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Friday, October 7, 2016

El más absurdo de los Premio Nobel de la Paz


EL MÁS ABSURDO DE LOS PREMIO NOBEL DE LA PAZ

El más absurdo de los Premio Nobel de la Paz

El Premio Nobel otorgado a Santos no cambió, ni creó una nueva situación. La situación política ya existía y ésta sólo tiene dos ángulos: por una parte, está el resultado del plebiscito del 2 de octubre, que rechazó el acuerdo con las Farc y de otro lado está la posición de las FARC
Eduardo Mackenzie
Eduardo Mackenzie
Por Eduardo Mackenzie
@eduardomackenz1
El premio Nobel de la paz concedido hoy al presidente colombiano Juan Manuel Santos no transformará su plan “de paz” con las Farc en un buen acuerdo. Ese plan es nefasto para el país y por eso Colombia lo rechazó en el plebiscito del 2 de octubre de 2016. Y lo seguirá rechazando, en todos los escenarios posibles. Pues ese plan, de ser aplicado, destruirá las instituciones democráticas del país, prolongará los sufrimientos del pueblo colombiano y no aportará ni la paz ni la concordia nacional. Colombia resistirá hasta derrotar definitivamente las ambiciones criminales de las Farc. Ningún Premio Nobel a Santos cambiará por arte de magia esa situación.


