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Thursday, December 22, 2016

CUIDADO CON LO QUE DESEES

REFLEXIONES LIBERTARIAS
Ricardo Valenzuela
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En ocasiones anteriores hemos escrito sobre dos temas por demás importantes en aspectos económicos y sociales: El primero; la rama de la economía conocida como “las expectativas racionales,” y el otro tal vez el mas importante; la ignorancia--- y los efectos de la misma--- de nuestros líderes y comunicadores en aspectos de los comportamientos económicos de nuestros países. En las últimas semanas tal vez por los diferentes acontecimientos en la arena de los EU, el país que dicta la avenida mundial, estos dos temas se han peligrosamente fusionado creando una letal combinación que ya en estos momentos ha iniciado su tic tac como las bombas de tiempo.



De acuerdo a la teoría de las expectativas racionales, las economías en gran parte se desarrollan en conformidad con las actitudes anímicas y mentales de los actores participando en ese proceso. Son las famosas olas de optimismo y pesimismo de las que tanto hablaba Keynes. Ahora, está comprobado que esas expectativas entre otras cosas, en gran parte están influenciadas por los diversos periodistas, editorialistas, comunicadores etc, quienes constantemente nutren a la sociedad en sus diferentes participaciones en los medios como son la prensa, TV, radio, y ahora en gran parte a través del Internet. Ha llegado a ser tan grande esa influencia, que en algunas ocasiones los responsables de establecer política económica, consultan con “algunos” comunicadores.

La economía de los EU en las últimas semanas ha mostrado cansancio después de uno de los periodos de expansión más largos de la historia moderna. Ha sido tal ese cansancio, que el gurú Alan Greenspan de inmediato se dio a la tarea de abruptamente reducir los tipos de interés de forma realmente agresiva, en lo que algunos especialistas inclusive han calificado de “el pánico de SuperAlan.” Pero además, el mismo Greenspan por primera vez le ha dado su aval al plan de recorte de impuestos del nuevo presidente. Sin embargo, como es su costumbre, nuestros enguarachados comunicadores de inmediato iniciaron sus sesudas y apocalípticas predicciones, después de haber llevado a cabo sus correspondientes análisis de las diferentes variables.

Son muchos estos caracteres, sin embargo, ahora nos vamos a referir a uno de ellos por ser alguien que debido a su estratégica posición, tiene una gran influencia en las “expectativas racionales” no solo de México, sino de toda América Latina. Se trata de Jorge Ramos, conductor de Univision y editorialista de infinidad de  diarios mexicanos y latinoamericanos. El Sr. Ramos hace unos días publicó un editorial titulado; “El brujo de los billetes.” En él Ramos ya declara a los EU en una profunda recesión detectada a través de sus técnicas especiales como la prueba del “embarazo,” y pasa después a condenar a SuperAlan como el causante de la misma debido al cruel aumento de intereses durante los últimos años, que en sus palabras; “ahogó la prosperidad.”              

 Continua Ramos analizando el cómo los EU se metieron en tal berenjenal, para lo cual de inmediato acusa a los americanos de poco ahorradores, glotones y despilfarradores. El Sr. debe de entender que con las estrategias de Clinton de crucificar a los ciudadanos con impuestos, ese ahorro se transfirió de la sociedad civil al gobierno, por lo que ahora el estado goza de superávits monstruosos, de tal forma, que si no hay un recorte agresivo de impuestos, el gobiernos federal se verá ante la seria “problemática” de tener que invertir mas de 6 Trillones en los siguientes 10 años, y a partir del año 2011, un sobrante de 1 trillón de dólares anuales. Por eso el plan de rebaja de impuestos de Bush.

Sigue Ramos afirmando el que las empresas de la nueva economía engañaron vilmente al publico primero con sus sueños de grandeza, después con la mala aplicación que hicieron de sus dineros que según él se gastaron en fiestas, truenos y lucecitas. Por ello también concluye que es una de las causas de la recesión ya sobre los lomos del caballo americano. Se le olvida mencionar el que la realidad que le dio vida a esas empresas fue la emisión exagerada de dinero de parte del FED--- en estimación de Octavio Fitch es de 30% en los últimos seis meses---, que vino a inflar el valor no sólo de las empresas de la nueva economía, sino de todas las empresas cotizadas en bolsa en los EU. Si alguna culpa se le pudiera colgar a SuperAlan, es esa, la emisión exagerada de dólares. 

