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Saturday, July 9, 2016

Ojo con subir los impuestos


Los Presupuestos Generales del Estado para 2012 se enmarcan en un entorno definido por la necesidad de reducir el déficit público hasta el 5,3 por 100 del PIB, esto es, dos puntos y medio en un entorno recesivo. En dos ejercicios, España se ha comprometido a realizar un ajuste del agujero presupuestario de 5,5 puntos del PIB, un esfuerzo no realizado jamás por ningún Gobierno en tan breve espacio temporal. En este contexto, la presión sobre la política fiscal española no procede tan sólo de conseguir esa ambiciosa meta, sino también de la necesidad de eliminar las dudas que la derrota” del PP en Andalucía han creado en los mercados en el sentido de que éstos han considerado que el Gobierno Rajoy podría tener mayores dificultades para acometer el proceso de consolidación de las cuentas públicas.



Desde esta perspectiva, la pregunta es cómo se articulará la estrategia de reducción del déficit. ¿Se centrará sólo en el recorrte del gasto público? ¿Se verá acompañada de aumentos de los impuestos? Estos interrogantes son fundamentales ya que condicionarán de manera decisiva la efectividad del programa de saneamiento de las cuentas públicas y, también, su impacto sobre el crecimiento de la economía española o, mejor, sobre sus probabilidades de recuperarse en un espacio temporal no demasiado lejano. Por ello, los Presupuestos para 2012 tienen una importancia crucial y ahí el Gobierno Rajoy se la juega.
En medio de una recesión y tras las subidas del IRPF y de la fiscalidad sobre las Rentas del Capital, cualquier nueva alza impositiva tendría un efecto muy negativo sobre la actividad económica. El aumento de los impuestos en un escenario como el español agudizaría las presiones recesivas y, en consecuencia, tendría consecuencias negativas sobre el crecimiento imposibilitando la consecución del objetivo de déficit público. Subir los impuestos en una economía en recesión es una receta segura para retrasar la salida de la crisis. Así lo demuestra la teoría económica y lo ratifica la evidencia empírica. El incremento del IVA realizada por el PSOE tuvo un impacto recaudatorio mínimo.
La hipótesis trasladada a los medios de una potencial eliminación o drástica reducción de las deducciones en el Impuesto de Sociedades constituiría un aumento del tipo impositivo efectivo para las compañías. En un marco de alto endeudamiento de las empresas y con una práctica imposibilidad de acceder al crédito, esa medida daría un golpe demoledor a la inversión, impidiendo la recuperación de esa variable en 2013 que es uno de los puntos sobre los que descansa la esperanza del Gobierno en el comienzo de la reactivación de la economía el año próximo. Por otra parte, este iniciativa haría perder competitividad fiscal en materia de sociedades a España frente a otros países de la UE y desanimaría la inversión extranjera en nuestro país.
El impacto contractivo del incremento de la fiscalidad sobre las sociedades potenciaría el que produce sobre el consumo privado el incremento del IRPF acordado el pasado 30 de diciembre. Esto significa que los dos componentes de la demanda interna –consumo e inversión- se verían afectados de modo negativo por el aumento de la tributación. De este modo, el único vector de expansión de la actividad sería el sector exterior, las exportaciones, cuyo dinamismo será inevitablemente menor que en 2011 a causa del debilitamiento de la coyuntura económica europea.
Resulta indudable que si a ese escenario se añade un aumento del IVA y/o de los impuestos especiales la situación empeoraría aun más. La combinación de incrementos de la fiscalidad directa e indirecta agravaría la recesión y no hay que creer en la Curva de Laffer para entender porqué más impuestos significarían una menor recaudación fiscal. Ante este panorama cabe esperar que el Ministerio de Hacienda y su titular, el Sr. Montoro, que conoce a la perfección la estrecha conexión entre los impuestos, la actividad económica y la recaudación tributaria no caiga en el error keynesiano de identificar alza de los impuestos con mayores ingresos para las arcas púbicas.

Ojo con subir los impuestos


Los Presupuestos Generales del Estado para 2012 se enmarcan en un entorno definido por la necesidad de reducir el déficit público hasta el 5,3 por 100 del PIB, esto es, dos puntos y medio en un entorno recesivo. En dos ejercicios, España se ha comprometido a realizar un ajuste del agujero presupuestario de 5,5 puntos del PIB, un esfuerzo no realizado jamás por ningún Gobierno en tan breve espacio temporal. En este contexto, la presión sobre la política fiscal española no procede tan sólo de conseguir esa ambiciosa meta, sino también de la necesidad de eliminar las dudas que la derrota” del PP en Andalucía han creado en los mercados en el sentido de que éstos han considerado que el Gobierno Rajoy podría tener mayores dificultades para acometer el proceso de consolidación de las cuentas públicas.


