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Thursday, September 1, 2016

Lord Voldemort en Los Pinos

Juegos de poder

Leo Zuckermann
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Peña tuvo que salir horas después a aclarar, con un tuit, que sí le había dicho a Trump que nuestro país no pagaría semejante esperpento. Pero el daño ya estaba hecho por el enredo del Presidente de decir que nosotros también sufrimos por la frontera tan porosa con Estados Unidos.

Ayer, antes del encuentro, platicaba con una amiga columnista, que conoce bien la política estadunidense, de por qué Peña había invitado a Donald Trump a Los Pinos. Ella, contundente, pensaba que se trataba de “un suicidio” por parte del Presidente mexicano. Yo me mostraba más dubitativo y la conminaba a esperar el resultado final de la reunión. Argumentaba que, por lo pronto, estábamos frente a una jugada arriesgadísima por parte de Peña y que, a mayor riesgo, más posibles ganancias o pérdidas.



Peña es un Presidente muy impopular y cada vez más débil. A dos años de dejar el gobierno, se está muriendo de una hemorragia persistente. Si no hace nada, si sigue como hasta ahora, este sexenio acabará muy mal. Algo tenía que hacer para cambiar el rumbo. Entre más audaz la acción, más podía darle la vuelta a la tendencia negativa para tratar de terminar lo mejor posible.
Pongo un ejemplo para entenderlo. Es como si estuviera sentado jugando a la ruleta perdiendo y perdiendo por mucho tiempo. De seguir así, con toda seguridad acabaría quebrado por agotamiento de sus fichas. ¿Qué hacer para no terminar en la bancarrota? Apostar todo su capital restante a un solo número. Tiene 1/37 de posibilidad de ganar, un momio muy bajo. Pero, si le pega al número, gana una fortuna: 36 fichas por cada una de las apostadas.
Mi amiga pensaba que lo de Peña era un suicidio porque no había manera de ganar nada con el encuentro con Trump. Yo, en cambio, pensaba en este ejemplo de la ruleta: que sí había un escenario donde el Presidente podía ganar, y mucho. ¿Cómo? No estaba nada sencillo. De hecho, estaba dificilísimo: un momio efectivamente muy bajo. Quizá demostrando, con fuerza, pero también con elegancia, que él está para defender los intereses de los mexicanos dentro y fuera de sus fronteras. Mostrándose, en lo económico, en favor del libre comercio y, en materia de migración, de los derechos humanos de los indocumentados.
Me temo que no hizo ni lo uno ni lo otro.
Lo que más me desconcertó de la conferencia conjunta de Peña y Trump fue el acuerdo de ambos de revisar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Es cierto que se trata de un instrumento viejo que no toma en cuenta las realidades de la nueva economía digital. Pero, precisamente para eso, este gobierno, el de Peña, negoció el Acuerdo Transpacífico (TPP) que, en palabras textuales del secretario de Economía “actualizará de forma automática el TLCAN”. ¿No le explicó Ildefonso Guajardo esto a Peña? ¿No lo entendió?
Es escandaloso que el Presidente concuerde con Trump en la necesidad de revisar el TLCAN cuando éste —y, por cierto, también Hillary Clinton— está en contra del TPP. Con este acuerdo entre Peña y el candidato republicano ayer se abrió un enorme espacio de incertidumbre para la economía mexicana y su gran motor de crecimiento basado en el libre comercio.
Y luego está el asunto de la posible deportación masiva de millones de mexicanos de territorio estadunidense y la construcción de un muro fronterizo. De lo primero, ayer no se dijo nada de manera directa y contundente. El Presidente, si acaso, hizo algunas insinuaciones veladas sobre los mexicanos indocumentados, quizá porque, en su papel de jefe de Estado no podía ser más claro o quizá por el formalismo discursivo que tanto les gusta a los priistas mexiquenses.
Lo del muro fue, simplemente, un desastre. Tan desastroso que Peña tuvo que salir horas después a aclarar, con un tuit, que sí le había dicho a Trump que nuestro país no pagaría semejante esperpento. Pero el daño ya estaba hecho por el enredo del Presidente de decir que nosotros también sufrimos por la frontera tan porosa con Estados Unidos. Por los centro y sudamericanos que vienen aquí para pasarse a Estados Unidos y por el contrabando de armas que nos llega desde el vecino del norte. Ergo, muchos de los simpatizantes de Trump entendieron que Peña le estaba dando el visto bueno al maldito muro. En la mesa de análisis de FoxNews, inmediatamente después de la conferencia de prensa en Los Pinos, algunos panelistas argumentaron que el presidente mexicano había dicho que también nos convenía el muro. Desde luego que Peña no dijo esto pero, ante la falta de una declaración contundente sobre el muro, el spin de los trumpistas es que Trump logró un gran deal con el vecino del sur para erigir una fortaleza fronteriza.
Ya veremos en los próximos días cómo reacciona la opinión pública y publicada sobre este encuentro. Peña apostó duro en una jugada muy arriesgada. En lo personal, creo que perdió. Y aunque muchos se regocijarán de que el Presidente siga debilitándose, a mí me preocupa mucho que todavía faltan dos años de un sexenio que puede acabar muy mal no
sólo para el gobierno sino para el país entero.

