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Monday, December 5, 2016

El Tea Party contra el nacionalismo (III)



“EL NUEVO DINERO, COMO ES OBVIO, SERÁ DESNACIONALIZADO Y SOLO CONTROLADO POR LOS MERCADOS.”

RICARDO VALENZUELA
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El nuevo dinero, como es obvio, será desnacionalizado y solo controlado por los mercados. Cuando los individuos soberanos puedan ejecutar transacciones internacionales en un nuevo mundo empresarial en el que no habrá realidad física, ya no tendrán que tolerar la sucia practica de los gobiernos de destruir sus monedas a través de inflación. El control del dinero emigrará de las elegantes oficinas de los bancos centrales a las computadoras y al mercado global. Cualquier individuo o corporación con acceso al cyberespacio, podrá fácilmente cambiar de dinero cuando tenga signos de su inmediata depreciación. Será posible entonces el llevar a cabo transacciones internacionales utilizando cualquier medio de valor.




Como el gran economista H.A. Hayek escribió: “No hay una clara distinción entre lo que es dinero y lo que no lo es. Nosotros siempre asumimos que si la hay y la ley generalmente trata también de distinguir. Hasta hoy día en lo que se refiere a los efectos de los eventos monetarios, no existe esa clara diferencia.”
Lo que si encontramos en la economía son objetos con diferentes grados de liquidez, con valores que pueden fluctuar independientemente uno de otro, amparándose entre ellos de tal forma que funcionan como dinero. Estaremos regresando al trueque, pero ahora al trueque electrónico, mundial, sin barreras, sin controles, sin regulaciones. El dinero digital en las computadoras globales hará cada objeto de la teoría de liquidez de Hayek, mas liquido—a excepción del papel dinero de los gobiernos. El trueque moderno se hará mucho más práctico. Infinidad de bienes y servicios serán ofrecidos a cambio de otros. Estas transacciones serán publicitadas a través de la red electrónica en todo el mundo, lo cual incrementará su liquidez de forma inimaginable.
Hayek argumentó en 1976 que el uso de dinero privado erradicaría la inflación. La obligación de recibir una moneda sin respaldo e inflacionaria en una determinada jurisdicción, argumentaba Hayek, obligará al mercado a la emisión privada de dinero para de esa forma preservar el valor del medio de intercambio. Cualquier emisor de moneda que no pudiera conservar su valor, rápidamente perdería sus clientes. La evolución del cyberdinero le da de nuevo vida a la teoría de Hayek y al desarrollo del mercado privado de dinero, pero con respaldo, a la competencia para ofrecer mejores productos, dinero más sólido, menos depreciado, mas aceptado y, como afirmara Milton Friedman, la libertad para elegir en ese escaparate de monedas.
La era de la banca libre y respaldada con oro, estará de nuevo arribando pero ahora en el cyberespacio. Dinero privado y competitivo estará de nuevo circulando como en el siglo XIX, pero ahora en una cybereconomia. En el futuro muy cercano estaremos haciendo negocios con dinero privado y digital, y será emitido de una forma muy parecida a los cheques de viajero de American Exppress. Instituciones con mejor reputación que cualquier gobierno, como compañías mineras internacionales o corporaciones bancarias suizas, podrán crear recibos protegidos por cantidades de oro, identificados por moleculares firmas y posiblemente con hologramas. Las chequeras que todo mundo portará serán las computadoras personales que cada día las fabrican más pequeñas. Estos recibos  entonces circularán como dinero sin posibilidad alguna de que puedan ser falsificados o inflados, mucho menos devaluados. (Se acabará el deporte nacional en México; la mordida).
Mientras todas estas ideas se cocinan en las mentes de hombres como Bill Gates, los chicos de Google, Twiter y Facebook con su grupo de verdaderos revolucionarios, en México los ex-priistas, ahora disfrazados de perredistas y encabezados por el Peje, presentan su programa económico proponiendo regresar el control del Banco de México al presidente, provocar un poquito de inflación para estimular la economía, provocar de nuevo pequeños déficits como en los tiempos de Echeverría, establecer de nuevo el control de cambios y de la entrada de capitales extranjeros al país, regresar a la época del agrarismo, aumentar los impuestos a los que más producen.
Por otra parte, el presidente Peña Nieto presenta su propio plan de desarrollo que no le entiende ni su Secretario de Hacienda, puesto que lo explica diferente, claro que siempre hablando de un “ligero aumento de impuestos” para corregir los desbalances del trillado presupuesto devorado por los gobernadores. Echeverría todavía brinca exigiendo regresar al nacionalismo revolucionario, Cuauhtémoc reaparece evocando la sabiduría de su padre para salvar a México y ahogarnos en Petróleo, en Sonora norte y sur se enfrentan en la guerra del futuro, la guerra por el agua, en el DF los progresistas se levantan en armas contra el Washington Post, cuando publica su recomendación de privatizar Pemex, la empresa más corrupta del mundo, los sucesores de Fidel Velázquez se pelean por el hueso sin entender que de ahora en adelante las únicas huelgas que van a poder promover, son las de las computadoras.
Al inicio del tercer milenio, en México los “revolucionarios desvelados” invocan todavía al fantasma de Emiliano Zapata, truenan contra Porfirio Díaz, lloran y aplauden la nacionalización del petróleo de Tata Lázaro, la afectación del Valle del Yaqui, arremeten contra el sistema privado de ahorro de los trabajadores, piden tierra y libertad, repudian la globalización de la economía, piden la cabeza de Salinas por vende patrias, todavía mandan al exilio a los que les estorban, mientras que Bill Gates trata de que las computadoras hablen, reciban dictado, hagan traducciones, le ganen al ajedrez al campeón mundial.
Giancarlo Ibarguen inicia los planes para desarrollar ciudades libres en Guatemala con sus gobiernos privados, los chinos recibieron Hong Kong para seguir promoviendo sus mercados libres y multiplican el concepto en toda su costa del Pacifico ampliando sus zonas libres, José Mujica reniega de sus antecedentes marxistas pidiendo capital para su país, el estado de Missouri establece una demanda contra una tribu indígena en Nuevo México porque han integrado sus juegos de azar en el internet, y eso en Missouri es ilegal, la tribu argumenta; nuestras computadoras están en Nuevo México, ahí es legal.
SEÑORES REVOLUCIONARIOS, EN EL BAILE CIRCULAR DE LA POLÍTICA, SE LES ESTÁ ACABANDO LA MUSICA Y SE VAN A QUEDAR SIN SILLA.

