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Monday, October 24, 2016

¿Por qué le temen a Ron Paul?




“Analizando piezas del acontecer mundial, podemos captar chispazos de los vapores emitidos por el complicado potaje al que peligrosamente hierve el mundo. Uno de esos chispazos, se presentó hace unos días en el debate de los candidatos republicanos a la presidencia de los EU.”

RICARDO VALENZUELA
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Creo todos estaremos de acuerdo que, durante los 7 años transcurridos de este siglo, el mundo ha cambiando de forma más dramática que los primeros dos mil de la era cristiana. El aniversario siete del ataque a las torres gemelas de Nueva York, es un triste recordatorio de la tensa capa arropando al mundo luego que los EU sufrieran tal agresión. Sin embargo, las últimas semanas, vía conducta de los mercados financieros, la conciencia colectiva de la humanidad parece estar enviando un mensaje que nadie capta.

 
Pero analizando piezas del acontecer mundial, podemos captar chispazos de los vapores emitidos por ese complicado potaje al que peligrosamente hierve el mundo. Uno de esos chispazos, se presentó hace unos días en el debate de los candidatos republicanos a la presidencia de los EU. A pesar del follaje con el que la media pretendió arropar al evento, fue la clara percepción de la victoria lograda por Ron Paul.

Pero ¿quien es Ron Paul? El Dr. No, como se le conoce en el congreso por sus violentas oposiciones al resto de sus miembros, es un médico texano experto no sólo en medicina, sino también en asuntos monetarios mundiales, economía en general y un hombre a quien algunos comparan con Thomas Jefferson. Miembro del congreso representando al partido Republicano, es más conocido por sus posiciones liberales.

La semana pasada, como uno de los participantes en el debate, abría boca anunciando que, si es elegido presidente, desmantelaría la Secretaria de Educación, la de Salud Pública, Comercio, la CIA, el FBI, el IRS (equivalente a la subsecretaria que se encarga de exprimir mexicanos con impuestos) etc., reduciendo el presupuesto federal en un 50%.
Ron Paul afirma, "yo pienso que la gente tiene más herramientas para manejar sus vidas que cualquier político intruso. Yo quiero que la gente sea libre para vivir su vida como ellos decidan y no como lo decidan los burócratas. Yo quiero que tú puedas formar a tus hijos de acuerdo a tus valores y no los de burócratas que los ven como pequeños soldados en su cruzada de edificación del Nuevo Orden Mundial."

"Yo quiero que mantengas cada dólar que ganas para gastarlo, invertirlo, ahorrarlo, o simplemente regalarlo si es lo que tu deseas. En suma, yo quiero al gobierno fuera de nuestras carteras, nuestras casas, nuestras organizaciones y de nuestras vidas. Yo quiero ciudadanos libres y lo podemos lograr reduciendo los tentáculos del gobierno y expandiendo la libertad"
"El primer día de mi presidencia, borraré del registro nacional las miles de regulaciones y órdenes ejecutivas que dan gran poder a los empleados federales aun a raíz de la constitución. Ordenaré a HomeDepot un cargamento de lápices para vetar toda la legislación violatoria de la constitución, o de irresponsable gasto del gobierno."

"Enviaré al congreso un presupuesto que reduzca su tamaño a la mitad y la magnitud del gobierno a sus límites constitucionales."

¿Cual es el pensamiento de Ron Paul?

Seguro Social
Los políticos tradicionales piensan la gente es inepta y no pueden sobrevivir por sí mismos. Por ello, y otros motivos, pretenden mantenernos encadenados a sistemas esclavistas como el Seguro Social. El único desacuerdo entre ellos, es la cantidad de tu dinero a expropiar para seguir manteniendo el poder que han secuestrado a la sociedad civil.

Yo creo en la grandeza del ser humano y en su habilidad natural para manejar sus asuntos personales. Quiero quitarte las cadenas y liberarte de esa prisión llamada Seguro Social y su sindicato corrupto, de inmediato y para siempre. Quiero vender todos los activos federales anticonstitucionales congelados y sin producir, para proporcionar cuentas de retiro a los dependientes atrapados sin salida, y así el resto puedan liberarse de ese pantano de esclavitud.

Autoprotección
Los criminales siempre estarán armados aun si tienen que robar, contrabandear o fabricar esas armas. Las leyes para el desarme de la sociedad, no tienen efecto sobre el crimen y solo hacen más difícil el que la misma gente se pueda proteger. Los burócratas quieren más legislación para controlar lo incontrolable. Yo quiero derogar todas esas leyes para que la gente no esté en desventaja con los criminales. Un testigo de la masacre de Virginia Tech afirmaba: Si yo hubiera tenido un arma, podía haber salvado más de 20 vidas."

Drogas
¿Existe la posibilidad de que un miembro de tu familia muera en un fuego cruzado entre bandas de narcotraficantes? ¿Podría tu hijo ser seducido por las jugosas ganancias que producen la venta de drogas y terminar en prisión? Si aceptas que esta guerra es peligrosa para tus hijos, para tu barrio, tu ciudad, tu país, enviando a prisión gente que no pertenece ahí, expropiando la actividad de farmacias y doctores para entregarla a feroces criminales—al ir en busca de las respuestas a esta caótica situación, no las encontrarás en los políticos.

Yo quiero terminar esa guerra y traer paz a las comunidades reservando las prisiones para los violentos criminales que agredena la sociedad. El 80% de los habitantes en prisiones, son no violentos usuarios o pequeños traficantes que le cuestan al estado cerca de 100 billones de dólares.

Educación
Los políticos piden más dinero para un sistema en vergonzosa crisis. Quieren también extender los destructivos programas de educación pública a la esfera privada, emitiendo vales que obligarían a las instituciones privadas a seguir sus venenosas reglas. Yo quiero al gobierno fuera de la educación y derogando el impuesto sobre la renta, tú tengas dinero suficiente para sufragar la mejor educación de tus hijos.

Relaciones Internacionales
Los burócratas piensan tu hijo debe ser parte de sus planes para la vigilancia del mundo. Han creado la más grande ofensiva de la historia capaz de eliminar países, abusar de pequeñas naciones obligándolas para que acepten sus términos, imponiendo derechos humanos que no existen en nuestro país. Yo quiero reducir esa ofensiva asumiendo sólo la defensiva. No quiero que tus hijos combatan y mueran en guerras lejanas. No quiero terroristas atacándonos como forma de venganza por los actos del gobierno. Quiero restablecer la política de Jefferson de amistad con todo el mundo y puertas abiertas para los hombres de buena voluntad.

