Sunday, July 30, 2017

IGLESIA VS LIBERTAD



REFLEXIONES LIBERTARIAS
Ricardo Valenzuela
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Desde que al papa Francisco asumió el poder que emerge del trono de la iglesia católica, de nuevo se abrió la lucha entre los que siempre han pensado la iglesia es enemiga de la libertad, los clásicos conservadores que se asilan en ella para llevar a cabo sus negocios, los príncipes de la iglesia que portan una teología que dejaría a los talibanes luciendo como angelitos celestiales. No es un secreto las tendencias socialistas que el Papa expone ya sin camuflaje, ante la algarabía de algunos y la preocupación de otros. La iglesia católica latinoamericana, durante mucho tiempo se ha identificado con el movimiento católico marxista conocido como La Teología de la Liberación, la cual el Papa Francisco, como buen jesuita, parece tener en sus oraciones especiales.
 
Después de que, como católico liberal, me di cuenta del pensamiento socialista del Papa, tratando de encontrar alguna explicación me di a llevar a cabo una investigación, especialmente para identificar el origen del pensamiento de Francisco. Un sacerdote católico de las filas liberales del Padre Sirico, me dio la explicación que me ha dejado satisfecho. “El Papa Francisco, me dice, además de ser Jesuita, es un gran admirador de la obra de Paulo VI y su muy socialista encíclica, Populorum Progressio, léela, y si la aguantas esa lectura, y ahí encontraras tu respuesta”. La respuesta la encontré en el extraordinario libro de Ayn Rand, “Capitalismo, el Ideal Desconocido”, puesto que dedica uno de los capítulos a ese tema, la encíclica “Populorum Progressio” (El desarrollo de la gente). 

Ante la actitud del Papa, los católicos, religiosos y seculares, que comulgan con el socialismo cristiano, han salido de sus escondites y se preparan para la lucha. El gran problema estos momentos es la lucha de la libertad, ha sido la iglesia católica que con su gran autoridad tiene el poder para instalar programas—buenos y malos—en la mente de todos los miembros de las sociedades. La encíclica del papa Paulo VI, Populorum Progressio, es una muestra latente de lo que afirmo. El contenido de dicho documento me pareció la explosión de una gran emoción reprimida y no expresada durante muchos siglos, derribando la barrera que la iglesia hubiera construido cuando abandonaba el estilo cuidadoso y calculado de sus opiniones, para expulsar una serie de represiones bien guardadas.

La encíclica se muestra llena de odio hacia el capitalismo, profundas palabras llenas de cierto diablismo apuntadas a un blanco, y que no son motivadas por pura política. Al referirse a la revolución industrial declara: “Es muy desafortunado que en esta nueva condición de las sociedades, la revolución industrial se haya construido sobre un sistema que considera las ganancias como su gran motivación para el progreso económico, competencia como la ley suprema de la economía, y la propiedad privada de los medios de producción, como un derecho absoluto y sin límites, y además se alce sin ninguna obligación social. El capitalismo ha sido la fuente de injusticias y conflictos fratricidas. Sería erróneo culpar nada mas a la industrialización de lo diabólico que solo corresponde al sistema que la acompaña”.

Ahora yo pregunto ¿Cuáles son los sufrimientos, injusticias y conflictos fratricidas causados por el capitalismo? ¿Qué sistema social pasado o presente, tiene mejor record frente a esos verdaderos sistemas diabólicos ¿El feudalismo de la edad media? ¿La monarquía absoluta? ¿El socialismo, fascismo o comunismo? ¿La economía mixta de México? No hay respuesta. Si no hay una conexión entre capitalismo y el progreso de la humanidad, el bienestar, y el nivel de vida. ¿Por qué los países que lo practican tienen en esos aspectos niveles mucho más altos que otros, como los países africanos, latinoamericanos, los del medio oriente que no tuvieron la suerte de nadar sobre petróleo? ¿Si se considera el gran sufrimiento, injusticias y fratricidio del capitalismo, en que aspectos pueden ubicar al capitalismo en el mismo nivel del terror y asesinatos masivos de la Alemania Nazi o la Unión Soviética? ¿De la destrucción y miseria de Venezuela?

La iglesia se preocupa profundamente por los legados de la historia y principios políticos fundamentales, pero no discute, y menos condena, ningún otro sistema social y solamente arremete contra el capitalismo. Entonces debemos concluir que todos los demás sistemas son compatibles con la filosofía política de la iglesia católica. Y esto es soportado por el hecho que condena el capitalismo, no por pequeñeces o algunas miniaturas características, sino por su esencia, que no son las bases de ningún otro sistema económico: La motivación por las ganancias, la competencia, y la propiedad privada de los medios de producción los que, si no existen en cualquier economía, está totalmente condenada al fracaso y a generar miseria para las sociedades, y los ejemplos ya los citamos.

Pero, ¿sobre qué bases morales la iglesia juzga un sistema social? Porque al capitalismo lo acusa con frases como esta: “El deseo por satisfactores ante las necesidades es legítimo, y el trabajo para obtenerlos es un deber. Si un hombre no trabaja, que no coma. Pero la adquisición de bienes temporales se puede convertir en ambición, en un insaciable deseo de obtener más, y el poder para lograrlo se convierte en una peligrosa tentación. Individuos, familias y naciones pueden sucumbir en la avaricia, sean ricos o pobres, todos se convierten en víctimas del materialismo”.

La biblia desde sus primeras páginas nos enseña que todo lo que dios ha creado es para el hombre, y es su responsabilidad el desarrollarlo con su esfuerzo inteligente, con su trabajo, perfeccionarlo para su uso. Pero la iglesia afirma: “Dios creó la tierra y todo lo que contiene para el uso de los seres humanos. Así, los hombres guiados por justicia y caridad, que entiendan, los bienes creados deben abundar para ellos sobre bases razonables. Todos los demás derechos, incluyendo derechos de propiedad y libre comercio, deben de estar subordinados a estos principios”.  Es decir, la gran frase de Adam Smith: “No por la benevolencia del carnicero, del panadero y del lechero, es que tengo la cena sobre mi mesa. Sino por su ambición de obtener una ganancia, y al perseguir ese legítimo objetivo, sin proponérselo también están logrando el beneficio de la comunidad, siempre guiados por esa mano invisible”, es una abominación.

Continua la encíclica: “Es bien conocida la fortaleza de las palabras utilizadas por los padres de la iglesia para describir la actitud propia de los que poseen todo, hacia quienes están en necesidad”. Palabras de san Ambrosio: “Tú no estás haciendo un regalo de tus posesiones a los pobres. Le estas entregando lo que es de ellos. Porque lo que ha sido dado en comunidad es para el uso de todos, y tú te lo has arrogado. El mundo es de todos, no solo de los ricos. La propiedad privada no constituye un absoluto derecho para nadie. No se justifica que alguien tenga para su uso lo que no necesita, cuando otros tienen grandes necesidades”.

Parece ser que esas son las ideas que dan base al pensamiento económico del Papa Francisco, y su cruzada socialista mundial que mantiene a tantos católicos sin entender que es lo que pasa con la iglesia. 

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