El Tea Party contra el nacionalismo (III)



“EL NUEVO DINERO, COMO ES OBVIO, SERÁ DESNACIONALIZADO Y SOLO CONTROLADO POR LOS MERCADOS.”

RICARDO VALENZUELA
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El nuevo dinero, como es obvio, será desnacionalizado y solo controlado por los mercados. Cuando los individuos soberanos puedan ejecutar transacciones internacionales en un nuevo mundo empresarial en el que no habrá realidad física, ya no tendrán que tolerar la sucia practica de los gobiernos de destruir sus monedas a través de inflación. El control del dinero emigrará de las elegantes oficinas de los bancos centrales a las computadoras y al mercado global. Cualquier individuo o corporación con acceso al cyberespacio, podrá fácilmente cambiar de dinero cuando tenga signos de su inmediata depreciación. Será posible entonces el llevar a cabo transacciones internacionales utilizando cualquier medio de valor.


Monday, October 3, 2016

LOS CAPITALISTAS EN CONTRA DEL CAPITALISMO



Alberto Mansueti
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“Cuando varios mercaderes del mismo ramo se reúnen, aunque sea para divertirse, la conversación suele terminar en alguna conspiración contra el público o maquinación para subir los precios”.

Es una línea de Adam Smith en “La riqueza de las naciones” (Libro I Cap. X), muy famosa porque siempre la citan los defensores de las “leyes anti-monopolio”, o anti-empresarias de cualquier clase.

 
Lo que nunca citan son las frases que siguen: Smith argumenta contra las leyes como “remedio” al problema. Las leyes agresivas contra la empresa no lo resuelven, más aún, lo agravan, forzando a las empresas a agavillarse en defensa propia, y a conspirar con los funcionarios encargados de aplicarlas; y así la cosa queda peor que antes. El auténtico remedio es un mercado libre; o sea libre de “barreras de entrada” a las empresas competitivas, y de “barreras de salida” a las ineficientes, para que salgan a buscar mejor suerte en otros mercados. Hablamos de barreras “no de mercado”, administrativas o legales, que sólo el Estado puede imponer.

Pero es un hecho cierto que los empresarios establecidos (“capitalistas”), son enemigos de la libertad de mercado (“capitalismo”), porque están cómodos en la cima, y temen a toda competencia.

“Salvando al capitalismo de los capitalistas” es un libro del año 2003, por los economistas Raghuram Rajan y Luigi Zingales, profesores de la Universidad de Chicago. Sí, “Chicago Boys”, de origen indio el primero, e italiano el segundo. Subtítulo del libro: “Liberando el poder de los mercados financieros para crear riqueza y expandir oportunidades”.

Explican que Karl Marx estaba muy equivocado: el libre mercado no se ve amenazado por “sus contradicciones internas”, sino por falta de apoyo político. Simple: todos nos beneficiamos de los mercados competitivos, muy eficientes y productivos, y de su falta, todos nos perjudicamos. Pero ¿quién sufre daños directos si no los hay, o saca ganancias específicas si los hay, como para estar interesado en pagar los costos, p. ej. de educar al público? ¡Nadie! Por esa razón en los mercados económicos, nadie con peso suficiente tiene fuerte interés en apoyar las libertades económicas.

Rajan y Zingales demuestran que los mercados libres son un bien público, y como todos los bienes públicos, no tienen un sistema de defensa natural, como los bienes privados (ropa, vivienda, comida, zapatos), constituido por quienes los aprovechan y disfrutan, pagando sus precios por ellos, y de esa manera apoyando su continuidad. Al contrario, la apertura tiene muchos enemigos: hay trabajadores que pierden sus empleos por presiones competitivas; y grandes industriales, banqueros y empresarios establecidos, a los cuales la competencia libre les perjudica, y mucho, actual o potencialmente.

De allí que un capitalismo de veras liberal no tiene apoyo político natural; lo que tiene es oposición y hostilidad, de grupos políticamente muy influyentes. Apoyos decisivos tiene en cambio, en los países desarrollados y en el mundo, el mercantilismo, “crony capitalism”, capitalismo de “cuates”, compadres, amigotes de los Gobiernos, sus funcionarios, y de los líderes y partidos mayoritarios. Pero sucede que este capitalismo deformado, tramposo y corrupto, no le da grandes beneficios visibles y palpables a la gran mayoría; por eso no es bien visto por la gran mayoría.

El libro hace unas afirmaciones con las cuales se puede estar o no de acuerdo: p. ej. yo no concuerdo con su tesis sobre los recursos naturales como una gran desventaja; pero para argumentar, describe y expone una colección de “casos prácticos” muy ilustrativos, principalmente en Rusia.

De todos modos es un hecho indiscutible que esta versión corrupta del capitalismo, aciertan Rahan y Zingales, mina el piso político para un sistema de mercados libres. A principios de los años ‘90, el economista e investigador Robert Shiller, documentó en un estudio que los rusos de a pie eran entonces, en promedio, favorables a los mercados y a la propiedad privada. Pero en una encuesta reciente, el 72 % quiere que las empresas privatizadas le sean devueltas al Estado. Apenas 10 años de capitalismo mercantilista, en los ’90, han destruido el favor popular del que gozaban los mercados libres, más que 70 años de propaganda comunista.

¿Qué se puede hacer? El libro propone una serie de reformas estructurales para promover una distribución más eficiente de la propiedad privada, en mercados financieros: bancarios y bursátiles.

Significa: no demasiada concentración de la propiedad, que les facilite a las oligarquías económicas la captura de instituciones políticas decisivas; pero tampoco demasiada dispersión de la propiedad, que impida la formación y afirmación de una clase media sólida y numerosa, comprometida con el sistema, y dispuesta a brindar y mantener su pleno apoyo político a las reformas.

Y termina asomando “la pieza faltante”: ¿cómo hacer conciencia política suficiente en pro de las reformas, si el apoyo al capitalismo liberal clásico no se puede esperar de los “capitalistas”? Los autores no dan muchas respuestas. ¿Por qué? Porque son buenos economistas, conscientes de las limitaciones de su ciencia. Los malos economistas, que abundan, incluso entre “liberales”, pontifican sobre temas que escapan al perímetro de su disciplina, acotado como el de cualquier otra rama del saber. Ahí meten la pata, y causan mucho mal público, enturbiando el clima de opinión.