Gobierno, Economía, Impuestos
Los burócratas quieren mantener ese gobierno agigantado y sólo lo pueden hacer exprimiendo a los ciudadanos con impuestos. Yo quiero derogar el impuesto sobre la renta. El país vivió y prosperó sin él durante más de 100 años, pero desde su establecimiento en 1913, el gobierno se ha convertido en ese monstruo de mil cabezas. Yo quiero un gobierno federal limitado a sus funciones constitucionales que dicta la defensa nacional, el orden judicial y otras pequeñas actividades las que, con las tarifas e impuestos existentes, se podrían sostener sin problema.

No más impuesto sobre la renta o sobre ingresos. No más reportes federales y contabilidades especiales. No mas reportes fiscales…..No mas IRS.

¿Por qué le temerán a Ron Paul?

¿Por qué le temen a Ron Paul?




“Analizando piezas del acontecer mundial, podemos captar chispazos de los vapores emitidos por el complicado potaje al que peligrosamente hierve el mundo. Uno de esos chispazos, se presentó hace unos días en el debate de los candidatos republicanos a la presidencia de los EU.”

RICARDO VALENZUELA
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Creo todos estaremos de acuerdo que, durante los 7 años transcurridos de este siglo, el mundo ha cambiando de forma más dramática que los primeros dos mil de la era cristiana. El aniversario siete del ataque a las torres gemelas de Nueva York, es un triste recordatorio de la tensa capa arropando al mundo luego que los EU sufrieran tal agresión. Sin embargo, las últimas semanas, vía conducta de los mercados financieros, la conciencia colectiva de la humanidad parece estar enviando un mensaje que nadie capta.

Monday, July 18, 2016

Estatismo y Libertad – Aplicando el Mensaje

por


Cuando se escribe sobre eventos recientes desde el punto de vista anarquista libertario, sea con un enfoque político, geo-político o incluso retorico, surge una dificultad:  Cada que los principales medios de comunicación y la blogosfera se enfocan en los problemas del estatismo, como es de esperarse, el debate se centra en soluciones estatistas. Hablando solo por mí, como un libertario anarquista, se vuelve muy difícil aplicar los principios libertarios al debate político promedio, especialmente cuando se trata de asuntos que solo ocurren en un mundo dominado por el estado, como podría ser la inmigración. Escribí éste artículo, discutiendo un viejo ensayo de Walter “no me digas Doctor” Block sobre la inmigración. Él muestra acertadamente que nuestras fronteras son arbitrarias y que sin ellas no hay tal cosa como inmigración o emigración, todo se vuelve simplemente migración.


Aceptar y escribir acerca de esa teoría, como creo que muchos anarquistas libertarios hacen, yo incluido, no se presta para una difusión productiva del mensaje de la Libertad. Hago ésta aseveración basándome en la evidencia de mi propia vida; yo fui traído al mensaje de la libertad gracias a aplicaciones bien meditadas de la teoría política libertaria con respecto a eventos actuales. El gran éxito de las campañas de concientización de Ron Paul está basado precisamente en su habilidad de hacer justo eso; aplicar la teoría libertaria a asuntos actuales. Creo que todos podemos estar de acuerdo en que funcionó, dejando la presidencia a un lado.
No estoy sugiriendo que los hombres y mujeres valientes y con buenos principios que incansablemente trabajan en difundir el mensaje de la libertad deberían hacer sus principios a un lado. Sin embargo si estoy sugiriendo que deberíamos juntar nuestras cabezas y trabajar para incorporar más teoría libertaria al “mainstream”. Como cualquier bloguero sabe, las visitas a los sitios suelen aumentar dramáticamente cuando éste método se pone en práctica. Las corrientes principales de Demócratas y Republicanos que podrían estar interesadas en teoría libertaria son más propensos a leer artículos que discutan asuntos que ellos consideran que son importantes, pero desde un punto de vista libertario.
Debemos ser honestos con nosotros mismos, hay muchos asuntos que los Demócratas y Republicanos de las corrientes principales (MD&Rs) consideran importantes que en realidad son solo farsas para distraerse de los asuntos que verdaderamente importan. Como anarquistas libertarios entendemos que el problema subyacente en la mayoría de estos asuntos es el estado mismo. Sin embargo, es improbable persuadir a los MD&Rs, basándose en la información recientemente filtrada del NSA, de abolir al estado completamente bajo la teoría de que todos los gobiernos son parasitarios y condenados a convertirse en tiranías. Sin embargo la posición del libertario minarquista sobre la secrecía del gobierno es más atractiva para cualquiera, incluyendo los MD&Rs. Esa postura siendo que: Un gobierno para y por la Gente no tiene derecho a tener cortes secretas, leyes secretas ni vigilancia sin límites sin una orden previa.
Un anarquista libertario no sacrifica sus principios promoviendo aplicaciones minarquistas libertarias al mundo estatista en que vivimos. Debemos pelear hacia la libertad, y salirnos de los debates políticos populares basándonos estrictamente en el anti-estatismo en su forma más pura no puede ayudar a difundir el mensaje de la libertad.
Muchos anarquistas libertarios probablemente responderán con un abrumador pesimismo que es difícil de resistir, y hasta hace poco yo me sentía de la misma forma;  “La idea de que el dominio del estado es tan agobiante que difundir el mensaje de la libertad en éste punto de la historia es inútil”.
Es ahora que he cambiado de perspectiva. Comprendo la apabullante sensación de temor al enfrentarse solo y de frente con el Leviatán. Hay muchos en el movimiento con deseos de dejar los Estados Unidos. Yo no soy uno de ellos. Me niego a permitir que un montón de criminales, que seguramente ni siquiera conocen mi ciudad, me expulsen fuera de las montañas donde nací y fui criado. Llámenle deseos de “hundirme con el barco”, y tendrán razón. Mientras tanto difundir el mensaje de la libertad es el equivalente a construir botes salvavidas. Si queremos escapar de éste naufragio que llamamos estado, debemos preparar esos botes salvavidas de libertad.

Estatismo y Libertad – Aplicando el Mensaje

por


Cuando se escribe sobre eventos recientes desde el punto de vista anarquista libertario, sea con un enfoque político, geo-político o incluso retorico, surge una dificultad:  Cada que los principales medios de comunicación y la blogosfera se enfocan en los problemas del estatismo, como es de esperarse, el debate se centra en soluciones estatistas. Hablando solo por mí, como un libertario anarquista, se vuelve muy difícil aplicar los principios libertarios al debate político promedio, especialmente cuando se trata de asuntos que solo ocurren en un mundo dominado por el estado, como podría ser la inmigración. Escribí éste artículo, discutiendo un viejo ensayo de Walter “no me digas Doctor” Block sobre la inmigración. Él muestra acertadamente que nuestras fronteras son arbitrarias y que sin ellas no hay tal cosa como inmigración o emigración, todo se vuelve simplemente migración.