Lord Voldemort en Los Pinos

Juegos de poder

Leo Zuckermann
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Peña tuvo que salir horas después a aclarar, con un tuit, que sí le había dicho a Trump que nuestro país no pagaría semejante esperpento. Pero el daño ya estaba hecho por el enredo del Presidente de decir que nosotros también sufrimos por la frontera tan porosa con Estados Unidos.

Ayer, antes del encuentro, platicaba con una amiga columnista, que conoce bien la política estadunidense, de por qué Peña había invitado a Donald Trump a Los Pinos. Ella, contundente, pensaba que se trataba de “un suicidio” por parte del Presidente mexicano. Yo me mostraba más dubitativo y la conminaba a esperar el resultado final de la reunión. Argumentaba que, por lo pronto, estábamos frente a una jugada arriesgadísima por parte de Peña y que, a mayor riesgo, más posibles ganancias o pérdidas.


Monday, August 29, 2016

Cuidado que Lord Voldemort sí puede ganar

Leo Zuckermann
Leo Zuckermann es analista político y académico mexicano. Posee una licenciatura en administración pública en El Colegio de México y una maestría en políticas públicas en la Universidad de Oxford (Inglaterra). Asimismo, cuenta con dos maestrías de la Universidad de Columbia, Nueva York, donde es candidato a doctor en ciencia política. Trabajó para la presidencia de la República en México y en la empresa consultora McKinsey and Company. Fue secretario general del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), donde actualmente es profesor afiliado de la División de Estudios Políticos. Su columna, Juegos de Poder, se publica de lunes a viernes en Excélsior, así como en distintos periódicos de varios estados de México. En radio, es conductor del programa Imagen Electoral que se trasmite en Grupo Imagen. En 2003, recibió el Premio Nacional de Periodismo.
La última vez que escribí sobre las elecciones estadunidenses fue a mediados de julio antes de las convenciones. En esa ocasión reporté, con alegría, que Donald Trump se encontraba estancado: no subía ni en las encuestas ni en las apuestas. Hoy, después de casi un mes y medio, luego de que se llevaran a cabo las convenciones de los dos grandes partidos políticos, con mayor alegría informo que Lord Voldemort está peor que antes: ha caído la probabilidad de que se convierta en Presidente de Estados Unidos.



