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Saturday, September 3, 2016

La subida de tipos de interés de la Fed hará bajar las bolsas y los bonos

Los inversores esperan que, tras buenos datos, los tipos de interés en Estados Unidos suban, y por ello se anticipan vendiendo activos
Foto: La presidenta de la Fed, Janet Yellen.
La presidenta de la Fed, Janet Yellen.

Un profesor de econometría comentó una vez en clase: “Nunca he entendido por qué cuando sale un buen dato económico cae la bolsa”. Es cierto que esta paradoja genera perplejidad en mucha gente. El motivo no es otro que el que la concatenación de buenos datos reduce el exceso de capacidad productiva en una economía, lo que acerca el riesgo de inflación, y por lo tanto los bancos centrales anticipan dicho riesgo subiendo tipos de interés.
Los activos, ya sea un bono o una acción, se valoran descontando los flujos de caja que estos generan, con una tasa que tiene en cuenta los tipos de interés. Al subir los tipos, puede subir la tasa de descuento, por lo que el valor presente del precio del activo se reduce. Así, los inversores esperan que, tras unos buenos datos, los tipos de interés suban y, por ello, se anticipan vendiendo activos.
Si el profesor siguiera hoy vivo, este otoño volvería a sentir escalofríos con su paradoja.



Primero: el crecimiento económico se acelera. EEUU contempló cómo su economía creció tan solo un 1,1% el segundo trimestre, aunque en parte explicado por una fuerte reducción de inventarios; excluyendo ese efecto volátil, el crecimiento hubiera sido del 2,4%, con el consumo, principal componente del PIB, creciendo a un sólido 4,4%. Todo parece indicar que el tercer trimestre el crecimiento se dispara debido a la fortaleza del consumo, a su vez explicado por la creación de empleo, unos dos millones de nuevos puestos al año, y por la progresiva subida de salarios, cerca del 2,5%. Además, otros factores contribuyen a acelerar el crecimiento: a) la menor caída de la inversión, b) la aceleración del mercado inmobiliario, espoleado por la mejora de precios de casas (5,1%) y c) la subida de la construcción de nuevos hogares (que han alcanzado ya 650.000 unidades, el nivel máximo de los últimos nueve años). Como consecuencia de todos estos factores, la Fed de Atlanta estima que la economía puede crecer a un ritmo de un 3,5% el tercer trimestre.
Segundo: el mercado laboral se está sobrecalentando, lo que hace subir la inflación. El mes de julio, EEUU creó un cuarto millón de puestos de trabajo. La economía opera ya a pleno empleo (el desempleo es inferior al 5%), lo que se traduce en cada vez mayores subidas de sueldos. Así, por ejemplo, el desempleo entre universitarios se sitúa en el 2%, y las empresas solo pueden atraer trabajo mediante progresivas subidas de sueldos. El resultado es que los salarios por hora trabajada suben ya al 2,6%. Como consecuencia, la inflación subyacente se ha ido incrementando y se sitúa ya en el 2,2%, y en su variante PCE al 1,7% (hace poco, ambas magnitudes estaban por debajo del 1%), frente a un objetivo de la Fed del 2%. La Fed se fija no solo en la inflación, sino en la expectativa de inflación que presentan los consumidores. Esta ha subido a un año desde el 2,6% al 2,8%, y a largo plazo hasta el 2,6%. Si los consumidores perciben que la inflación sigue subiendo, demandarán más subidas de sueldos, con lo que se puede generar un círculo vicioso, lo que provoca la reacción de la Fed para evitar sus nefastas consecuencias.
Tercero: ha mejorado la coyuntura internacional. En esta columna, pronostiqué en mayo una subida de tipos antes de verano y me equivoqué. El motivo fue el Brexit, ya que la Fed no solo tiene en cuenta la evolución de la economía doméstica, sino también el trasfondo internacional, ya que el dólar es la moneda de reserva mundial y cualquier decisión sobre tipos provoca profundas consecuencias en muchas economías. Con todo, la evolución internacional ha mejorado mucho desde julio. Por un lado, las consecuencias del Brexit en la economía británica y europea han sido, hasta la fecha, apenas insignificantes, algo relevante si se tienen en cuenta las apocalípticas previsiones que se difundían antes de verano. A su vez, la evolución veraniega de los mercados financieros emergentes ha sido bastante benigna.
En la reunión de julio, dos miembros de los nueve con derecho a voto en el comité que fija los tipos de interés de EEUU defendieron una subida. Desde entonces, los acontecimientos expuestos en esta columna han evolucionado en la dirección clara para proporcionar argumentos para que los más indecisos ahora defiendan una subida. Como era de esperar, influyentes miembros con voto en el comité que fija los tipos de interés han avisado de que el mercado laboral es más importante que el PIB para fijar tipos, que la economía está en pleno empleo y que habrá subida de tipos antes de lo que el mercado piensa, y en el caso de Fisher (número dos de Yellen), no ha descartado dos subidas seguidas en 2016.
Con una bolsa cotizando a unos múltiplos sobre beneficios elevados y los mercados de bonos en la mayor burbuja de su historia, las consideraciones arriba expuestas presentan consecuencias formidables.
Cuando suben los tipos después de muchos trimestres de expansión económica, los precios de los activos acaban bajando, como algún día aprendería el consabido profesor de econometría.

La subida de tipos de interés de la Fed hará bajar las bolsas y los bonos

Los inversores esperan que, tras buenos datos, los tipos de interés en Estados Unidos suban, y por ello se anticipan vendiendo activos
Foto: La presidenta de la Fed, Janet Yellen.
La presidenta de la Fed, Janet Yellen.

Un profesor de econometría comentó una vez en clase: “Nunca he entendido por qué cuando sale un buen dato económico cae la bolsa”. Es cierto que esta paradoja genera perplejidad en mucha gente. El motivo no es otro que el que la concatenación de buenos datos reduce el exceso de capacidad productiva en una economía, lo que acerca el riesgo de inflación, y por lo tanto los bancos centrales anticipan dicho riesgo subiendo tipos de interés.
Los activos, ya sea un bono o una acción, se valoran descontando los flujos de caja que estos generan, con una tasa que tiene en cuenta los tipos de interés. Al subir los tipos, puede subir la tasa de descuento, por lo que el valor presente del precio del activo se reduce. Así, los inversores esperan que, tras unos buenos datos, los tipos de interés suban y, por ello, se anticipan vendiendo activos.
Si el profesor siguiera hoy vivo, este otoño volvería a sentir escalofríos con su paradoja.