Thursday, June 23, 2016

Seguridad y autogobierno, Ron Paul

Seguridad y libertad
Artículo escrito por Ron Paul 
Los asesinatos sin sentido y terribles de la semana pasada en una sala de cine en Colorado recordó a los estadounidenses que la vida es frágil y hermosa, y no debemos tomar a la familia, amigos y seres queridos como algo para siempre. Nuestras oraciones están con las víctimas y las familias de los fallecidos. Como nación, debemos utilizar este terrible suceso para reunirnos con la determinación de crear una sociedad con unos valores de vida mejor.
También debemos hacer frente a la triste realidad de que el gobierno no nos puede proteger de todo daño posible. No importa cuántas leyes se hagan, no importa cuántos policías o agentes federales pongamos en las calles, no importa cuán a menudo controlemos Internet, una persona determinada o grupo aún puede causar un gran daño. Nosotros, como individuos somos responsables de nuestra seguridad y la seguridad de nuestras familias.



Por otra parte, es el papel de la sociedad civil y no gubernamental el construir una cultura de individuos responsables, pacíficos y productivos. El gobierno no puede imponer la moral o infundir esperanza en las personas con problemas. Los controles externos sobre nuestra conducta impuestos por el gobierno a través de leyes, policía y cárceles por lo general se aplican sólo después de un terrible crimen.
El autogobierno interno, por el contrario, es un regulador mucho más poderoso de la conducta humana que cualquier otra ley. Esta autonomía debe desarrollarse desde el nacimiento, en primer lugar por los padres, pero más tarde también a través de la influencia positiva de los familiares y los adultos. Más allá de la infancia, el desarrollo del carácter puede ocurrir a través de las instituciones religiosas, cívicas y sociales. En última instancia, el autogobierno no puede desarrollarse sin una base fundamental de la moralidad.
El gobierno, sin embargo, no es un agente moral. El Estado debe proteger nuestros derechos, pero no puede desarrollar nuestro carácter. Cada vez que se producen terribles crímenes, muchos estadounidenses es comprensible que exijan que el gobierno “hacer algo” para evitar hechos similares en el futuro. Pero este impulso reflexivo, casi siempre conduce a malas leyes y a la pérdida de la libertad.
¿Queremos realmente vivir en un mundo de controles policiales, cámaras de vigilancia y detectores de metales? ¿Realmente creen que el gobierno puede garantizar la seguridad total? ¿Queremos cometer involuntariamente todos los descontentos, de una persona perturbada, o alienada, que fantasea con la violencia? ¿O podemos aceptar que la libertad es más importante que la ilusión de seguridad proporcionada por el Estado?
La libertad no se define por la seguridad. La libertad se define por la capacidad de los ciudadanos a vivir sin la interferencia del gobierno. El gobierno no puede crear un mundo sin riesgos, ni de verdad queremos vivir en un lugar ficticio. Sólo una sociedad totalitaria, clamaría por una seguridad absoluta, como un ideal digno, ya que requeriría un control total del Estado sobre la vida de sus ciudadanos. La libertad tiene sentido sólo si seguimos creyendo en ella, cuando suceden cosas terribles y una falsa seguridad gubernamental nos atrae.

Seguridad y autogobierno, Ron Paul

Seguridad y libertad
Artículo escrito por Ron Paul 
Los asesinatos sin sentido y terribles de la semana pasada en una sala de cine en Colorado recordó a los estadounidenses que la vida es frágil y hermosa, y no debemos tomar a la familia, amigos y seres queridos como algo para siempre. Nuestras oraciones están con las víctimas y las familias de los fallecidos. Como nación, debemos utilizar este terrible suceso para reunirnos con la determinación de crear una sociedad con unos valores de vida mejor.
También debemos hacer frente a la triste realidad de que el gobierno no nos puede proteger de todo daño posible. No importa cuántas leyes se hagan, no importa cuántos policías o agentes federales pongamos en las calles, no importa cuán a menudo controlemos Internet, una persona determinada o grupo aún puede causar un gran daño. Nosotros, como individuos somos responsables de nuestra seguridad y la seguridad de nuestras familias.


Sunday, June 19, 2016

Ron Paul, Richard Cobden y los riesgos de oponerse a la guerra


Desde ya al menos el siglo XVIII, el liberalismo clásico y su variante moderna, el libertarismo, se han opuesto a la guerra excepto en casos de evidente autodefensa. Vemos claramente esta postura antibelicista entre los antifederalistas de los Estados Unidos del siglo XVIII (que se oponían a todo los ejércitos permanentes), en su expresión más famosa en el discurso de despedida de George Washington. Thomas Jefferson criticaba frecuentemente la guerra, aunque en movimientos típicos de Jefferson, actuó contra su propia ideología declarada en varias ocasiones.
Al otro lado del Atlántico, el liberalismo acabó consiguiendo importantes victorias en Gran Bretaña con el auge de la Liga contra las leyes de cereales a finales de la década de 1830. El jefe de la liga, un liberal radical llamado Richard Cobden llegó a la fama en la década de 1840 y hoy es conocido por su defensa activa del capitalismo de laissez faire como miembro de la Cámara de los Comunes, y también por su radical anti-intervencionismo en asuntos exteriores.



