzar a Pensar en Oro

Dickson Buchanan
Este artículo fue escrito por Dickson Buchanan, Especialista en Metales Precisos. Todas las opiniones expresadas son personales y no reflejan necesariamente los puntos de vista de Peter Schiff o SchiffOro.
Ya sea intuitiva o analíticamente, todos sabemos que el dólar no es gran cosa como forma de dinero. Sim embargo eso está generando que nos lo tomemos a la ligera. El dólar es una terrible forma de dinero cuando se mira más de cerca. Los que han vivido más tiempo en esta tierra tienden a captar esta realidad con mayor claridad. Como si se tratara de subir una escalera mecánica en movimiento hacia abajo, el impulso de la caída del dólar es siempre en contra de usted. Esto se hace más claro cuando se involucra en la planificación económica. Si se trata de iniciar un negocio, hacer una inversión, el ahorro para la jubilación, reunirse con alguien un día lluvioso, o simplemente cuando el dinero no alcanza al fin del mes o de la semana, todos nosotros tenemos que trabajar contra la caída del dólar (o llenar el espacio en blanco con su moneda fiduciaria de elección).
Si esto es cierto, ¿por qué seguimos usándolo?

Tuesday, June 21, 2016

El fiasco del dinero fiduciario


El fiasco del dinero fiduciario

I.
El régimen actual de papel moneda o dinero “fiduciario” es un esquema económica y socialmente destructivo con consecuencias económicas y sociales de largo alcance y seriamente dañinas, efectos que se extienden más allá de lo que la mayoría de la gente imaginaría.
El dinero fiduciario es inflacionista; beneficia a unos pocos a costa de muchos otros; causa ciclos de auge y declive; lleva al sobreendeudamiento; corrompe la moral de la sociedad y acabará con una depresión a gran escala.
Sin embargo, todas estas ideas que han sido expuestas por los investigadores de la Escuela Austriaca de economía desde hace años, apenas desempeñan ningún papel entre los trabajos de los economistas ortodoxos, bancos centrales, políticos o burócratas a la hora de identificar la causa raíz de la actual crisis financiera y económica y, ante este telón de fondo, de formular los remedios apropiados.
Esto no debería sin embargo ser ninguna sorpresa. Pues el propósito (intencionado o no) de los políticos y sus influyentes “expertos” (que sirven como creadores de opinión) es mantener el régimen de dinero fiduciario, cueste lo que cueste.