El Sr. Ramos termina su “profunda” reflexión afirmando que por el momento no nos queda mas que amarrarnos el cinturón, tomar una actitud muy cuidadosa con nuestro dinero y cruzar los dedos con la esperanza de que Greenspan pueda resolver este problema---siendo que en la primera parte de su escrito afirma el que la solución ya no esta en manos de SuperAlan. Hace su cierre final comparando notas de optimistas y pesimistas, pero cerrando filas con los últimos en sus predicciones negras del futuro de la humanidad.

Insisto que la posición del Sr. Ramos conjunta ambos ingredientes de la letal poción expuesta al inicio de nuestro escrito; las olas de pesimismo que promueven las “trágicas” expectativas racionales del comportamiento de la economía, la que finalmente es moldeada precisamente por nuestras actitudes. Y por otro lado, la forma en que nuestros comunicadores nutren a la sociedad con sus deformadas ideas y conceptos provocando precisamente esas expectativas, que en gran parte se convierten en nuestra realidad.

La economía americana ha iniciado lo que yo considero una tenue recesión no hay duda; pero las variables macro económicas están en su lugar para rápidamente vencerla. Hay infinidad de motivos para ser optimista en cuanto al futuro de la economía de este gran país. Simplemente el recorte de impuestos que el nuevo presidente Bush ha enviado ya al congreso para su aprobación, el despertar de SuperAlan que furiosamente ha iniciado la baja de los tipos de interés, los 150 millones de americanos trabajando, la ola mundial de libertad de comercio, la nueva Secretaria del Interior quien ya se prepara para iniciar exploraciones de petróleo y gas natural en la región del Antártida en donde se estima hay billones de reservas, y así dejar la dependencia de los EU de fuentes energéticas internacionales.   


Pero sobre todo, hay que ser optimistas ante el futuro de nuestro país ante la primera administración democrática de la historia moderna. La reunión Bush Fox ha puesto sobre la mesa de ambos las grandes oportunidades que tenemos en esta nueva avenida de su sociedad para la liberación. No permitamos que nuestras expectativas racionales se basen en las predicciones apocalípticas de algunos miembros de la comunidad “informadora,” que basan sus análisis en técnicas como la de sacar el dedo mojado, para ver por donde sopla el viento. 

Monday, August 29, 2016

Cuidado que Lord Voldemort sí puede ganar

Leo Zuckermann
Leo Zuckermann es analista político y académico mexicano. Posee una licenciatura en administración pública en El Colegio de México y una maestría en políticas públicas en la Universidad de Oxford (Inglaterra). Asimismo, cuenta con dos maestrías de la Universidad de Columbia, Nueva York, donde es candidato a doctor en ciencia política. Trabajó para la presidencia de la República en México y en la empresa consultora McKinsey and Company. Fue secretario general del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), donde actualmente es profesor afiliado de la División de Estudios Políticos. Su columna, Juegos de Poder, se publica de lunes a viernes en Excélsior, así como en distintos periódicos de varios estados de México. En radio, es conductor del programa Imagen Electoral que se trasmite en Grupo Imagen. En 2003, recibió el Premio Nacional de Periodismo.
La última vez que escribí sobre las elecciones estadunidenses fue a mediados de julio antes de las convenciones. En esa ocasión reporté, con alegría, que Donald Trump se encontraba estancado: no subía ni en las encuestas ni en las apuestas. Hoy, después de casi un mes y medio, luego de que se llevaran a cabo las convenciones de los dos grandes partidos políticos, con mayor alegría informo que Lord Voldemort está peor que antes: ha caído la probabilidad de que se convierta en Presidente de Estados Unidos.