Durante un tiempo, su estrella política ascendió rápidamente, pero en el momento en que acabó la Guerra de Crimea, Cobden había quedado marginado tanto por la clase dirigente como por el público, entusiasmado tanto por el imperio como por la guerra.
Antes de la guerra, Cobden viajó a Europa como invitado de honor en conferencias internacionales de paz, al tiempo que defendía mercados libres, libertades civiles y libertarismo dondequiera que viajara. Pero al final, como ha pasado tan a menudo, su carrera política acabó por su oposición a la guerra y su rechazo a aceptar la propaganda nacionalista.
Igual que la crisis actual de Crimea, las crisis de Crimea de principio de la década de 1850 fueron causadas por poco más que los esfuerzos diversos de las llamadas grandes potencias para inclinar la balanza del poder a su favor. El principal de entre los que buscaban ese poder global era el Imperio Británico.
Pero ya en la década de 1830 los británicos estaban dominados por una serie de histerias nacionales espoleadas por varios expertos antirrusos que estaban obsesionados con aumentar y fortalecer el gasto militar británico en nombre de la “defensa” frente a los rusos.
Como es habitual para garantizar la defensa de la guerra, el argumento pro-militarista entre los británicos se basaba en perpetuar y aumentar los sentimos públicos nacionalistas de que los rusos era inusualmente agresivos y siniestros. Cobden, evidentemente mucho mejor informado sobre el asunto que el británico medio, publicó un panfleto sobre Rusia en 1836, considerando realmente los hechos de la política exterior rusa, a la que comparaba frecuentemente de forma favorable con respecto a la hiperagresiva política exterior empleada por el Imperio Británico.
Cobden empezaba comparando la expansión rusa con la expansión británica, señalando que “durante los últimos cien años, Inglaterra, por cada legua cuadrada de territorio anexionado por Rusia, por fuerza violencia o engaño, se ha apropiado de tres”. Y que entre los autodeclarados opositores a la conquista, los británicos no reconocían que “Si el escrito inglés regaña con indignación a los conquistadores de Ucrania, Finlandia y Crimea, ¿no pueden los historiadores rusos evocar recuerdos igualmente dolorosos sobre los súbditos de Gibraltar, el Cabo y el Indostán?
En un interesante paralelismo con la moderna crisis de Crimea, mucha  de la oposición a los rusos entre los militaristas británicos se basaba en la afirmación de que los rusos se habían anexionado porciones de Polonia en movimientos agresivos que se consideraban por los británicos como completamente injustificados. Sin embargo Cobden, entendiendo la historia de la región como algo más turbio que los claros pequeños escenarios pintados por los militaristas, reconocía que ningún bando es angelical y sin culpa y que muchos de los territorios “anexionados” estaban de hecho poblados por rusos que habían sido conquistados y anexionados antes por los polacos.
Los rusos, aunque sin duda eran hostiles hacia sus vecinos, estaban rodeados ellos mismos por vecinos hostiles, con los orígenes de los conflictos remontándose a décadas o incluso siglos. Los argumentos pueriles y simplistas de los militaristas británios, que defendían lo que se convertirían en un Imperio Británico global, despótico y racista, añadían poco valor a cualquier conocimiento público de las realidades en Europa Oriental.
Por sus esfuerzos por obtener una verdadera comprensión de los conflictos globales y por buscar una política de negociación y antinacionalismo, se declaró a Cobden antipatriota y amigo del gran enemigo ruso durante la Guerra de Crimea. Cobden, que había hecho probablemente más para avanzar sólidamente en la causa de la libertad que ningún otro en Europa hasta hoy, fue declarado amigo de los déspotas.
Las similitudes con la situación actual son, por supuesto, sorprendentes. Crimea, un área de lealtades éticas y nacionales muy ambiguas es declarada por Occidente como un territorio perpetuo de fuerzas antirrusas muy similar a las provincias orientales polacas, a pesar de la presencia de población altamente simpatizante con el gobierno ruso.
Además, el sucesor del Imperio Británico, Estados Unidos, con su sistema global de estados clientes y dictaduras peleles y territorios ocupados se declara a sí mismo capaz de mandar sobre una “invasión” rusa que, muy al contrario que la invasión estadounidense de Iraq, generó exactamente una baja reportada.
Sin embargo, como pasó con Cobden en el siglo XIX, apuntar simplemente estos hechos hoy te hace ganarte la etiqueta de “anti-estadounidense” o “pro-ruso”, como en el caso evidente de Ron Paul.
Como Cobden, Paul dedicó décadas a denunciar regímenes opresivos nacional e internacionalmente, solo para ser declarado ahora “pro-Putin”, “pacifista”, “antipatriota”  y “anti-estadounidense” por un grupo de ideólogos sin ningún interés por familiarizarse con el historial real de Paul, incluyendo sus denuncias, en el Congreso, de regímenes comunistas y sus advertencias acerca del deseo de Putin de expandir la influencia rusa en Afganistán.
Por supuesto, Rusia no ha sido el único objetivo. Para quienes puedan recordar el camino hacia la Guerra de Iraq en 2003, estoy debería parecerles un déjà vu, ya que muchos en aquel entonces, incluyendo algunos libertarios, afirmaron que los opositores a la invasión eran “pro-Saddam Hussein” por señalar que estaba claro que Iraq no tenía armas de destrucción masiva y que su régimen secular era probablemente preferible a la asesina oligarquía islamista que le ha reemplazado.
Paul sigue en buena compañía con gente como Cobden, H.L. Mencken, William Graham Sumner y prácticamente todos los miembros de la Liga Anti-Imperialista estadounidense, incluyendo a Edward Atkinson, quien animaba a amotinarse a los soldados estadounidenses en Filipinas. Eran opositores al militarismo con principios radicales, que se oponían a la violencia del gobierno con gran riesgo para sí mismos y sus reputaciones. Algunos libertarios estadounidenses modernos, por el contrario, muy lejos del alcance del estado ruso, dedican más bien su tiempo a decir lo que ya saben todos: Rusia no es un paraíso libertario.

Ron Paul, Richard Cobden y los riesgos de oponerse a la guerra


Desde ya al menos el siglo XVIII, el liberalismo clásico y su variante moderna, el libertarismo, se han opuesto a la guerra excepto en casos de evidente autodefensa. Vemos claramente esta postura antibelicista entre los antifederalistas de los Estados Unidos del siglo XVIII (que se oponían a todo los ejércitos permanentes), en su expresión más famosa en el discurso de despedida de George Washington. Thomas Jefferson criticaba frecuentemente la guerra, aunque en movimientos típicos de Jefferson, actuó contra su propia ideología declarada en varias ocasiones.
Al otro lado del Atlántico, el liberalismo acabó consiguiendo importantes victorias en Gran Bretaña con el auge de la Liga contra las leyes de cereales a finales de la década de 1830. El jefe de la liga, un liberal radical llamado Richard Cobden llegó a la fama en la década de 1840 y hoy es conocido por su defensa activa del capitalismo de laissez faire como miembro de la Cámara de los Comunes, y también por su radical anti-intervencionismo en asuntos exteriores.