II.
El régimen de dinero fiduciario esencialmente se basa en la banca central (lo que significa que un banco central patrocinado por el gobierno tiene el monopolio de la fabricación de dinero) y en la banca de reserva fraccionaria, que implica que los bancos emiten dinero creado de la nada.
En The Mystery of Banking, Murray N. Rothbard descubre el régimen de dinero fiduciario (con banca central y banca de reserve fraccionaria) como forma de engaño, un plan de latrocinio.[1]
La conclusión de Rothbard podría necesitar alguna explicación, dado que los economistas ortodoxos consideran el concepto de dinero fiduciario como una institución económica y políticamente deseable, aceptable y actual.
Una comprensión de la naturaleza y consecuencias de un régimen de dinero fiduciario debe empezar con una apreciación de lo que realmente es el dinero y qué hace en una economía de intercambio monetario.
El dinero es el medio de intercambio universalmente aceptado. Ludwig von Mises destacaba que el dinero solo tiene una función: la función de medio de intercambio; todas las demás funciones típicamente atribuidas al dinero son simplemente subfunciones de la función de intercambio del dinero.[2]
Siendo el dinero el medio de intercambio, un aumento en la existencia de dinero no confiere un beneficio social, ni puede hacerlo. Todo lo que hace es reducir, necesariamente, el poder adquisitivo de una unidad monetaria, en comparación con una situación en la que las existencias monetarias no hubieran cambiado.
Es más, un aumento en la existencia de dinero nunca puede ser “neutral”. Necesariamente beneficia a los primeros receptores del nuevo dinero a costa de los últimos receptores o aquellos que no reciban nada de las nuevas existencias monetarias, una idea conocida como el “efecto Cantillon”.
Como un aumento en la existencia de dinero beneficia más al productor del dinero (ya que obtiene primero el dinero recién creado), a cualquier persona racional le gustaría estar entre los productores de dinero o, aún mejor, ser el único productor de dinero.
Quienes estén dispuestos a faltar al respeto a los principios del libre mercado (es decir, al respeto incondicional de la propiedad privada) querrán obtener el control total sobre la producción de dinero (es decir, tener el monopolio de la producción del dinero).
Una vez se ha hecho creer a la gente que el estado (el monopolista territorial que toma en última instancia las decisiones con el derecho afijar impuestos) es un agente bienintencionado e indispensable, la producción de dinero será monopolizada antes o después por el estado.
El proceso (que hay que reconocer que es bastante largo) a través del cual el gobierno obtiene el monopolio de la producción del dinero se ha explicado teóricamente por Rothbard en ¿Qué ha hecho el gobierno de nuestro dinero?[3]
Una vez obtenido el monopolio de la producción del dinero, el gobierno reemplazará el dinero material (en forma de, por ejemplo, oro y plata) con dinero fiduciario y empezará el régimen de falsificación legalizada.
Los bancos comerciales presionarán a favor de una banca de reserva fraccionaria, lo que significa que se les autorizaría legalmente a emitir nuevo dinero (medios fiduciarios) mediante extensión de crédito por el exceso de las reservas que obtienen de sus clientes. La banca de reserva fraccionaria es un plan de obtención de lucro bastante atractivo para los prestamistas y proporciona al gobierno crédito barato para financiar su apoyo financiero (muy) por encima de sus facturas fiscales normales.
El dinero fiduciario se inyectará mediante crédito de circulación bancaria: los bancos extienden crédito y emiten nuevos balances monetarios que no están respaldados por ahorros reales. Hablando económicamente, esto es peor que falsificar dinero.
El dinero fiduciario no solo es inflacionista, causando por tanto todo lo males económicos y sociales de erosionar el poder adquisitivo del dinero y llevar a redistribución de rentas y riqueza entre la gente relacionada con una falta de mercado libre; la expansión del crédito de circulación bancaria también rebaja artificialmente el tipo de interés del mercado por debajo del tipo que habría prevalecido si no se hubiera aumentado artificialmente la oferta de crédito y dinero fiduciario, haciendo así la financiación de la deuda inapropiadamente atractiva, especialmente para el gobierno.
Es la rebaja artificial del tipo de interés del mercado la que también induce un auge artificial, que lleva a un exceso de consumo y malas inversiones y que debe acabar finalmente en un declive. Mises lo explicaba sucintamente:
El auge no puede continuar indefinidamente. Hay dos alternativas. O bien los bancos continúan con la expansión del crédito sin restricciones y causan así aumentos de precios en constante aumento y una orgía siempre creciente de especulación que, como en todos los demás casos de inflación ilimitada, acaba en un “crack del auge” y en un colapso del sistema del dinero y el crédito. O bien los bancos se detienen antes de alcanzar este punto, renuncian voluntariamente a más expansión del crédito y producen así la crisis. La depresión se produce en ambos casos.[4]
III.
Un régimen de dinero fiduciario depende esencialmente de la demanda de dinero. Mientras la gente tenga voluntariamente dinero fiduciario (e igualmente bonos públicos, bancarios y corporativos denominados en dinero fiduciario), el régimen de dinero fiduciario puede funcionar bastante bien, pues entonces la gente aumenta su demanda de dinero fiduciario al aumentar su oferta.
Como consecuencia, el aumento en las existencias de dinero no se muestra en un cambio en los precios generales de bienes y servicios (mientras pasa inadvertido que los precios habrían bajado si no hubiera habido expansión del dinero inflacionista).
Sin embargo, si la demanda de la gente de dinero fiduciario disminuye en relación con la oferta de dinero fiduciario, el sistema entra en problemas, pues entonces la oferta de dinero fiduciario se mostrará en un aumento en los precios, ya sean precios de consumo o de activos.
