REFLEXIONES
LIBERTARIAS
Ricardo Valenzuela
Los dos hombres
continuaban su cabalgata sumergidos en una profunda conversación cuando, repentinamente,
Vallian con una cara de entusiasmo como alguien que descubre un tesoro,
interrumpiendo al hacendado le dice; ¿Sabe una cosa don Julián? Yo pienso que
el futuro de las sociedades libres deberá descansar sobre un importante pilar;
educación. ¿No cree que un buen inicio sería establecer una escuela en Los Sicomoros?
Yo estoy enterado de la forma que los yankees están utilizando la educación
para crear ciudadanos sumisos, y luego establecer un tipo de gobierno para
arriar las masas a donde ellos quieran que vayan, y ese destino es solo en
beneficio de ellos.
En el este el
gobierno ha mostrado un deseo compulsivo para establecer un programa de
educación pública. Pero el objetivo más importante de ese programa es moldear,
instruir a las masas para lograr su obediencia irrestricta. Ha sido utilizado
también para reprimir algunos disidentes religiosos, al mismo tiempo que los
inundan y los imbuyen con las virtudes de obediencia al Estado. Es por eso que
los Cuákeros en Massachusetts y Connecticut decidieron establecer sus propias
escuelas, ante una agresiva oposición del gobierno que es una lucha que todavía
está por decidirse. Hay otras denominaciones religiosas que prefieren educar a
sus hijos en casa.
Uno de los grandes
promotores de la educación pública, el Dr. Archivald Murphy de Carolina del
Norte, lo describía claramente: “Todos los niños serán educados en los
preceptos de moralidad y religión y, más importante, se les formarán los
hábitos de subordinación y obediencia a las instituciones. Sabemos que los
padres no saben cómo instruirlos, muchos de ellos no tienen educación para
hacerlo. Entonces, el estado, con la tibieza de su afección y preocupación por
su bienestar, deberá tomar control de esos niños, para ubicarlos en escuelas
donde sus mentes puedan ser iluminadas y sus corazones preparados para la
virtud, obediencia, y apoyo a las instituciones del estado”.
Un filósofo inglés
que ama tanto la libertad como nosotros, Herbert Spencer, está echando por
tierra todas las intenciones escondidas de los gobiernos en su compulsión por
la educación pública, y el pregunta: “¿Por qué debemos aceptar que los
gobiernos sean los educadores de la gente ¿Por qué deben ser educados? ¿Para
qué es la educación? ¿Es para preparar a la gente para la vida social? ¿Para
hacerlos buenos ciudadanos? Y ¿Quién decide lo que es un buen ciudadano? El
gobierno: no hay ningún otro juez. ¿Quién tiene esa autoridad moral para
decidir cómo esos buenos ciudadanos se deben formar? El gobierno: No hay otro
juez. Entonces esa propuesta se debe interpretar—el gobierno debe ser
responsable de moldear a nuestros hijos como buenos ciudadanos. Pero deberá
primero crear, para el mismo, una concepción clara del ciudadano modelo; y
habiendo logrado eso, debe elaborar un sistema de disciplina para producir
ciudadanos siguiendo el modelo que ellos inventaron. Este sistema de disciplina
espartana es estructurado para ejecutarlo total y terminantemente. Porque si
resulta en todo lo contrario, permitirá que los hombres se conviertan en algo muy
diferente a lo que, a su juicio, deberían de ser, y por eso fallará miserablemente en la tarea
que se le encomendó, y no se lograrán los objetivos que el estado
compulsivamente está persiguiendo”.
Totalmente de
acuerdo, responde don Julián. En toda América Latina se desarrolló un fenómeno
similar. Desde la llegada de los españoles, en sociedad con la iglesia católica
a la cual se le entregaba el monopolio de la educación y de la religión, el
moldeado de las mentes ha sido cortesía de la iglesia. En México, por ejemplo,
la única forma de educarse era acudir a los colegios de la iglesia, e
inclusive, a niveles profesionales la educación se llevaba a cabo en los
seminarios o los monasterios. En México, durante los últimos años, todos los
actores de la política son hombres que fueron educados de esa forma: Miguel Hidalgo,
Vicente Guerrero, José María Morales y Pavón, Lorenzo de Zavala, y en tiempos
más recientes Benito Juárez, Porfirio Díaz y todos esos liberales científicos.