Tuesday, June 14, 2016

El precedente del dólar de Ron Paul



El 14 de noviembre de 2007, agentes federales entraron en las oficinas centrales de una compañía llamada NORFED, National Organization for the Repeal of the Federal Reserve Act and Internal Revenue Code, y se incautaron de sus existencias de oro, plata y cobre, buena parte en forma de monedas mostrando la imagen del congresista de EEUU Ron Paul, de Texas, candidato a la nominación a Presidente de Estados Unidos.
La orden de registro para esta acción alega fraude y lavado de dinero y una declaración de apoyo se refería a las provisiones del Código de EEUU que prohíben la emisión de cualquier moneda destinada a circular como dinero y de cualquier cosa que tenga el aspecto de la moneda de Estados Unidos.
Los detalles del caso son complicados, pero hay dos asuntos de los que puedo ocuparme sin referirme a las acusaciones y contraacusaciones. ¿Cómo es que el gobierno de EEUU tiene el poder de prohibir a la gente usar formas alternativas de dinero (es decir, la primera provisión) y cómo se puede decir que las monedas de la NORFED tienen el aspecto de las de Estados Unidos (la segunda)?



Desde 1934 hasta 1975, estaba prohibido a cualquier estadounidense poseer oro en bruto. Antes de 1934, se pensaba que el Congreso de EEUU no tenía poder para hacer algo ilegal. Por tanto, los prohibicionistas necesitaron en su momento una enmienda constitucional que eliminar nuestro alcohol. Pero, en 1934, el Tribunal Supremo de EEUU decidió, por 5 votos a 4, que el Congreso sí podía hacer ilegal el oro.
Es más, en esta sentencia y otras posteriores, el Supremo decidió que el Congreso podía prohibirnos usar monedas de oro o plata, como las que podrían emitir gobiernos extranjeros o cecas privadas, o billetes emitidos por bancos privados o incluso firmar contratos financieros denominados en oro o en cualquier divisa extranjera o en cualquier forma de indexación. No sólo el gobierno federal podría decidir cuál es la “moneda de curso legal” sino también cuál es la única “unidad de cuenta” y “medio de intercambio” legal. Estos poderes no se encuentran en la Constitución, pero son parte de lo que el Juez Presidente John Marshall, hablando en nombre del Supremo, decía que era el “poder propio” del gobierno.
El que la emisión de cualquier dinero deba ser prerrogativa única del gobierno es algo que ha sido controvertido durante mucho tiempo. Los defensores de un gobierno limitado siempre han argumentado que el dinero debería ser algo de valor, como un material independiente de su uso monetario, aunque muchos han admitido un papel del gobierno en atestiguar el peso y calidad de las monedas y la solidez de los bancos. Los defensores del gran gobierno, por el contrario, siempre han defendido el dinero fiduciario.
En la Grecia antigua, podemos encontrar estas posiciones en los escritos de Platón y Aristóteles. Platón, que defendía la dictadura del “rey filósofo”, decía, en Las leyes, que el dinero de un estado debería consistir en cosas “sin valor para el resto de la humanidad”. En otras palabras, el estado debía crear dinero fiduciario. Además, para obligar a la gente a utilizar sólo su dinero fiduciario, “a ninguna persona privada [se le debería] permitir poseer oro o plata”.
En ese momento, las monedas emitidas por los tiranos de Grecia normalmente consistían en finas tiras de cobre o monedas de metales preciosos. En el caso de la colonia griega de Siracusa, durante el gobierno del tirano Dionisio, que pudo haber sido asesorado por Platón, el dinero consistía en monedas de hojalata. No aceptar esas monedas por su valor facial se castigaba con la muerte. A pesar de esta amenaza terrorista, los estados que imponían sus monedas envilecidas al pueblo sufrían la inflación y sus males asociados. Así, el comediógrafo griego Aristófanes, en Las ranas, decía que “En nuestra República, se prefiere a los malos ciudadanos a los buenos, igual que circula la mala moneda y desaparece la buena”.
Por el contrario, Aristóteles en su Política decía que el dinero debía ser “algo intrínsecamente útil y fácilmente aplicable a los propósitos de la vida, por ejemplo, hierro, plata o similares”. Aristóteles fue asombrosamente visionario acerca del dinero. Defendía el dinero en especie a pesar de reconocer que estaba sujeto a fluctuaciones en valor respecto de otros bienes. En su Ética escribía “por supuesto, también [el dinero en especie] es susceptible de depreciación, pues su poder adquisitivo no es siempre el mismo (…)” (Yo debería apuntar que las fluctuación del dinero en especie son modestas en comparación con las fluctuaciones habituales, siempre a la baja, del dinero fiduciario). Tan dedicada estaba la ciudad-estado de Atenas al dinero en especie que parece que incluso las falsificaciones de sus monedas tenían que ser aceptadas siempre que contuvieran la plata requerida.
En el momento de la fundación de Estados Unidos, la disputa sobre la moneda era, para muchos, un asunto muy importante. Varias de las colonias se habían quejado bajo el poder del rey acerca de la emisión de papel moneda. A causa de la Ley de Moneda de 1764 y otras, a las colonias se les restringía la cantidad a emitir. Así que, al declarar su independencia, estas colonias (ahora estados) y el Congreso Continental procedieron rápidamente a emitir papel moneda y, por supuesto, engendraron una hiperinflación. Incluso después del repudio de este papel moneda y el aseguramiento de la paz, una serie de estados volvieron a sus métodos inflacionistas. Aunque no es muy conocido, fue esta segunda ola de inflación, y no la inflación de la Guerra de Independencia, la que estuvo entre las principales motivaciones para diseñar “una unión más perfecta”.
Bajo la consiguiente Constitución de EEUU, a los estados se les prohibió hacer moneda de curso legal a algo distinto del oro o la plata y además se les prohibió emitir billetes (es decir, papel moneda) e interferir en los contratos. Se dio al gobierno federal el poder de acuñar moneda y regular así el valor. También se le dio el poder de pedir dinero prestado.
En ese momento, nadie pensaba que el poder de acuñar moneda fuera un poder otorgado en exclusiva. De hecho, había tres bancos privados (los bancos de Norteamérica, Nueva York y Massachussets) que estaban emitiendo papel moneda (muchos otros lo harían también más tarde) y una amplia variedad de comerciantes privados emitía moneda fraccionaria en forma de monedas de cobre y billetes de baja denominación (shinplasters). Ninguna de estas monedas emitidas privadamente era de curso legal y todas circulaban voluntariamente. Además, casi todas las monedas de oro y plata que circulaban en el país eran españolas y de otros países. Lo que se discutía, en el momento de la fundación, era si el gobierno federal podía privilegiar a un banco.
Es conocido que Alexander Hamilton decía “sí”, pues sería “necesario y adecuado” gestionar la enorme deuda de la Guerra de Independencia de Estados Unidos; Thomas Jefferson decía “no”, pues el dinero podía pedirse prestado directamente a prestamistas o mediante bancos contratados por el estado. George Washington, siguiendo el consejo de James Madison, se alineó con Hamilton. Más tarde, cuando se liquidó la deuda de la Guerra de Independencia y el Congreso quiso aumentar el privilegio del banco privilegiado federalmente, Madison dijo, como Presidente, que como el gobierno federal ya no estaba en deuda, no era “necesario y adecuado” un banco privilegiado federalmente. Estas circunstancias hacían inconstitucional la ley que extendía el privilegio de este banco, por lo que vetó la propuesta.
