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Monday, June 27, 2016

Carlos Rangel, el precursor venezolano

Ian Vásquez destaca la importancia de las ideas del venezolano Carlos Rangel a 40 años de la publicación de “Del buen salvaje al buen revolucionario”.

Ian Vásquez es Director del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Cato Institute.
Venezuela está a punto de colapsar. La crisis que ha engendrado la revolución bolivariana es total: económica, política y social. La escasez de prácticamente todo lo importante –comida, electricidad, medicinas, agua– ha derivado en colas interminables, hambre, una creciente ola de saqueos y conflicto social, y una crisis humanitaria. La gente se muere por falta de medicamentos o equipos médicos que funcionen. En el 2015, la tasa de mortalidad de bebés de menos de un mes de vida se incrementó en los hospitales públicos en cien veces respecto del 2012. La tasa de mortalidad de madres en los mismos hospitales casi se quintuplicó.



Ante esta realidad, el presidente Nicolás Maduro, en vez de anunciar reformas, ha respondido de manera delirante. Ha declarado un estado de emergencia, una mayor militarización de la sociedad y una profundización del experimento socialista en el que culpó de los problemas del país a una guerra económica librada por los empresarios y Estados Unidos.
Es propicio que este año se conmemore el aniversario 40 de la publicación del libro clásico del pensador Carlos Rangel (1929-1988) que todo venezolano debe leer: “Del buen salvaje al buen revolucionario”. Rangel criticó de la manera más severa las ideas que entonces estaban en plena moda en América Latina –la planificación central, la supuesta dependencia de los países pobres de los ricos, la necesidad de la ayuda externa para salir de la pobreza, y demás conceptos de moneda corriente–. Rangel fue, como dice el escritor Plinio Apuleyo Mendoza, un precursor por anticipar cambios que eventualmente se dieron en buena parte de la región pero no en su propio país.
El pensamiento de Rangel tiene más vigencia hoy que nunca en Venezuela. América Latina, según Rangel, se ha dirigido a base de mitos y ha sido vulnerable a “ofertas políticas construidas sobre la mentira, o que apelan a la verdad solo a medias”. Así, la idea de que existió un paraíso en América antes de la llegada de los europeos, se convirtió en tiempos modernos en la idea del buen revolucionario que reivindicaría la era del buen salvaje. El fracaso de América Latina –especialmente comparado a Estados Unidos– se debe a factores externos. Desde el descubrimiento, los europeos han utilizado a América Latina para proyectar sus fantasías, frustraciones y sentimientos de culpabilidad, que en el tiempo se convirtieron “en los venenos con que se alimentaron los mismos latinoamericanos”, según el intelectual francés Jean-François Revel.
Los venezolanos reconocerán ese divorcio con la realidad. Para dar tan solo dos ejemplos actuales de esto, la ley chavista de “precios justos” crea escasez y mercados negros de precios astronómicos, y la hiperinflación ha llevado a la devaluación acelerada del “bolívar fuerte”.
Es asombroso qué tan clarividente fue Rangel sobre el destino venezolano. En 1983 dio un discurso ante una asociación empresarial donde aclaró que en Venezuela “nunca hemos tenido una economía libre” y que lo que existía desde el principio era un sistema basado en “el monopolio, el privilegio y la corrupción” que era absolutamente “antagónico a la economía de mercado”. A diferencia del análisis de la élite venezolana, Rangel creía que los problemas no se debían al mercado libre, sino a la “hipertrofia del Estado”.
Y ese problema, a su vez, se agravó “por dos factores nuevos: el socialismo y el petróleo”. La élite política venezolana estaba imbuida de ideas socialistas y creía que, bajo la democracia, se podían resolver los problemas del país con mayor dirigismo estatal, financiado, por supuesto, con los ingresos petroleros.
Mucho antes de la llegada de Hugo Chávez, Rangel se preocupó por el “suicidio de la democracia” venezolana en que “los gobiernos […] posponen decisiones impopulares y prefieren tirarles dinero a los problemas”. Rangel entendió antes que otros que no se puede sostener un sistema democrático que no sea basado en una economía relativamente libre. En un ensayo en que anticipó la ideología incoherente del socialismo bolivariano, Rangel destacó el desprecio que tuvo Karl Marx por Simón Bolívar, a quien Marx tildó de “canalla cobarde, miserable y ordinario”.
Después del chavismo, Venezuela seguirá teniendo abundancia de petróleo y un legado estatista de larga tradición. Urge que a Rangel lo lean los venezolanos, y especialmente la oposición.

Carlos Rangel, el precursor venezolano

Ian Vásquez destaca la importancia de las ideas del venezolano Carlos Rangel a 40 años de la publicación de “Del buen salvaje al buen revolucionario”.

Ian Vásquez es Director del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Cato Institute.
Venezuela está a punto de colapsar. La crisis que ha engendrado la revolución bolivariana es total: económica, política y social. La escasez de prácticamente todo lo importante –comida, electricidad, medicinas, agua– ha derivado en colas interminables, hambre, una creciente ola de saqueos y conflicto social, y una crisis humanitaria. La gente se muere por falta de medicamentos o equipos médicos que funcionen. En el 2015, la tasa de mortalidad de bebés de menos de un mes de vida se incrementó en los hospitales públicos en cien veces respecto del 2012. La tasa de mortalidad de madres en los mismos hospitales casi se quintuplicó.


