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Thursday, July 7, 2016

Cuando los totalitarios soviéticos se convirtieron en aliados de los estadounidenses


Hace tres cuartos de siglo, el 22 de junio de 1941, la Alemania nazi lanzó la Operación Barbarroja, un ataque a la Unión Soviética a lo largo de un frente de 4.500 kilómetros. Barbarroja llevó a la guerra a su etapa global. Prefiguró el sistema final de alianzas. Llevo a la Solución Final al nivel industrial de matanzas. Ayudó a que Estados Unidos entrara en guerra e indudablemente abrió las compuertas del “préstamo y arriendo” de Estados Unidos a la Rusia de Stalin. Como ha señalado Ralph Raico, los poderes presidenciales propios del préstamo y arriendo constituyeron una de las grandes expansiones de poder en la historia estadounidense. En este sentido, ver el ensayo crítico de Raico sobre Storm on the Horizon, de Justus Doenecke, así como la revisión de FDR de Raico, en la que trata al personaje de Hopkins.



Pero aparte de Raico, Doenecke y otros historiadores de la tradición revisionista libertaria y en la vieja derecha, y a pesar del enorme impacto que este evento ha tenido en la historia mundial, ¡qué enorme desinformación e incomprensión histórica lo rodea! Esencialmente, dos totalitarios acordaron dividir Europa. Después de casi dos años de cooperación relativamente cercana con invasiones, matanzas masivas, deportaciones y trabajos forzados, los dos grandes apóstoles del estado se separaron, en buena parte debido a que sus planes territoriales, estratégicos y económicos a largo plazo ella mutuamente exclusivos. Amo seguía siendo totalitarios, ambos seguían siendo asesinos en masa.
Pero todo este asunto de Hitler y Stalin como dos vías para el mismo estado totalitario tendría que esperar en realidad hasta la década de 1980 y principios de la de 1990 para que algún atisbo de comparaciones históricas llegara a la corriente dominante, compuesta por libros universitarios de texto, la academia, la historia popular, etc. Incluso todos esos años después, incluso cuando los especialistas entre los historiadores dominantes saben muy bien que la investigación sobre Stalin mostraba algo horroroso, el tratamiento del hombre de acero en los libros de texto o en los medios de comunicación casi siempre era benévolo.
Lo asombroso es que, durante la Guerra Fría, los estadounidenses con formación podían mantener ambas imágenes en su mente: el “tío Joe” por un lado y el malvado Stalin de la Guerra Fría por el otro. Un globo lo verdaderamente orwelliano.
Pero esto también podía explicarse fácilmente. Para empezar, el Tercer Reich era el malo de la película: un estado totalitario y un régimen asesino. De hecho, con todo el conocimiento ampliamente explicado acerca de Hitler y su régimen, parece difícil para la mentalidad del público abarcar dos villanos como estos. Así que hay un aspecto psicológico creado para el reconocimiento moderno de Hitler como el mal. Hitler puede haber sido Satán, pero Stalin fue… bueno… el “tío Joe” con algunos defectos humanos.
Y por otro lado, otra parte la explicación llega aún más lejos. En la década de los treinta, la Casa Blanca de FDR y mucha de la prensa estadounidense en esencia había ignorado los asesinatos masivos, campos de concentración y limpiezas étnicas de Stalin. Los estadounidenses que leían sus periódicos veía mucho sobre los males de Hitler y poco sobre los males de Stalin en la década de 1930 (Stalin fue el hombre del año de la revista Time en 1940). Pero en 1941, Stalin se convirtió de repente (al menos en su aspecto externo) en el favorito de la administración y buena parte de la prensa estadounidense. El “tío Joe” se convirtió en una especie de héroe de culto. El Golden Gate Jubilee Quartet, un popular cuarteto o negro de góspel, tuvo un éxito moderado en 1943 con una canción que hablaba de Stalin en términos casi bíblicos (“Stalin wasn’t Stallin”, de Willie Johnson).
Por tanto, la cultura popular, Stalin (que murió con un plan “en el bolsillo” para ir a por los judíos en la Unión Soviética) estaba alguna manera en una categoría completamente diferente.
La Operación Barbarroja tiene muchos significados para mundo moderno. Se cobró un terrible peaje en vidas humanas, dentro y fuera del campo de batalla. Llevó al engrandecimiento de la propia Unión Soviética. En Estados Unidos, dio un nuevo significado a la “emergencia de tiempo de guerra”, ayudó a agrandar los poderes presidenciales en EEUU, permitió al régimen dirigir al país hacia la guerra en coalición con el nuevo enemigo de Hitler y mucho más.
Mucho impacto para un evento. Hace setenta y cinco años.

Cuando los totalitarios soviéticos se convirtieron en aliados de los estadounidenses


Hace tres cuartos de siglo, el 22 de junio de 1941, la Alemania nazi lanzó la Operación Barbarroja, un ataque a la Unión Soviética a lo largo de un frente de 4.500 kilómetros. Barbarroja llevó a la guerra a su etapa global. Prefiguró el sistema final de alianzas. Llevo a la Solución Final al nivel industrial de matanzas. Ayudó a que Estados Unidos entrara en guerra e indudablemente abrió las compuertas del “préstamo y arriendo” de Estados Unidos a la Rusia de Stalin. Como ha señalado Ralph Raico, los poderes presidenciales propios del préstamo y arriendo constituyeron una de las grandes expansiones de poder en la historia estadounidense. En este sentido, ver el ensayo crítico de Raico sobre Storm on the Horizon, de Justus Doenecke, así como la revisión de FDR de Raico, en la que trata al personaje de Hopkins.