Desde ese ángulo, el premio Nobel otorgado a Santos es inútil y grotesco. Lo más cínico es que ese premio es presentado por el jurado como un “homenaje al pueblo colombiano que, a pesar de todos los abusos sufridos, no ha perdido la esperanza de lograr una paz justa”. ¿Ese jurado se burla de quién? Precisamente, los colombianos que ese jurado dice “homenajear” con el premio a Santos fue el mismo que votó contra Santos y contra las Farc el 2 de octubre, el mismo que busca, precisamente, una paz justa y no esa falsa paz basada en la impunidad más escandalosa para los jefes de una organización que ha cometidos toda suerte de crímenes de guerra y de crímenes de lesa humanidad.
Decir que Colombia ha sufrido “abusos”, muestra que los que decidieron dar ese premio pretenden minimizar los crímenes del narco-comunismo, o ignoran totalmente lo que esa gente ha hecho en Colombia.
¿El premio Nobel llevará a Santos a una posición razonable? Durante estos seis años de conversaciones secretas en Cuba, Santos fue incapaz de exigir a los jefes de las Farc que acepten negociar su desmovilización sin minar las instituciones democráticas y la economía de mercado en Colombia. Lo que pretende el defenestrado “acuerdo” de 297 páginas que concibieron las Farc con Santos, bajo las orientaciones y la vigilancia de dos dictaduras latinoamericanas, es eso. Por ello ese plan fue repudiado en el plebiscito.
El jurado del Premio Nobel se equivocó una vez más
El jurado del Premio Nobel se equivocó una vez más
Los del jurado del Nobel de la paz se equivocaron una vez más. Alegan que quieren ayudar a que la paz llegue a Colombia. En realidad, lo que hicieron fue humillar a los que votaron No en el plebiscito y, sobre todo, a las víctimas de las Farc y al país que ha sufrido las atrocidades de esa banda durante 60 años. ¿El premio Nobel le ayudará a Santos y a las Farc a tratar de resucitar el acuerdo de 297 páginas echado a tierra por el voto de millones de colombianos?
No somos los únicos que tememos esto. La opinión pública española y prensa española de renombre, que conocen mejor que en Noruega el drama colombiano, condenan sin vacilar la decisión del jurado del Nobel de la paz. La encuesta hecha por el diario ABC, de Madrid, indica que el 83% de los interrogados está contra la concesión de ese premio a Santos. El diario El Español, de Madrid, subrayó el “descredito definitivo del Premio Nobel de la paz”. El matutino OK Diario estimó que “Los noruegos castigan la voluntad popular colombiana dando el premio Nobel a Santos”. El portal web Libertad Digital expresó: “Juan Manuel Santos Premio Nobel de la paz por claudicar ante el narcoterrorismo”.
El premio Nobel de la Paz dado a Rabin, Pérez y Arafat, en 1994, por “substituir el odio por la cooperación” no llevó la paz a Palestina, ni impidió que estallara la segunda intifada en 2000. ¿Otro tanto ocurrirá en Colombia? El premio Nobel de la Paz no se interesa, en realidad, por los problemas de las sociedades. Ese premio existe para imponer una visión particular de los conflictos internacionales y beneficiar las relaciones internacionales de Noruega y Suecia.
En Colombia ese premio a Santos arroja muchas dudas. ¿Le ayudará al presidente colombiano a enfrentar con energía las reticencias de los jefes farianos que no quieren que se toque un solo punto del plan firmado en La Habana? ¿Le ayudará, por el contrario, a avanzar en su programa de paz desconociendo el voto mayoritario del No en el plebiscito del 2 de octubre pasado?
El presidente Álvaro Uribe, líder del movimiento en favor de una paz justa y dentro del sistema democrático, felicitó el premio otorgado al presidente Santos
Mensaje de Uribe tras conocer el premio a Santos
Mensaje de Uribe tras conocer el premio a Santos
pero deseó que esa distinción “conduzca a cambiar acuerdos dañinos para la democracia”. Pues de eso es que se trata, de cambiar los dañinos acuerdos de La Habana.
El Premio Nobel otorgado a Santos no cambió, ni creó una nueva situación. La situación política ya existía y ésta sólo tiene dos ángulos: por una parte, está el resultado del plebiscito del 2 de octubre, que rechazó el acuerdo con las Farc. El pacto de La Habana quedó pues sin sustento jurídico, murió. El voto ciudadano del 2 de octubre fue un acto jurídico, con poder vinculante. Fue un mandato expreso al jefe de Estado, que éste no puede burlar.
De otro lado está la posición de las Farc. Al conocer los resultados del plebiscito el señor Timochenko dijo que el “acuerdo de paz” era intocable y que ellos seguían exigiendo su cumplimiento. El jefe comunista desconoció así el voto de los colombianos. Y ante esa arbitraria posición surge el hecho nuevo de que el presidente Santos no ha querido repudiar la tesis de Timochenko. No lo hizo ni antes ni después de la reunión con el ex presidente Álvaro Uribe y con el ex procurador Alejando Ordóñez. Tras ser informado del premio Nobel tampoco se pronunció al respecto.
Esa tensión, que está siendo agravada por quienes pretenden organizar manifestaciones callejeras “pro paz ahora” para dejar en el limbo el histórico plebiscito, tendrá que ser resuelta en uno u otro sentido por el jefe de Estado colombiano, con premio o sin premio Nobel. ¿Desconocerá él la voluntad popular expresada legítima y legalmente en el plebiscito? La noticia de que Santos está fomentando, mediante personalidades de la Corte Constitucional, la repetición del plebiscito, es un mal indicio. Que se cuide de alebrestar la cólera de los ciudadanos que quieren la paz, pero que rechazan el tipo de paz condensado en el bodrio de 297 páginas. Ahora más que nunca, gracias al premio Nobel otorgado, la opinión pública nacional e internacional estará mucho más atenta ante cada gesto, en uno u otro sentido, del presidente Juan Manuel Santos

El más absurdo de los Premio Nobel de la Paz


EL MÁS ABSURDO DE LOS PREMIO NOBEL DE LA PAZ

El más absurdo de los Premio Nobel de la Paz

El Premio Nobel otorgado a Santos no cambió, ni creó una nueva situación. La situación política ya existía y ésta sólo tiene dos ángulos: por una parte, está el resultado del plebiscito del 2 de octubre, que rechazó el acuerdo con las Farc y de otro lado está la posición de las FARC
Eduardo Mackenzie
Eduardo Mackenzie
Por Eduardo Mackenzie
@eduardomackenz1
El premio Nobel de la paz concedido hoy al presidente colombiano Juan Manuel Santos no transformará su plan “de paz” con las Farc en un buen acuerdo. Ese plan es nefasto para el país y por eso Colombia lo rechazó en el plebiscito del 2 de octubre de 2016. Y lo seguirá rechazando, en todos los escenarios posibles. Pues ese plan, de ser aplicado, destruirá las instituciones democráticas del país, prolongará los sufrimientos del pueblo colombiano y no aportará ni la paz ni la concordia nacional. Colombia resistirá hasta derrotar definitivamente las ambiciones criminales de las Farc. Ningún Premio Nobel a Santos cambiará por arte de magia esa situación.

