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Sunday, November 13, 2016

EL OTOÑO DE LAS NACIONES



Alberto Mansueti
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En Europa, otoño es en el último trimestre del año. Y a fines de 1989, a 10 años de la primera visita de Juan Pablo II a su Polonia natal, las naciones de Europa del Este se sacudieron el yugo comunista, coronando así un trabajo político de toda una década: los ‘80. El 9 de noviembre se tumbó “el Muro de la Infamia”, llamado por la izquierda “de la Resistencia Antifascista”.



Los anticomunistas llamaron “Otoño de las Naciones” al de 1989, a 41 años de 1948, cuando se impuso el comunismo, y la expresión “Cortina de Hierro” se hizo popular en el mundo, por la película The Iron Curtain, del cineasta usamericano William Wellman. Y a 141 años de 1848, año de grandes revoluciones comunistas en Europa, en el segundo trimestre, primavera, la que las izquierdas llamaron “Primavera de las Naciones”.

La alusión a las opuestas estaciones, primavera y otoño, mostraba que 1989 fue lo contrario de 1848: el “Camino a la Servidumbre” (libro de Hayek) se hizo en reversa: del socialismo al capitalismo, de la tiranía a la democracia, y de la izquierda a la derecha.

Hoy el comunismo se ha vuelto a imponer, con nuevas y peores modalidades: las del marxismo cultural; y eso ha sido porque la clase media no aprendió la lección, y en vez de atribuir sus males económicos y políticos al socialismo y a la izquierda, culpabiliza a todos “los políticos” en bloque, y a los partidos, en general. Y los “libertarios”, en vez de clarificar ideas y conceptos, caen en el mismo error: se han hecho antipolíticos y partidofóbicos, además de anti-cristianos, y enemigos de la democracia. Se rehúsan a identificarse con la derecha, ayudando de esa manera a relegitimar a la izquierda.

Los liberales de los ‘80 tenían otras premisas:

(1) Eran liberales “clásicos”, no anarquistas. Creían en un Gobierno “limitado” en funciones: seguridad, justicia, e infraestructura. E igualmente limitado en poderes y recursos: los requeridos strictu sensu para el cumplimiento de las tales funciones. Y en vez de negarse a usar las palabras “condenadas” por la izquierda, como p. ej. derecha, capitalismo, privatización, etc., las reivindicaron, las des-contaminaron y las rehabilitaron.

(2) Creían en la democracia en el sentido de Popper: no un sistema de Gobierno perfecto, que no existe, sino el único régimen político por el cual los Gobiernos, cuando se salen de sus límites, pueden ser reemplazados, sin violencia revolucionaria, ni derrama de sangre. Y no confundían democracia con sufragio universal; por eso en ciertos países ex comunistas se niegan los derechos al sufragio, activo y pasivo, a los comunistas, y no se ve anti-democrático. Al contrario, es una manera de proteger a la democracia, muy valiosa, de sus predadores naturales.

(3) Lo contrario del socialismo es el capitalismo; y de la tiranía, la democracia. Y así como no hay capitalismo sin empresas (privadas) que compiten por el favor de los clientes, no hay democracia (representativa) sin partidos, que compiten por el favor de los electores. No caían en el error de endiosar a los partidos, pero tampoco en el opuesto: satanizarlos.

(4) Buscaron apoyo popular, no de los comunistas “que leyeran a Mises”. Eran conservadores culturales, y creían en “la mayoría silenciosa”, concepto que no debemos a Richard Nixon, sino al español Antonio Maura (1853-1925). Pensaban que la gente de a pie, hombres y mujeres normales, de familia y trabajo, cristianos en su mayoría, aceptarían las verdades liberales, si los candidatos eran capaces de traducirlas a lenguaje de ofertas electorales, y explicar sus ventajas, en palabras llanas y sencillas; se guardaron la “praxeología” y la “catalaxia” para ellos. Y no todos eran creyentes, pero no eran anti-cristianos.