Monday, August 29, 2016

La miseria del investigador venezolano en el socialismo del siglo XXI

Jhoner Perdomo señala las dificultades a las que se enfrentan los investigadores venezolanos: desde la dificultad de satisfacer necesidades básicas de cualquier personas hasta la falta de libertad científica.

Jhoner Perdomo es estadístico y candidato a PhD en Ciencias Sociales por la Universidad Central de Venezuela.
En cualquier sociedad y periodo de tiempo, donde un científico ejerza labores investigadoras, necesita de ciertas condiciones que le permitan crear conocimiento. Estas condiciones van desde la libertad científica y profesional, hasta las condiciones más complejas generadas desde el entorno propio —ubicación y tiempo— en el cual se encuentre el individuo.
En este sentido, un investigador venezolano, a diferencia de un investigador en cualquier universidad de un país con óptimas condiciones, no solamente carece de ciertos recursos que le permitan avanzar en sus líneas de investigación, como detallaremos posteriormente, sino que además ha retrocedido en necesidades tan básicas como la preocupación por la alimentación, en vez de concentrarse en una hipótesis de investigación. Inclusive, un científico podría estar más preocupado por conseguir una medicina que por inventarla. Es así, que no estaríamos hablando solo de las condiciones en las que trabajan los científicos venezolanos, sino además en cosas elementales en las cuales el científico desvía tiempo y dedicación.



Luego están esas otras condiciones que son propias de la labor científica, tales como las carentes oportunidades para poder acceder a las revistas científicas en línea donde algunos artículos son pagos y contienen publicaciones de interés más actualizadas, así como también la indisponibilidad de tener libros en físico recientes en las bibliotecas de las universidades y librerías científicas del país, costos que en ambos medios pueden variar entre 20 y 200 dólares, cuyos pagos deben ser desembolsados en divisas extranjeras, imposibilitado por el control cambiario.
Adicionalmente, los pagos de cuotas anuales correspondientes a las diversas instancias académicas internacionales a las cuales el investigador pertenece, tiene un costo para venezolanos que varía entre 20 y 175 dólares dependiendo de su condición. En mi caso, una de ellas es la Asociación Americana de Estadística (ID150786), a la cual no he logrado cancelar mi cuota anual. Estas redes son fundamentales ya que nutren al investigador, conectándolo con redes internacionales, foros de discusión y oportunamente con aspectos más actualizados en sus revistas científicas periódicas.
Así sucede también con las condiciones que tenemos los científicos que necesitamos exponer o participar con avances de investigación en eventos científicos internacionales. Desde el año 2014 a la actualidad, la posibilidad de participación en eventos académicos en el extranjero se ha complicado, las solicitudes de apoyo en Venezuela en cualquier instancia gubernamental, ya sea específicamente el Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (FONACIT) u otra, se ha complicado principalmente por los costos y la divisa en que se ofertan los pasajes aéreos. Es importante resaltar que desde el 2014 se inicia un conflicto aún vigente entre el Centro Nacional de Comercio Exterior (CENCOEX) y la liquidación de divisas del servicio aéreo internacional que generó una serie de limitaciones para el acceso a los boletos. Esto fue seguido por el incremento de la crisis nacional y la restricción de dólares. En este sentido, los costos solo pueden ser cubiertos por recursos propios, apoyo de instituciones del exterior o una combinación de ambos. Es lamentable que al final del día, la participación de Venezuela en eventos internacionales, está limitada a un grupo reducido y escaso de participantes, por lo menos en los eventos donde he participado y que por igual terminas representando a un país que no facilita representarlo.
Todas las condiciones propias de la labor científica descritas hasta el momento, ocasionan un aislamiento con ese mundo académico y científico exterior. Un investigador no puede estar aislado de todo lo que sucede en su área de investigación, esto solo genera atrasos enormes para la sociedad en la que se encuentra. Solo el intercambio de ideas, discusiones, las relaciones con otros, estar rodeado de mentores, colaboradores y competidores, será lo que permita potenciar la creatividad y generar nuevas ideas, al fin y al cabo “la creatividad es un proceso social” (Oppenheimer, 2014).
El investigador debe tener además la libertad científica y profesional, es decir, investigar en el campo que bien valora y que considera puede aprovechar al máximo su motivación, sus emociones y sus capacidades creativas de pensamiento para poder generar conocimiento. Esto ha sido frenado en los últimos años con las políticas científicas en el país. El gobierno ha desalentado el derecho a la propiedad intelectual. Venezuela posee el lugar más bajo en la región y uno de los más bajos del mundo, con significativo descenso en los últimos dos años, según describe este componente del Índice Internacional de Derechos de Propiedad. Las cifras de patentes otorgadas son inexistentes, según lo retrato en La Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología -Iberoamericana e Interamericana- (RICYT). En el último año han cerrado 101.282 empresas. Venezuela retrocedió en producción científica según describe en su artículo la Dra. María Victoria Fermín pasando de un 4,23% en 1996 al 1,36% en el 2014 para la región de América Latina y el Caribe, así como también el financiamiento para los proyectos de investigación no son convocados públicamente por el FONACIT desde hace 2 años. Lo anterior junto a otras condiciones nos ubican lamentablemente en un índice global de emprendimiento y índice global de innovación entre los más bajos del mundo.
No obstante, según cifras oficiales, hasta el 2013 se había venido incrementando el número de innovadores e investigadores registrados, así como los proyectos y productos generados en el país durante los últimos años, inclusive señalan que tenemos una inversión en Ciencia y Tecnología que se encuentra entre las más altas del mundo, desde que se ubicó en el 2006 en un 2,11% del PIB. Pero es importante aclarar que en el caso de innovadores e investigadores: registrados no significa acreditados o certificados, incluso las cifras de productos y proyectos tienen como fuente el Registro Nacional de Innovación e Investigación que no necesariamente pasan por ningún proceso de verificación, solo en el caso de aquellos que acredita el Programa de Estímulo a la Innovación e Investigación.
Pero es que además el problema de la investigación e innovación no solamente es recursos y mostrar “cifras”, es mucho más que eso. Oppenheimer (2014) relata que la estimulación a la inversión, no solamente debe ser el desembolso del gobierno, sino la estimulación de la propia empresa para poder generar conocimiento. En este caso la LOCTI fue una norma que inicio en el 2006 con ese avatar, las mismas empresas invertían en sus propios proyectos de investigación, pero las subsiguientes reformas de la ley dirigió todos los recursos a un gran pote llamado FONACIT, ente que concentró posteriormente todos los proyectos y recursos. Esto ocasionó un incremento en el encasillamiento de los investigadores, donde todos los proyectos debían y deben estar alineados a las llamadas “áreas prioritarias de Ciencia, Tecnología e Innovación y al plan de la patria vigente”. Como ciudadano, considero válido que la política sea direccionada a ciertas prioridades, pero tampoco debe servir esto como camisa de fuerza para direccionar la creatividad. Si esto sucede, terminaríamos en líneas de investigación del interés ideológico del gobierno, dejando a un lado aquellas líneas que el propio individuo valora y que motivan su potencia y su creatividad. Así se desvanece la llamada democratización de las actividades de ciencia y tecnología y aquí es válido rescatar el enuncio estratégico de Oppenheimer (2014) que expresa la importancia de derogar todas la leyes que generen daños y retrasos a la creatividad.
El investigador, según el gobierno nacional, es un individuo cuya labor tiene como fin contribuir a alcanzar la plena soberanía, y si lo que busca el gobierno es realmente una soberanía, estamos muy distantes de poder alcanzar esa utopía en las condiciones que nos encontramos. El aislamiento que tenemos, repercute en nuestra eficiencia. Oppenheimer (2014) menciona muy claramente que una de las estrategias nacionales que deben ser impulsadas es la “globalización de la innovación”, es decir, el contacto con aquellos que trabajan en líneas de investigación similares en cualquier parte del mundo, y con ellos los intercambios y la creación en conjunto son fundamentales. Pero es que inclusive los más recientes convenios y alianzas de nuestro país nos aleja de ese camino. Nuestro bastión de integración llamado ALBA, no aglutina buenos resultados en las políticas científicas en comparación con otras alianzas. En este sentido la innovación, sin duda, es un factor de progreso y donde la integración también es fundamental (Perdomo et al, 2016), por lo cual debemos re-direccionar y potenciar políticas científicas más eficientes.
Otro detalle importante que se debe mencionar es el acceso a las revistas científicas venezolanas para poder publicar los avances de investigaciones. Publicar en Venezuela también se ha convertido en un gran desafío, por lo que el investigador busca alternativas en el exterior. Recientemente me tocó postular un artículo a una revista científica nacional de ciencias sociales, y los mismos me indicaron que la revisión del artículo propuesto puede durar mínimo un año y luego de eso un año adicional para que salga publicado, es decir, mínimo dos años, si es que no tiene correcciones la propuesta de publicación por parte de los árbitros. Imagínense: ¿dónde está la lógica o el sentido de la investigación y su publicación? Si con ese tiempo quizás ya quedaría desfasada la vigencia de los resultados de esa publicación. Evidentemente esa es la consecuencia de la crisis: desde el papel, ausencia de árbitros, huelgas administrativas, hasta aspectos generales que se mencionan en este artículo.
Además de todo lo anterior, debemos sumarle al individuo la carga de la ansiedad, no solamente causada por la búsqueda de soluciones a sus problemas de investigación, sino también por la ya mencionada búsqueda de medicinas o alimentos, la sensibilidad a los acontecimientos políticos actuales, la delincuencia, la dificultad de trasladarse libremente con su material de trabajo de un lugar a otro, la violación de la autonomía, la degradación de las libertades, la escasa institucionalidad, la inestabilidad política, la corrupción y las expectativas futuras desalentadoras. Venezuela es el país de Latinoamérica con la percepción ciudadana que más cae entre 2013 y 2015 en cuestionar un gobierno que considera no trabaja para el interés de todo el pueblo y el país de Latinoamérica con el mayor deterioro del sentimiento nacional.
Para poder hacer uso de la información como derecho constitucional de cada uno de los venezolanos, nuestro país está entre los peores clasificados en el mundo según el índice de gobierno abierto. Esto es de particular interés para el investigador por la ausencia de estadísticas oficiales que le permitan el desarrollo de sus investigaciones. Además, podemos agregar cosas tan inocuas, pero a su vez relevantes, como un internet de baja calidad, paro de actividades en una universidad y encontrar una la biblioteca cerrada. Evidentemente y, como bien explica Oppenheimer (2014), el “entorno” de la innovación e investigación son importantes para potenciar la mente creativa. Bajo las condiciones descritas el investigador terminara espantado de un país que no le permite desarrollarse ni como científico ni cómo individuo, ya que todo lo mencionado afecta sus avances en investigaciones tanto como su vida personal. La consecuencia de esto puede ser la migración hacia lugares donde puedan potenciar su creatividad (Oppenheimer, 2014) y su propia vida. Una muestra de esto son los investigadores migrados, el llamado “tsunami de la fuga de cerebros”, “la ola intelectual” y la “migración sofisticada” de venezolanos de alta preparación que está siendo concedida a otros países del mundo.
Todo lo descrito hasta el momento, genera un ambiente inadecuado y condiciones miserables para poder lograr avanzar en una carrera científica. Quizás este sea el peor momento y contexto para quienes se dedican a esta labor. Evidentemente todo esto causa una merma en la producción científica y en la disposición de los investigadores. Por lo tanto, debemos reflexionar: ¿cómo un país puede progresar en estas condiciones?
Pero también como científico, como cientista social, me pregunto frecuentemente lo siguiente: ¿qué se puede esperar de un científico que pasa por todo esto? ¿Será que se puede comparar un científico venezolano, con algún otro de universidades con mejores condiciones? Evidentemente son situaciones particulares y bien diferentes, pero allí está el gran detalle quizás alentador para la reflexión. No debemos hacer pasar por este infierno de barreras e impedimentos al investigador venezolano, salvo que lo que se desee sea su postración y aniquilamiento.