Si el mercado abierto es un bien público, como bien dicen estos dos buenos economistas, entonces las leyes buenas, que promueven, restauran o mantienen los mercados libres, en favor del capitalismo, son un bien público. Pero en temas legales no es la Economía la que tiene la palabra, sino el Derecho. Y el Derecho liberal clásico reconoce sólo tres funciones al Estado: seguridad, justicia e infraestructura. La educación a favor de la competencia y los contratos privados no es función del Gobierno civil.

¿Quién va a hacerla entonces? La respuesta a esta pregunta está en una tercera disciplina: la Ciencia Política, el estudio de los sistemas de Gobierno. Y la respuesta es: uno o varios partidos políticos, de tipo privado, y sus coaliciones. En los “mercados políticos” es donde se hallan los actores con fuerte interés en apoyar las libertades económicas. Mi próximo artículo, si Dios quiere, se va a titular: “Los partidos en favor del capitalismo”, con los “casos prácticos”, muy enseñadores, de “los cuatro tigres asiáticos”: Formosa (Taiwan), Corea del Sur, Singapur y Hong Kong.

¡Hasta entonces!

LOS CAPITALISTAS EN CONTRA DEL CAPITALISMO



Alberto Mansueti
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“Cuando varios mercaderes del mismo ramo se reúnen, aunque sea para divertirse, la conversación suele terminar en alguna conspiración contra el público o maquinación para subir los precios”.

Es una línea de Adam Smith en “La riqueza de las naciones” (Libro I Cap. X), muy famosa porque siempre la citan los defensores de las “leyes anti-monopolio”, o anti-empresarias de cualquier clase.

Tuesday, September 20, 2016

La próxima revolución: contra las diferencias nacionales

Robert J. Shiller, a 2013 Nobel laureate in economics, is Professor of Economics at Yale University and the co-creator of the Case-Shiller Index of US house prices. He is the author of Irrational Exuberance, the third edition of which was published in January 2015, and, most recently, Phishing for P… read more
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NEW HAVEN – En los últimos siglos, el mundo pasó por una serie de revoluciones intelectuales contra diversos modos de opresión. Estas revoluciones actúan en las mentes de las personas, y se extienden a la mayor parte del mundo no por medio de la guerra (que generalmente tiene múltiples causas) sino a través del lenguaje y las tecnologías de la comunicación. Llega un punto en que las ideas que promueven (a diferencia de las causas de la guerra) se tornan indiscutibles.
Creo que la siguiente revolución de esa índole, previsible para algún momento del siglo XXI, pondrá en entredicho las implicaciones económicas de la idea de nación‑Estado. Se centrará en la injusticia derivada del hecho de que por mero azar, algunos nacen en países pobres y otros en países ricos. Una injusticia que nos afecta, conforme cada vez más personas trabajan para empresas multinacionales y tienen ocasión de conocer a gente de otros países.


No es nada nuevo. En su libro 1688: la primera revolución moderna, el historiador Steven Pincus explica con buenos argumentos por qué no hay que entender la llamada “Revolución Gloriosa” como el derrocamiento de un rey católico a manos del parlamento inglés, sino más bien como el principio de una revolución mundial de la justicia. No pensemos en campos de batalla; pensemos en cambio en los cafés, que se hicieron populares por aquella época, con sus periódicos gratuitos de uso compartido: lugares de comunicación elaborada. Ya mientras sucedía, la Revolución Gloriosa señaló claramente el inicio de una apreciación mundial de la legitimidad de grupos de personas que no comparten la “unidad ideológica” exigida por una monarquía fuerte.
El ensayo El sentido común de Thomas Paine (enorme éxito de ventas en las Trece Colonias norteamericanas tras su publicación en enero de 1776), fue el inicio de otra de esas revoluciones, que no es idéntica con la Guerra de Independencia contra Gran Bretaña que comenzó poco después (y que tuvo varias causas). Es imposible medir el alcance de la obra de Paine, porque además de quienes la compraron, muchos otros la escucharon recitar en iglesias y reuniones. El escrito supuso el rechazo definitivo de la presunta superioridad moral de las monarquías hereditarias, algo en lo que la mayor parte del mundo hoy coincide, incluida Gran Bretaña.
Lo mismo puede decirse de la abolición gradual de la esclavitud, que no fue tanto resultado de una guerra, sino del creciente reconocimiento popular de su crueldad e injusticia. Los levantamientos de 1848 en toda Europa fueron en gran medida una protesta contra leyes electorales que reservaban para una minoría de los hombres (propietarios o aristócratas) el derecho al voto. Poco tiempo después, llegó también el sufragio femenino. Los siglos XX y XXI trajeron consigo la extensión de los derechos civiles a las minorías raciales y sexuales.
Todas las “revoluciones de la justicia” pasadas nacieron de mejoras de las comunicaciones. Para mantenerse, la opresión necesita lejanía: la imposibilidad de conocer o ver al oprimido.
La próxima revolución no pondrá fin a todas las diferencias derivadas del lugar de nacimiento, pero atemperará algunos de los privilegios de la nacionalidad. Aunque el aumento mundial de la xenofobia parece apuntar en la dirección contraria, la extensión de las comunicaciones hará crecer el sentido de la injusticia, hasta que llegará un momento en que el reconocimiento del mal hará inevitable el cambio.
Por ahora, este reconocimiento todavía debe competir con poderosos impulsos patrióticos enraizados en un contrato social entre los ciudadanos nativos, que pagaron impuestos por muchos años o cumplieron el servicio militar para construir o defender lo que veían como algo exclusivamente propio. La liberación total de la inmigración podría verse como incumplimiento del contrato.
Pero es probable que los pasos más importantes para resolver la injusticia derivada del lugar de nacimiento no tengan que ver con la inmigración, sino con fomentar la libertad económica.
En 1948, Paul A. Samuelson demostró lúcidamente, con su “teorema de igualación de precio de los factores”, que en condiciones de libre comercio ilimitado sin costos de transporte (y con otros supuestos ideales), las fuerzas del mercado igualarían en todo el mundo los precios de todos los factores de producción, entre ellos el salario percibido por cualquier tipo de trabajo estandarizado. En un mundo ideal, las personas no tendrían que irse a otro país para ganar más; lo único que necesitarían es poder participar en la producción de bienes o servicios que se comercien internacionalmente.
Conforme la tecnología reduce a casi nada el costo del transporte y la comunicación, alcanzar esta igualdad es cada vez más factible, pero demanda eliminar viejas barreras y prevenir la construcción de otras nuevas.
Dos tratados de libre comercio recientes en discusión, el Acuerdo Transpacífico y la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión, han chocado con el intento de grupos de presión de desvirtuarlos al servicio de sus propios intereses. Pero en definitiva, necesitamos (y probablemente tendremos) acuerdos de esa naturaleza, incluso mejores.
Para que la igualdad de precio de los factores sea posible, se necesita una plataforma estable que permita a la gente desarrollar una carrera real y duradera en conexión con un país distinto al de residencia. Además, dentro de las naciones‑Estado actuales hay perjudicados por el comercio internacional a los que hay que proteger. En Estados Unidos, desde 1974 existe un programa de Asistencia para el Ajuste Ocupacional (TAA). Canadá experimentó en 1995 con un proyecto de complementación de ingresos. En Europa, existe el Fondo de Adaptación a la Globalización, iniciado en 2006, con un minúsculo presupuesto anual de 150 millones de euros (168,6 millones de dólares). El presidente estadounidense Barack Obama propuso ampliar el programa TAA. Pero hasta ahora, no hubo mucho más que experimentos o propuestas.
Al final, es probable que la próxima revolución surja de las interacciones diarias con extranjeros en Internet, que nos muestran que son personas inteligentes y decentes a las que el mero azar llevó a vivir en la pobreza. Esto debería ser motivo suficiente para la firma de tratados comerciales mejorados, con la posible creación de mecanismos de seguridad social de mucho mayor alcance que los actuales para proteger a los habitantes de cada país durante la transición a una economía global más justa.