Aumentar precios, a su vez, especialmente cuando se trata de aumentos acelerados de precios, pone a la vista la hasta entonces bastante sutil redistribución de renta y riqueza del dinero fiduciario. Una vez la gente empieza a darse cuenta de que el dinero fiduciario es inflacionista, empieza a decaer la demanda de dicho dinero fiduciario.
Si la gente espera aumentos cada vez mayores en la oferta de dinero fiduciario en el futuro (sin límite, por así decirlo), la demanda de dinero fiduciario cae (drásticamente) o incluso se desploma completamente. Esto es lo que dispara un crack del auge, como lo llamaba Mises.[5]
La gente intercambia desesperadamente dinero fiduciario por cualquier otro objeto vendible, impulsando al alza los precios en dinero de bienes y servicios, poniendo así en marcha una espiral descendente, llevando a pérdidas cada vez mayores del poder adquisitivo del dinero fiduciario.
En ese escenario tan extremo, el dinero fiduciario puede acabar en realidad completamente destrozado. Eso es lo que ocurrió en la hiperinflación alemana de 1923, cuando el gobierno emitía cantidades cada vez más grandes de dinero y la gente acabó no aceptando más el Reichsmark como dinero.
Por tanto, para mantener en marcha el régimen de dinero fiduciario, la gente debe mantener su confianza en el valor del dinero fiduciario. Esto, a su vez, explica el papel crítico de los creadores de opinión patrocinados por el gobierno en mantener en marcha el régimen de dinero fiduciario.
Especialmente en el campo de la economía monetaria, los economistas patrocinados por el gobierno se toman mucho esfuerzo en convencer a la gente de las ventajas del régimen de dinero fiduciario, pintándolo (a este y por tanto a la banca centralizada y la banca de reserva fraccionaria) de la forma más atractiva posible.
Es más, la se debe hacer pensar a la gente que se beneficia del dinero fiduciario, de que realmente no hay alternativa a un régimen de dinero fiduciario patrocinado por el gobierno y de que abandonar el dinero fiduciario y reemplazarlo con dinero material sería económicamente desastroso.
Hay un factor adicional y no menos importante que actúa hacia el mantenimiento del régimen de dinero fiduciario. Es lo que podría calificarse correctamente como corrupción colectiva:[6] antes o después un número cada vez mayor de gente desarrollará intereses vitales en mantener en marcha el régimen de dinero fiduciario.
Esto pasa porque un régimen de dinero fiduciario permite al gobierno expandirse fuertemente, corrompiendo así a un número cada vez mayor de gente: la gente busca trabajos (supuestamente prestigiosos), desembolsos generosos y oportunidades de negocio ofrecidos por el gobierno. La gente cada vez hace más equipo con el gobierno, haciendo su carrera personal y éxito en los negocios dependiente de un aparato del gobierno en expansión. Y mucha gente incluso empieza a invertir los ahorros de toda su vida en bonos públicos “seguros” con denominación fiduciaria.
Como consecuencia, antes o después un impago del gobierno se convierte en imposible. En tiempos de crisis, la impresión de cantidades cada vez mayores de dinero para apuntalar las finanzas públicas (y las finanzas de los beneficiados por el gobierno) se considerará como la política del mal menor.
Para el gran número de aquellos que se han convertido en dependientes del aparato del gobierno, imprimir dinero para financiar los cofres vacíos del gobierno se verá como preferible a dejar que vayan a la quiebra los agobiados sectores público y bancario.
La estructura de incentivos provocada por el dinero fiduciario trabaja por tanto empujando al sistema más allá de sus límites. En otras palabras, el dinero fiduciario pasará primero por una alta inflación (incluso hiperinflación) antes de que se desarrolle una depresión.
Sin embargo, un régimen de dinero fiduciario no puede sostenerse eternamente, porque erosiona (mediante un intervencionismo público cada vez mayor) el mismo pilar sobre el que descansa el sistema de libre mercado: la propiedad privada.
Mises lo explicaba así:
Sería un error asumir que la organización moderna de intercambio está obligada a seguir existiendo. Lleva con ella el germen de su propia destrucción; la evolución del medio fiduciario debe llevar necesariamente a su quiebra.[7]
La erosión del libre mercado, su vez, conlleva un declive de la capacidad de producción de la economía, aumentando por tanto el incentivo para hacer funcionar la imprenta.
Sin embargo, como han demostrado los economistas austriacos, no se puede escapar de las consecuencias económicas desastrosas causadas por el dinero fiduciario; la alta inflación, o la hiperinflación, no funcionará. De hecho, haría la consiguiente depresión aún peor.
Cuanto antes se detenga el auge del dinero fiduciario, menores serán los costes de la consiguiente depresión, un razonamiento ya expresado por el filósofo prusiano Immanuel Kant (1724–1804), que señalaba en sus Prolegómenos (1783): “Nunca es tarde para ser sabio; pero si el cambio llega tarde, siempre hay más dificultad en empezar una reforma”.[8]

El fiasco del dinero fiduciario


El fiasco del dinero fiduciario

I.
El régimen actual de papel moneda o dinero “fiduciario” es un esquema económica y socialmente destructivo con consecuencias económicas y sociales de largo alcance y seriamente dañinas, efectos que se extienden más allá de lo que la mayoría de la gente imaginaría.
El dinero fiduciario es inflacionista; beneficia a unos pocos a costa de muchos otros; causa ciclos de auge y declive; lleva al sobreendeudamiento; corrompe la moral de la sociedad y acabará con una depresión a gran escala.
Sin embargo, todas estas ideas que han sido expuestas por los investigadores de la Escuela Austriaca de economía desde hace años, apenas desempeñan ningún papel entre los trabajos de los economistas ortodoxos, bancos centrales, políticos o burócratas a la hora de identificar la causa raíz de la actual crisis financiera y económica y, ante este telón de fondo, de formular los remedios apropiados.
Esto no debería sin embargo ser ninguna sorpresa. Pues el propósito (intencionado o no) de los políticos y sus influyentes “expertos” (que sirven como creadores de opinión) es mantener el régimen de dinero fiduciario, cueste lo que cueste.