La miseria del investigador venezolano en el socialismo del siglo XXI

Jhoner Perdomo señala las dificultades a las que se enfrentan los investigadores venezolanos: desde la dificultad de satisfacer necesidades básicas de cualquier personas hasta la falta de libertad científica.

Jhoner Perdomo es estadístico y candidato a PhD en Ciencias Sociales por la Universidad Central de Venezuela.
En cualquier sociedad y periodo de tiempo, donde un científico ejerza labores investigadoras, necesita de ciertas condiciones que le permitan crear conocimiento. Estas condiciones van desde la libertad científica y profesional, hasta las condiciones más complejas generadas desde el entorno propio —ubicación y tiempo— en el cual se encuentre el individuo.
En este sentido, un investigador venezolano, a diferencia de un investigador en cualquier universidad de un país con óptimas condiciones, no solamente carece de ciertos recursos que le permitan avanzar en sus líneas de investigación, como detallaremos posteriormente, sino que además ha retrocedido en necesidades tan básicas como la preocupación por la alimentación, en vez de concentrarse en una hipótesis de investigación. Inclusive, un científico podría estar más preocupado por conseguir una medicina que por inventarla. Es así, que no estaríamos hablando solo de las condiciones en las que trabajan los científicos venezolanos, sino además en cosas elementales en las cuales el científico desvía tiempo y dedicación.