La próxima revolución: contra las diferencias nacionales

Robert J. Shiller, a 2013 Nobel laureate in economics, is Professor of Economics at Yale University and the co-creator of the Case-Shiller Index of US house prices. He is the author of Irrational Exuberance, the third edition of which was published in January 2015, and, most recently, Phishing for P… read more
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NEW HAVEN – En los últimos siglos, el mundo pasó por una serie de revoluciones intelectuales contra diversos modos de opresión. Estas revoluciones actúan en las mentes de las personas, y se extienden a la mayor parte del mundo no por medio de la guerra (que generalmente tiene múltiples causas) sino a través del lenguaje y las tecnologías de la comunicación. Llega un punto en que las ideas que promueven (a diferencia de las causas de la guerra) se tornan indiscutibles.
Creo que la siguiente revolución de esa índole, previsible para algún momento del siglo XXI, pondrá en entredicho las implicaciones económicas de la idea de nación‑Estado. Se centrará en la injusticia derivada del hecho de que por mero azar, algunos nacen en países pobres y otros en países ricos. Una injusticia que nos afecta, conforme cada vez más personas trabajan para empresas multinacionales y tienen ocasión de conocer a gente de otros países.

Blockchain Contra la Desglobalización

Hernando de Soto is President of the Institute of Liberty and Democracy and the author of The Mystery of Capital.
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LIMA – La des-globalización no está representada solamente por el Brexit o el creciente proteccionismo estadounidense.
Es una actitud negativa contra la globalización promovida por diversos movimientos autónomos y antagónicos tales como el anti-universalismo occidental en Eurasia, el anti-federalismo en Europa Oriental, el neo-marxismo tipo Piketty en Europa Occidental, y el terrorismo del Estado Islámico en el Medio Oriente.
Avanza porque crece la percepción de que la economía globalizada genera desigualdades intolerables entre la gente, las clases sociales, las naciones y las civilizaciones. Para combatir la desigualdad se postula que los gobiernos recuperen sus derechos soberanos a restringir fronteras nacionales y así reducir el comercio transnacional.


Si bien la globalización ha producido desigualdades no hay que olvidar que responde al noble ideal de lograr que los pueblos aprendan a través del intercambio internacional y por encima de sus diferencias a identificarse con la humanidad entera. Por eso vale la pena averiguar si la desigualdad es inherente a la interdependencia global o si responde a un privilegio que se puede compartir.
Pues es lo último. Lo que caracteriza los grandes logros y desigualdades --a medida que durante los últimos 70 años nos íbamos entrelazando a través de centenares de tratados de inversión y de libre comercio-- es que unos pocos lograron identificar y mantener en registros consolidados sus activos sueltos y de escaso valor local para combinarlos en paquetes que generan un alto valor agregado en mercados globales y, luego, capturar ese valor en documentos fáciles de monetizar donde convenga.
Sin documentación organizada y estandarizada que permita comparar y seleccionar los ingredientes de combinaciones complejas, los alemanes no podrían juntar los insumos provenientes de diez países distintos y convertirlos en un lápiz, los suizos el centenar de piezas necesarias para ensamblar un reloj mecánico, y los estadounidenses los miles de ingredientes que se deben vincular para construir el internet.
Estos mismos documentos permiten financiar las combinaciones cuando se otorgan como participaciones a cambio de inversiones, como prenda para garantizar un crédito, o como credenciales para recibir servicios públicos –agua, energía y telecomunicaciones.
Ahora, en cuanto a la desigualdad: mi organización ha determinado que los activos de aproximadamente 5 mil millones de personas – de una población mundial de 7.3 mil millones – no se encuentran documentados de una forma tal que sus dueños puedan hacer combinaciones sofisticadas ni capturar la plusvalía que generarían.
La cadena legal y la cadena informática
Aquello no se debe a que los tratados internacionales, constituciones y leyes nacionales que constituyen el andamiaje de la globalización en cualquier país discrimine entre unos y otros. En principio todos tenemos el derecho de combinar y crear valor. Pero, en la práctica, a ras del suelo --ya sea en Cajamarca Perú o en Ulán Bator Mongolia— a ninguno de los 5 mil millones le han remozado los registros y documentación con los cuales hace sus tratos localmente para que ellos provean la información y contengan los instrumentos requeridos para operar globalmente y construir combinaciones de alto rendimiento.
La razón es que la cadena legal y administrativa que conecta el andamiaje legal de la globalización y los registros que se manejan localmente les faltan varios eslabones. Dado la lentitud del proceso legislativo crear uno por uno los eslabones legales que le falta a la cadena podría demorar cien o más años, considerando el tiempo que les tomó a los europeos, norteamericanos y japoneses hacerlo a través de los siglos 19 y 20 cuando la revolución industrial los obligó a operar en mercado expandidos.
Pero hoy existe un camino más rápido:  concebir los eslabones que faltan no como partes de una cadena legal sino como partes de una cadena de conocimiento. La idea es permitir que los documentos que tienen autoridad deóntica local pero que todavía no han sido formateados para hacer combinaciones globales sean descritos digitalmente de una manera que pueda ser entendible a nivel global. Mi organización, el ILD, sin apoyo de computadoras, aprendió a hacer estas cadenas y logró insertar a millones de personas en las economías.
Pero no basta, hoy el mundo necesita incorporar a miles de millones de personas y eso requiere de un proceso masivo y altamente automatizado. Por eso, hace  más de un año --motivados y apoyados por la vanguardia de varios tecnólogos estadounidenses que están aplicando un software llamado “blockchain” para capturar valor e incorporarlo en una moneda digital conocida como “bitcoin”-- estamos tratando de ver como capturamos en forma automática y masiva los valores locales y los encadenamos a través eslabones informáticos a los acuerdos internacionales para que los no-globlizados puedan aprovechar o defenderse de la globalización desde ya.
Recientemente hemos logrado dos cosas importantes que estamos divulgando y poniendo a prueba en Estados Unidos y Europa. Primero, hemos desarrollado una formula sencilla para identificar, recabar y juntar automáticamente en 21 tipologías todos los registros no globalizados que existen en cualquier país en una sola plataforma que es compatible con estándares globales.