Saturday, July 2, 2016

Impuestos abusivos provocan empresas abandonen paises


Impuestos
“Compañía americana se traslada al extranjero”. Todos hemos visto ya ese titular en la prensa. Ahora se puede añadir Johnson Control a la lista. El proveedor de piezas de autos con sede en Milwaukee anunció que se va a fusionar con Tyco International, con sede en Irlanda.
Esta gran maniobra es sólo el último ejemplo de la denominada “inversión tributaria”, mediante la cual una compañía reubica en el extranjero su sede para pagar menos impuestos. Recientemente, el gigante farmacéutico americano Pfizer anunció una fusión por valor de $160,000 millones con la compañía de medicamentos irlandesa Allergen. Recuérdese igualmente el caso de la adquisición por parte de Burger King por $11,000 millones de la cadena canadiense Tim Hortons.



Lógicamente hay una razón por la que la inversión tributaria es tan habitual: Las compañías americanas pagan unos tipos impositivos sobre sociedades de entorno al 35% o más, mientras que sus competidores extranjeros pagan mucho menos en sus respectivos países. Irlanda, por ejemplo, tiene un tipo impositivo sobre sociedades del 12.5%. De hecho, Estados Unidos tiene el tipo impositivo sobre sociedades más elevado entre los países desarrollados. Afrontar ese pago es una dura batalla para muchas empresas. Y aquéllas que no pueden competir quedan en una posición vulnerable frente a adquisiciones extranjeras.
Trasladarse al extranjero permite a las compañías pagar menos en impuestos y conservar una gran parte de sus beneficios, que a su vez éstos se pueden utilizar para invertir de nuevo en Estados Unidos con localizaciones adicionales y nuevos empleados, y así producir más bienes y servicios para el público.
La legislación actual grava dos veces a las compañías americanas que operan en el extranjero, una vez en el país en el que obtienen los beneficios y otra vez cuando ese dinero retorna a Estados Unidos. Esta doble tributación pone en desventaja competitiva a estas compañías respecto a los competidores extranjeros, que son libres de invertir en Estados Unidos sin el temor a una doble tributación. Y eso deja a las compañías americanas con menos dinero para gastar en su expansión empresarial y laboral.
Pongamos como ejemplo a un trabajador que vive en una ciudad y se desplaza a otra para trabajar cada día. Si las normas establecieran que tendría que pagar impuestos en ambas ciudades (doble tributación), sería beneficioso para este trabajador el mudarse a la ciudad con el tipo impositivo más bajo. Hacer eso no sería egoísta ni desleal hacia una de las ciudades, simplemente le serviría para ahorrar un dinero que podría gastar de otra forma.
Pues la misma lógica se aplica a las empresas. En este momento, las compañías americanas mantienen casi $2.1 billones en el extranjero para evitar la doble tributación que les aguardaría si quisieran reinvertir ese dinero en Estados Unidos. No están siendo egoístas o antipatriotas, es simple sentido común el que quieran ahorrar dinero.
Para traer ese dinero a nuestro país, los responsables políticos deberían centrar su atención en la reforma del impuesto sobre sociedades, que haría que el clima empresarial de Estados Unidos fuese más atractivo para cualquier tipo de compañía. No soluciona nada demonizar a las compañías por respetar las reglas del juego y pagar menos impuestos en otro lugar. Como tampoco lo hace imponer más regulación pública.
Necesitamos fomentar el que las empresas se queden aquí, no abrumarlas con más normas y cobros.

Impuestos abusivos provocan empresas abandonen paises


Impuestos
“Compañía americana se traslada al extranjero”. Todos hemos visto ya ese titular en la prensa. Ahora se puede añadir Johnson Control a la lista. El proveedor de piezas de autos con sede en Milwaukee anunció que se va a fusionar con Tyco International, con sede en Irlanda.
Esta gran maniobra es sólo el último ejemplo de la denominada “inversión tributaria”, mediante la cual una compañía reubica en el extranjero su sede para pagar menos impuestos. Recientemente, el gigante farmacéutico americano Pfizer anunció una fusión por valor de $160,000 millones con la compañía de medicamentos irlandesa Allergen. Recuérdese igualmente el caso de la adquisición por parte de Burger King por $11,000 millones de la cadena canadiense Tim Hortons.