En contra del pensamiento de Madison, el Tribunal Supremo, en una serie de decisiones, expuso que los poderes monetarios del gobierno federal estaban incluidos en el “poder inherente” del gobierno y en poderes ejercidos por todos los “gobiernos civilizados” no negados al gobierno federal. La idea de que el gobierno tiene “poder inherente”, por supuesto, es un anatema para los libertarios, como lo es la doctrina de que los funcionarios tienen “poderes implícitos”. Cualquier poder que tenga el gobierno, más allá del que el pueblo ha consentido, no es inherente ni implícito, sino que se ha tomado por la fuerza.
No es necesario (no digamos descorazonador) recordar la historia monetaria del país. No hace falta decir que durante el curso de esta historia, el gobierno federal tomó cada vez más poderes monetarios de forma que, hoy, nuestras disposiciones monetarias serían irreconocibles para cualquiera de los fundadores. En particular, nuestras monedas son feas piezas de nada y un constante recuerdo de nuestra degradación. Por citar al profeta Isaías: “han convertido vuestra plata en metal sin valor”.
De 1789 a 1934, una onza de oro equivalía a 20 dólares de EEUU. Luego, con el fin de “reflacionar” el nivel de precios, Franklin Delano Roosevelt pidió al Congreso devaluar el dólar para que una onza equivaliera a 35$, a lo que accedió el Congreso. Y desde 1934, hemos sufrido una inflación continua, a veces a un ritmo rápido y a veces lento, a veces oculto por controles de precios y salarios y el precio de una onza de oro está ahora en torno a 800$ (actualmente en 2011 está a 1745 $).
Avanzando rápidamente varias décadas desde 1934, durante la década de 1970, gracias en buena parte a Jesse Helms, que era en ese momento Senador por Carolina del Norte y el entonces bastante joven congresista de Texas Ron Paul, se derogó la ley que prohibía la posesión de oro por los estadounidenses. Poco después de que nos permitieran poseer oro (gracias, maestro), el Congreso nos permitió asimismo indexar nuestros contratos financieros (gracias otra vez, maestro). Así que Sunshine Mining emitió bonos indexados a la plata y otros prestamistas privados le siguieron con bonos ligados a otros materiales y al Índice de Precios del Consumo. Sin albergo, había una serie de insistentes preguntas acerca de la legalidad de estos bonos ligados a los precios. Durante la década de 1990, el propio Tesoro de EEUU emitió bonos indexados al IPC y la legalidad de los bonos indexados dejó de ponerse en duda.
Poco después de levantarse las limitaciones sobre el oro y la indexación, se permitió a los bancos ofrecer a los clientes cuentas denominadas en oro, cosa que hizo el Republic Bank of New York. Y, durante la década de 1990, además se autorizó a los bancos a ofrecer cuentas en divisas extranjeras y hoy lo hacen un número creciente de éstos (pero esto es a causa de la globalización, no por preocupaciones acerca de la inflación).
Así que debería estar claro que es legal que individuos, bancos y otros posean monedas de Ron Paul para intercambiarlas con otros como quieran y por cualquier razón que acuerden, hacerlo transfiriendo físicamente la posesión o por papel o transferencia electrónica de monedas en cuentas de depósitos y realizar depósitos de monedas en cuentas. Lo que es ilegal, por razón de la Sección 486 del Capítulo 25 de la Parte I del Título 18 del Código de EEUU, es fabricar, entregar o dar cualquier moneda de metal, incluso de diseño original, pretendiendo que circule como moneda actual. Además de la acción de los federales contra el acuñador privado de monedas de Ron Paul, está el asunto de emitir monedas que se parezcan a las emitidas por el Tesoro de EEUU y puede haber asimismo asuntos de fraude como sucede en las estafas.
Respecto del asunto de si las monedas emitidas por NORFED se parecen a las emitidas por el Tesoro, en la declaración que apoyaba la orden de registro por la que el FBI entró en las oficinas de NORFED, se dice que las monedas imitan a las de Estados Unidos. Por ejemplo, se muestra una moneda de diez centavos con la imagen de Franklin Delano Roosevelt en una cara y tres fasces en la otra. Respecto de los símbolos, las monedas de NORFED anteriores a la de Ron Paul mostraban imágenes de Columbia, la diosa de la Libertad, y por tanto se parece a las acuñaciones históricas de Estados Unidos y las monedas de oro conmemorativas emitidas por el Tesoro de EEUU bajo una ley escrita por el congresista Ron Paul. Estas monedas de oro conmemorativas tienen el estatus de moneda de curso legal por parte del Congreso de EEUU, que hacen antieconómico su uso como dinero (por ejemplo, la moneda de una onza tiene un valor legal de 20$), son vendidas por el Tesoro a precios mucho mayores y por tanto no son realmente parte de las acuñaciones actuales de los Estados Unidos.
En términos de palabras, la acuñación de Estados Unidos muestra las palabras “Liberty”, “United States of America”, “In God we trust” y “E pluribus unum”. Las monedas anteriores a Ron Paul de NORFED muestran las palabras “Liberty”, “USA” y and “Trust in God”.
Aunque no se explica en la declaración, sabemos que la acuñación de Estados Unidos consiste en muchas piezas de basura, realizadas con cinc o plomo o cualquier metal base que el gobierno encuentre por ahí en el centro de reciclaje y pulido para que parezca plata. La moneda de NORFED se parece a una moneda estadounidense en parte porque la moneda de NORFED está hecha de plata y la estadounidense está pulida para que parezca de plata.
Respecto de cómo se parecen la totalidad de las imágenes, palabras, tamaño, peso y tacto de las monedas de NORFED a las de Estados Unidos, el asunto (me parece) podría haberse resuelto sin irrumpir en los negocios de la empresa. Cuando el Tesoro de EEUU enviara un aviso a la compañía para que renunciara, está presentaría un recurso en los tribunales buscando un requerimiento judicial permanente. Pero en lugar de seguir este camino, los federales simplemente aparecieron y cerraron la empresa.
Hay quien ha dicho que alguna gente que compró la moneda de plata de Ron Paul se vio defraudada porque compraron algo que valía 10$ en plata al precio de 20$. Mientras que hay maneras de comprar monedas de oro y plata con sobrecostes muy pequeños (podrían llamarse “monedas lingote”), se sabe que la gente compra monedas conmemorativas con sobreprecios importantes sobre el valor de fundición. Los compradores de monedas conmemorativas, como las que muestran a la Torres Gemelas y a la Princesa Diana, ven en las monedas algo de valor emocional y están dispuestos a pagar una prima.
Este caso no trata realmente de la empresa o los detalles de sus prácticas concretas de negocio o de si podría haber engañado a sus clientes respecto de lo que compraban o hasta qué punto. Supongo que alguna gente piensa que es un tonto quien esté dispuesto a pagar un sobreprecio por una moneda de plata de Ron Paul, pensando que representa algo importante que una vez defendía este país. La historia está repleta de otra clase de tontos: los que creen que el papel moneda puede crear riqueza y que la moneda fuerte nos lleva al atraso. Debería decir que escribí el prólogo a un libro editado por el jefe de NORFED hace cuatro años, por el que recibí un certificado por una onza de oro con un valor marcado de 500$. En ese momento, el oro se vendía aproximadamente a 320$ la onza. Y En ese momento pensé que recibir el certificado era divertido. Ahora me pregunto qué están haciendo los federales con mi oro.