(5) Redactaron programas político-electorales hablando al sentido común, no con teoremas científicos de la Escuela Austríaca de Economía. Ofertaron suprimir las instituciones del socialismo y la tiranía, y establecer en su lugar las del capitalismo liberal y la democracia, derogando leyes malas, e impulsando reformas de fondo, desde luego consideradas “muy radicales” por las izquierdas social-demócratas. Y desde fines de los ’70 hicieron propaganda partidista, captación y recluta de adherentes y cuadros, en competencia con los social-demócratas, más numerosos.

(6) Clarificaron que patriotismo es amor a la patria, legítimo y tan natural como el amor a la madre. Distinto es el nacionalismo, la doctrina de la supremacía nacional sobre los demás países; no es amor natural, sino capricho ideológico colectivista, perversamente instilado en las mentes de niños y jóvenes, por la propaganda disfrazada de “educación”.

(7) Muchos eran historiadores, y no creían esa mentira “libertaria” de que “todos los fundadores de Estados fueron bandidos”. Sabían que sus patrias se originaron en la Alta Edad Media, cuando tribus “bárbaras” (no romanizadas, o no por entero), del Este y del Oeste, experimentaron su conversión al cristianismo, episodios celebrados y cantados después por sus más célebres poetas. Pero ese es el tema de mi próximo artículo: “el Bautismo de las Naciones”.

Con estas premisas claras, aquellos liberales enfrentaron al comunismo, junto con sectores “de centro”. Salieron victoriosos en 1989, llamado también el “año milagroso” por las radios libres, que eran como el Internet ahora: instrumentos que ayudan a los partidos, pero incapaces de sustituirlos.

Sin embargo, en los ’90 las reformas liberales no se hicieron por completo, y el estatismo no fue abolido enteramente. ¿Por qué? La respuesta corta es: porque las alianzas con la socialdemocracia debieron ser temporales, hasta salir del comunismo; y después se debieron fortalecer los liberales por sí mismos, y romperlas.

Pero la ruptura no se hizo, al menos no en todos los países, o no por completo. Para colmo llegó el “libertarianismo”, de la mano de los fatídicos “think tanks”, y se contaminó el liberalismo clásico. ¿Y la respuesta larga? Es esa misma, pero pormenorizada; se necesita ya no un artículo sino un libro.

EL OTOÑO DE LAS NACIONES



Alberto Mansueti
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En Europa, otoño es en el último trimestre del año. Y a fines de 1989, a 10 años de la primera visita de Juan Pablo II a su Polonia natal, las naciones de Europa del Este se sacudieron el yugo comunista, coronando así un trabajo político de toda una década: los ‘80. El 9 de noviembre se tumbó “el Muro de la Infamia”, llamado por la izquierda “de la Resistencia Antifascista”.


Thursday, August 11, 2016

Los seres humanos son la verdadera riqueza de las naciones

Alex Nowrasteh dice que "El valor actual de todo el capital físico de EE.UU, como las fábricas y edificios, es de alrededor de $45 billones. Pero el valor de todo el capital humano es 16 veces mayor a eso —alrededor de $740 billones. La inmigración agrega capital humano a EE.UU. de la forma más barata".
Alex Nowrasteh es analista de políticas de inmigración del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Cato Institute.

¿Cuál es la manera más rápida de aumentar la riqueza de una nación? Aumentar la inmigración de personas preparadas.
El valor actual de todo el capital físico de EE.UU, como las fábricas y edificios, es de alrededor de $45 billones. Pero el valor de todo el capital humano es 16 veces mayor a eso —alrededor de $740 billones. La inmigración agrega capital humano a EE.UU. de la forma más barata.
El potencial humano que crea riqueza se ve reflejado en las historias de individuos que superaron adversidades para lograr avances en el conocimiento científico, crear una empresa o una deliciosa receta nueva.