Regresa la antieconomía

Manuel Suárez-Mier considera que han vuelto a dominar propuestas de política económica que anteriormente han derivado en crisis financieras.

Manuel Suárez-Mier es Profesor de Economía de American University en Washington, DC.
Cada vez es más frecuente oír propuestas de política económica que significan el regreso a recetas fallidas del pasado que llevaron a apagar el crecimiento de los países que las aplicaron y culminaron en crisis financieras, devaluaciones de la moneda y en arruinar a la población.
Este retorno a fórmulas fracasadas se da en varios ámbitos de la economía:



  • Elevar el salario mínimo por decreto con la tesis que ha habido un deterioro en su poder adquisitivo. El problema es que el incremento del salario real que no está respaldado por aumentos en la productividad del trabajo sólo lleva a un menor empleo en el sector formal de la economía, pues es obvio que no se aplica en su segmento informal, que emplea a más del 50% de la población económica activa.
  • Asegurar un ingreso mínimo universal (IMU) sin reparar en la circunstancia de los ciudadanos. Ésta ha sido una propuesta recurrente de populistas que no analiza el incentivo negativo a buscar empleo que conlleva y el alto costo fiscal que implica, que se estima en 20% del PIB para ofrecer un ingreso digno, más de lo que se recauda en México con todos los impuestos. Además, el IMU remplazaría toda la red de cobertura de seguridad social y subsidios a la población que existe, algo inaceptable para millones de derecho-habientes.
  • Combatir la inflación ya no es la prioridad de los bancos centrales, lo que había sido su principal, cuando no su único objetivo fijando metas inflacionarias, que en el caso del Banco de México son de 3%+/-1% y del Fed de 2%. Ahora resulta que hasta el FMI promueve elevar el nivel objetivo de la inflación, y remplazarlo con el crecimiento nominal del PIB, es decir su crecimiento real más la tasa de inflación. Ello significa que si la inflación fuera de 0%, la economía creciera al 1% y la meta fijada por el Fed para el crecimiento nominal del PIB fuera 5%, habría una brecha de 4% que justificaría expandir el crédito por cualquier medio posible hasta elevar la inflación a 4%. Tal política llevaría invariablemente a nuevas burbujas en el precio de los activos y renovadas crisis.
  • La autonomía de los bancos centrales debe abolirse pues con tasas de interés de cero o negativas, como ahora, su misión es comprar los instrumentos de deuda que emitan los gobiernos y las empresas. Esta receta refuerza la conclusión del párrafo anterior y de adoptarse llevaría a la debacle financiera.
  • Mayor gasto público deficitario para estimular economías con un crecimiento mediocre —EE.UU. y México— o inexistente —la mayor parte de la Unión Europea y Japón. El conflicto con esta receta es que no funciona, como lo hemos visto con los fallidos 26 “paquetes de estímulo” macroeconómico combinando mayor gasto deficitario y expansión monetaria, adoptados en Japón desde el colapso en su mercado de bienes raíces, que dio inicio al tenaz estancamiento que sufre ese país desde 1990.
  • Adoptar una renovada política industrial, cuya más reciente aparición fue el sorpresivo anuncio de la Primer Ministro británica Teresa May que asumiría una vigorosa política industrial, que se traduce en que el gobierno y no el mercado decidan el éxito de sectores económicos con tarifas a importaciones, exenciones de impuestos y subsidios. Es paradójico que la segunda mujer del Partido Conservador que preside el gobierno de su país tenga el propósito de derruir el exitoso legado de su predecesora Margaret Thatcher.
  • Cerrar la economía para proteger empleos en el sector manufacturero, como lo proponen los principales candidatos a la presidencia de EE.U. Claramente no se dan cuenta del daño terrible que causarían a su país y a la economía global con su promesa de cancelar o revisar acuerdos comerciales para “que beneficien a los trabajadores de EE.UU.”
Las siete propuestas antieconómicas elegidas en este texto, son sólo algunas de las descabelladas ideas que han ganado terreno y que discutiremos en futuras columnas.  

Regresa la antieconomía

Manuel Suárez-Mier considera que han vuelto a dominar propuestas de política económica que anteriormente han derivado en crisis financieras.

Manuel Suárez-Mier es Profesor de Economía de American University en Washington, DC.
Cada vez es más frecuente oír propuestas de política económica que significan el regreso a recetas fallidas del pasado que llevaron a apagar el crecimiento de los países que las aplicaron y culminaron en crisis financieras, devaluaciones de la moneda y en arruinar a la población.
Este retorno a fórmulas fracasadas se da en varios ámbitos de la economía:


Friday, July 22, 2016

Venezuela: Análisis económico de un país en crisis

Ernesto Selman y Rafael Fornet afirman que en Venezuela "El poder se ejerce sin tomar en consideración los principios económicos más básicos, como el respeto a los derechos de propiedad. Se estima que bajo el régimen de planificación centralizada se han expropiado o estatizado más de 50.000 propiedades entre fincas (pequeñas, medianas y grandes), industrias y comercios, entre otros, sin compensación por valor de mercado".

Ernesto Selman es Vicepresidente Ejecutivo del Centro Regional de Estrategia Económica Sostenible (CREES) en República Dominicana.
Aquí puede obtener el texto en formato PDF.
Introducción
Durante los últimos quince años en Venezuela se adoptó un sistema político con alto intervencionismo estatal en todos los ámbitos de la vida en sociedad, que sus promotores denominaron “Socialismo del Siglo XXI”. El orden institucional se tornó altamente discrecional para aplicar políticas populistas clientelares, ejerciendo un poder casi hegemónico por el uso de la fuerza o la amenaza del uso de la fuerza. Las libertades política, económica y civiles se han visto cada vez más restringidas, dado que el régimen ha interpretado, cambiado y acomodado la constitución y las leyes a los intereses del grupo gobernante. Esto ha provocado abuso de poder político, corrupción rampante, altos niveles de inseguridad ciudadana, escasez, inflación, restricción a los derechos de asociación y expresión, entre otros.