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Segundo, hemos comprimido en unos 34 indicadores binarios las preguntas que las computadoras deben hacer a los registros no-globalizados para identificar cuales son los eslabones que les faltan y, si el Estado demora en proveerlos, incorporarlos en “contratos inteligentes” (Smart Contracts) que faciliten un entendimiento entre el mundo global y el local.
Podría ser que el idioma que nos globalice no sea el inglés sino un lenguaje binario automatizado.

Blockchain Contra la Desglobalización

Hernando de Soto is President of the Institute of Liberty and Democracy and the author of The Mystery of Capital.
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LIMA – La des-globalización no está representada solamente por el Brexit o el creciente proteccionismo estadounidense.
Es una actitud negativa contra la globalización promovida por diversos movimientos autónomos y antagónicos tales como el anti-universalismo occidental en Eurasia, el anti-federalismo en Europa Oriental, el neo-marxismo tipo Piketty en Europa Occidental, y el terrorismo del Estado Islámico en el Medio Oriente.
Avanza porque crece la percepción de que la economía globalizada genera desigualdades intolerables entre la gente, las clases sociales, las naciones y las civilizaciones. Para combatir la desigualdad se postula que los gobiernos recuperen sus derechos soberanos a restringir fronteras nacionales y así reducir el comercio transnacional.

Tuesday, September 6, 2016

¿La economía "concreta" contra la economía "teórica?

Martín Krause señala que es imposible interpretar los datos de la realidad económica sin una teoría como guía.

Martín Krause es Académico Asociado del Cato Institute y Profesor de Economía de la Universidad de Buenos Aires (Argentina).
Sebastián Campanario escribe artículos interesantes y creativos todos los domingos en La Nación (Argentina). Quisiera ahora hacer referencia al último, titulado: ¿Adiós teorías? Economistas que piden foco en “lo concreto”.
El título ya es de por sí desafiante. Por suerte está planteado en la forma de pregunta, ya que si fuera una afirmación habría que negarla inmediatamente. Para tener una idea del contenido, veamos los primeros párrafos:
“De un lado, una frase de Einstein: 'La realidad es meramente una ilusión'. Del otro, una sentencia de Aristóteles, Kant, Perón y Aranguren (¡qué línea de cuatro!): 'La única verdad es la realidad'. En el medio, una discusión acalorada entre economistas, tanto de la academia como de la gestión pública, que se plantea, entre otras preguntas: ¿se alejaron las políticas de los gobiernos de las necesidades concretas de la sociedad y están teñidas de ideología?



¿Hubo alguna época de “pragmatismo puro” con mejores resultados? ¿Están los estudios económicos en los últimos años transitando 'al filo de la realidad', como aquella famosa serie basada en relatos de Stephen King?
Uno de los libros de economía más comentados en esta temporada va por este carril: Concrete Economics: The Hamilton Approach to Economic Growth and Policy, de Bradford DeLong y Stephen Cohen. Ambos son académicos, pero DeLong es una celebridad en el mundo de las redes sociales: alimenta uno de los blogs más influyentes de la profesión, cuyo lema es: 'Agarrando la realidad con ambas manos invisibles'”.
La columna no ofrece conclusiones al respecto, así que tratemos de aportar alguna.
En realidad, no hay economistas que se enfoquen en lo concreto sin la ayuda de una teoría, sería imposible. Lo único que recibimos a través de los sentidos son datos y solamente una teoría nos puede ayudar a entenderlos así que incluso aquellos economistas que se digan "pragmáticos" y desechen las teorías están haciendo uso de una.
Es más, el problema que tenemos en la investigación económica no es usar o no usar una teoría para interpretar esos datos, sino la de si es posible hacerlo sin que ciertos valores introduzcan algún sesgo y si es posible, en definitiva, una investigación científicamente "neutral" . Ya que desde la selección del tema o de los datos que va a considerar el investigador está siendo guiado por ciertos valores previos. Desde esta perspectiva, no existe tal cosa como una ciencia pura "valueless" o ‘"wertfrei".
Pero, por supuesto, todo economista que quiera decir algo sobre la realidad, tendrá la necesidad de conocerla y cuanto más la conozca más acertada será su interpretación de ella. Desde ese punto de vista, no creo que la discusión sea entre economistas más o menos "pragmáticos" sino entre economistas con distintas teorías, ambos tomando en cuenta, en mayor o menor medida, la realidad.
No hay tal cosa como una “economía concreta” y una “economía divagante”. Hay mejores y peores teorías para explicar ese orden espontáneo que surge a partir de las acciones individuales, y que permite coordinarlas en el marco del mercado y la cooperación social.
Tal vez podamos decir que hay tal cosa como “economía teórica” y “economía aplicada”, pero no mucho más. La primera es abstracta, busca leyes generales que nos permiten interpretar las consecuencias del accionar humano, de personas que tienen libre albedrío y preferencias subjetivas y cambiantes. La segunda es el análisis de una circunstancia histórica determinada a la luz de esas teorías.
¿Cuál es la novedad de Brad deLong?