Wednesday, June 22, 2016

La libertad digital

La libertad digital

Por Horacio Giusto
La humanidad constantemente ha evolucionado y se ha revolucionado en búsqueda de su libertad. Intentar que el hombre posea cada vez mayores rangos de acción conllevó a que múltiples ciencias aplicaran sus conocimientos en favor del libre albedrío. La evolución de la ciencia informática es un claro ejemplo de cómo el conocimiento sirve a la autonomía del hombre, ya que sea transportando una simple netbook o utilizando diversas aplicaciones desde un celular, el hombre puede disponer muchas veces de su trabajo, su tiempo o su dinero en cualquier espacio. Más aún, la maravilla de la comunicación en tiempo real otorga la increíble oportunidad de conectar a las personas independientemente de su distancia, permitiéndoles afianzar relaciones de todo tipo o concretar negocios para el progreso de cada individuo.


Esta evolución llega, como no podía ser de otra forma, también a la esfera de la política. Desde hace décadas se ha intentado fomentar la doctrina del “Gobierno Abierto”. Si bien el concepto tiene su origen en la década de 1970 en Inglaterra, muchos países a nivel mundial como Nueva Zelanda, Estados Unidos o España, paulatinamente han incorporado dicha doctrina. Hablar de gobierno abierto implica utilizar las herramientas digitales que la ciencia provee para afianzar los valores republicanos y asentar una democracia más transparente y participativa. En este sentido Guy Sorman (filósofo, periodista, autor y economista de origen francés) expone en diversas obras claramente cómo al implementar un gobierno abierto se fortalecen las instituciones de los Estados, esencialmente lo que es el control presupuestario que realizan los privados sobre la administración pública. Un gobierno informatizado genera cambios más allá de la mera transparencia. La participación mediante las redes permite que cada individuo se pueda involucrar de manera más directa en las decisiones plebiscitadas de manera on-line, tal como sucede en Chile, que desde el año 2012 es encuentra dentro de la alianza “Open Government Partnership (OPG)”. Las gestiones públicas gozan de mayor legitimidad desde el momento en que cada accionar es referenciado por el sector contribuyente, que es en definitiva la parte de la sociedad que sostiene y financia el actuar administrativo del Estado.
Fomentar el desarrollo de capitales y tecnología no es un fenómeno separado de la cultura, la política y la economía. En la antigua Grecia, las Asambleas, que tenían funciones institucionales primordiales para el desarrollo de la sociedad, desde ir a una guerra hasta elegir un funcionario, eran un órgano de participación directa del ciudadano, sin la necesidad de representación legislativa. Esa moral pública en la que cada persona destinaba parte de su valioso tiempo al desarrollo político de la Ciudad hoy puede volver a aparecer gracias a la tecnología. Un mero dispositivo no va a generar un cambio paradigmático en lo cultural, en el que los habitantes quieran involucrase en la lucha por sus derechos individuales, pero sí es un buen comienzo que cada sujeto tenga al menos la oportunidad desde el confort de su hogar de incidir en las políticas públicas. Karl Popper, a mitad del S. XX, en su obra magistral “La sociedad abierta y sus enemigos” demarcaba cómo los gobiernos que se han cerrado burocráticamente terminan siendo totalmente nefastos para sus poblaciones, sobre todo en materia económica. Se podría citar el claro caso de Cuba, lugar en el que el régimen castrista durante décadas prohibía el uso de internet para gran parte de la sociedad civil, evitando que se tuviera información relativa a las condiciones de vida, gobierno y mercado que se gozaban en otros países.
Argentina crea el Ministerio de Modernización el 10 de Diciembre de 2015. Posiblemente sea la medida más inteligente a futuro que pudo tomar el gobierno del “cambio”. Si uno analiza este caso particular verá que esta Nación viene acompañando la idea de integrarse al mundo y dotar de mayores libertades a su población. Es rescatable que dicho Ministerio paulatinamente, al digitalizar el país, vaya disminuyendo parte del gasto público por requerir menos insumos, pero el eje fundamental pasa por su rol de capacitar y jerarquizar el empleo público. Argentina puede ser un verdadero ejemplo a nivel mundial de cómo solucionar el problema del Estado gigante que limita la libertad civil. Piénsese que si el sector privado puede tramitar sus obligaciones municipales, provinciales o nacionales desde una simple computadora personal se estará ganando más tiempo propio para trabajar o disfrutar libremente de lo que quiera. Además de ahorrar tiempo en filas interminables por el exceso de burocracia, elemento típico en muchos países latinoamericanos, el país digitalizado no padece el cercenamiento de libertades cuando los sindicatos en búsqueda de mayores privilegios irregularmente cortan los servicios o impide la libre circulación por los espacios públicos.
Así pues, es válido sostener que el desarrollo del capital, acompañado de un cambio cultural, pueden asentar definitivamente los valores de la libertad en cada Nación. En pleno S. XXI todavía hay países que designan funcionarios por criterios políticos y no por capacidad, ralentizando el funcionamiento administrativo y perjudicando al sector productivo, más el enorme gasto que esto implica al Estado. Modernizar implicará que el contribuyente participe en decisiones políticas, se ahorre tiempo que destinaba al trámite burocrático para invertirlo en lo que desee y fundamentalmente pagará menos impuestos por cuanto el Estado es más chico y eficiente.

La libertad digital

La libertad digital

Por Horacio Giusto
La humanidad constantemente ha evolucionado y se ha revolucionado en búsqueda de su libertad. Intentar que el hombre posea cada vez mayores rangos de acción conllevó a que múltiples ciencias aplicaran sus conocimientos en favor del libre albedrío. La evolución de la ciencia informática es un claro ejemplo de cómo el conocimiento sirve a la autonomía del hombre, ya que sea transportando una simple netbook o utilizando diversas aplicaciones desde un celular, el hombre puede disponer muchas veces de su trabajo, su tiempo o su dinero en cualquier espacio. Más aún, la maravilla de la comunicación en tiempo real otorga la increíble oportunidad de conectar a las personas independientemente de su distancia, permitiéndoles afianzar relaciones de todo tipo o concretar negocios para el progreso de cada individuo.