Eso no ha permitido, inclusive cuando el poder ha estado en manos de liberales,
que en el país se desarrolle una sociedad libre con sus instituciones
igualmente libres.
Eso ha provocado que
en México emerjan liberales que no lo son más que de nombre. Ponciano Arriaga,
uno de los más admirados liberales, fue el pionero de las reformas agrarias socialistas
con la cual proponía expropiar tierra de los hacendados para entregarlas a los indígenas.
“Un liberal quebrantando uno de los sagrados principios del liberalismo,
respeto a la propiedad privada”. El
mismo Benito Juárez, con su odio hacia la propia iglesia católica, ha violado
infinidad de principios liberales. Pero el mejor ejemplo es Antonio López de
Santa Anna quien, a medida que el viento cambiaba su dirección, así cambiaban sus
posiciones quien, en su momento fuera liberal, luego conservador, independiente,
pero no fue impedimento para ocupar la presidencia once veces, y vendiera
California y Nuevo México después de regresar de su exilio en Cuba.
Los textos para la
educación son selectivos en su contenido, lenguaje, y puntos de vista. Sin embargo,
en las escuelas privadas encontramos variaciones importantes en los diferentes
programas. Así los padres pueden juzgar que es lo que quieren se les enseñe a
sus hijos, revisando los planes ofrecidos. Pero en ninguna de esas escuelas
encontrarán alguna orden para enseñar la “supremacía” del estado, como una
filosofía compulsiva. Sin embargo, en todos los sistemas educativos controlados
políticamente, tarde o temprano, agresivamente inocularán esa doctrina, ya sea
con la bandera del divino derecho de los reyes, o el de el sagrado “mandato de
la gente” en la democracia.
Una vez que esas
doctrinas son aceptadas, se convierte en una tarea sobrehumana el romper ese
candado para liberase del poder político sobre todos los aspectos en la vida de
los ciudadanos. Desde la infancia, los niños son prisioneros. Han mantenido aprisionado
su cuerpo, su propiedad, y su mente. Un pulpo tarde o temprano libera su presa,
pero el gobierno nunca. Un sistema compulsorio de educación soportado a base de
impuestos, es el modelo completo de un estado totalitario, y hacia allá vamos.
Para que ha futuro la
educación sea un agente positivo en la formación de mentes, sociedades y
países, hay que eliminar al gobierno de este proceso. Lo único que le interesa
al gobierno, es adoctrinar a la juventud y moldear los líderes futuros a través
de la operación estatal y control de la educación superior. Es una necesidad
suprema abolir las leyes de asistencia compulsiva y obligatoria, que lo que
realmente hacen, es convertir las escuelas en prisiones para custodiar, por
cuenta del estado, la juventud nacional mientras le siguen destruyendo su
independencia, su creatividad, su carácter, su fuerza moral, su individualidad.
Así se podría liberar esa juventud para que tengan la opción de acudir a otras
escuelas, o, se dediquen al trabajo productivo. Esa abolición detendrá en seco
los planes del gobierno para implementar impuestos especiales, para
esclavizarnos aun mas.
El hacendado
realmente afectado le dice a Vallian; has tenido una excelente idea y solo me
resta decirte, vamos implementando en Los Sicomoros este paraíso de libertad
educacional, un capullo para formar mentes libres. En todos los ranchos que
configuran mi propiedad, debe de haber, entre niños y jovencitos, hombres y mujeres,
no menos de 200 que en este momento no reciben educación alguna. Pero además,
estoy dispuesto a invitar niños de otras partes del estado a que venga a
recibir educación en libertad.
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