El régimen autoritario chavista ha concentrado el poder a través del control de las instituciones políticas y la toma de la economía mediante controles de precios y cambiarios, expropiaciones, la dirección del crédito y la explotación de la empresa estatal petrolera, entre otras medidas. En noviembre del 2013 entró en vigencia una Ley Habilitante otorgando poder casi ilimitado y discrecional al Presidente de Venezuela para emitir decretos con fuerza de ley. En definitiva, la concentración de poder se ha alimentado de sofocar los derechos individuales de los ciudadanos. Los venezolanos iniciaron protestas desde inicios de febrero del presente año que todavía siguen en pie. Lo que presenciamos es una crisis económica, social y política sin precedentes en ese país. No se vislumbra una salida fácil ni rápida, lo que implicará mayor deterioro de la libertad y, consecuentemente, una reducción en la calidad de vida de los venezolanos.
Violación a la propiedad privada
El poder se ejerce sin tomar en consideración los principios económicos más básicos, como el respeto a los derechos de propiedad. Se estima que bajo el régimen de planificación centralizada se han expropiado o estatizado más de 50.000 propiedades entre fincas (pequeñas, medianas y grandes), industrias y comercios, entre otros, sin compensación por valor de mercado. Durante los últimos 15 años se han expropiado empresas o sectores completos: electricidad, telecomunicaciones, banca y finanzas, petróleo y tecnología, entre otros. En noviembre de 2013 se estatizaron dos plataformas petroleras, alegando razones de utilidad pública y de interés “social”.
Bajo el régimen chavista, el Estado venezolano se convirtió en empresario, importador, comercializador y fijador de precios de los más diversos bienes y servicios. Sin embargo, la escasez de productos básicos está a la orden del día. La historia registra el desastre económico que significa una sociedad que fundamenta su economía en las directrices y manejo de los medios de producción desde el Estado.1
Con la justificación de que los emprendedores son malandros que sólo obtienen beneficios explotando al prójimo, el régimen chavista ha controlado gran parte de la economía; ha distorsionando el consumo, el ahorro, el crédito, la inversión y la producción. En febrero de este año, el Presidente de Venezuela se expresó de esta forma: “No me subestimen, sectores de la burguesía. Vamos a expropiar a quienes tengamos que hacerlo”. Esto se hace para combatir una “guerra económica” imaginaria que ha enarbolado el régimen chavista desde sus inicios para justificar sus acciones.
Ambiente de negocios
Desde los inicios del régimen chavista ha habido un ataque frontal a la economía de mercado, imponiendo trabas, barreras y altos costos ocultos que promueven cada vez menor inversión, producción, generación de empleos y de riquezas. El ambiente de negocios en Venezuela se ha deteriorado e introduce incertidumbre por las expropiaciones, censuras a la libertad de asociación y despilfarro de recursos que utiliza el régimen chavista para concentrar el poder a través del populismo y el clientelismo.
En publicaciones como Haciendo Negocios del Banco Mundial y el Informe de Competitividad Global del Foro Económico Mundial, Venezuela se sitúa como uno de los países con mayores trabas para hacer negocios. La embestida al funcionamiento de la economía de mercado es una de las principales razones de la crisis económica, social y política que vive Venezuela. Esto sucede porque los incentivos a incursionar en actividades económicas se desvanecen y se producen menor cantidad de bienes y servicios; se genera escasez que resulta en necesidades humanas insatisfechas. El desempleo de factores de producción implican menores salarios, alquileres e ingresos para diversos segmentos de la sociedad.
Como observamos en los cuadros No. 1 y No. 2, Venezuela se encuentra en posiciones muy desventajosas con respecto a la gran mayoría de países en el planeta con respecto al ambiente de negocios. En lugar de generar más riquezas, en Venezuela se han derrochado recursos limitados para la producción y han salido recursos financieros que podían traducirse en inversión de capital en ese país.
Cuadro No. 1: Informe de Competitividad Global 2013-2014
(148 países)
Indicador Posición
Fortaleza del mercado de bienes 148
Mercado financiero 135
Mercado laboral 148
Marco institucional 148
Fuente: Informe de Competitividad Global 2013.