La famosa casa de apuestas Betfair le está dando 20% de chance de ganar la elección del 8 de noviembre entrante. A su contrincante, Hillary Clinton, los apostadores le están otorgando 77% de llegar a ser la primera Presidenta de nuestro vecino del norte. El blog de Nate Silver, especialista en pronósticos, le está dando una posibilidad menor a Trump: tan sólo el 16%. Esto es con un modelo que toma en cuenta información nacional y estatal, sobre todo de los llamados estados “columpio” donde la competencia puede irse hacia el lado republicano o demócrata. Estos son determinantes para la elección: Florida, Ohio, Pennsylvania, Virginia, Michigan, Carolina del Norte, Wisconsin, Minnesota, Colorado, Iowa, Georgia y Nevada. En todas estas entidades, salvo en Georgia, Clinton va, por el momento, muy arriba de Trump. Josh Katz tiene su propio modelo de predicción tomando en cuenta encuestas nacionales y estatales. Los resultados pueden consultarse en The New York Times. Ayer le daban 11% de probabilidad de ganar al despreciable multimillonario.
No es que Trump esté perdido. Más bien creo que, a estas alturas, la que puede caerse es Hillary Clinton. Sabemos que no es una candidata carismática. Sabemos que mucha gente desconfía de ella (aunque, por fortuna, desconfía más de su rival). Y también sabemos que trae dos escándalos que bien podrían quitarle votos.
Entonces, ¿ya perdió Trump? No. De ninguna manera. 20, 16 o 11 por ciento no son cero. De aquí a noviembre todavía pueden suceder muchas cosas que modifiquen los momios. O, incluso, llegar a la elección con probabilidades bajas y que Trump, efectivamente, gane. Como dicen los apostadores: “que se haga la chica”. Es lo que pasó, por ejemplo, en la votación del Brexit. Los apostadores, un día antes de la votación, le daban muy poca probabilidad de que los electores británicos votaran en favor de salirse de la Unión Europea. Y eso fue lo que pasó. Tanto las encuestas como las apuestas fallaron para predecir este evento futuro.
Así que hay que tener mucho cuidado. No es que Trump esté perdido. Más bien creo que, a estas alturas, la que puede caerse es Hillary Clinton. Sabemos que no es una candidata carismática. Sabemos que mucha gente desconfía de ella (aunque, por fortuna, desconfía más de su rival). Y también sabemos que trae dos escándalos que bien podrían quitarle votos.
Uno es la cantidad de fondos que recibió la Fundación Clinton cuando ella era secretaria de Estado. Aquí podría haber un conflicto de interés. Mientras su esposo, Bill, expresidente, recibía cheques de gobiernos extranjeros, Hillary negociaba importantes cosas dizque representando a Estados Unidos.
El otro problema es el de sus correos electrónicos. Resulta que, como secretaria de Estado, recibía y mandaba sus comunicaciones a través de un servidor privado y no del gubernamental como estaba obligada. El FBI, aunque la acusó de haber sido extremadamente descuidada en el manejo de información confidencial, decidió no perseguirla judicialmente. La procuradora General aceptó esta recomendación. Al parecer ahí había terminado este asunto para la candidata demócrata. No obstante, en días recientes se descubrieron casi 15 mil correos más que Clinton no entregó a las autoridades. ¿Qué hay ahí adentro? No lo sabemos, pero un juez ya ordenó que se investigue y den resultados antes de la elección.
Por lo que toca a Trump, él solito se ha ido enredando en su propio estiércol. Su campaña ha sido un desastre porque él es un desastre. Y buena parte de los estadunidenses, incluyendo varios republicanos, ya se dieron cuenta de que no le pueden dar los códigos nucleares a un ignorante, narcisista y racista como Lord Voldemort. Pero, ojo, como he venido diciendo a lo largo de esta campaña, no subestimemos nunca el poder de un demagogo en un país enojado. Sí: hoy sus probabilidades son bajas, pero, por desgracia, puede ganar.

Cuidado que Lord Voldemort sí puede ganar

Leo Zuckermann
Leo Zuckermann es analista político y académico mexicano. Posee una licenciatura en administración pública en El Colegio de México y una maestría en políticas públicas en la Universidad de Oxford (Inglaterra). Asimismo, cuenta con dos maestrías de la Universidad de Columbia, Nueva York, donde es candidato a doctor en ciencia política. Trabajó para la presidencia de la República en México y en la empresa consultora McKinsey and Company. Fue secretario general del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), donde actualmente es profesor afiliado de la División de Estudios Políticos. Su columna, Juegos de Poder, se publica de lunes a viernes en Excélsior, así como en distintos periódicos de varios estados de México. En radio, es conductor del programa Imagen Electoral que se trasmite en Grupo Imagen. En 2003, recibió el Premio Nacional de Periodismo.
La última vez que escribí sobre las elecciones estadunidenses fue a mediados de julio antes de las convenciones. En esa ocasión reporté, con alegría, que Donald Trump se encontraba estancado: no subía ni en las encuestas ni en las apuestas. Hoy, después de casi un mes y medio, luego de que se llevaran a cabo las convenciones de los dos grandes partidos políticos, con mayor alegría informo que Lord Voldemort está peor que antes: ha caído la probabilidad de que se convierta en Presidente de Estados Unidos.


