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Thursday, September 8, 2016

EE.UU.: El Estado de Bienestar no debería obstaculizar la reforma migratoria

Alex Nowrasteh indica que "en 2009 los inmigrantes pagaron $13.800 millones a Medicare Parte A por encima de los beneficios que recibieron. Los no-ciudadanos fueron responsables de $10.100 millones de ese superávit de $13.800 millones. En cambio, los estadounidenses nacidos en territorio estadounidense sacaron del sistema $30.900 por encima de lo que contribuyeron".

Alex Nowrasteh es analista de políticas de inmigración del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Cato Institute.

Hay un argumento popular: Muchos inmigrantes son pobres, y algunas personas pobres abusan de las prestaciones sociales. Por lo tanto, no deberíamos permitir que ingresen más inmigrantes legales, algunos de los cuales podrían abusar de y eventualmente quebrar al sistema estatal de bienestar.
Espere que ese continúe siendo el argumento principal de los escépticos de la inmigración conforme el debate de ese asunto crítico avanza. Pero una creciente cantidad de datos refuta esa noción y de hecho sugiere que lo opuesto es cierto: sin la inmigración, el Estado de Bienestar de EE.UU. se iría a la bancarrota más rápido.



Un estudio reciente en la publicación académica Health Affairs muestra que en 2009 los inmigrantes pagaron $13.800 millones a Medicare Parte A por encima de los beneficios que recibieron. Los no-ciudadanos fueron responsables de $10.100 millones de ese superávit de $13.800 millones. En cambio, los estadounidenses nacidos en territorio estadounidense sacaron del sistema $30.900 por encima de lo que contribuyeron.
Entre 2002 y 2009, los inmigrantes contribuyeron un superávit total de $115.200 millones al fondo fiduciario de Medicare.
Los inmigrantes, especialmente los que no son ciudadanos, contribuyen con un superávit principalmente por dos razones.
La primera es que son más jóvenes. Solamente 6,4 por ciento de los no-ciudadanos tienen 65 años de edad o más comparado con 13,4 por ciento de los nativos. 85 por ciento de los no-ciudadanos también están en edad de trabajar, comparado con solo 60 por ciento de las personas nacidas en EE.UU. Simplemente es más probable que los inmigrantes, especialmente los que no son ciudadanos, estén en la fuerza laboral pagando impuestos y menos probable que estén recibiendo beneficios actualmente.
La segunda razón es que los inmigrantes inscritos en Medicare reciben, como promedio anual, alrededor de $1.465 menos en beneficios individuales que los estadounidenses nacidos en EE.UU.
Los críticos de la inmigración dicen que una vez que los inmigrantes envejezcan, entonces ellos recibirán muchos más beneficios de Medicare de lo que contribuyeron. Eso probablemente es cierto, pero también se puede decir lo mismo de gran parte de los estadounidenses. El principal problema con Medicare es su insostenibilidad financiera —que, como describí anteriormente, la inmigración de hecho ayuda a aliviar a corto plazo.
Según las proyecciones actuales, el fondo fiduciario de Medicare se acabará en 2024, mucho antes de que los no-ciudadanos e inmigrantes califiquen para ser beneficiarios del programa. Una mayor inmigración de trabajadores jóvenes podría retardar la bancarrota, dándole al gobierno más tiempo para reformar el sistema antes de que este colapse. Lejos de arruinar a Medicare, los inmigrantes le podrían dar un alivio financiero a un sistema que está en la bancarrota. Medicare y la Seguridad Social están diseñados para los ciudadanos de tercera edad. Los profesores Leighton Ku y Brian Bruen de George Washington University recientemente descubrieron que los inmigrantes pobres generalmente utilizan programas que consideran los ingresos de los beneficiarios a una tasa más baja que los ciudadanos pobres nacidos en EE.UU.
Los pobres que no son ciudadanos tienen 25 por ciento menos probabilidad de estar inscritos en Medicaid que los ciudadanos pobres nacidos en EE.UU. Cuando están inscritos, también utilizan alrededor de $941 menos en beneficios anuales que los estadounidenses pobres nacidos en EE.UU. En promedio, un pobre que no es ciudadano le costará a Medicaid 42 por ciento menos que los nativos pobres.
La historia es similar respecto de los bonos para alimentos y la Seguridad de Ingreso Suplementario. Muchos inmigrantes no califican legalmente para estar inscritos en estos programas, pero cuando lo son, aún así los aprovechan menos que los estadounidenses pobres.
A los estadounidenses les preocupa, justamente, que sus dólares de impuestos estén siendo desperdiciados. Las encuestas frecuentemente muestran que el uso por parte de inmigrantes de servicios públicos y prestaciones sociales son importantes preocupaciones para los estadounidenses, a pesar de la evidencia de que los inmigrantes no abusan del sistema.
El miedo de que los inmigrantes sobrecarguen el Estado de Bienestar es tan grande que algunos miembros del congreso están haciendo un llamado a que se requiera que los inmigrantes tengan un seguro de salud para que no utilicen los beneficios estatales de salud. El acceso a los subsidios de Obamacare para los inmigrantes legalizados está negado en la reforma migratoria propuesta por el senado, pero las preocupaciones de que ellos podrían recibir esos beneficios ha conducido a muchos votantes y políticos a oponerse a una reforma que en gran medida es beneficiosa.
El Estado de Bienestar hace que los votantes vean a los inmigrantes como costos en lugar de verlos como capital humano que ayuda a enriquecer a EE.UU. de numerosas formas. Una solución muy superior, sin llegar a eliminar el Estado de Bienestar totalmente, es encontrar formas de negarle las prestaciones sociales a los inmigrantes mientras que se permite que más inmigrantes vengan legalmente.
Lejos de arruinar el Estado de Bienestar llevándolo a su bancarrota, los inmigrantes actualmente están ayudando a sostenerlo financieramente durante suficiente tiempo como para que se apruebe una verdadera reforma a las subvenciones estatales. El Estado de Bienestar hace que los votantes estén en contra de la inmigración de una forma que pocas otras instituciones lo pueden lograr. Superar el obstáculo del Estado de Bienestar es esencial para producir una reforma migratoria positiva.