Cuadro No. 2: Informe Haciendo Negocios 2014
(189 países)
Indicador Posición
Protección de los inversionistas 182
Trámites para comenzar un negocio 157
Pago de impuestos 187
Intercambio comercial 173
Obtención de servicio eléctrico 167
Fuente: Informe de Competitividad Global 2013.
El ataque a la economía de mercado sólo se ha utilizado para centralizar el poder y tratan de ejercerlo de manera hegemónica. Pero, debe reconocerse que hay mucha ignorancia con respecto a cómo funciona un sistema económico donde sólo se obtienen ganancias si se satisface a los consumidores (las masas) y en el cual, si los emprendedores no sirven a “las masas”, sufren pérdidas. El capital, el trabajo y los recursos de la naturaleza son factores de producción complementarios, donde uno depende del otro para lograr bienes y servicios que satisfacen necesidades humanas.
La historia demuestra que es imposible tratar de dirigir una economía a partir de una persona o un grupo de personas, dado que la información de los factores productivos disponibles, demandas y valoraciones de consumidores, entre otros, está dispersa entre miles y millones de personas.2
En un sistema económico que no se garantizan los derechos de propiedad no surge el sistema de precios que resuelve problemas de coordinación en la sociedad.3 Este sistema: (1) Promueve la producción de bienes que realmente valoran las masas; (2) coordina el mejor uso de factores limitados de la producción; y (3) permite coordinar la remuneración a los dueños de factores de la producción, incluyendo el factor trabajo (salarios). Si no funciona el sistema de precios, la coordinación de las actividades económicas se hace imposible; se sustituye el intercambio voluntario y pacífico por relaciones económicas conflictivas.
Un sistema de precios distorsionado, como el que existe en Venezuela, implica el despilfarro de recursos escasos y valiosos que pueden ser utilizados de mejor forma para satisfacer demandas y necesidades humanas. La mejor política social de cualquier gobierno es crear un ambiente de negocios que promueva la inversión, la producción, y la generación de más y mejores empleos productivos, redundando todo ello en más riquezas disponibles y una mejor calidad de vida.
Industria petrolera
Venezuela cuenta con las mayores reservas verificadas de petróleo en el mundo y los ingresos por venta de este producto representan la principal fuente de ingresos del Estado venezolano. En efecto, los ingresos petroleros representan un 65,7% de los ingresos fiscales; por esto, se señala que el Estado venezolano es un “Petro-Estado”. Por otro lado, las exportaciones petroleras representan 96,6% de las exportaciones totales de bienes, según datos del Banco Mundial. Estas variables evidencian la importancia que significa la industria petrolera para la economía venezolana y lo vulnerable que puede ser una sociedad cuando los que ostentan el poder se subrogan el derecho de disponer de esos recursos. Con instituciones débiles, la discrecionalidad, los privilegios y la corrupción forman parte de la ecuación en la industria petrolera que, dada su importancia, afecta a toda la sociedad.
La empresa que maneja la industria petrolera es la estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), que surgió en 1976 a partir de la nacionalización de esta industria en 1975. PDVSA ha sido la “vaca lechera” del régimen chavista para aplicar su política populista y clientelista. A pesar de representar un pilar de las finanzas públicas, se han dejado de realizar inversiones y mantenimiento a la infraestructura, trayendo como consecuencia una reducción de la producción diaria de crudo.4
La producción actual de PDVSA fue de unos 2,3 millones de barriles por día en abril del año en curso. Esto representa casi una tercera parte menos de la alcanzada en 1997, cuando se producía en torno a los 3,3 millones de barriles diarios.5 De los 2,3 millones de barriles por día, alrededor de 200.000 se exportaron a los países que suscriben el acuerdo de Petrocaribe y 800 mil barriles fueron consumidos localmente; los casi 1,3 millones de barriles diarios restantes se exportaron al resto del mundo. Las ventas de PDVSA a EE.UU. se han reducido al nivel más bajo en 28 años y buena parte de la producción se exporta a China para servir una deuda estimada en US$40.000 millones.
Con los altos precios del petróleo desde 20005 hacia acá, el régimen chavista no pudo acumular recursos en el Fondo de Estabilización Macroeconómica (FEM) debido a sus políticas populistas clientelares. La gasolina se vende al público a unos cinco centavos de dólar por galón, lo que representa un subsidio generalizado que aporta al déficit fiscal (en Venezuela, la gasolina es más barata que el agua embotellada). Este precio por debajo de los costos de producción representa un subsidio de más de $25.000 millones anuales.6
El déficit de PDVSA que ha generado una política populista y clientelar ha pesado sobre el desarrollo de la industria petrolera y aporta la mayor parte del déficit fiscal venezolano. Esta empresa ha sido una de las más afectada por la burocratización del Estado venezolano, ya que su nómina se ha incrementado de 34.000 trabajadores en 2003 a 104.000 en 2012.7 De hecho, la deuda de PDVSA con el Banco Central de Venezuela (BCV) hasta abril del presente año ha crecido un 399% con respecto a diciembre del 2011, situándose en $76.000 millones al tipo de cambio oficial.
Ingresos, gasto y deuda públicos
Uno de los factores claves para centralizar el poder en Venezuela es que el Estado obtiene casi dos terceras parte de sus ingresos de la renta petrolera (tributarios y no tributarios) y los ingresos fiscales por concepto de impuestos no-petroleros a ciudadanos representan sólo un 34,3% de los ingresos fiscales. Al no tener que cargar constantemente a los ciudadanos con mayores impuestos para financiar más gasto público, el despilfarro de recursos limitados se hace más fácil. El régimen chavista ha mantenido una política fiscal irresponsable en la medida que mayor gasto público deficitario se traduce en mayor deuda con acreedores en el exterior (principalmente China) y a lo interno (principalmente con el BCV).
Los déficit fiscales se han presentado a pesar del incremento del precio del petróleo, que resultó en mayores ingresos para el Estado. El problema se concentra en un gasto público improductivo, acompañado de transferencia de rentas a grupos particulares con mecanismos poco transparentes. También, subsidios generalizados como el del combustible y la electricidad, entre otros bienes y servicios básicos, implican un mayor gasto público. El resultado del alto gasto público deficitario se muestra en la Gráfica No. 1; para 2012 el déficit fiscal alcanzó 16,6% del PIB y se situó en 15,1% el año pasado.
La última información detallada que ofrece el Ministerio de Finanzas de Venezuela (2012) indica que el gobierno central tenia un déficit de 4,9% del PIB, explicando el 30% del total; los restantes 11,7 puntos porcentuales se explican por las instituciones autónomas y, principalmente, PDVSA. Altos déficit fiscales que implican cada vez mayor deuda pública en un país donde existe consumo de capital y no generación de riquezas se traduce en una senda de insostenibilidad económica; cuando ello se financia por emisión de dinero sin respaldo, la situación es más crítica porque genera una alta inflación de precios.
Gráfica No. 1

Fuente: Fondo Monetario Internacional.
Controles cambiarios
Los controles cambiarios han distorsionado las distintas actividades económicas en Venezuela desde hace más de 10 años. Los controles han promovido una mala asignación de recursos escasos en la economía hacia sectores, industrias y grupos preferidos del régimen chavista; el gobierno ha elegido ganadores y perdedores al asignar las divisas en el mercado.8 En Venezuela existe un complicado sistema cambiario que actualmente se compone de cuatro tipos de cambio:
  1. CADIVI (Bs. 6,3 por US$): En 2003 se creó la Comisión de Administración de Divisas (CADIVI) como mecanismo centralizado de oferta de dólares para controlar el tipo de cambio. Con las políticas monetarias y fiscal adoptadas, el tipo de cambio se sobrevaluó y fue obvio que los controles habían fracasado. Este tipo de cambio se utilizaba para ciertas importaciones de productos de primera necesidad, divisas para viajeros y estudiantes en el exterior.
  2. SICAD (Bs. 11,3 por US$): Debido a las distorsiones que crearon los controles cambiarios y la centralización del mercado de divisas, a finales del 2013 se creó el Sistema Cambiario de Divisas (SICAD). La idea era crear un sistema alternativo para introducir un mecanismo de subasta con mesas de negociación de divisas donde participarían ciertos ofertantes y demandantes del mercado. Lo más importante es que el mecanismo anterior se mantuvo para la importación de ciertos bienes y servicios, creando mayores distorsiones.
  3. SICAD II (Bs. 50 por US$): A principios del 2014, se implantó el Sistema Cambiario de Divisas II (SICAD II). Similar al SICAD (I), este mecanismo opera como subastas entre ofertantes y demandantes de dólares con el fin de ampliar aún más la oferta de dólares. Sin embargo, los generadores de dólares privados no han confiado en declarar al Estado las divisas que obtienen por temor a expropiaciones y ataque a sus negocios. En diferentes fuentes periodísticas se ha indicado que el SICAD II ha podido satisfacer sólo un 30% de las demandas de divisas.
  4. Mercado paralelo o mercado “negro” (Bs. 70 por US$): La mayor parte de las transacciones de divisas se realizan en el mercado paralelo o mercado negro. No se puede denominar mercado libre porque está restringido por regulación estatal y penalizado por las autoridades. Las restricciones de hacer transacciones en este mercado implica un costo oculto muy alto para hacer negocios y planificar la producción en Venezuela; la incertidumbre implica menores inversión, producción, generación de empleos y de riquezas.
Llama la atención la dispersión que existe entre el mecanismo inicial de controles cambiarios (CADIVI) al Bs. 6,3 por US$, versus el mercado paralelo al Bs. 70 por US$. Esto introduce incentivos de obtener rentas fuera de mecanismos de mercado al tratar de comprar divisas en un mercado estatizado para vender en otro mercado de divisas. La parte del mercado que controla el Estado se presta a corrupción y clientelismo político.
Para tratar de mantener un tipo de cambio artificial, se han usado Reservas Internacionales del Banco Central de Venezuela (BCV). Al mismo tiempo, diversos productos importados como leche, harina, aceite, papel higiénico, medicinas y equipos médicos escasean debido a las restricciones existentes para acceder a divisas. Varias aerolíneas han suspendido sus operaciones y otras tantas amenazan con hacerlo; el CADIVI ha mantenido una deuda con éstas superior a los US$3.700 millones. En conclusión, los controles cambiarios y múltiples tipos de cambio distorsionan todas las actividades económicas en Venezuela.
Dinero, inflación y controles de precios
Las reservas internacionales de Venezuela que respaldan la emisión de dinero han disminuido en los últimos años. En diciembre de 2011 las reservas internacionales netas (RIN) eran de US$29.889 millones, a lo que se añaden los recursos del FEM de US$3 millones. Al 28 de mayo del año en curso, las RIN eran de US$21.014 millones más los US$3 millones del FEM. A diferencia de otros países de la región, la mayor parte de las reservas monetarias en Venezuela se denominan en oro para respaldar su emisión. En efecto, el 72% de las reservas internacionales venezolanas están constituidas de oro para fines monetario. Lamentablemente, el pasivo que ha ido acumulando el BCV en títulos de PDVSA y del gobierno para financiar el déficit fiscal anulan los activos de reservas internacionales.
Durante los últimos años las emisión de dinero se ha incrementado en la medida que las reservas internacionales se han reducido, como se muestra en la gráfica. Según el BCV, la liquidez monetaria o medio circulante (M2) se incrementó en 205% desde diciembre de 2011 a abril de 2014. El medio circulante o M2 pasó de unos Bs. 446.617 millones en diciembre de 2011 a Bs. 1.362.000 millones en abril de 2014; es decir, se multiplicó por más de tres veces en estos pocos años.
Gráfica No. 2