El precedente del dólar de Ron Paul



El 14 de noviembre de 2007, agentes federales entraron en las oficinas centrales de una compañía llamada NORFED, National Organization for the Repeal of the Federal Reserve Act and Internal Revenue Code, y se incautaron de sus existencias de oro, plata y cobre, buena parte en forma de monedas mostrando la imagen del congresista de EEUU Ron Paul, de Texas, candidato a la nominación a Presidente de Estados Unidos.
La orden de registro para esta acción alega fraude y lavado de dinero y una declaración de apoyo se refería a las provisiones del Código de EEUU que prohíben la emisión de cualquier moneda destinada a circular como dinero y de cualquier cosa que tenga el aspecto de la moneda de Estados Unidos.
Los detalles del caso son complicados, pero hay dos asuntos de los que puedo ocuparme sin referirme a las acusaciones y contraacusaciones. ¿Cómo es que el gobierno de EEUU tiene el poder de prohibir a la gente usar formas alternativas de dinero (es decir, la primera provisión) y cómo se puede decir que las monedas de la NORFED tienen el aspecto de las de Estados Unidos (la segunda)?


Bernie frente a Ron Paul: No hay comparación

Ron Paul and Bernie Sanders
El supermartes puede haber sido el principio del fin de la campaña de Bernie Sanders, pero las ideas que propalaba es probable que permanezcan durante bastante tiempo. Con algunos escritores comparando a Bernie con Ron Paul (no en términos de economía y filosofía, por supuesto, sino como candidatos insurgentes), me parece un momento oportuno para examinar el mensaje y legado de Sanders y compararlo con el de Ron.
Como Ron, Bernie sorprendió a todos los expertos con su éxito en financiación, encuestas y votos. De hecho Sanders ha tenido tanto éxito que  la campaña Hillary Clinton se ha reducido a un patético y poco convincente “yo, también”: ¡puedo ser como Bernie si eso es lo que queréis, catetos!
Bernie ha ganado mucho impulso por sus quejas de que Hillary es el tanque de Wall Street y los grandes bancos. Igualmente ha señalado los honorarios de seis cifras que Hillary ha obtenido de discursos dados a los grandes bancos.