Juan Manuel Santos, Premio Nobel de la Paz 2016

Juan Manuel Santos, Premio Nobel de la Paz 2016



Firmar La Paz con la guerrilla de las FARC le hizo merecedor al presidente de Colombia de dicho premio.
"Esta honrosa distinción no es para mí, es para todas las víctimas del conflicto"

El gobierno colombiano firmó La Paz con las FARC

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, fue reconocido este viernes con el Premio Nobel de la Paz 2016 por su trabajo por acabar con el conflicto armado en el país sudamericano y firmar La Paz con las FARC.
El anuncio fue hecho en Oslo por el Comité Noruego del Nobel, que este año eligió al candidato ganador de entre un total de 376 nominaciones que incluyeron a 228 individuos y 148 organizaciones.
"Esta honrosa distinción no es para mí, es para todas las víctimas del conflicto. Juntos ganaremos el premio más importante de todos: LA PAZ", dijo el  mandatario colombiano por medio de su cuenta de Twitter.
Este reconocimiento se da pese a que el pueblo de Colombia rechazó el acuerdo de paz entre el gobierno y la guerrilla por medio de un plebiscito realizado el pasado domingo.

Juan Manuel Santos, Premio Nobel de la Paz 2016

Juan Manuel Santos, Premio Nobel de la Paz 2016



Firmar La Paz con la guerrilla de las FARC le hizo merecedor al presidente de Colombia de dicho premio.
"Esta honrosa distinción no es para mí, es para todas las víctimas del conflicto"

El gobierno colombiano firmó La Paz con las FARC

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, fue reconocido este viernes con el Premio Nobel de la Paz 2016 por su trabajo por acabar con el conflicto armado en el país sudamericano y firmar La Paz con las FARC.
El anuncio fue hecho en Oslo por el Comité Noruego del Nobel, que este año eligió al candidato ganador de entre un total de 376 nominaciones que incluyeron a 228 individuos y 148 organizaciones.
"Esta honrosa distinción no es para mí, es para todas las víctimas del conflicto. Juntos ganaremos el premio más importante de todos: LA PAZ", dijo el  mandatario colombiano por medio de su cuenta de Twitter.
Este reconocimiento se da pese a que el pueblo de Colombia rechazó el acuerdo de paz entre el gobierno y la guerrilla por medio de un plebiscito realizado el pasado domingo.

Saturday, October 1, 2016

Simón Peres: El último gigante

simon-peres
Ha fallecido Simón Peres, el último miembro de una generación de gigantes, pionera y excepcional que fundó el Estado de Israel –”uno de los acontecimientos más extraordinarios de la historia”, según relató Josep Pla–. Peres no sólo fue fundador, también fue protagonista de los hechos y diseñador de las políticas que han formado el Israel que hoy conocemos; y es que Peres ha estado detrás de los cambios e iniciativas más importantes del Estado judío.