¿La economía "concreta" contra la economía "teórica?

Martín Krause señala que es imposible interpretar los datos de la realidad económica sin una teoría como guía.

Martín Krause es Académico Asociado del Cato Institute y Profesor de Economía de la Universidad de Buenos Aires (Argentina).
Sebastián Campanario escribe artículos interesantes y creativos todos los domingos en La Nación (Argentina). Quisiera ahora hacer referencia al último, titulado: ¿Adiós teorías? Economistas que piden foco en “lo concreto”.
El título ya es de por sí desafiante. Por suerte está planteado en la forma de pregunta, ya que si fuera una afirmación habría que negarla inmediatamente. Para tener una idea del contenido, veamos los primeros párrafos:
“De un lado, una frase de Einstein: 'La realidad es meramente una ilusión'. Del otro, una sentencia de Aristóteles, Kant, Perón y Aranguren (¡qué línea de cuatro!): 'La única verdad es la realidad'. En el medio, una discusión acalorada entre economistas, tanto de la academia como de la gestión pública, que se plantea, entre otras preguntas: ¿se alejaron las políticas de los gobiernos de las necesidades concretas de la sociedad y están teñidas de ideología?


Wednesday, August 17, 2016

EX FUNCIONARIO DE LA ONU MUERE EN EXTRAÑAS CIRCUNSTANCIAS POCO ANTES DE TESTIFICAR CONTRA HILLARY CLINTON


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Parece que cada vez que vez que alguien está en posición de causar algún daño a Hillary Clinton, acaba muriendo de forma repentina.
El caso más notable hasta estos momentos había sido el de Vince Foster, que en su momento fuera socio del bufete de abogados de Clinton y que conocía el funcionamiento interno de toda la maquinaria del clan Clinton.
En su momento, la policía descartó que la muerte fuera un suicidio, aunque las sospechas de que fue asesinado levantaron polvareda en muchos medios alternativos.
Hillary Clinton y vince Foster
Hillary Clinton y vince Foster

 
Ahora, otro funcionario ha experimentado otra “muerte repentina”. Se trata de John Ashe, ex Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Las sospechas alrededor de su muerte son múltiples.
Para empezar por el momento en que se ha producido: apenas unos pocos días antes de ser llamado a declarar en un juicio por evasión fiscal y corrupción en el que se presume habría acabado declarando contra Hillary Clinton.
Si esto parece poco sospechoso, las circunstancias que rodean a su muerte lo parecen mucho más.
John Ashe
John Ashe
Ashe fue hallado muerto y los informes oficiales sostienen que Ashe murió de un ataque al corazón; sin embargo, la policía que estuvo en el escenario de este suceso, informa que Ashe murió a causa de que su garganta fue aplastada en el gimnasio, cuando unas pesas que estaba levantando, cayeron sobre su cuello.
Curiosamente, la versión inicial contenida en algunos periódicos, sostenía que murió de un ataque cardíaco. Fueron los agentes de la policía local de Dobbs Ferry, Nueva York, los que pusieron en duda esta afirmación, diciendo que murió a causa de un accidente en el gimnasio, cuando la barra de las pesas que levantaba cayó y aplastó su garganta, le provocó fracturas en la laringe y finalmente asfixia.
La cuestión es que según algunos medios, como Zerohedge, Page Six o Conservative Tribune, el momento de su muerte no podía ser “más oportuno”.
Ashe debia acudir a la corte el lunes siguiente, acusado de realizar negocios con un empresario de la construcción chino, Ng Lap Seng, de quien habría recibido más de 1.000 millones de dólares en donaciones durante su mandato como presidente de la Asamblea General de la ONU.
Ng Lap Seng
Ng Lap Seng
El empresario fue identificado en un informe del Senado 1998 como la fuente de cientos de miles de dólares canalizados de manera ilegal a través del propietario de un restaurante de Arkansas, Charlie Trie, al Comité Nacional Demócrata durante la administración Clinton. (Aunque la empresa Ng Lap Seng no fue acusada de ningún crimen)
Ng Lap Seng y Charlie Trie habían visitado la Casa Blanca varias veces para eventos de recaudación de fondos de los Demócratas y se fotografiaron con el entonces presidente Bill Clinton y la primera dama, Hillary Clinton en dichos actos.
ngclinton
Según algunas fuentes, se esperaba que durante el juicio, los fiscales habrían vinculado a Ashe con Clinton y con la empresa de Ng Lap Seng, algo que podría haber perjudicado las aspiraciones de Hillary Clinton a la presidencia.
No obstante, cabe destacar que los medios que sostienen estas sospechas, son marcadamente conservadores y partidarios de Donald Trump, justo cuando el multimillonario está en plena campaña pre-electoral contra su rival demócrata Hillary Clinton.
Por lo tanto, nadie puede asegurar que no estén aprovechando la muerte de Ashe para arrojar sospechas infundadas sobre su rival político.
Además, el propio abogado de Ashe ha descartado que exista una conspiración (quizás la conspiración no exista, o quizás el abogado tenga miedo o directamente no sea de fiar…al fin y al cabo, ¿quién puede fiarse de un abogado?).
Sea como sea, no deja de ser muy sospechoso que Ashe muriera de un accidente tan extraño pocos días antes de acudir a un juicio tan potencialmente conflictivo para Hillary Clinton…

EX FUNCIONARIO DE LA ONU MUERE EN EXTRAÑAS CIRCUNSTANCIAS POCO ANTES DE TESTIFICAR CONTRA HILLARY CLINTON


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Parece que cada vez que vez que alguien está en posición de causar algún daño a Hillary Clinton, acaba muriendo de forma repentina.
El caso más notable hasta estos momentos había sido el de Vince Foster, que en su momento fuera socio del bufete de abogados de Clinton y que conocía el funcionamiento interno de toda la maquinaria del clan Clinton.
En su momento, la policía descartó que la muerte fuera un suicidio, aunque las sospechas de que fue asesinado levantaron polvareda en muchos medios alternativos.
Hillary Clinton y vince Foster
Hillary Clinton y vince Foster

Saturday, July 9, 2016

Axel y Gloria contra el Parque Jurásico

Con datos y argumentos contundentes, Kaiser y Álvarez corroen piezas del parque jurásico ideológico que la izquierda construyó con éxito en Chile durante los últimos años. Este ha sido de una eficacia notable y por eso líderes de la izquierda chilena han podido, sin sufrir costos políticos, celebrar a los Castro, alabar a los Honecker, aplaudir a la monarquía comunista de Corea del Norte o justificar la violencia de encapuchados contra la propiedad pública y privada.