Fuente: Banco Central de Venezuela.
El factor principal que ha inducido a este crecimiento de la liquidez monetaria son los créditos que ha otorgado el BCV a PDVSA: éstos pasaron de Bs. 96.263 millones a Bs. 480.671,3 millones. Así, la deuda de PDVSA con el BCV se multiplicó por 5 veces durante ese período y la adquisición de esa deuda implicó inyección de nueva liquidez en la economía. Los indicadores monetarios muestran que los venezolanos son propensos a mantener su dinero en efectivo y cuando lo colocan en los intermediarios financieros, la mayor parte se colocan a corto plazo; las colocaciones a largo plazo en bolívares y en dólares son muy bajas.
Con una política monetaria que emite dinero reduciendo reservas internacionales es claro que se presentan presiones inflacionarias en los precios. En efecto, la inflación en Venezuela alcanzó 56,1% durante el 2013, según estadísticas del Fondo Monetario Internacional (FMI), la mayor tasa de inflación en el mundo para ese año. El régimen indicó que la inflación de precios es el resultado de la “guerra económica” de la oposición y el sector privado contra el gobierno. Preocupa mucho expresiones como esas porque evidencia que las autoridades no reconocen la realidad que vive el país como consecuencia de ideologías utópicas y políticas públicas erradas.
El principal factor que genera alta inflación de precios en Venezuela en la actualidad es la emisión de dinero para financiar déficit financieros de PDVSA y del gobierno; también, los créditos al gobierno y otras entidades públicas provocan emisión de nuevo dinero. La reducción de las reservas internacionales implica que esa emisión de dinero nuevo se hace sin respaldo; la nueva liquidez entra a la economía provocando incrementos de saldos monetarios que buscan la los mismos bienes y servicios. Los controles cambiarios, el desincentivo a la producción y la escasez resultantes acentúan el efecto inflacionario de la emisión monetaria.
Como se evidencia en la Gráfica No. 3, Venezuela ha experimentado alta inflación de precios en la historia reciente. La inflación anualizada (marzo 2013-marzo 2014) fue de 59,3%. Aunque el FMI pronostica una inflación de 75% para 2014, esta cifra puede estar subestimada por dos razones principales: (1) La escasez de productos implica que no se tiene información de los precios que podrían surgir en el mercado; y (2) los precios que surgen de transacciones en mercados paralelos a los regulados no se registran en los cálculos.
Gráfica No. 3