Lo más que pudo hacer el ahora desventurado Bill Clinton en respuesta fue señalar que también se había pagado a Bernie por realizar discursos. Técnicamente, Bill tenía razón. Bernie había ganado dinero por hablar en público: unos abrumadores 1.800$ a lo largo del año. El año anterior, Bernie había ganado 1.300$ por hablar en público. Todo este dinero fue donado a caridad, como es obligado para los senadores de EEUU.
Es verdad que Bernie es mejor que Hillary en política exterior, pero cumpliendo la Ley de Rothbard (todos sse concentran en el área en que son peores), Bernie habla poquísimo sobre temas de guerra y paz. E incluso ahí, la coherencia y los principios  le son esquivos: apoyó el bombardeo de Serbia sobre Kosovo de Bill Clinton, una acción e terrorismo basada en propagando que rivalizaría con cualquier cosa que haya apoyado George W. Bush. Sanders está también a favor de la actual campaña de drones e incluso apoyó el F-35, uno de los mayores despilfarros de la larga y lamentable historia del Pentágono.
El principal legado de Bernie será haber resucitado la idea del socialismo en las mentes de muchos estadounidenses. Es un socialismo muy confuso, realmente. Los jóvenes que siguen a Bernie no parecen siquiera poder definir el socialismo, según encuestas recientes. Y de hecho la economía de Bernie en realidad es solo un híper-keynesianismo en lugar de un socialismo integral. Pero sugiriendo que los países escandinavos constituyen un modelo que Estados Unidos debería emular, ha impulsado la idea de que solo un cambio sistémico a gran escala en la dirección de un poder público enormemente acrecentado puede producir el tipo de sociedad que quieren los estadounidenses.
El capitalismo tendría que ser nuestra postura por defecto, ya que conforma las ideas morales básicas que adquirimos en nuestra juventud: mantener la palabra dada, cumplir los acuerdos, no tomar lo que no es tuyo y no causar ningún daño físico.
Pero gracias a años de propaganda contraria, el socialismo ha llegado a parecer a mucha gente como no simplemente una posición moralmente aceptable, sino clara y evidentemente deseable y superior a la alternativa capitalista. El mercado libre, están convencidos por lo que recuerdan de sus libros de escuela primaria, lleva al “monopolio” y la opresión.
Bernie habla como si el sistema estuviera manipulado contra el pueblo debido a la influencia de las empresas en el gobierno (un punto bastante justo, hasta aquí), pero es difícil tomar en serio su crítica cuando la solución propuesta es extender la influencia de la política sobre cada vez más áreas de la vida y aumentar los poderes y el ámbito del mismo gobierno al que se supone que está criticando.
La explicación de Sanders se basa en dos grandes afirmaciones históricas, ambas completamente falsas.
Primero, Sanders cree que hay que culpar al “capitalismo”  por el crash de 2008. Pero como saben los lectores de mises.org, la recesión, como la Gran Depresión antes que ella, vino precedida por años de expansión del crédito de la Reserva Federal. Según la teoría austriaca del ciclo económico, la rebaja artificial de los tipos de interés por debajo de los niveles del mercado libre pone en marcha un auge económico insostenible. La economía se pone en una vía que solo podría sostenerse si la disponibilidad de recursos reales fuera mayor de la que es realmente. Cuando el ahorro real y los recursos acaben resultando no existir en la abundancia que las intervenciones de la Fed hicieron que creer la gente, han de abandonarse proyectos y la falsa prosperidad se convierte en una recesión real.
Los seguidores de Sanders sin duda señalarían el gran número de malas hipotecas originadas por prestamistas privados. ¿Pero se habrían extendido estas hipotecas en primer lugar si instituciones como Countrywide no hubieran podido venderlas a las privilegiadas públicas Fannie Mae y Freddie Mac? Fannie y Freddie disfrutaban de ventajas fiscales y regulatorias y tenían una línea especial de crédito del Tesoro de EEUU, una línea de crédito que todos sabían que sería esencialmente ilimitada si hiciera falta.
Fue la tormenta perfecta: la política monetaria de la enloquecida Fed inyectó enormes cantidades de crédito adicional circulando por toda la economía y los diversos decretos y regulaciones públicos federales hicieron de la propiedad inmobiliaria un baratillo artificialmente atractivo para todo ese nuevo dinero. Cuando toda esta estructura desvencijada se vino abajo, el capitalismo (que nunca se aplicó en medio de toda esta locura regulatoria y de creación de dinero) recibió las culpas.
De hecho, ¿qué podría ser intelectualmente más sencillo que culpar al “mercado libre” por un fenómeno que un crítico no entiende? Ron Paul, por el contrario, en sus campañas presidenciales nunca se cansó de ir más allá de explicaciones superficiales para explicar lo que pasó realmente en el desastre de 2008 e identificar quiénes eran los culpables reales.
La otra parte del relato de Sanders (Escandinavia) es también frívola y equívoca.
De hecho, el primer ministro de la propia Dinamarca, Lars Lokke Rasmussen, finalmente tuvo que corregir las referencias a su país como “socialista” del senador de Vermont. “Me gustaría dejar clara una cosa”, dijo Rasmussen, “Dinamarca está lejos de ser una economía planificada socialista. Dinamarca es una economía de mercado”.
Aun así, no cabe duda de que Dinamarca tiene un gran sector público. Y está empezando a absorber su vida. Las diversas prestaciones danesas subvencionan la indolencia hasta un nivel absurdo e inmanejable. En los 98 municipios del país, adivinad cuántos tienen trabajando una mayoría de residentes. Si respondisteis tres, sabéis mucho más de Dinamarca que Bernie y sus seguidores.
Pasa algo similar con el resto de Escandinavia. Por ejemplo, el estado del bienestar de Suecia solo pudo desarrollarse debido a la riqueza creada por décadas de una próspera economía de mercado. La creación de empleos en el sector privado fue de anémica a inexistente en las décadas que siguieron a la expansión radical del estado sueco del bienestar. Y con respecto a Noruega, hay allí un montón de cosas “gratis”, si estás dispuesto a pagar un tipo fiscal efectivo del 75%.
La comparación de Bernie con Ron es así: ambos lanzaron campañas presidenciales insurgentes y contra el establishment con más de 70 años, sacudieron a los establishments de sus respectivos partidos y atrajeron a muchos seguidores jóvenes. Pero Bernie no es Ron.
Solo en lo externo: Bernie es un gruñón y es difícil trabajar con él; Ron es un caballero amable que siempre demostró su aprecio por las personas de su oficina.
Lo que es más importante, Ron pedía a sus seguidores que leyeran y aprendieran. Multitud de estudiantes de instituto y universidad empezaron a leer tratados densos y difíciles de economía y filosofía política porque Ron les animó a hacerlo. A los seguidores de Bernie no se les anima a esto. ¿Para qué? El programa electoral de Bernie simplemente regurgita las mentiras y prejuicios de sus jóvenes seguidores ya asimilados en la escuela. ¿Qué más hay que leer?
Por el contrario, los seguidores de Ron eran lo suficientemente curiosos como para escarbar por debajo de la superficie. ¿Es el estado realmente una institución benigna que puede proporcionarnos gratis lo que podamos demandar? ¿O podría haber factores morales, económicos y políticos en el camino hacia estos sueños utópicos?
Los seguidores de Bernie reclaman cosas materiales para ellos, para que se las entreguen a costa de extraños a los que se les ha enseñado a despreciar. Pero como el propio Ron (que como médico obstetra se opuso a las restricciones a las comadronas aunque hacerlo no le interesara materialmente), sus jóvenes seguidores adoptaron el mensaje de la libertad sin pensar en ventajas materiales.
No es difícil trabajarte una banda delirante de gente reclamando cosas de otros. Esas apelaciones derivan de los aspectos más básicos de nuestra naturaleza y siempre atraen a una masa. Es muy difícil, por el contrario, construir un ejército de jóvenes lo suficientemente curiosos intelectualmente  como para leer libros serios y considerar ideas que van más allá de la sabiduría convencional que aprendieron en la escuela acerca del gobierno y el mercado. Es difícil levantar un movimiento de personas cuyo sentido moral esté lo suficientemente desarrollado como para entender que aullar demandas y obligar a que se impongan por medio del arma del estado es el comportamiento de un matón, no de una persona civilizada. Y es difícil convencer a la gente de la idea contraintuitiva de que la sociedad funciona mejor y las personas son más prósperas cuando nadie está “al mando” en absoluto.
Aun así, Ron logró todo esto. Y por eso, cuando contraponemos al senador de Vermont con el congresista de Texas, los logros de Ron son mucho mayores y más históricos.

Bernie frente a Ron Paul: No hay comparación

Ron Paul and Bernie Sanders
El supermartes puede haber sido el principio del fin de la campaña de Bernie Sanders, pero las ideas que propalaba es probable que permanezcan durante bastante tiempo. Con algunos escritores comparando a Bernie con Ron Paul (no en términos de economía y filosofía, por supuesto, sino como candidatos insurgentes), me parece un momento oportuno para examinar el mensaje y legado de Sanders y compararlo con el de Ron.
Como Ron, Bernie sorprendió a todos los expertos con su éxito en financiación, encuestas y votos. De hecho Sanders ha tenido tanto éxito que  la campaña Hillary Clinton se ha reducido a un patético y poco convincente “yo, también”: ¡puedo ser como Bernie si eso es lo que queréis, catetos!
Bernie ha ganado mucho impulso por sus quejas de que Hillary es el tanque de Wall Street y los grandes bancos. Igualmente ha señalado los honorarios de seis cifras que Hillary ha obtenido de discursos dados a los grandes bancos.