Ricardo Valenzuela
Decía mi padre, hombre educado en Europa. “Cuando haya democracia en Mexico el presidente será Cantinflas.”
Quiero iniciar esta nota citando la afirmación de uno de los entusiastas promotores de la epistocracia: “Cuando los ciudadanos son inmorales, ignorantes, incompetentes, abusivos, se justifica no permitirles ejercer autoridad política sobre otros. Se justifica, también, desarmarlos ya sea prohibiéndoles ejercer el poder o neutralizando ese poder que ya tienen para proteger a personas inocentes de su incompetencia y maldad.”
Cuando terminé de leer esta frase, inicié la visualización del infierno que Maduro ha construido en Venezuela, incluyendo la masacre de tanta gente buena cuyo gran pecado ha sido expresar su rechazo a ese infierno. Pasaba luego a visualizar los billones de dolares que estos criminales le han robado a su pueblo, sin tener que especular pues Anonymous se ha encargado de exhibirlos en toda su asquerosa corrupción. Y, lo verdaderamente increíble, quien ocupa la presidencia presenta un currículo que define su gran experiencia como chofer de camiones urbanos.
Y ahora pregunto, de los rasgos listados en este primer párrafo, inmorales, ignorantes, incompetentes, irresponsables, abusivos ¿Con cuál de ellos no cumple este troglodita llamado Maduro? Fue cuando me di cuenta de que uno de los economistas mas reconocidos del mundo, Joseph Schumpeter, tenía toda la razón cuando afirmara: “La participación política que surte la democracia, al momento que el individuo entra a ese campo democrático, lo lleva al nivel más bajo de su desempeño mental. Así empieza a analizar de una manera infantil dentro de la esfera de sus intereses que el piensa reales. Vuelve a ser primitivo.”
John Stewart Mill pensaba que la democracia educar y podía provocar a la gente para establecer perspectivas más amplias, mejores relaciones personales, y desarrollar una responsable preocupación por el bien común. Pensaba que la participación política podría desarrollar habilidades del pensamiento crítico y adquirir el conocimiento que le faltaba. Así el urgía la educación de la gente. Sin embargo, se ha comprobado que la participación política agresivamente tiende a corromper y embrutecer más que ennoblecer y educar a la gente. Pues cuando se hizo todo tipo de intentos, se fallaba miserablemente en educar a la gente
En el siglo 19 la revolucion industrial estaba provocando que las economías de algunos paises de Europa, especialmente la de Inglaterra y también la de EU, crecieran de forma nunca imaginada. El ingreso per cápita que en Inglaterra habia permanecido inmóvil durante mil años en unos $1,000 dolares a valores presentes, para fines de ese siglo 19 ya se ubicaba en $8,000. Ello también habia provocado la formación de incalculables fortunas de los debutantes emprendedores. Desde Rockefeller, Andrew Carnegie, JP Morgan etcétera todos de la mano con los Rothschild y, por increíble que parezca, ellos, en sociedad con millonarios europeos, habían financiado a Marx.
Un poco después de la independencia de EU, los Rothschild acordaban con la monarquía Inglesa y millonarios como Cecil Rhodes, el iniciar sus ataques contra EU para que regresara a formar parte del Imperio Británico. Pero, de forma especial, destruir su republicanismo con sus mercados libres que amenazaban a todas las monarquías. Sin embargo, los Rothschild los invitaban a un proyecto mucho más ambicioso, la conquista mundial. Darían el primer paso al establecer el Fondo de la Reserva Federal para controlar la economía mundial, que fuera el sueño de Mayer Rothschild.
En su plan de conquista incluían como punto neurálgico, el adueñarse de los gobiernos de los paises del mundo y convertirlos en sus instrumentos de operación. Y en alguna de sus tormentas de ideas decidían que primero debian subyugar a la gente de todo el mundo, es decir, las poblaciones del mundo bajo su control. También se daban cuenta que, para eso, debian tomar control de las estructuras mentales de los seres humanos. Debian apendejarlos para que, sin cuestionar, obedecieran sus mandatos. Así, establecían el ataque con dos herramientas. La educación y la democracia.
El campo de la educación lo cubrirían importando de Prusia su sistema educativo basado en la filosofía hegeliana, con el objetivo muy claro de lograr el apendejamiento de la gente en EU. Un mortal virus de la mezcla del marxismo y nazismo con el que infectaron el país. Una filosofía donde se establece la supremacía del estado y el individuo existe solo para servir al estado. Y, en estos momentos ambos partidos políticos están ya infectados y el hombre más peligroso del mundo para ellos es Donald Trump.
La democracia, olvidando las advertencias de los padres fundadores, por lo que nunca la palabra se incluyera en la Constitución, la declaración de independencia, ni en la declaración de valores individuales, la llevarían al altar de una perversa santidad para luego formarle un romántico himno que cantan y desenfundan por todo el mundo, para que la gente crea que su voto tiene valor. Desde el inicio del plan para programar el cerebro de la gente, han logrado que la mayoría ya sea ignorante, indisciplinada, y la mantienen ocupada, confundida, distraída, des organizada. Así no se dan cuenta que el único voto que vale es el de esos oligarcas que lograron su propósito y ahora son los dueños de los gobiernos más importantes del mundo.
Se olvidaron las palabras de Jefferson; “la democracia son dos lobos y un cordero discutiendo el menú para la cena.” Ni las de Adams: “La democracia es enemiga de la libertad, de la propiedad, de los derechos del individuo, a través de la historia siempre ha tenido corta vida y ha muerto violentamente.”
La razón principal de construir una estructura política es porque al individuo en el subconsciente le crearon el deseo de perpetuar su relación de esa dependencia de su niñez. Y, pensando que la democracia es el mandato de la gente, nos sentimos tan poderosos que ni siquiera no nos damos cuenta de que ya nos ensillaron, y esos demonios globalistas ya aparecieron con un látigo, llegaron calzando las botas con espuelas para montarnos. La democracia ha permitido que los estadounidenses estén perdiendo lo que ganaron en sus más de doscientos años de independencia.
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