Roberto Ampuero
Foro Líbero
El libro “El Engaño Populista”, del chileno Axel Kaiser y la guatemalteca Gloria Álvarez, instala a mi juicio tres valiosas dimensiones en el debate político-ideológico. Por una parte, ofrece una acertada radiografía del populismo y el estatismo actuales, de sus iconos Ernesto Guevara, Hugo Chávez, los hermanos Castro y Pablo Iglesias, y de sus fracasados modelos inspiradores, como los de Cuba o Venezuela. Y por otro lado, aporta a la consolidación de una generación de jóvenes intelectuales de corte liberal que, en Chile, también integran Hugo Herrera, Pablo Ortúzar, Julio Isamit, Cristóbal Bellolio, Jorge Gómez y Marcel Oppliger, entre otros. En tercer lugar, la obra propone cómo batallar concretamente contra las ideas populistas.
 
 
Chile es un país paradójico: durante decenios ha sido la economía más abierta y dinámica de América Latina, ha exhibido envidiables avances en modernidad frente a sus vecinos y se ha ubicado en la vanguardia latinoamericana en cuanto a reducción de pobreza. No obstante, el 2014 entró a La Moneda una presidenta socialista que se propone desmontar el modelo liberal, que no disimula su nostalgia por el extinto régimen amurallado de la RDA ni sus simpatías por Fidel Castro (es cierto que algo atemperadas el 2009, cuando el “líder máximo” reveló el contenido de la conversación privada que sostuvieron ambos en La Habana), encabeza una alianza donde algunos partidos simpatizan con los regímenes de Venezuela y Corea y ven en Cuba un ejemplo para Chile. Como si esto fuese poco, estudiantes “guevaristas” y “anarquistas” han triunfado en universidades, mientras que dirigentes de la enseñanza media sostienen que sus ideólogos son Lenin, Guevara y Castro, y otros personajes ya también superados por la historia.
Con datos y argumentos contundentes, Kaiser y Álvarez corroen piezas del parque jurásico ideológico que la izquierda construyó con éxito en Chile durante los últimos años. Este ha sido de una eficacia notable y por eso líderes de la izquierda chilena han podido, sin sufrir costos políticos, celebrar a los Castro, alabar a los Honecker, aplaudir a la monarquía comunista de Corea del Norte o justificar la violencia de encapuchados contra la propiedad pública y privada. La causa de esto, algo impensable en otros países, se debe a lo que Kaiser y Álvarez critican: al hecho de que los adversarios de la sociedad abierta han descuidado la batalla de las ideas contra el populismo, el que la fomenta inspirado en el marxista italiano Antonio Gramsci. 
Resulta esclarecedora en “El Engaño Populista” la lista de “los padres intelectuales del Socialismo Siglo XXI”, que impulsó el fallecido Hugo Chávez. Entre estos se encuentran el argentino Norberto Ceresole, un filofascista que niega el Holocausto y se encargó de consolidar los nexos entre Chávez y las fuerzas armadas de Venezuela; el alemán anti-liberal y proteccionista, Heinz Dietrich, que acuñó el término “Socialismo Siglo XXI” y creó el Nuevo Proyecto Histórico (NPH), que es el mismo socialismo que sucumbió en 1989, pero con otra etiqueta, y la académica marxista-leninista chilena Marta Harnecker, funcionaria de los regímenes castrista y chavista. Harnecker cree que la región es el reducto ideal para relanzar el socialismo.
Pero junto a ellos, hay más intelectuales retrogresistas que ven en el fracasado socialismo el futuro de la humanidad: Juan Carlos Monedero, uno de los ideólogos de Podemos de España, y el venezolano Haiman El Troudi. Ambos proponen estatizar las empresas privadas para convertirlas en Empresas de Producción Social (EPS), que huelen demasiado a las ineficientes Empresas Propiedad del Pueblo (VEB) de la fenecida RDA. Y también figura en esta nostálgica galería retrogresista, Ignacio Ramonet, el director del izquierdista Le Monde Diplomatique. Kaiser y Álvarez nos recuerdan que, en un arranque febril, Ramonet atribuyó el desabastecimiento general en Venezuela a “una conspiración de la burguesía”, que estaría comprando toda la oferta del mercado con el fin de dejar al pueblo sin comida.
“El Engaño Populista”,  no se queda, sin embargo,  en la radiografía y el análisis del populismo. Va más allá y dedica un capítulo a la tarea de “cómo rescatar a nuestras repúblicas” de lo que las empobrece, estanca, polariza y divide. A juicio de los autores, se trata de asumir la batalla de las ideas de modo profesional y articulado, de construir un nuevo “sentido común” social, de fomentar el “republicanismo liberal”, de recurrir para ello no sólo a las estadísticas sino también a la inteligencia emocional y el conocimiento de la economía, y a las redes sociales y las nuevas tecnologías.
Axel Kaiser y Gloria Álvarez ya lanzaron este libro en España con gran éxito, y pronto iniciarán una gira latinoamericana. Los planteamientos de estos jóvenes liberales generarán curiosidad a lo largo del país y también encendidas críticas de los populistas, y dejarán en claro que a la izquierda -por años protagonista única y monologante en la batalla de las ideas en Chile- le sigue apareciendo gente al paso. Gramsci lo sabía bien: en toda sociedad se da a diario la batalla de las ideas. Y es positivo para Chile que una nueva generación de liberales, desde su rica diversidad e independencia, haya decidido recoger el guante.
Roberto Ampuero, #ForoLíbero

Axel y Gloria contra el Parque Jurásico

Con datos y argumentos contundentes, Kaiser y Álvarez corroen piezas del parque jurásico ideológico que la izquierda construyó con éxito en Chile durante los últimos años. Este ha sido de una eficacia notable y por eso líderes de la izquierda chilena han podido, sin sufrir costos políticos, celebrar a los Castro, alabar a los Honecker, aplaudir a la monarquía comunista de Corea del Norte o justificar la violencia de encapuchados contra la propiedad pública y privada.