La famosa casa de apuestas Betfair le está dando 20% de chance de ganar la elección del 8 de noviembre entrante. A su contrincante, Hillary Clinton, los apostadores le están otorgando 77% de llegar a ser la primera Presidenta de nuestro vecino del norte. El blog de Nate Silver, especialista en pronósticos, le está dando una posibilidad menor a Trump: tan sólo el 16%. Esto es con un modelo que toma en cuenta información nacional y estatal, sobre todo de los llamados estados “columpio” donde la competencia puede irse hacia el lado republicano o demócrata. Estos son determinantes para la elección: Florida, Ohio, Pennsylvania, Virginia, Michigan, Carolina del Norte, Wisconsin, Minnesota, Colorado, Iowa, Georgia y Nevada. En todas estas entidades, salvo en Georgia, Clinton va, por el momento, muy arriba de Trump. Josh Katz tiene su propio modelo de predicción tomando en cuenta encuestas nacionales y estatales. Los resultados pueden consultarse en The New York Times. Ayer le daban 11% de probabilidad de ganar al despreciable multimillonario.
No es que Trump esté perdido. Más bien creo que, a estas alturas, la que puede caerse es Hillary Clinton. Sabemos que no es una candidata carismática. Sabemos que mucha gente desconfía de ella (aunque, por fortuna, desconfía más de su rival). Y también sabemos que trae dos escándalos que bien podrían quitarle votos.
Entonces, ¿ya perdió Trump? No. De ninguna manera. 20, 16 o 11 por ciento no son cero. De aquí a noviembre todavía pueden suceder muchas cosas que modifiquen los momios. O, incluso, llegar a la elección con probabilidades bajas y que Trump, efectivamente, gane. Como dicen los apostadores: “que se haga la chica”. Es lo que pasó, por ejemplo, en la votación del Brexit. Los apostadores, un día antes de la votación, le daban muy poca probabilidad de que los electores británicos votaran en favor de salirse de la Unión Europea. Y eso fue lo que pasó. Tanto las encuestas como las apuestas fallaron para predecir este evento futuro.
Así que hay que tener mucho cuidado. No es que Trump esté perdido. Más bien creo que, a estas alturas, la que puede caerse es Hillary Clinton. Sabemos que no es una candidata carismática. Sabemos que mucha gente desconfía de ella (aunque, por fortuna, desconfía más de su rival). Y también sabemos que trae dos escándalos que bien podrían quitarle votos.
Uno es la cantidad de fondos que recibió la Fundación Clinton cuando ella era secretaria de Estado. Aquí podría haber un conflicto de interés. Mientras su esposo, Bill, expresidente, recibía cheques de gobiernos extranjeros, Hillary negociaba importantes cosas dizque representando a Estados Unidos.
El otro problema es el de sus correos electrónicos. Resulta que, como secretaria de Estado, recibía y mandaba sus comunicaciones a través de un servidor privado y no del gubernamental como estaba obligada. El FBI, aunque la acusó de haber sido extremadamente descuidada en el manejo de información confidencial, decidió no perseguirla judicialmente. La procuradora General aceptó esta recomendación. Al parecer ahí había terminado este asunto para la candidata demócrata. No obstante, en días recientes se descubrieron casi 15 mil correos más que Clinton no entregó a las autoridades. ¿Qué hay ahí adentro? No lo sabemos, pero un juez ya ordenó que se investigue y den resultados antes de la elección.
Por lo que toca a Trump, él solito se ha ido enredando en su propio estiércol. Su campaña ha sido un desastre porque él es un desastre. Y buena parte de los estadunidenses, incluyendo varios republicanos, ya se dieron cuenta de que no le pueden dar los códigos nucleares a un ignorante, narcisista y racista como Lord Voldemort. Pero, ojo, como he venido diciendo a lo largo de esta campaña, no subestimemos nunca el poder de un demagogo en un país enojado. Sí: hoy sus probabilidades son bajas, pero, por desgracia, puede ganar.

Cuidado que Lord Voldemort sí puede ganar

Leo Zuckermann
Leo Zuckermann es analista político y académico mexicano. Posee una licenciatura en administración pública en El Colegio de México y una maestría en políticas públicas en la Universidad de Oxford (Inglaterra). Asimismo, cuenta con dos maestrías de la Universidad de Columbia, Nueva York, donde es candidato a doctor en ciencia política. Trabajó para la presidencia de la República en México y en la empresa consultora McKinsey and Company. Fue secretario general del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), donde actualmente es profesor afiliado de la División de Estudios Políticos. Su columna, Juegos de Poder, se publica de lunes a viernes en Excélsior, así como en distintos periódicos de varios estados de México. En radio, es conductor del programa Imagen Electoral que se trasmite en Grupo Imagen. En 2003, recibió el Premio Nacional de Periodismo.
La última vez que escribí sobre las elecciones estadunidenses fue a mediados de julio antes de las convenciones. En esa ocasión reporté, con alegría, que Donald Trump se encontraba estancado: no subía ni en las encuestas ni en las apuestas. Hoy, después de casi un mes y medio, luego de que se llevaran a cabo las convenciones de los dos grandes partidos políticos, con mayor alegría informo que Lord Voldemort está peor que antes: ha caído la probabilidad de que se convierta en Presidente de Estados Unidos.