EE.UU.: El Estado de Bienestar no debería obstaculizar la reforma migratoria

Alex Nowrasteh indica que "en 2009 los inmigrantes pagaron $13.800 millones a Medicare Parte A por encima de los beneficios que recibieron. Los no-ciudadanos fueron responsables de $10.100 millones de ese superávit de $13.800 millones. En cambio, los estadounidenses nacidos en territorio estadounidense sacaron del sistema $30.900 por encima de lo que contribuyeron".

Alex Nowrasteh es analista de políticas de inmigración del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Cato Institute.

Hay un argumento popular: Muchos inmigrantes son pobres, y algunas personas pobres abusan de las prestaciones sociales. Por lo tanto, no deberíamos permitir que ingresen más inmigrantes legales, algunos de los cuales podrían abusar de y eventualmente quebrar al sistema estatal de bienestar.
Espere que ese continúe siendo el argumento principal de los escépticos de la inmigración conforme el debate de ese asunto crítico avanza. Pero una creciente cantidad de datos refuta esa noción y de hecho sugiere que lo opuesto es cierto: sin la inmigración, el Estado de Bienestar de EE.UU. se iría a la bancarrota más rápido.


Tuesday, August 23, 2016

EE.UU.: La cínica oposición del Tea Party a la reforma migratoria

Jeffrey A. Miron dice que "los miembros del Tea Party que dicen creer en la libertad y en el gobierno limitado deberían estar intentando de librar de una excesiva intromisión del Estado a la ley del senado —especialmente en cuanto a la seguridad fronteriza fortalecida y a la expansión del programa E-Verify— en lugar de intentar cínicamente de derribar toda la reforma con preocupaciones falsas acerca del Estado de Derecho y de la seguridad fronteriza".

Jeffrey A. Miron es director de estudios de pregrado de la Universidad de Harvard y es un Académico Titular del Cato Institute. Su blog es http://jeffreymiron.blogspot.com/.

El mes pasado, el senado adoptó una reforma migratoria mediante un voto de 68 contra 22, con 14 republicanos a favor. Los prospectos de que se de una reforma todavía son sombríos, sin embargo, porque los republicanos del Tea Party en el congreso están firmemente opuestos al “camino hacia la ciudadanía” contemplado en la ley. Como mínimo, estos miembros insisten que un camino no puede darse sin detonantes “ejecutables” que confirmen la efectividad de las nuevas medidas de seguridad fronteriza incluidas en la ley. 