Roberto Ampuero
Foro Líbero
El libro “El Engaño Populista”, del chileno Axel Kaiser y la guatemalteca Gloria Álvarez, instala a mi juicio tres valiosas dimensiones en el debate político-ideológico. Por una parte, ofrece una acertada radiografía del populismo y el estatismo actuales, de sus iconos Ernesto Guevara, Hugo Chávez, los hermanos Castro y Pablo Iglesias, y de sus fracasados modelos inspiradores, como los de Cuba o Venezuela. Y por otro lado, aporta a la consolidación de una generación de jóvenes intelectuales de corte liberal que, en Chile, también integran Hugo Herrera, Pablo Ortúzar, Julio Isamit, Cristóbal Bellolio, Jorge Gómez y Marcel Oppliger, entre otros. En tercer lugar, la obra propone cómo batallar concretamente contra las ideas populistas.
 

Saturday, June 18, 2016

Contra los impuestos

SANTIAGO NAVAJAS


La polémica sobre la filtración de los “papeles de Pánama” se ha centrado en si hay que prohibir los denominados “paraísos” o “refugios” fiscales. Pero podríamos poner el foco en otra variante de la ecuación: ¿Es la obligación de pagar impuestos una injusticia?, ¿cabe considerar el derecho a la objeción fiscal? Como casi siempre, Kant ilustra, nunca mejor dicho, el camino tributario a seguir en una sociedad que pretenda ser eficiente a fuer de justa. Escribía el filósofo alemán en ¿Qué es la Ilustración?
“El ciudadano no se puede negar a pagar los impuestos que le son asignados (Pero) él mismo no actuará en contra del deber de un ciudadano si, como docto, manifiesta públicamente su pensamiento contra la inconveniencia o injusticia de tales impuestos.”
Desde el punto de vista filosófico, cabe la resistencia civil, aunque sea “opinativa”, contra el fisco


Desde el punto de vista filosófico, por tanto, cabe la resistencia civil, aunque sea “opinativa”, contra el fisco. Como la que propugna otro filósofo alemán Peter Sloterdijk: la solidaridad no puede ser producto de la coacción, por lo que los impuestos deben reducirse a su mínima expresión, para sostener los bienes públicos estrictos, y las contribuciones de los ciudadanos al funcionamiento de los servicios estatales no imprescindibles (de las televisiones “públicas” a las mil y una empresas estatales) se debería realizar únicamente mediante donaciones voluntarias. Es decir, como la Wikipedia. O, lo que es lo mismo, menos socialdemocracia y más liberalismo.
La fundamentación moral de una imposición fiscal ocurrirá cuando el Estado se legitime ante los ciudadanos, es decir, que sea capaz de persuadirlos, en lugar de coaccionarlos, para ir más allá del límite de la “libertad positiva” (por usar la terminología de Isaiah Berlin). Del mismo modo que el crowfunding se está convirtiendo en una herramienta esencial para la financiación democrática de proyectos empresariales privados, fuera de los circuitos crediticios habituales, también debería serlo para las iniciativas emprendedoras estatales. Sería interesante comprobar cuánta de la gente que se dice amiga de la cultura está dispuesta a pagar por ella y también por el acceso de aquellos que no pueden pagarla.
Me refería antes a la Wikipedia, un bien público financiado por los dos millones de personas que, de media, pagamos treinta euros al año para que cualquiera, independientemente de que haya contribuido o no, pueda hacer uso de ella. ¿Cuántos estaríamos dispuestos a donar dinero para el mantenimiento de una orquesta de música de carácter nacional (o municipal) o para el de una emisora como Radio 3? Se podrían crear mecanismos incentivadores para las empresas del modo que, por ejemplo, si un trabajador dona parte de su salario al mantenimiento de un museo arqueológico su empresa contribuyera en igual medida (siendo desgravable en una proporción).
Cada vez que un Estado se desmarca del Pacto Fiscal Europeo y aumenta los impuestos, se deslegitima para pedir a los ciudadanos que cumplan con sus obligaciones fiscales
Tras una tarifa plana del veinticinco por ciento en el IRPF, las contribuciones voluntarias al Estado irían en consonancia con un rendimiento a los ciudadanos tanto de las cuentas como de la calidad de los servicios. Tras dicho techo impositivo, habría que obligar al Estado a un límite de deuda del 60% del PIB, de modo que no se escape a través de la emisión de deuda que no es más que una forma de proyectar los impuestos al futuro. Cada vez que un Estado se desmarca del Pacto Fiscal Europeo y aumenta los impuestos, se deslegitima para pedir a los ciudadanos que cumplan con sus obligaciones fiscales. Parafraseando al “No tax without representation” (“No hay tributación sin representación”) que inspiró la Independencia norteamericana, podríamos reclamar que sin rendición de cuentas y austeridad en el gasto público el ciudadano no está comprometido moralmente a obedecer leyes que devienen en confiscatorias.
Si actualmente Hacienda trata a los contribuyentes como súbditos no tendría más remedio, bajo un nuevo paradigma de empoderamiento fiscal ciudadano, que pasar a considerarlos como clientes que “siempre tienen razón”, en el sentido de que deberían sentirse inversores de lo público y no siervos de la gleba, a medio camino entre esclavos y hombres libres. “Hacienda somos todos” ha significado usualmente que todos somos servidores del Estado. Pero con el “empoderamiento” del ciudadano, rompiendo la asimetría informativa y de violencia que detenta ahora el Estado, pasarían los contribuyentes a ser considerados como inocentes de cualquier delito o falta fiscal, en lugar de la situación de arbitrariedad, incertidumbre e indefensión que padecen.
Vivimos el absurdo de producir para pagar impuestos en lugar de sentirnos copartícipes de una tarea colectiva
Los “papeles de Panamá” han derivado en un debate confuso e interesado en el que se ha mezclado torticeramente la ingeniería financiera legítima con la evasión delictiva. Pero sobre todo ha apuntalado los cimientos de un Estado devorador de las rentas y la riqueza que producen los ciudadanos. Vivimos el absurdo de producir para pagar impuestos en lugar de sentirnos copartícipes de una tarea colectiva que cree las infraestructuras y las condiciones sociales que incentiven una mayor prosperidad y una justicia más profunda. La situación es cada vez más totalitaria y absurda y, además, nos conduce no sólo a la infantilización moral sino al desastre económico.