Fuente: Fondo Monetario Internacional (FMI).
Ante la creciente inflación de precios, el régimen decretó una Ley de Ganancias, Costos y Precios Justos, donde se regulan los costos de producción y se establece un tope de 30% a los márgenes de ganancia y declara de utilidad pública todos los bienes y servicios que se requieran para producir. Este tipo de políticas son contraproducentes porque desincentivan la inversión y la producción. La ley hace aún más difícil el acceso a divisas, ya que las empresas necesitarán presentar una certificación de solvencia de precios justos para acceder a éstas.
La implementación de la ley de precios justo que pretende regular las ganancias, costos y precios de diversos productos ha exacerbado aún más la inflación de precios que se vive en Venezuela. Un Estado que gasta 16% del PIB por encima de sus ingresos, cada vez mayor deuda, múltiples tipos de cambio oficiales sobrevaluados y una política monetaria expansiva para financiar los déficit financieros del gobierno y PDVSA auguran un proceso hiperinflacionario casi inevitable en los próximos años, siempre que no se adopten políticas conducentes a la libertad económica en el muy corto plazo.
Crisis eléctrica
Desde hace varios años Venezuela enfrenta una severa crisis en el sistema eléctrico, ocasionando apagones de varias horas; éstos se concentran mayormente fuera del área metropolitana de Caracas. Esta crisis se fundamenta en problemas técnicos ocasionados por la falta de inversión en mantenimiento y mejora de las redes de transmisión y distribución, principalmente. Dado que Venezuela es un país petrolero, se esperaría que no haya crisis energética. Sin embargo, el orden institucional imperante donde el Estado es propietario del sistema eléctrico luego de estatizarlo, no induce a un manejo eficiente del sistema eléctrico dado que no existen incentivos a que se minimicen las pérdidas. La energía eléctrica es transversal a todos los sectores de la economía, un servicio que se requiere en las distintas actividades económicas: consumo, inversión y producción.
Se estima que más de una tercera parte de la energía eléctrica se pierde entre las empresas de transmisión y, principalmente, de distribución; éstas se producen por redes obsoletas e ineficientes, y por robos de electricidad a nivel de la distribución. Otro problema que presentan las empresas distribuidoras es el cobro de la energía eléctrica, cuando no toda la energía facturada se termina cobrando. Las pérdidas de energía y la falta de pago de usuarios imponen una alta carga a las finanzas públicas, dado que el gobierno otorga cuantiosos subsidios; esos recursos provienen de los ingresos petroleros, impuestos y préstamos al gobierno.
Según informaciones oficiales, la capacidad de generación instalada asciende a unos 24.000 MW;9 la generación hidroeléctrica representa el 62%, termoeléctrica 35% y el restante 3% a otras fuentes de generación. Con alta dependencia de generación hidroeléctrica, durante épocas de sequía la situación eléctrica empeora. Al perderse una tercera parte de la energía en ineficiencias y robos, la disponibilidad para la distribución queda en unos 16.000 MW (cuando no hay sequías). Con una demanda habitual estimada en 17.500 MW, queda en evidencia el grave problema que enfrenta el sector eléctrico. Definitivamente, la estatización del sector eléctrico ha representado un alto costo para los venezolanos cuando se agregan el costo de la factura a consumidores finales, autogeneración, subsidios generalizados y costo de oportunidad de no contar con un servicio básico confiable.
Conclusión
Venezuela está inmersa en una crisis económica, social y política sin precedentes por políticas públicas que han producido mayor pobreza, violencia y fricciones entre distintos grupos de la sociedad. La historia demuestra que las ideologías colectivistas implementadas en sociedades humanas requieren, necesariamente, de regímenes autoritarios o totalitarios para llevarlas a la práctica. En cambio, un sistema político, económico y social fundamentado en los derechos a la vida, la libertad y las propiedades individuales, son favorables a que cada quien alcance sus sueños con alta calidad de vida.10
Un orden institucional que no protege los derechos de propiedad, ejercicio del poder altamente discrecional y que otorga privilegios de unos sobre otros con altos grados de corrupción es la verdadera explotación del hombre por el hombre. La tozudez del régimen chavista bajo la sombrilla de ideologías colectivistas, el dinero que maneja y la centralización del poder político y económico no son buenos augurios para una Venezuela libre en el corto plazo.
La posibilidad de una hiperinflación no está fuera del panorama en los próximos años, dados los altos déficit fiscales financiados por el BCV, las restricciones cambiarias y los controles de precios. Esto sucedería siempre que no haya un cambio radical en las políticas públicas para promover la economía de mercado. Parecería que la radicalización del grupo en el poder seguirá profundizándose. Actualmente, se destacan militares activos y retirados ocupando los principales cargos públicos y gran parte de la cúpula de las fuerzas armadas se ha politizado, combinándose esto con la influencia del régimen cubano. Todo ello bajo una corriente ideológica denominada “Socialismo del Siglo XXI” que no es más que un disfraz para regímenes autoritarios.
La obstinación de un grupo por aferrarse al poder mediante el uso o amenaza del uso de la fuerza no es sostenible en el tiempo. Hoy existe sed de libertad en Venezuela. La historia demuestra que un orden institucional que garantiza los derechos de las personas crean el ambiente para la colaboración pacífica e intercambio voluntario ente los miembros de una sociedad. Es precisamente esa colaboración e intercambio que va creando el tejido social. Lo que requiere Venezuela es una democracia liberal con una fuerte economía de mercado, donde las personas puedan alcanzar sus propios sueños colaborando con el prójimo, siempre buscando mejor calidad de vida. Este es el reto de la actual generación en Venezuela.
Referencias:
1. Rusia y China, por ejemplo, han tratado de alejarse del modelo socialista para adoptar políticas tendientes al libre mercado. Sin embargo, todavía el poder político es fuerte y centralizado, ejerciéndose con mucha discrecionalidad. El resultado ha sido un capitalismo de Estado o de “amiguetes” donde las decisiones económicas dependen de las decisiones políticas; los consumidores (las masas) pierden el poder de dirección de la producción con sus compras y abstención de compras.
2. Ver Hayek F.A. (1974), La pretensión del conocimiento y Hayek F.A. (1945), "El uso del conocimiento en la sociedad".
3. Ver Kirzner, Israel (1963), Market Theory and the Price System.
4. Una de las consecuencias de la falta de mantenimiento e inversión que se realiza en las refinerías, es la explosión en 2012 de una de las principales refinerías del país, Amuay, en la cual murieron 48 personas y más de 150 resultaron lesionadas. Esta explosión fue el resultado de una filtración de gas y se agravó debido a la no implementación de un plan de contingencia.
5. OPEP (mayo, 2014). Reporte Mensual del Mercado de Petróleo.
6. Helman, C. (2014)“Cheap Gasoline: Why Venezuela Is Doomed To Collapse”, Forbes.
7. PDVSA (2013). Memorias Petróleos de Venezuela.
8. Una de las perdedoras de la asignación de divisas ha sido la libertad de expresión, dado que los periódicos críticos al régimen no reciben divisas para comprar papel que requieren en sus procesos productivos.
9. Según la Corporación de Electricidad de Venezuela (CORPOELEC).
10. Juan Pablo Duarte, Padre Fundador de la República Dominicana, dejó registrado en su propuesta de Ley Fundamental o Constitución que garantizar los derechos a la vida, libertad, honor y propiedades individuales eran la base de una sociedad libre.

Venezuela: Análisis económico de un país en crisis

Ernesto Selman y Rafael Fornet afirman que en Venezuela "El poder se ejerce sin tomar en consideración los principios económicos más básicos, como el respeto a los derechos de propiedad. Se estima que bajo el régimen de planificación centralizada se han expropiado o estatizado más de 50.000 propiedades entre fincas (pequeñas, medianas y grandes), industrias y comercios, entre otros, sin compensación por valor de mercado".

Ernesto Selman es Vicepresidente Ejecutivo del Centro Regional de Estrategia Económica Sostenible (CREES) en República Dominicana.
Aquí puede obtener el texto en formato PDF.
Introducción
Durante los últimos quince años en Venezuela se adoptó un sistema político con alto intervencionismo estatal en todos los ámbitos de la vida en sociedad, que sus promotores denominaron “Socialismo del Siglo XXI”. El orden institucional se tornó altamente discrecional para aplicar políticas populistas clientelares, ejerciendo un poder casi hegemónico por el uso de la fuerza o la amenaza del uso de la fuerza. Las libertades política, económica y civiles se han visto cada vez más restringidas, dado que el régimen ha interpretado, cambiado y acomodado la constitución y las leyes a los intereses del grupo gobernante. Esto ha provocado abuso de poder político, corrupción rampante, altos niveles de inseguridad ciudadana, escasez, inflación, restricción a los derechos de asociación y expresión, entre otros.