Por ejemplo, Sergey Brin, co-fundador de Google, una empresa tan conocida que su nombre se ha convertido en un verbo, llegó al país como un refugiado de la Unión Soviética. Es poco probable que hubiese creado junto con su compañero, Larry Page, Google en la Unión Soviética comunista o en la caótica Rusia actual (donde los empresarios como Mikhail Khodorkovsky son encerrados como resultado de un capricho).
Luego están los numerosos químicos alemanes que huyeron de la Alemania Nazi antes del Holocausto. Ellos impulsaron un renacimiento industrial que eventualmente aumentó la innovación en la industria química de EE.UU. hasta alrededor de 10 por ciento, según un estudio de los economistas de las Universidades de Stanford y Warwick.
No son solamente los inmigrantes más preparados quienes innovan y contribuyen a la riqueza de una nación. Alfredo Quiñones-Hinojosa creció en el pueblo de Palaco, México. Como dijo en la radio, “literalmente necesitaba comida. Mi estómago estaba vacío”. Como no había una manera legal para que Quiñones-Hinojosa emigrara legalmente, cruzó la frontera clandestinamente y trabajó en el sector agrícola.
Eventualmente logró graduarse de un instituto terciario, la Universidad de California en Berkeley y, finalmente, la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard.
Quiñones-Hinojosa con el tiempo se convirtió en un ciudadano y ahora dirige el programa de tumores cerebrales en el Centro Médico Bayview de la Universidad Johns Hopkins, que se especializa en tratamientos quirúrgicos avanzados para una variedad de tumores cerebrales y de espina dorsal.
Las innovaciones en los alimentos muchas veces empiezan con una infusión de talento, especias y habilidades extranjeros. El japonés Nobuyuki Matsuhisa o “Nobu”, un empresario en el sector de los restaurantes, es un ejemplo de esto. Como escribió el crítico de comida S. Irene Virbila, “el canon de fusión elegante del sushi [de Nobu] ha influido en una generación (y es probable que sean incluso dos generaciones) de chefs de sushi alrededor del país”. Nobu obtuvo su experiencia en Japón y Perú antes de elegir EE.UU. como la base para su empresa mundial de restaurantes.
También hay desventajas de espantar al capital humano.
Un ejemplo notorio de esto es el del inmigrante chino Qian Xuesen, quien obtuvo su Ph.D. de Cal Tech en 1939. Durante la Segunda Guerra Mundial, Xuesen trabajó para desarrollar un cohete que pudiese competir con el V-2 de la Alemania Nazi.
En 1950, Xuesen fue acusado de ser un comunista. Sin evidencia, perdió todos sus permisos de seguridad. Se le negaron todas las oportunidades de trabajo en EE.UU; él intentó irse pero fue detenido e intercambiado por pilotos estadounidenses asesinados durante la Guerra de Corea. El gobierno de EE.UU. lo envió a China, donde diseñó sistemas de misiles. El Subsecretario de la Marina de EE.UU. Dan A. Kimball, que conocía a Xuesen personalmente, dijo “Fue la cosa más estúpida que este país alguna vez hizo. Él no era más comunista que yo, y lo obligamos a irse”.
Si cada país permitiese que florezca el libre mercado tanto como en EE.UU, el mundo no se perdería de gran parte de las innovaciones. Pero debido a que gobiernos predatorios dominan gran parte del mundo, los inmigrantes innovadores necesitan que se les permita llegar a lugares relativamente libres como EE.UU. o sus talentos serán desperdiciados —para desgracia de todos.
Un sistema racional de inmigración que permita que las personas trabajadoras vengan a EE.UU. legalmente puede agregar a nuestro capital humano —y expandir nuestra economía.

Los seres humanos son la verdadera riqueza de las naciones

Alex Nowrasteh dice que "El valor actual de todo el capital físico de EE.UU, como las fábricas y edificios, es de alrededor de $45 billones. Pero el valor de todo el capital humano es 16 veces mayor a eso —alrededor de $740 billones. La inmigración agrega capital humano a EE.UU. de la forma más barata".
Alex Nowrasteh es analista de políticas de inmigración del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Cato Institute.

¿Cuál es la manera más rápida de aumentar la riqueza de una nación? Aumentar la inmigración de personas preparadas.
El valor actual de todo el capital físico de EE.UU, como las fábricas y edificios, es de alrededor de $45 billones. Pero el valor de todo el capital humano es 16 veces mayor a eso —alrededor de $740 billones. La inmigración agrega capital humano a EE.UU. de la forma más barata.
El potencial humano que crea riqueza se ve reflejado en las historias de individuos que superaron adversidades para lograr avances en el conocimiento científico, crear una empresa o una deliciosa receta nueva.