HUECONOMÍA – GUILLERMO FÁRBER
Revista Vértigo
GUILLERMO FARBER
Muchos realmente creen
que el segundo arribo del Mesías será el 20 de enero en la ciudad de
Washington, y por eso votaron en ese sentido. Están seguros de que Trump jurará
sobre la Biblia, y será el principio del renacer de EU. Me gustaría creer lo
mismo, pero se me hace muy cuesta arriba. Rogué fervientemente porque ganara
Trump, pero no tanto porque confiara en sus poderes taumatúrgicos, sino porque
sabía que un eventual triunfo de Hillary sería el acabose para el planeta
(guerra mundial nuclear, para empezar).
Bueno, también hay
rumores conspiranoicos de que a Trump no se le permitirá llegar a la Casa
Blanca, y al parecer sus poderosos enemigos en la sombra están dispuestos a
llegar a cualquier extremo para conseguirlo: “Cualquiera menos Trump”. Ya
intentaron el recuento de votos, y no les funcionó. Ahora quieren trastornar la
votación en el Colegio Electoral, y si tampoco eso les resulta, buscan
manipular la ratificación en el Congreso el 6 de enero (donde la promesa
trumpiana de Drain the swamp e imponer límites a las reelecciones,
despertó muchas animadversiones). Este paso previo final, que tradicionalmente
solía ser una mera formalidad, parece que no lo será esta vez. Vaya si están
haciendo cardiaca esta telenovela, ¿no?
Pero en fin, ¿cuál es el
problema de EU? Como cualquier otro país, el problema de EU es que tiene muchos
problemas. Pero uno de esos problemas es EL problema de sus problemas: la
pavorosa situación de sus finanzas (públicas y privadas). Su deuda, que ya
rasca los $20 anglotrillones y crece cada mili segundo (no es broma, ve http://www.usdebtclock.org/). Y muy por encima de ella, su brecha fiscal (sus
ingresos esperados, menos sus egresos ya comprometidos), calculada en $210
anglotrillones.
Trump prometió resolver
ese problemilla ¡y millones de gringos le creyeron! Yo creo que Trump está
mejor calificado que nadie para esa lucha, pero la verdad es que ese es un
problema insoluble. La economía sufre de un exceso de deuda, construida a punta
de “dinero” fíat: una burbuja de crédito que comenzó hace 35 años. Todas las
expansiones crediticias mueren tarde o temprano. Esta ya ha tratado de morir
dos veces, en 2000 y en 2008. En ambas ocasiones la Fed le aplicó inyecciones
de heroína directas a la vena marca QE-EZ-MONEY. Y cada vez hizo abrir los
párpados al paciente otra vez, pero dejó al resucitado en peores condiciones
que antes de morir.
¿La tercera
resurrección?
Contra la fórmula
clásica de reducir el gasto e incrementar los ingresos para solventar , Trump
prometió recortar impuestos e incrementar el gasto (o al menos eso creen muchos
de sus votantes): crear empleos, elevar sueldos, incrementar la recaudación
fiscal y reducir el peso de las deudas mediante el impulso a la inflación de
precios al consumidor (que te permite pagar deudas impagables con cerros de
bilimbiques sin valor). Buenos propósitos, sin duda, pero difícilmente
alcanzables.
Un dato ominoso apunta
en sentido contrario a la trumpiana promesa de eliminar para siempre la muerte
ya pospuesta dos veces: el reciente salto en las ventas en el mercado de bonos,
el mayor en 26 años. “Alguien muy poderoso está liquidando sus bonos a 30
años de EUA, que vienen cayendo desde el pasado 11 de julio y ya han perdido el
16% de su valor mientras que tienen un rendimiento del 3%. O sea que quienes
compraron en el techo del 11 de julio, en solo 4 meses y medio ya han perdido
los intereses de 5 años. ¿Será esta señal de que el mercado le exige a la Fed
una tasa mayor?” ¿O será que los tenedores de la deuda parecen que se están
poniendo nervioso y prefieren deshacerse de sus papeles antes que terminen de
hacerse polvo?
Con o sin Trump, muchos
analistas pronostican para EU una deflación corta y severa tipo Gran Depresión,
seguida de una hiperinflación aguda cuando la Fed reaccione con sus
acostumbrados cañonazos renovados de liquidez, esta vez ya no circunscritos al
sistema bancario sino dirigidos al consumidor final vía ese invento socialista
llamado “renta ciudadana”, “ingreso garantizado”, etc. (helicopter money).
Estricta receta keynesiana para “estimular la demanda agregada”, you know.
Por supuesto la propaganda dirá que esa lluvia es para “aliviar la economía de
los ciudadanos”, pero el propósito real no es ese sino socavar las fichas para
el pago de la deuda. Con pocos periodos de tasas inflacionarias de 50% o más al
mes (definición clásica de Philip Cagan) se consigue destruir la moneda para
convertirla en meras corcholatas con las cuales el gobierno “honra” (o sea
paga) sus deudas y se vanagloria de ser “cumplidor”. ¿Será esto lo que guarda
Trump en la chistera? No me parece nada descabellado: cientos de monarcas de
todo el mundo han aplicado este truco durante miles de años.
El arsenal de
estimulantes está prácticamente agotado, las reservas de heroína (QE y ZIRP)
están en niveles mínimos, y el adicto exige dosis mayores que nunca. ¿Cómo
resucitarlo por tercera ocasión? ¿Tendrá la dupla Trump-Mnuchin la fórmula
secreta para lograrlo?
¿Qué va a pasar?
¿Esconde Don Santa Claus (si es que logra llegar a su destino) un polvo mágico
en su saco de regalos? ¿Podrá conjurar la tercera agonía? No dejes de enterarte
de este emocionantes desenlace, en esta misma estación, a partir del próximo 20
de enero y durante los cuatro años siguientes.
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