Su muerte marca el fin de una época fascinante y dramática; parafraseando a Chateaubriand, con la muerte de Peres “acaba y empieza un mundo”, termina un ciclo y comienza la madurez de una nación que nunca ha olvidado su espíritu pionero y autosuficiente, que se resiste a abandonar. Peres llegó a Israel a mediados de la década de los 30, cuando la cristalización del Estado estaba lejos, y se va dejando, en resumidas cuentas, un país libre, consolidado y próspero, ejemplo mundial en áreas como la alta tecnología, la independencia judicial o la libertad sexual.
Sin haber ganado nunca unas elecciones, Simón Peres lo fue todo en la política israelí: primer ministro, ministro de Defensa, ministro de Exteriores, ministro de Información y, finalmente, un buen presidente. Fue muy criticado dentro de Israel como político activo, pero muy venerado en su etapa presidencial, en la que, con una agenda maratoniana, mejoró la imagen del país en el mundo. Tal como relata Ben Caspit en Al Monitor:
En los ’80, Peres fue el político más odiado de Israel, pero después de ser elegido presidente se convirtió en la figura más popular del país. Era un hombre de reputación internacional, una marca global, y fue visto como un profeta de nuestros tiempos. Habló de la nanotecnología cuando nadie había oído hablar de ello y concibió una gran parte de las ideas innovadoras que convirtieron a Israel en lo que es hoy en día.
En este sentido, ha sido indudablemente el líder israelí más respetado y prestigioso en el plano internacional. Entre otras condecoraciones, recibió la Medalla Presidencial de la Libertad –de manos de Obama– y el Premio Nobel de la Paz, con Isaac Rabin y Yaser Arafat, por los Acuerdos de Oslo, de los que fue el principal artífice –junto a Yosi Beilin–.
Nació en Wizniew, Polonia (hoy Bielorrusia) en 1923 como Simon Perski y emigró a Tel Aviv en 1934 junto a su madre y su hermano. La mayoría de su familia fue asesinada en el Holocausto, y su prima más célebre fue Betty Joan Perski, conocida en el mundo entero como Lauren Bacall.
Como protegido del mismísimo Ben Gurión, en sus inicios se le consideró un halcón. Posteriormente evolucionó y apostó por la paz. Al final de sus días como político en activo abandonó la que fue su casa durante toda su carrera, el Partido Laborista, adoptó la teoría del unilateralismo con los palestinos y creó junto a Ariel Sharón el partido Kadima, que llegó a gobernar el país bajo la tutela de Ehud Olmert y ahora es una formación casi extinta.
Su hoja de servicios a Israel es incuestionable. Estuvo detrás de la creación de la industria militar israelí, capitaneó el proceso secreto y clandestino que llevó al desarrollo de la bomba atómica; como ministro de Defensa, apostó por rescatar a los rehenes en Entebbe en contra del criterio de Isaac Rabin (entonces primer ministro y su rival político dentro del Partido Laborista), y en 1985, como primer ministro, diseñó un plan de estabilización –junto a Stanley Fischer, George Shultz y Herbert Stein– que es el germen del éxito tecnológico y económico del que disfruta Israel actualmente. Pese a ello, los israelíes no le eligieron en 1988 y, en plena Primera Intifada, prefirieron a Isaac Shamir. Ciertamente, sin el empeño y el trabajo de Peres durante todas estas décadas, Israel sería diferente y, muy probablemente, un país peor.
Su biografía es un reflejo perfecto de la historia de Israel en los últimos ochenta años. Peres, por otro lado, fue miembro de una élite que gobernó el país y que ahora está en retroceso: la de los ashekanzíes (judíos provenientes de Europa central y oriental) de izquierdas.
Peres supo soñar y marcar la diferencia; como él solía decir: “Si estás entre dos opciones, piensa siempre en una tercera que no se le haya ocurrido a nadie”. Ben Gurión le tenía en alta estima por dos cosas: nunca pedía nada para sí mismo y nunca calumniaba a nadie.
Es imposible entender Israel sin Simón Peres. Ha sido uno de los arquitectos del Estado del cual dijo en 2012: ha “superado todos nuestros sueños”. Sirvió al país durante toda su vida, jamás pensó en la jubilación o en el retiro y siempre mantuvo su actitud inconformista, de la que siempre hizo gala:
¡La mayor contribución de los judíos a la historia es la insatisfacción! Somos una nación nacida para estar insatisfecha. Todo lo que existe creemos que se puede cambiar para mejor.
Con la muerte de Peres se cierra una página legendaria de la historia que él mismo escribió.

Simón Peres: El último gigante

simon-peres
Ha fallecido Simón Peres, el último miembro de una generación de gigantes, pionera y excepcional que fundó el Estado de Israel –”uno de los acontecimientos más extraordinarios de la historia”, según relató Josep Pla–. Peres no sólo fue fundador, también fue protagonista de los hechos y diseñador de las políticas que han formado el Israel que hoy conocemos; y es que Peres ha estado detrás de los cambios e iniciativas más importantes del Estado judío.