La ley del senado tiene verdaderas fallas —una insuficiente inmigración legal y una grotesca complejidad excesiva— pero las objeciones del Tea Party están mal concebidas y son cínicas.
Los miembros del Tea Party dicen que un camino a la ciudadanía está mal porque recompensa a personas que han violado las reglas para emigrar. Esta opinión tiene algo de cierto. Sin considerar otros factores, la política debería promover el respeto a la ley y evitar recompensar a aquellos que la violan. En este caso, sin embargo, otros factores son más importantes.
Los inmigrantes sin documentos han sido, en muchos casos, productivos residentes obedientes de la ley en EE.UU. durante años o décadas. Su “crimen” de entrar ilegalmente es desafortunado, pero difícilmente cuenta toda la historia. Muchos inmigrantes soportaron dificultades severas para emigrar; vinieron a construir una mejor vida para ellos y sus hijos. De hecho, aquellos que asumen estos riesgos muchas veces son más energéticos, empresariales, trabajadores y más proclives a compartir los valores estadounidenses que aquellos que no vinieron. Estas son exactamente las personas a las que EE.UU. debería darle la bienvenida.
Los costos y la disrupción de deportar siquiera una fracción de los inmigrantes sin documentos que se encuentran aquí serían inconcebibles. Así que la disyuntiva relevante no es entre el estatus quo y un mundo imaginario en el que los inmigrantes sin documentos desaparecen; es entre la situación actual y un camino hacia la ciudadanía de algún tipo. Bajo el estatus quo, sin embargo, alrededor de 11 millones de personas viven al margen de la ley y muchas veces excluidos del tejido social de la sociedad. ¿Cómo promueve eso el Estado de Derecho, o la asimilación o cualquier objetivo sensato?
Más allá de estas consideraciones, la oposición del Tea Party a un camino hacia la ciudadanía tiene un tufillo de interés propio; estos políticos temen que los nuevos inmigrantes convertidos en ciudadanos votarán por los demócratas. Ese miedo es razonable (especialmente si el Partido Republicano continúa tratando a los inmigrantes con desdén), y es una razón por la cual los demócratas respaldan un camino hacia la legalización. Pero las implicaciones políticas deberían ser irrelevantes cuando se trata de seleccionar la política adecuada.
La posición del Tea Party acerca de una seguridad fronteriza fortalecida es todavía más problemática.
La ley del senado pide 20.000 nuevos agentes de fronteras, 350 millas adicionales de cercas a lo largo de la frontera, más equipos de vigilancia, y un nuevo sistema electrónico para monitorear a la gente que ingresa a EE.UU. a través de los aeropuertos y puertos marítimos, con un costo de $46.000 millones a lo largo de diez años.
El impacto de estas medidas sobre los inmigrantes sin documentos será minúsculo. Los inmigrantes pueden evadir las cercas mediante aviones, botes, o túneles (cosa que ya sucede). O los inmigrantes pueden desaparecer luego de ingresar legalmente con visas de estudiante o de turista (cosa que también sucede desde ya). Una cerca más larga y unos equipos de vigilancia más caros simplemente derivarán en un mayor uso de estos métodos alternativos por parte de aquellos que desean ingresar ilegalmente.
Así que la seguridad fortalecida es puro desperdicio; es el tipo de gasto que los miembros del Tea Party deberían odiar. Peor aún, significa que habrán 20.000 más empleados federales. ¿Para qué partido esperan los miembros del Tea Party que voten estos nuevos empleados federales?
Los miembros del Tea Party saben, además, que pasarán años antes de que se construya otra cerca y puede que sea imposible para cualquier sistema satisfacer las condiciones de las métricas existentes o de las nuevas métricas para determinar si las medidas de seguridad están funcionando. Así que los miembros del Tea Party en el congreso pueden saber que los nuevos votantes demócratas no serán relevantes durante muchos ciclos electorales.
La ley de inmigración del senado tiene errores profundos, como cualquier ley que tenga 1.198 páginas. La ley contiene mejoras reales en la política migratoria, pero también muchas provisiones sin sentido. Las personas razonables pueden respaldar u oponerse a la ley existente.
Pero los miembros del Tea Party que dicen creer en la libertad y en el gobierno limitado deberían estar intentando de librar de una excesiva intromisión del Estado a la ley del senado —especialmente en cuanto a la seguridad fronteriza fortalecida y a la expansión del programa E-Verify— en lugar de intentar cínicamente de derribar toda la reforma con preocupaciones falsas acerca del Estado de Derecho y de la seguridad fronteriza.
La gente no es tonta; los votantes comprenden el juego que están jugando los políticos del Tea Party y los votantes eventualmente los castigarán en las urnas. Así que los miembros del congreso del Tea Party están comprando tan solo un alivio temporal con sus tácticas cínicas.

EE.UU.: La cínica oposición del Tea Party a la reforma migratoria

Jeffrey A. Miron dice que "los miembros del Tea Party que dicen creer en la libertad y en el gobierno limitado deberían estar intentando de librar de una excesiva intromisión del Estado a la ley del senado —especialmente en cuanto a la seguridad fronteriza fortalecida y a la expansión del programa E-Verify— en lugar de intentar cínicamente de derribar toda la reforma con preocupaciones falsas acerca del Estado de Derecho y de la seguridad fronteriza".

Jeffrey A. Miron es director de estudios de pregrado de la Universidad de Harvard y es un Académico Titular del Cato Institute. Su blog es http://jeffreymiron.blogspot.com/.

El mes pasado, el senado adoptó una reforma migratoria mediante un voto de 68 contra 22, con 14 republicanos a favor. Los prospectos de que se de una reforma todavía son sombríos, sin embargo, porque los republicanos del Tea Party en el congreso están firmemente opuestos al “camino hacia la ciudadanía” contemplado en la ley. Como mínimo, estos miembros insisten que un camino no puede darse sin detonantes “ejecutables” que confirmen la efectividad de las nuevas medidas de seguridad fronteriza incluidas en la ley.