Saturday, July 9, 2016

Ojo con subir los impuestos


Los Presupuestos Generales del Estado para 2012 se enmarcan en un entorno definido por la necesidad de reducir el déficit público hasta el 5,3 por 100 del PIB, esto es, dos puntos y medio en un entorno recesivo. En dos ejercicios, España se ha comprometido a realizar un ajuste del agujero presupuestario de 5,5 puntos del PIB, un esfuerzo no realizado jamás por ningún Gobierno en tan breve espacio temporal. En este contexto, la presión sobre la política fiscal española no procede tan sólo de conseguir esa ambiciosa meta, sino también de la necesidad de eliminar las dudas que la derrota” del PP en Andalucía han creado en los mercados en el sentido de que éstos han considerado que el Gobierno Rajoy podría tener mayores dificultades para acometer el proceso de consolidación de las cuentas públicas.



Desde esta perspectiva, la pregunta es cómo se articulará la estrategia de reducción del déficit. ¿Se centrará sólo en el recorrte del gasto público? ¿Se verá acompañada de aumentos de los impuestos? Estos interrogantes son fundamentales ya que condicionarán de manera decisiva la efectividad del programa de saneamiento de las cuentas públicas y, también, su impacto sobre el crecimiento de la economía española o, mejor, sobre sus probabilidades de recuperarse en un espacio temporal no demasiado lejano. Por ello, los Presupuestos para 2012 tienen una importancia crucial y ahí el Gobierno Rajoy se la juega.
En medio de una recesión y tras las subidas del IRPF y de la fiscalidad sobre las Rentas del Capital, cualquier nueva alza impositiva tendría un efecto muy negativo sobre la actividad económica. El aumento de los impuestos en un escenario como el español agudizaría las presiones recesivas y, en consecuencia, tendría consecuencias negativas sobre el crecimiento imposibilitando la consecución del objetivo de déficit público. Subir los impuestos en una economía en recesión es una receta segura para retrasar la salida de la crisis. Así lo demuestra la teoría económica y lo ratifica la evidencia empírica. El incremento del IVA realizada por el PSOE tuvo un impacto recaudatorio mínimo.
La hipótesis trasladada a los medios de una potencial eliminación o drástica reducción de las deducciones en el Impuesto de Sociedades constituiría un aumento del tipo impositivo efectivo para las compañías. En un marco de alto endeudamiento de las empresas y con una práctica imposibilidad de acceder al crédito, esa medida daría un golpe demoledor a la inversión, impidiendo la recuperación de esa variable en 2013 que es uno de los puntos sobre los que descansa la esperanza del Gobierno en el comienzo de la reactivación de la economía el año próximo. Por otra parte, este iniciativa haría perder competitividad fiscal en materia de sociedades a España frente a otros países de la UE y desanimaría la inversión extranjera en nuestro país.
El impacto contractivo del incremento de la fiscalidad sobre las sociedades potenciaría el que produce sobre el consumo privado el incremento del IRPF acordado el pasado 30 de diciembre. Esto significa que los dos componentes de la demanda interna –consumo e inversión- se verían afectados de modo negativo por el aumento de la tributación. De este modo, el único vector de expansión de la actividad sería el sector exterior, las exportaciones, cuyo dinamismo será inevitablemente menor que en 2011 a causa del debilitamiento de la coyuntura económica europea.
Resulta indudable que si a ese escenario se añade un aumento del IVA y/o de los impuestos especiales la situación empeoraría aun más. La combinación de incrementos de la fiscalidad directa e indirecta agravaría la recesión y no hay que creer en la Curva de Laffer para entender porqué más impuestos significarían una menor recaudación fiscal. Ante este panorama cabe esperar que el Ministerio de Hacienda y su titular, el Sr. Montoro, que conoce a la perfección la estrecha conexión entre los impuestos, la actividad económica y la recaudación tributaria no caiga en el error keynesiano de identificar alza de los impuestos con mayores ingresos para las arcas púbicas.

Ojo con subir los impuestos


Los Presupuestos Generales del Estado para 2012 se enmarcan en un entorno definido por la necesidad de reducir el déficit público hasta el 5,3 por 100 del PIB, esto es, dos puntos y medio en un entorno recesivo. En dos ejercicios, España se ha comprometido a realizar un ajuste del agujero presupuestario de 5,5 puntos del PIB, un esfuerzo no realizado jamás por ningún Gobierno en tan breve espacio temporal. En este contexto, la presión sobre la política fiscal española no procede tan sólo de conseguir esa ambiciosa meta, sino también de la necesidad de eliminar las dudas que la derrota” del PP en Andalucía han creado en los mercados en el sentido de que éstos han considerado que el Gobierno Rajoy podría tener mayores dificultades para acometer el proceso de consolidación de las cuentas públicas.